miércoles, 27 de junio de 2007

De profesión: parado fijo discontinuo con quinquenios

Aún no ha cumplido los veinticinco. Tiene un contrato temporal de seis meses que expira en un par de semanas, y como la empresa está satisfecha con su trabajo, le comunicó que iba a proceder a su renovación por otros seis meses. Hace unos días le dice a su jefe que no quiere continuar en la empresa y que prefiere marcharse a otra que le ofrece más estabilidad en el empleo.

Como el Dpto. de RRHH ya había emitido la documentación para la renovación y la voluntad de la empresa respecto de la misma era clara, se le solicita al interesado que comunique por escrito su baja voluntaria o su deseo de no renovar el contrato. Así lo hace el trabajador, pero al día siguiente se enfrenta con su superior a gritos, reprochándole que le haya engañado, que le haya hecho la "putada" de dejarlo sin derecho a cobrar el paro y otras lindezas irreproducibles. Su jefe, desconcertado, le pide que se calme y que no le falte al respeto. Como no lo consigue, le invita a que salga de su despacho y da por terminada la conversación. A esta escena le siguió la llamada de una madre desesperada, o al menos así lo parecía, que entre llantos pedía una solución para su hijo y se lamentaba de la situación económica en que quedaba la familia, agravada por la enfermedad crónica de su marido.

No crean que este tipo de historias son excepcionales. Les podría contar unas cuantas. Hay verdaderos profesionales de la prestación por desempleo y del subsidio. Gente que acumula contratos en varias empresas hasta haber cotizado entre 2 y 3 años y después disfrutan de un año de vacaciones pagadas con cargo al Estado. A costa de los riñones ajenos, para que nos entendamos. Sólo tienen que provocar que la empresa no le renueve el último contrato o que lo despidan. Sí, no se sorprendan, porque si te despiden, aunque el juez declare el despido procedente y falle en contra del trabajador, aunque el despido sea justo, éste sigue teniendo derecho al cobro de la prestación por desempleo. Al de esta historia le salió el tiro por la culata y todavía le quedan por aprender algunas técnicas elementales, pero ya apunta maneras.

Vaya por delante que no pienso que toda la juventud sea como refleja la historia, real por otra parte. Tampoco pienso que, en general, los jóvenes sean unos vagos o estén todo el día con la botellona, pero estarán conmigo en que hay una minoría, cada vez más numerosa, que forma mucho ruido y tapa el silencio de los que estudian, se preparan, se esfuerzan y se divierten sin estridencias ni excesos irracionales. Esto no pinta demasiado bien. Un Estado del Bienestar que crea y permite situaciones perversas, una sociedad cada vez más anestesiada y unos padres poco exigentes con sus hijos, ética y materialmente, no son ingredientes que inviten a ser muy optimistas.

No sé por qué, pero tengo la sensación de que sin apenas haber movido los pies, el paisaje ha mudado ante mis ojos. O a lo peor me estoy volviendo un poco "facha". ¡Quita, quita, no digas tonterías!


domingo, 24 de junio de 2007

Homofobia y sentido común

Según la prensa, una asociación de gays y lesbianas denominada Colega ha hecho público un estudio, denominado "colegómetro", sobre tolerancia y homofobia realizado a jóvenes de entre 14 y 30 años. Tengo la sana costumbre de buscar la fuente original cuando leo noticias que interpretan los resultados de encuestas o estudios. Me ha parecido extraño no encontrar absolutamente nada, más allá de noticias de prensa, así que he tenido que conformarme con las distintas versiones periodísticas de ese supuesto trabajo.

Algunos de los resultados que se pueden leer en diversos medios son los siguientes:
"La homosexualidad puede ser hereditaria (11% de la población), es una enfermedad contagiosa (11,5%), los padres son culpables de que sean homosexuales (34%) o prefieren no tener homosexuales como vecinos (25%)"

"El 15% de los jóvenes considera que la homosexualidad debería erradicarse"

"Al 37% les costaría tener un amigo que sea o parezca gay, lesbiana, bisexual o transexual y mas del 65% reconoce que sí preferirían que sus hijos fuesen heterosexuales"
De todos estos resultados, sólo dos son indicadores de una cierta homofobia: los que prefieren no tener vecinos homosexuales y los que no quieren tener amigos homosexuales.

Otros cuatro (enfermedad hereditaria, contagiosa, responsabilidad paterna y deseo de que se erradique) sólo son indicadores de burricie superlativa.¿Pero a quién coño le han preguntado?

Y el último, el de preferir que tus hijos sean heterosexuales, no es indicativo de homofobia, sino de sentido común. Si preguntamos a cualquier padre si prefiere que su hijo sea guapo, alto e inteligente, contestará afirmativamente sin dudarlo. Si es feo o bajito, lo querrás igual, pero si puedes elegir.... Parece claro que los homosexuales se enfrentan a lo largo de su vida con más dificultades que los heterosexuales. Y los padres queremos que nuestros hijos tengan los menos obstáculos posibles en el difícil e incierto camino hacia la felicidad.

Aun a riesgo de ser tildado de homófobo, para mí la homosexualidad, como el lesbianismo o la transexualidad, es una anormalidad en el sentido literal del término. Tener un coeficiente intelectual de 200 también lo es. Vivimos en una sociedad que no tolera lo diferente, lo que se aparta del pensamiento único, lo que nos descoloca. Pero ¿por qué rechazamos algunas diferencias como la homosexualidad y admiramos otras, como ser superdotado? Posiblemente porque en el primer caso se ha subrayado injustamente una cierta asociación entre depravación y homosexualidad, olvidando tres cuestiones fundamentales. La primera, que esa correlación no existe y por ello no es representativa del mundo homosexual. La segunda, que esos comportamientos también se producen en las relaciones heterosexuales, pero en este caso no se colectivizan; se habla de que tal o cual es un vicioso o un depravado, pero no de que todo el colectivo heterosexual lo es. Y tercero, no existe ninguna conducta sexual reprobable cuando es libremente consentida por quienes la practican.

Por último, felicitar a los sevillistas por su victoria de ayer, y especialmente a una que nació con la copa bajo el brazo y pesó más de 3 kilos (la niña, no la copa). Enhorabuena a sus padres y bienvenida al mundo, Daniela.


jueves, 21 de junio de 2007

La vie en rose, pero tirando a marrón

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado una encuesta para conocer el grado de satisfacción de los ciudadanos con la ciudad en la que habitan. No dispongo de la ficha técnica del trabajo, por lo que me resulta imposible realizar una valoración sobre la representatividad estadística de los resultados. Asumiendo que tanto la elección de la muestra como la metodología empleada han sido técnicamente correctas, las valoraciones obtenidas no dejan de ser sorprendentes, tanto a la vista de los últimos resultados electorales en nuestra ciudad, como de la interpretación que de los mismos han hecho nuestros políticos.

A los encuestados se les pidió una valoración de 0 a 10 sobre 11 criterios relevantes que se suponen determinantes para definir la calidad de vida de los ciudadanos: vivienda, asistencia sanitaria, educación, medio ambiente, seguridad ciudadana, comercio y servicios, transporte y movilidad, paisaje urbano, mercado laboral, cultura y ocio, administración y gestión local.


En el cuadro que se adjunta se puede observar en color marrón las valoraciones más bajas para cada criterio. Se comprueba visualmente que sólo en dos criterios no tenemos la peor puntuación: asistencia sanitaria, comercio y servicios. Tampoco la mejor. En cuanto a la administración y gestión local, tenemos la peor puntuación de todas las ciudades incluidas en el estudio. Además, una de las preguntas de la encuesta era si había mejorado la calidad de vida en su ciudad con respecto a la de hace cinco años, situándose Sevilla a la cola.

O sólo les han preguntado a los que no votaron PSOEIU o el divorcio entre las charlas de taberna y las urnas es manifiesto. Saquen ustedes sus propias conclusiones.


lunes, 18 de junio de 2007

Absténganse demócratas

A la vista de cómo nuestros políticos le retuercen el brazo a nuestros votos hasta que gritan de dolor y terminan confesando crímenes no cometidos, he decidido hacerme militante activo del partido que más adeptos está ganando, el partido abstencionista.

Siempre he defendido que hay que votar, aunque sea en blanco, porque ese acto lleva implícito un valor ético independiente de ideologías: el apoyo incondicional a la democracia. Muerta la democracia y alcanzada la mayoría de edad de la partitocracia, ahora ya sin careta ni vergüenza, a cara de perro, prefiero guardar mi voto para tiempos mejores, en los que no sea prostituido nada más salir de mi bolsillo.

Los partidos políticos, las instituciones menos democráticas de nuestra "democracia", tienen la desfachatez de convertir la decisión individual del voto, en una decisión colectiva que no existe. Deciden que un conjunto de ciudadanos que no se conocen entre sí, fueron guiados por una mano, invisible y sabia, que les hizo manifestar un deseo común que trascendía su propia opción individual. Eso sí, siempre que esa conciencia colectiva favorezca sus intereses, porque en caso contrario, ni habrá mano invisible ni, por supuesto, será sabia.

La evolución desde la democracia directa hasta la democracia representativa tuvo una motivación eminentemente práctica. Resulta obvio que es imposible gestionar un Estado si cada decisión debe adoptarse en función de las consultas realizadas a todos los ciudadanos. Un sistema creado para facilitar la implantación de la democracia en los Estados modernos, ha degenerado hasta el punto en el que el papel de los ciudadanos, de los que se dice para tranquilizar su conciencia que son depositarios de la soberanía, queda reducido a introducir un papelito en una urna cada equis tiempo. Unos acuden con la venda de la ignorancia, la indolencia o el clientelismo sobre los ojos. Otros, tapándose la nariz. Y los más, se quedan directamente en casa, por hastío, por desencanto o simplemente porque pasan de todo.

Parece claro que nuestra democracia ha degenerado ya en el poder absoluto de los partidos. ¿Terminará en un engendro, hijo ilegítimo de la partitocracia y la oclocracia?

Aquí os dejo, a modo de reflexión y provocación, una cita del jesuita Juan de Mariana (s. XVI-XVII) tomada de su libro "De Rege et regis institutione" (Sobre el rey y la institución real):

"La república, verdaderamente llamada así, existe si todo el pueblo participa del poder supremo, pero de tal modo y templanza que los mayores honores, dignidades y magistraturas se encomienden a cada uno según su virtud, dignidad y mérito lo exijan. Mas cuando los honores y cargos de un Estado se reparten a la casualidad, sin discernimiento ni elección y entran todos, buenos y malos, a participar del poder, entonces se llama democracia. Pero no deja de ser una gran confusión y temeridad querer igualar a todos aquellos a quien la misma naturaleza o una virtud superior han hecho desiguales"
Por último, no puedo dejar de felicitar a los béticos, entre los que me incluyo, por la salvación de nuestro querido Betis. Esperemos ahora que la euforia dé paso a una seria reflexión sobre lo que ha pasado este año y los cambios que hay que hacer.


domingo, 17 de junio de 2007

La globalización del "desarte"

En la ciudad alemana de Kassel, donde se celebra una feria artística denominada Documenta, también tienen a su Monteseirin y su Lipasam particular.

Resulta que la actriz chilena Lotty Rosenfeld se dedicó a pegar trocitos de cinta adhesiva blanca entre las líneas discontinuas que separan los carriles de una céntrica calle de Kassel, formando pequeñas cruces. Al parecer, la intención era sembrar de crucecitas un kilómetro y pico a modo de protesta contra Pinochet. El nombre de la que llaman obra de arte era "Una milla de cruces sobre el pavimento". A los entendidos en arte, entre los que afortunadamente no me encuentro, el título les debe de resultar tan original y creativo como la propia obra. Dice la autora que su obra es "bonita, limpia, precisa, minimalista y que no hace daño a nadie".

Al alcalde (desconozco la traducción de Monteseirín al alemán) se le debió olvidar explicarle a los servicios de limpieza (tampoco sé cómo se traduce Lipasam) lo bonito y limpio que era el invento, porque ni cortos ni perezosos, se dedicaron a arrancar las cintas adhesivas. El "curro" que se han pegado los gamberros para gastarnos esta bromita, debieron pensar los barrenderos, tras acordarse de sus respectivas familias.

Y el cabreo que se pilló la supuesta "gamberra", que dice estar horrorizada. Aunque no dice si por lo ridículo de su obra, por la ineptitud del alcalde o por la falta de sensibilidad artística de los barrenderos.

Espero que nuestro alcalde de nuevo, que no nuestro nuevo alcalde, tenga claro lo que significan los lunares verde fosforito que han puesto en la Avenida o los pies azules pintados en el suelo de la Plaza Nueva o Sierpes, no vaya a ser que llegue un insensible de Lipasam, le dé por coger un rascador y se cepille alguna obra de arte. Por cierto Alfredo, se oye por ahí que te has encaprichado del cuadro de Santa Rufina. Anda, céntrate y no hagas más tonterías.


viernes, 15 de junio de 2007

El rey del mambo y sus maracas

De todos los que copean por esta taberna es conocida mi postura respecto de la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía. Si se limitara a explicar el funcionamiento de las instituciones democráticas de nuestro país o a ofrecer unas nociones básicas de Derecho, seguramente nos haría mejores ciudadanos. Como expele cierto tufo a pensamiento único y acrítico, pues me huele mal.

Dicho esto, me hace mucha gracia si no fuera patética, la postura de la Iglesia. Aunque podría elegir cualquier declaración de las que ha hecho sobre este asunto, me voy a decidir por una de las últimas que he leído del obispo de Córdoba. Dice este buen señor lo siguiente:

"La formación de la conciencia moral no es competencia del Estado, que no puede imponer a los niños y jóvenes un sistema moral determinado"

"....como materia obligatoria, conculca el derecho primordial de los padres a determinar el tipo de formación religiosa y moral que desean para sus hijos, derecho amparado por la Constitución Española"

"Esta Educación para la Ciudadanía es inaceptable en la forma y en el fondo. En la forma, porque impone legalmente a todos una antropología que sólo algunos comparten y, en el fondo, porque sus contenidos son perjudiciales para el desarrollo integral de la persona"

Estoy básicamente de acuerdo con el obispo. Lo que me abruma es la extraordinaria capacidad de la Iglesia para afirmar lo uno y lo contrario, sucesiva o simultáneamente.

Cuando el gobierno, hace ya bastantes años, suprimió la obligatoriedad de cursar la asignatura de religión, la Iglesia y las organizaciones católicas se echaron las manos a la cabeza y no han parado de despotricar contra aquella decisión. ¿Es compatible esa actitud con los argumentos que usan ahora contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía? Una de tres: o eran inmorales, mentirosos y manipuladores entonces, o lo son ahora, o han cambiado de opinión.

Tras comprobar que la decisión de declarar la asignatura como voluntaria era inamovible, exigieron que al menos su oferta fuera obligatoria para los centros educativos públicos. Y lo consiguieron. De esta forma, impusieron a quienes no elegían la asignatura de religión la pérdida de horas lectivas en asignaturas sustitutivas sin sentido. Eso cuando existían, porque a mis hijos los sacaban de clase y los dejaban sólos en un aula vacía. Pero seamos bien pensados y admitamos las tres alternativas anteriores como posible explicación de la exigencia al Estado de la "......formación de la conciencia moral".

Ahora se le ocurre al gobierno imponer una asignatura sospechosa de adoctrinamiento. Y ahora sí que, a la vista de lo que dice la Iglesia, han cambiado de opinión. "La formación de la conciencia moral no es competencia del Estado", dicen, entre otras cosas. Si ahora no renuncian a que el Estado tenga que ofrecer obligatoriamente la asignatura de religión, a que ésta se imparta en horario lectivo y no en el tiempo libre de cada cual, las tres alternativas quedan reducidas a dos. Probablemente de forma simultánea. Y ninguna de las dos deja en buen lugar a la Iglesia.

Resulta obsceno que al rey del mambo le moleste el sonido de las maracas.


jueves, 14 de junio de 2007

El misterio del vecino políglota

Hoy, en un almuerzo de trabajo, un colega portugués me contaba una anécdota sobre un amigo que había visitado por primera vez España. Resulta que cuando volvió a Lisboa le comentó, entre asombrado y admirado, lo importante que debía ser la industria cinematográfica española por su gran volumen de producción. Mi colega, extrañado, le comentó que el cine español no se caracterizaba precisamente por ser un sector potente, ni desde el punto de vista económico, ni por la cantidad de películas producidas. ¿Cómo que no?, le contestó el amigo, ¡si todas las películas que proyectan en los cines y emiten en televisión están en español!

El que no sepa que en Portugal no se doblan las películas, sino que se proyectan y emiten todas en versión original subtitulada, quizás no le haya cogido el chiste a la cosa.

No es casualidad que los portugueses tengan tanta facilidad para los idiomas y muchos se defiendan más o menos bien en inglés, francés o español. Y es que nuestros vecinos, desde pequeñitos, ven los dibujos animados, las películas o las series americanas en el idioma de origen, educando de forma natural el oído y asociando inconscientemente los sonidos característicos de cada lengua a los significados de los subtítulos.

Desconozco la razón de subtitular cualquier producción audiovisual, aunque imagino que será una cuestión de costes. Si es así, quizás debiéramos aprender de nuestros vecinos a hacer de la necesidad virtud.


domingo, 10 de junio de 2007

Mi amigo Plácido Domingo

Me esperan un par de semanas de trabajo moviditas, con viajes incluidos, así que hoy está siendo un domingo de relax, sofá y "tele". Lo que se dice un Plácido Domingo.

Por la mañana motociclismo, con tres carreras emocionantes y vibrantes, en las que los españoles han hecho un magnífico papel. Antes de la final de Roland Garros me toca preparar la comida, como casi todos los fines de semana. Hoy, especialidad del Tato, espaguetis con salsa de langostinos y un buen rioja. Mientras escribo esto en mi portátil, Nadal va ganando dos set a uno y 4-3 en el cuarto. Esto tiene buena pinta. Dentro de un rato, el gran premio de Canadá, donde Alonso tendrá que demostrar que él es el gallo del corral. Ya veremos.

Y lo de ayer. Lo de ayer no tiene nombre. Mi hijo llegó del partido cabizbajo y con la mirada perdida, pero ni aun así se le quita el hambre. ¡Cómo come el angelito! Si después de esto me sigue dando un beso antes de los partidos, o tiene más moral que el alcoyano, o es que me quiere más de lo que aparenta.

Lo dicho. Un Plácido Domingo, preámbulo de un Puñetero Lunes.


sábado, 9 de junio de 2007

El beso hurtado y la liga

Ni el beso es con lengua, ni la liga está abrazada a un hermoso muslo de mujer. No, no es una historia de amor. O sí. Pero no de las de chica conoce a chico, chico besa a chica y cinco minutos después ya están retozando, que ahora ya no se lleva eso del romanticismo y esperar varias citas para currarse el primer beso. Peor para ellos. No saben lo bien que sienta un beso bien "currao".

Se trata de una historia de amor paterno-filial. Suena un poco cursi, pero eso es lo que es y no me apetece ahora practicar el deporte nacional de cambiar el nombre a los sentimientos, a los comportamientos, a los pensamientos. ¡Al rico eufemismo, oiga! Y mira que la palabreja es fea.

Bueno, al grano. Yo soy bético, aunque no demasiado futbolero. Mi hijo, en cambio, es un forofo y se acaba de ir al partido a ver a su Betis, nuestro Betis. Últimamente nunca me da besos. Seguramente sus hormonas le dicen que ya es demasiado hombre para besar a un tío. Un día se me ocurrió decirle que si me daba un beso antes de ir a los partidos, le daría suerte al Betis. Es obvio que hasta ahora no ha funcionado, pero él me sigue dando el beso antes de marcharse. Es una lástima que se acabe la liga.


viernes, 8 de junio de 2007

Las tipuanas de mi calle no tienen quien las pode

Hace algo más de dos lustros hice realidad una de mis ilusiones: vivir en una casa con jardín. Pero no crean que soy un potentado. Estuve en el sitio adecuado y en el momento adecuado. Ahora cuesta cuatro veces más y me resultaría imposible comprarla.

Plantar algunos árboles, cuidar el césped, regar, sembrar plantas en el arriate, cenar en el patio al fresquito. ¡Ay, cenar en el patio! ¡Qué iluso!

La ancha avenida con la que linda la tapia de mi jardín está flanqueada por numerosas y enormes tipuanas de flor amarilla. A pesar de que sus pies están a varios metros de la tapia, sus brazos sobrevuelan la amplia acera atravesándola y meciéndose sobre mi jardín, al que inundan de pulgones, hojas y flores resinosas.

Al principio, reservé una parte del arriate para mi pequeño huerto. Un día tonto lo tiene cualquiera. Sembré tomates, pimientos y hasta berenjenas. Al año siguiente, cuando las tipuanas se asomaron al jardín y se dedicaron a sacudirse los pulgones, tuve que sustituir las tomateras por aloe vera, dama de noche, jazmines.....Por más que fumigaba, era imposible eliminar la plaga. Al comprobar que el ayuntamiento ni podaba ni fumigaba los árboles que él mismo había plantado, decidimos contratar a una empresa especializada para hacerlo. Por supuesto a costa de mi bolsillo. Llegaron con su camión, trajeron su cuba, sus escaleras, sus cinturones de seguridad y a los cinco minutos estaban los municipales instándoles a que se marcharan. Resulta que está prohibido podar los árboles que son propiedad del ayuntamiento. Se quedaron sin podar y yo con cara de gilipollas. Hace un par de años comenzaron a venir unos jardineros a hacer como que podan. Imagino que vienen de parte del Monteseirín, pero de fumigar, nada de nada.

Así que he tenido que aprender a convivir con los pulgones, las hojas caídas, el patio pringoso de la resina de las flores y las tortillas de papas con carne fresca cuando la brisa nocturna de primavera hace aterrizar en la mesa a nuestros diminutos invitados. ¿A quién se le ocurriría sembrar estos árboles en la vía pública con lo bien que huele el azahar? Cosas de "moernos" que ya no plantan naranjos, arrancan farolas fernandinas y siembran de catenarias mi Sevilla. A más de uno le metía yo los pulgones por los coooo......rtate un pelín Tato, que te pierdes.


jueves, 7 de junio de 2007

Sin cosas que contar

Los que me conocen dicen que la primera impresión que doy es la de ser en exceso serio. Incluso "esaborío". Es curioso, porque también coinciden en que, cuando consiguen traspasar la fachada, se encuentran con un tipo que no para de hablar, de opinar, de argumentar de forma apasionada su posición sobre cualquier tema y al que le encanta el humor inteligente; consumirlo y cocinarlo, aunque lo primero se le dé ciertamente mejor. La timidez innata y un marcado carácter independiente, posiblemente heredero de aquélla, podrían ser la causa última de ese contraste. Y esta taberna no iba a ser una excepción.

Cada vez que se me ocurre un asunto sobre el que escribir, me doy cuenta de que, o es demasiado serio, o es demasiado técnico, o ambas cosas a la vez. Muchas ideas terminan en la papelera del "güindous". Otras consiguen escapar, engancharse al ADSL y salir pitando hasta el blog antes de que las pille.

Me dan cierta envidia los que tienen el don de convertir situaciones cotidianas en aventuras únicas ordenando un puñado de palabras en una combinación mágica. Un viaje en autobús, un incidente en la calle, una vivencia personal, una puesta de sol, la resaca de la juerga nocturna, la última cita, un recuerdo de la niñez.... Puede ser que no me ocurra nada interesante, o que sea incapaz de hacer interesante lo cotidiano, o que el exceso de pudor me impida sacudir la alfombra de mis sensaciones personales por esta ventana. Puede ser todo eso. Y también muchas otras cosas. De momento, sólo me queda intentar aprender de algunos blog vecinos que son verdaderos alquimistas de la palabra.


Enanismo mental

Cuarenta y ocho horas después, nuestros políticos no han estado definitivamente a la altura.

El presidente del gobierno no ha sido contundente en la vuelta hacia el Estado de Derecho. Ha sido, es, suave, ambiguo y, con sus gestos y sus palabras medidas, transmite la sensación de que sigue creyendo que el final feliz del "proceso" aún es posible. Se le reprocha al PP que sea el único partido que no ha cerrado filas en torno al gobierno. Y yo me pregunto ¿por qué en lugar de reclamar apoyo al PP para no se sabe muy bien qué, no dice claramente qué es lo quiere que el PP apoye? ¿se puede exigir a una formación política que sea compañera de viaje sin decirle cuál es el destino ni el medio de transporte? Sí, si lo que realmente se quiere obtener es un no por respuesta para seguir culpando al adversario del fracaso propio. Del fracaso del "proceso" sólo hay un culpable: los terroristas. De la pérdida de prestigio de algunas instituciones, cuya fortaleza depende precisamente de aquél, de la presencia de los terroristas en las instituciones, de la inyección financiera que les ha supuesto y de la recuperación de base social del entorno etarra, el responsable ha sido el gobierno. A cada uno lo suyo. No es admisible cubrir con el manto de las buenas intenciones los graves errores cometidos, ni asignarle a los asesinos más responsabilidades de las que tienen, que son todas respecto de los asesinatos cometidos y los que pretendan cometer.

¿Actuó el PSOE, en los días que transcurrieron entre el atentado del 11M y las elecciones, como le lleva exigiendo estos años al PP respecto del terrorismo? ¿Fue el PSOE leal al gobierno de entonces tras la tragedia, aparcando los errores cometidos y apoyándolo incondicionalmente?¿Fue fiel al pacto antiterrorista propuesto y firmado por ellos, manteniendo conversaciones secretas con ETA antes y después de estar en el gobierno? Con estos antecedentes, no parece que el presidente tenga pertrechos morales suficientes para exigir confianza ciega. Lo mejor que podría hacer para promover la unidad contra el terrorismo es dejarse de reproches, decir alto y claro que la nueva estrategia es derrotar a ETA (¿alguien ha escuchado a nuestro presidente emplear esta palabra?) y llamar a Rajoy inmediatamente (¿para qué esperar hasta el lunes?) a la Moncloa para decírselo.

Por su lado, el PP debería mantener silencio. No intentar permanentemente sacar rédito político de los errores cometidos. No estar constantemente con el "ya te lo dije" en la boca y subrayando las tímidas rectificaciones del gobierno.

La situación tiene difícil solución. Mientras no se sienten los ¿líderes? de ambos partidos y decidan romper el círculo vicioso de acusaciones mutuas, el daño a la democracia y al Estado de Derecho puede llegar a ser irreparable. Espectáculo lamentable el que nos ofrecen, día sí y día no, estos tíos hechos y derechos, a los que se les supone altura mental e intelectual suficiente para no comportarse como autistas.


miércoles, 6 de junio de 2007

La tinta del calamar

El otro día me contaron un chiste que, aunque me arrancó una sonrisa, no me hizo mucha gracia. Por lo que tiene de pedagógico, lo reproduzco a continuación:
Bush y Blair están cenando en la Casablanca y conversando
sobre asuntos políticos. Uno de los invitados se acerca a ellos
y les pregunta de qué están discutiendo. Blair le dice:

-Estamos haciendo planes para la Tercera Guerra Mundial.
-¡Vaya!- dice el invitado -¿Y cuáles son esos planes?

Bush responde:

-¡ Vamos a matar a veinte millones de musulmanes y a un
fontanero!

El invitado los mira extrañado y pregunta:

-¿Un fontanero? ¿Por qué un fontanero?

Bush le da un codazo cómplice en el costado a Blair y le
dice:

-¿Qué te dije? ¡Nadie va a preguntar por los
musulmanes!

Si cambian los protagonistas, el objetivo y la tinta que lo camufla, verán qué divertido. Aprovechen, que es época de chanchullos políticos camuflados con señuelos mediáticos. Ya saben, miren la luna y no se queden mirando el dedo.


martes, 5 de junio de 2007

¿Se equivoca ETA una vez más?

Que el Estado, a través de su actual gobierno, ha hecho el ridículo en su estrategia contra el terrorismo, me parece evidente. Que argumentos como "el Gobierno no ha cedido, como lo demuestra la ruptura de la tregua" son pura demagogia, resulta obvio. Que el PP ha estado acertado en su fondo, aunque claramente errado en la forma, casi nadie lo duda.

Nuestro presidente ha lanzado el mensaje a los asesinos de que con la violencia se consiguen concesiones. Los asesinos han lanzado el mensaje a nuestra sociedad de que no es posible negociar con miserables, porque negociar es ceder posiciones para alcanzar metas razonables y aquí, la única que ha cedido es la democracia.

De las tres posibles situaciones, la ideal, la desaparición de la violencia, desgraciadamente no parece posible de momento.

La segunda, el mantenimiento del estatus quo actual, era la que más beneficiaba a los asesinos y más perjudicaba a la democracia. Una situación en la que los partidos estaban divididos. El PSOE, con el alma en vilo ante la posibilidad de un atentado y haciendo permanentes concesiones. El PP, desbarrando continuamente y haciendo del terrorismo su único eje político. Los terroristas, reorganizándose y mejorando su logística, presentándose a las elecciones, recabando datos oficiales a través de los censos, recibiendo millones de euros de las arcas del Estado gracias a sus concejales.

Y la tercera, la mejor una vez descartada la ideal, la que se acaba de producir: la ruptura oficial de una tregua-trampa, ya rota de facto desde hace meses y que realmente nunca existió. El nuevo comunicado, al margen de la histeria y el cinismo que transpira, es una oportunidad para que la democracia recupere su dignidad. Para que los asesinos demuestren que estaban equivocados aquellos que, desde la buena voluntad y la ingenuidad, creían que unos miserables comprendían el significado de la palabra negociar. Para que los ciudadanos entendamos que a los fascistas no hay que permitirles respirar cuando se están ahogando. Para que el Gobierno y el partido que lo sustenta en el poder, retome su obligación de aplicar la ley con la mayor contundencia posible. Para que la oposición haga borrón y cuenta nueva, se ponga a disposición del Gobierno y recuperen el pacto contra el terrorismo.

La partida de defunción del "proceso" firmada hoy, es un error estratégico de primera magnitud por parte de ETA. Nuestros políticos no deben dejarlo pasar. Deben demostrar que están a la altura, aparcar sus diferencias y comenzar a trabajar en la única línea que puede garantizar la solución del problema: la policial y la judicial. Como ya escribía en un artículo allá por Marzo, el problema es policial y no político.


domingo, 3 de junio de 2007

De ricos y pobres, balanzas fiscales y miserias políticas (y III)

¿Recuerdan el federalismo asimétrico de Maragall? Sí, ese que reclamaba que unas regiones, naciones diría él, tuvieran más competencias que otras por razones históricas. Claro que él comenzaba la historia donde más le convenía. Junto con ese discurso, tan extraño en boca de un socialista, también puso de moda el término "balanza fiscal regional", entendida como la diferencia entre el gasto público estatal realizado en una región y los impuestos estatales recaudados en la misma. De esta forma, una balanza fiscal negativa significaría que esa región aporta más de lo que recibe y viceversa.
 
El cálculo de la balanza fiscal de una región es una cuestión técnicamente compleja y, lo que es peor, obliga a adoptar unos presupuestos metodológicos subjetivos que arrojan resultados dispares. Entre las decisiones que es preciso tomar antes de efectuar el cálculo de esta magnitud, figuran aspectos tales como el horizonte temporal a contemplar, a quién atribuir el pago de determinados impuestos o cómo contabilizar determinados gastos públicos. Como veremos más adelante, la posición que se adopte frente a estas tres cuestiones puede ser determinante para las conclusiones finales. Además, una vez realizado el cálculo aparecen en el horizonte los dos asuntos más importantes y polémicos: la interpretación objetiva del resultado y el análisis político respecto del mismo.
 
El primer asunto a dilucidar es qué periodo tomamos para el cálculo de la balanza fiscal ¿nos remontamos cinco años atrás?¿50?¿100? Hay que tener en cuenta que una balanza fiscal negativa en la actualidad puede ser el resultado de inversiones y protecciones estatales en periodos anteriores, en los que esa balanza tenía un saldo positivo.
 
El segundo problema consiste en definir qué territorio ha soportado la carga fiscal, qué región ha pagado realmente los impuestos. Dentro de los impuestos directos, el caso del IRPF parece bastante claro, pues son los residentes en la región los que la soportan. En el caso del Impuesto de Sociedades la cuestión se complica, porque el beneficio, que se aproxima a la base imponible del impuesto, se puede haber generado en una región distinta de donde está el domicilio social de la empresa, que es donde tributa. Por ejemplo, el grupo El Corte Ingles, cuyo beneficio nadie duda de que se genera en todo el país, tributa en Madrid. Respecto de los impuestos indirectos, tanto en el IVA como en los impuestos especiales ocurre algo parecido: la recaudación obtenida por las empresas está centralizada en su sede social, mientras que los consumidores están distribuidos por todo el territorio. Por tanto, dependiendo de la solución que se adopte para "territorializar" estos ingresos, el resultado de la aportación fiscal de cada región será distinto.
 
Por el lado del gasto existen problemas semejantes. En muchos casos hay que distinguir el lugar donde se realiza el gasto (enfoque del impacto monetario del gasto), del lugar donde residen los beneficiarios del gasto (enfoque del beneficio del gasto). Por ejemplo, si creamos en Madrid un centro de investigación sobre el alzheimer, con el primer criterio atribuiremos el gasto a la Comunidad de Madrid y con el segundo deberíamos distribuirlo proporcionalmente según algún criterio razonable (proporción de personas mayores en cada región, esperanza de vida por región, etc...). Un problema adicional surge cuando hablamos de inversiones en lugar de gasto corriente. Si la inversión beneficia a varias regiones (AVE, obras hidráulicas....) ¿en qué cuantía se imputa el gasto a cada una de ellas?¿se asigna en un sólo ejercicio o debería distribuirse en varios en función de la vida útil de la inversión?
 
Otro problema aparece cuando el Estado tiene un déficit (gasta más de lo que ingresa) o un superávit. Imaginemos que el Estado gasta más de lo que ingresa, cubriendo el déficit mediante cualquier instrumento financiero (letras, bonos....). En ese caso, es posible que todas las balanzas fiscales regionales fuesen positivas (reciben más de lo que aportan) porque lo que reciben de más lo ha "recaudado" el Estado mediante deuda. Por el contrario, si el Estado tuviera superávit, es probable que muchas balanzas fiscales regionales fueran deficitarias. Sin embargo, el signo de las balanzas fiscales en estos casos carecería de significado. Hay mecanismos contables para corregir este efecto pero, una vez más, según el criterio elegido por el investigador de turno, los resultados serán diferentes.
 
Las dificultades para el cálculo de las balanzas fiscales regionales son incluso superiores a las que he esbozado en este resumen. No obstante, pudiendo cuestionarse la magnitud e incluso el signo de las balanzas fiscales según quién y para qué las calcule, parece razonable esperar que las comunidades ricas tengan balanzas fiscales negativas y las más pobres positivas. Incluso aunque el sistema impositivo fuera proporcional y no progresivo, bastaría con que se hiciera un reparto per cápita del gasto público igualitario para que se cumpliese la afirmación anterior, ya que recibiendo el mismo gasto, aportarían más las más ricas.
 
En la tabla 1 se puede comparar el PIB per cápita por regiones junto a la balanza fiscal per cápita calculada como promedio del periodo 1991-1996. En la tabla 2 (fuente: De la Fuente y Vives) se muestra la financiación territorial por habitante como promedio del periodo 1990-1997.
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
Algunas reflexiones a la vista de estos datos. ¿Que haya balanzas fiscales positivas y negativas es malo?¿Lo correcto es que las balanzas fiscales estén equilibradas?¿Es justo que las comunidades forales, situadas en 4º y 5º lugar según su PIB per cápita, reciban el mayor gasto público per cápita con mucha diferencia respecto del 3º? 
 
En mi opinión, las balanzas fiscales sólo son un arma arrojadiza utilizada por políticos miserables que gestionan regiones ricas. Solicitar el equilibrio de las balanzas fiscales significa condenar a las regiones más desfavorecidas a seguir siéndolo, además de negar al gobierno central el ejercicio de las competencias redistributivas que la Constitución le reconoce y le exige. Por otro lado, la tabla 2 pone de manifiesto la tremenda injusticia que supone el sistema foral.
 
Olvidan nuestros políticos que los que aportan los recursos y los perceptores de las prestaciones y servicios públicos son los ciudadanos y no las comunidades autónomas. La redistribución territorial no es un fin en sí mismo, sino la consecuencia de la redistribución de la renta personal. La equidad consiste en que dos personas con iguales obligaciones tributarias tengan garantizada de forma efectiva la igualdad de acceso a los servicios públicos, independientemente de la autonomía donde resida.
 
Otra cuestión bien distinta es la urgente necesidad de reformar algunas cuestiones relativas a la financiación autonómica y a los instrumentos de redistribución de la renta, buscando mecanismos que fomenten la corresponsabilidad fiscal de los gobiernos autónomos y eviten que el exceso de protección del Estado "atonte" al ciudadano creando verdaderos parásitos del sistema. 
 

sábado, 2 de junio de 2007

De ricos y pobres, balanzas fiscales y miserias políticas (II)

En el primer artículo de esta serie terminaba opinando que las disparidades, en términos de riqueza, entre las distintas regiones españolas ha sido una cuestión fundamentalmente circunstancial. Así parecen creerlo también los redactores de la Constitución, quienes establecen las reglas de juego necesarias para evitar que la brecha entre los ciudadanos de regiones ricas y los de regiones pobres siga creciendo e incluso se reduzca.

En efecto, nuestra Constitución consagra en su artículo 31 un sistema fiscal basado en el principio de capacidad de pago y la necesidad de que el gasto público realice una asignación equitativa de los recursos. También proclama en sus artículos 2, 138 y 139 el principio de solidaridad, la inconstitucionalidad de diferencias entre Comunidades Autónomas que impliquen privilegios económicos o sociales, la igualdad de derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio y la unidad del mercado nacional. Así pues, si la política económica ha tenido en cuenta estos mandatos constitucionales, parece razonable suponer que las balanzas fiscales de las regiones más ricas, entendidas como la diferencia entre el gasto público estatal realizado en una región y los impuestos estatales recaudados en la misma, sean negativas.

Pero ¿de dónde sale el dinero que se gastan las comunidades autónomas?¿cómo se asignan los recursos financieros entre las distintas regiones? Nuestra Constitución es muy austera en la regulación de esta materia, limitándose a esbozar algunos principios generales (arts. 156 a 158), a exigir el respeto a los derechos históricos de los territorios forales (País Vasco y Navarra) y a remitir a una futura ley orgánica (157.3).

Esa ley orgánica se promulgó en 1.980 y es conocida como LOFCA (Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas). En ella se reiteran los principios constitucionales que condicionan la actuación de las haciendas autonómicas: solidaridad, coordinación con la Hacienda Central, reserva al Estado de la política económica general y de la tutela el equilibrio interregional y la prohibición de que el sistema de financiación autonómico pueda conllevar privilegios económicos o sociales o introducir barreras fiscales que rompan la unidad del mercado nacional. Por simplificar, no haremos mención al periodo transitorio contemplado en la propia ley y nos centraremos en los mecanismos en vigor desde 2.001.

Por tanto, el sistema de financiación autonómico distingue entre el sistema foral, aplicable a País vasco y Navarra, y el modelo LOFCA o régimen común, aplicable al resto de comunidades.

En el régimen común, primero se establecen las necesidades de gasto. A iguales competencias, mismos recursos en función de la población y otras variables (extensión del territorio, insularidad, dispersión de la población, pobreza relativa y esfuerzo fiscal). En segundo lugar, se ceden a la comunidades autónomas determinadas figuras tributarias total o parcialmente, complementándolas con una serie de transferencias de tal forma que la suma de estas dos fuentes de ingreso sea igual a las necesidades de gasto de cada región. El cálculo se realiza asumiendo que las comunidades autónomas no aplican sus competencias normativas para variar la presión fiscal sobre sus ciudadanos. En el caso de que decidieran hacerlo, la pérdida o aumento de ingresos no se compensa con las transferencias complementarias. Es conveniente subrayar que aquellas regiones que no aporten suficientes recursos al sistema (las más pobres) recibirán, mediante las transferencias complementarias pactadas, recursos que el Estado ha recaudado en otras que aportan más de lo que "consumen" en gasto público (las más ricas).

En el sistema foral, las comunidades forales regulan y recaudan los principales tributos (excepto las cotizaciones de la Seguridad Social). Cada una de estas comunidades aporta luego a la Hacienda Central una cantidad destinada a cubrir el coste de las competencias estatales no asumidas por ellas (defensa, política exterior, ferrocarriles, etc...), financiando con el resto de los ingresos sus propias actividades. Esta cantidad, que se conoce como "cupo" en el caso vasco y como "aportación" en el navarro, se calcula aplicando un índice de imputación fijado para cada región. Aunque este sistema, en el plano teórico, podría ser compatible con el mandato constitucional y arrojar un resultado solidario con el resto de las regiones, la manera de calcular el cupo, valorando muy a la baja el coste de los servicios comunes, hace que estas regiones resulten tremendamente favorecidas. A esto hay que añadir que siendo comunidades con niveles de renta superiores a la media, el excedente tributario que se produce (diferencia entre la recaudación y el gasto necesario para sus servicios) y que en el régimen común revierte hacia las regiones con niveles de renta inferiores a través de la "bolsa común", se queda en la propia región. El resultado, como se verá cuando tratemos el asunto de la financiación per cápita y las balanzas fiscales, es un trato extraordinariamente favorable a las comunidades forales. Incluso me atrevo a decir que rayano en la anticonstitucionalidad.

Como era de esperar, esta situación no iba a ser permitida durante mucho tiempo por otras comunidades y la reforma del estatuto catalán, sometido actualmente a un recurso de inconstitucionalidad, es buena prueba de ello, al pretender separarse del régimen común y acercarse al foral.


De ricos y pobres, balanzas fiscales y miserias políticas (I)

Debido a la extensión del tema que me propongo abordar, y para no aburrir en exceso al personal, estructuraré la exposición en 3 artículos que pueden abordarse de manera independiente, pero que mantienen una importante relación entre sí. En éste primero, reflexionaré sobre las causas por las que existen en nuestro país regiones más ricas que otras. En el segundo, intentaré exponer de forma sencilla cómo funciona el sistema de financiación autonómico. En el tercero y último, hablaremos sobre las balanzas fiscales como instrumento para medir la cohesión territorial. Asumiendo que mis lectores habituales no son expertos en economía y que en ningún caso esta serie de artículos aspira a convertirse en una clase magistral, me he propuesto emplear un lenguaje que resulte cercano y huir de construcciones teóricas complejas, manteniendo simultáneamente un cierto rigor técnico.

Un interesante ejercicio inicial, que puede permitir posicionarnos respecto de la bondad de un sistema político que defienda la redistribución de la renta y la implantación de mecanismos correctores de las desigualdades interregionales, sería el de comprobar si éstas son producto de la diferente intensidad en los esfuerzos personales de los ciudadanos de las distintas regiones o han sido el resultado de factores externos e independientes de su voluntad.

No existen, o al menos yo no los conozco, estudios cuantitativos que permitan determinar en qué medida las regiones ricas lo son porque determinadas políticas han favorecido su desarrollo a lo largo de la historia, porque su situación geográfica o sus recursos naturales la situaron en una situación de partida privilegiada, o porque la idiosincrasia de sus ciudadanos impulsaron la creación de empresas y riqueza. Sí es posible no obstante, poner sobre la mesa algunos hechos históricos que podrían arrojar cierta luz sobre el asunto.

El conflicto entre librecambismo (doctrina económica que propugna la no intervención del Estado en el comercio internacional) y proteccionismo (imposición de elevados aranceles a la importación de determinados productos para proteger la producción interior de los mismos) que se produjo a los largo del XIX, se saldó en nuestro país con un claro triunfo de éste último, aunque con breves periodos de un matizado librecambismo. Los efectos del proteccionismo para un país se pueden resumir en una elevación del precio del producto, que pagan todos los ciudadanos produciéndose un trasvase de renta hacia esas industrias protegidas, y un incremento de ineficiencia por la ausencia de competencia. La política proteccionista y de intervención pública en la economía continuó, incluso más intensificada, tras la guerra civil hasta el plan de estabilización de 1.959, que supuso una política de mayor competencia y libertad económica, pero que concentró los escasos recursos económicos y fiscales en las zonas de mayor tradición industrial.

Hasta el primer tercio del XIX no se inició en España un tímido desarrollo industrial que se concentró fundamentalmente en el norte (carbón, hierro, papel) y Cataluña (textil). El desarrollo atrajo más población a estas áreas. Este incremento demográfico justificó inversiones en infraestructuras y dotaciones, que tuvo un efecto multiplicador sobre el crecimiento, entrando en un círculo virtuoso que permitió a estas regiones diferenciarse rápidamente de las regiones ancladas en la actividad agraria. En Madrid, capital administrativa de la nación, la concentración de funcionarios, políticos, ministerios y empresas públicas supuso su principal industria.

La siderurgia es un claro ejemplo de cómo el desarrollo industrial puede depender más de factores externos (políticas interesadas, recursos naturales, situación geográfica...) que de las capacidades internas. En 1826 se instaló una planta de laminado en Málaga con hornos de hulla para explotar los yacimientos de hierro magnético de Ojén. A mediados del XIX, la siderurgia andaluza acabó desapareciendo por la competencia de la siderurgia asturiana, más próxima a los yacimientos de hulla. La evolución tecnológica, con la introducción de los convertidores Bessemer que reducía el consumo de combustible, hizo que cobrara más importancia la cercanía a los yacimientos férricos que a los de carbón, iniciando un rápido desarrollo de la siderurgia vasca, beneficiada además por la legislación proteccionista y la depreciación de la peseta que encarecía las importaciones.

Que las disparidades actuales entre regiones en términos de riqueza se hayan debido a variables exógenas o al mérito personal de sus ciudadanos, es algo que no puede dirimirse de manera incontestable. En mi opinión, la situación actual no se debe en su mayor parte a esfuerzos personales, sino a que determinadas regiones han estado en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Y para apoyar mi posición, un argumento adicional. ¿Por qué habría de admitirse pacíficamente que Andalucía o Extremadura están a la cola porque sus ciudadanos son unos vagos, ignorando la gran aportación en capital humano que estas regiones han supuesto para el desarrollo económico de Cataluña, el País Vasco o algunos países europeos?