Un interesante debate surgido en el artículo denominado "Parasitando la palabra ajena .....con perdón" de este mismo blog, junto con el comienzo de la campaña de la renta, me han impulsado a intentar hacer algo de pedagogía con el sistema impositivo de nuestro país. Tranquilos, no salgan huyendo. Centraré todo mi esfuerzo en hacerlo interesante. Ameno, pero riguroso. Ya me dirán si lo he conseguido o ha sido un ladrillo.
Comenzaré con una breve descripción de la estructura impositiva que, a quien se haya interesado un poco por estas cuestiones, le resultará obvia, pero que creo imprescindible para los que se acerquen por primera vez a ellas. Los datos se refieren al año 2004 por ser el único del que se dispone de datos detallados, pero no varían sustancialmente de un año a otro.
En nuestro país, los impuestos se dividen en tres grandes bloques: impuestos directos (ID), impuestos indirectos (II) y tasas. Sólo me referiré a los dos primeros por el carácter residual del tercero (menos del 0,9% de la recaudación total). Los directos suponen el 53% y los indirectos el 46% de la recaudación total.
Los Impuestos Directos son aquellos que pagan las personas físicas (los ciudadanos) o jurídicas (empresas, asociaciones, instituciones...) en función de su capacidad económica. Los dos fundamentales son el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y el Impuesto de Sociedades (IS), que suponen más del 98% de la recaudación de los ID, a los que hay añadir otros que, por su escasa aportación, no analizaremos (Impuesto Renta no Residentes, Impuesto sobre el Patrimonio y otros impuestos menores).
El IRPF es un impuesto progresivo, no proporcional. ¿Qué significa esto? Pues significa no sólo que los que más ganan pagan más, ya que eso se conseguiría simplemente con que fuera proporcional, sino que los que más ganan pagan progresivamente un porcentaje mayor de sus ingresos. Las rentas que se tienen en cuenta para calcular la cuota del impuesto, de mayor a menor importancia, son las del trabajo (80%), determinadas actividades empresariales (9%), rentas mobiliarias (p.e. intereses, dividendos de acciones, 4%), rentas inmobiliarias (p.e. rentas de alquileres, 2%) y algunas partidas menores que no merece la pena mencionar.
El IS es un impuesto proporcional que supone, a grandes rasgos, pagar un porcentaje fijo sobre el beneficio de las empresas. Ese porcentaje puede variar por determinadas deducciones y entre distintas formas societarias, pero eso no anula su carácter esencialmente proporcional.
Los Impuestos Indirectos son aquellos que van ligados al consumo y no tienen en cuenta la capacidad económica del contribuyente. Tanto consumes, tanto pagas. Los dos fundamentales son el IVA y los Impuestos Especiales (alcohol, tabaco, hidrocarburos....) que suponen más del 96% de la recaudación de los II. Estos son los más injustos desde el punto de vista de social, puesto que suponiendo que el coste de las necesidades básicas sea igual para todos (alimentos, ropa, vivienda...), los más pobres tendrán que gastar una mayor proporción de su renta para adquirirlos que los más ricos.
Es con la totalidad de estos impuestos (ID+II) con los que se financian los Presupuestos Generales del Estado y se pagan los salarios de los funcionarios, se hacen las carreteras, se construyen colegios, se paga el desempleo, etc.... Sólo a título aclaratorio y a grandes rasgos, el gasto correspondiente a las jubilaciones (pensiones contributivas) y a las bajas por enfermedad (ILT) no se pagan con estos impuestos, sino mediante un mecanismo independiente a partir de los ingresos que la Seguridad Social obtiene de las cotizaciones de empresas y trabajadores.
Clarificado, o eso espero, el mapa impositivo de nuestro país, y antes de analizar en qué medida cada grupo social contribuye al sostenimiento del Estado de Bienestar, aportaré el dato de la suma de lo recaudado en 2.004 entre Impuestos Directos e Indirectos: 141.000 millones de euros (161.000 en 2005).
No existe, o al menos yo no lo he encontrado, un estudio que muestre explícitamente quiénes soportan en mayor proporción la cruz de los impuestos, así que a partir del análisis de los datos que se pueden encontrar en este enlace, me puse manos a la obra hace ya algún tiempo por mera curiosidad y ahora desentierro aquellas conclusiones para compartirlas con ustedes.
Puesto que los impuestos indirectos se aplican a todos por igual, parece razonable pensar que los más ricos sean también los que más aporten en este capítulo por ser lo que más capacidad de consumo tienen. Al no existir información disponible que permita identificar la cantidad de impuestos indirectos pagados por tramos de renta, debemos dar por buena esa conclusión sin entrar en análisis adicionales que tendrían necesariamente una alta dosis de subjetividad.
En cambio, la necesaria identificación del contribuyente inherente a la naturaleza de los impuestos directos permite disponer de una gran cantidad de información.
Respecto del IRPF, el número total de autoliquidaciones (declaraciones) en 2.004 fue de 12.126.271. De ésas, el 11,34% (1.374.917) correspondían a contribuyentes con rentas anuales entre 40.000 euros y más de 600.000 euros que pagaron un 52,18% del total recaudado. Cerrando un poco más la horquilla para comprobar la concentración de la aportación en las rentas más altas, el 1,57% (190.634 declaraciones) correspondían a contribuyentes con rentas anuales entre 90.000 euros y más de 600.000 euros (clase alta y ricos) que pagaron un 22,09% del total recaudado por este impuesto.
En cuanto al IS, el 93% de las empresas sujetas a este impuesto en 2.004 fueron Sociedades Anónimas (10,38%) y Sociedades de Responsabilidad Limitada (82,97%). Parece razonable pensar que los propietarios de una parte importante de estas empresas tienen un nivel de renta alta y que, además de tributar por los beneficios de su empresa, tributarán en el IRPF por los salarios que tengan asignados o por la percepción de dividendos o beneficios.
A modo de conclusión. Si los impuestos indirectos (46% de la recaudación total) son pagados en mayor medida en términos absolutos por los más ricos, si el 11% de los que pagan el IRPF aportan más de la mitad de lo recaudado por este impuesto (18% de la recaudación total) y al menos la mitad de las empresas (estimación propia y subjetiva) sujetas al IS pertenecieran a contribuyentes con rentas altas, nos encontraríamos con que nuestro sistema impositivo tiene un marcado carácter socialdemócrata que permite afirmar que los que más tienen pagan, en términos relativos, bastante más que los que menos tienen y que en este país los ricos también pagan impuestos. Otra cuestión bien distinta será si tanto la distribución como la intensidad de esa carga fiscal es la más adecuada para la economía y la sociedad de un país o si la aplicación presupuestaria que se hace de esa recaudación es la más idónea.
Este asunto daría para mucho más, pero quizás no sea éste el lugar más adecuado para tratar estos temas. No obstante, si he conseguido que alguien haya entendido algo o se haya interesado un poco por estos asuntos que, queramos o no, forman parte de nuestra vida cotidiana, me daré por satisfecho. A veces me resulta inconcebible que un alto porcentaje de ciudadanos no tengan ni la más mínima idea de cómo funciona, aunque sea de forma elemental, la economía de un país o nuestro sistema político, tributario y jurídico. A nadie se le ocurriría ponerse a jugar un partido de baloncesto sin conocer las reglas del juego, pero mucha gente va por la vida sin saber cómo interpretar su nómina, que un contrato verbal es plenamente válido, que no pueden disponer libremente de su herencia, por qué y para qué paga sus impuestos o la diferencia entre el poder legislativo y el ejecutivo.¡¡Y esas son las reglas del juego de la sociedad moderna!! No todos podemos ser Gasol, pero sí deberíamos saber jugar un partidillo entre amigos sabiendo por lo menos que no podemos darle con el pie a la pelota, que no podemos dar más de dos pasos sin botarla o que una canasta puede valer 2 ó 3 puntos.
Comenzaré con una breve descripción de la estructura impositiva que, a quien se haya interesado un poco por estas cuestiones, le resultará obvia, pero que creo imprescindible para los que se acerquen por primera vez a ellas. Los datos se refieren al año 2004 por ser el único del que se dispone de datos detallados, pero no varían sustancialmente de un año a otro.
En nuestro país, los impuestos se dividen en tres grandes bloques: impuestos directos (ID), impuestos indirectos (II) y tasas. Sólo me referiré a los dos primeros por el carácter residual del tercero (menos del 0,9% de la recaudación total). Los directos suponen el 53% y los indirectos el 46% de la recaudación total.
Los Impuestos Directos son aquellos que pagan las personas físicas (los ciudadanos) o jurídicas (empresas, asociaciones, instituciones...) en función de su capacidad económica. Los dos fundamentales son el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y el Impuesto de Sociedades (IS), que suponen más del 98% de la recaudación de los ID, a los que hay añadir otros que, por su escasa aportación, no analizaremos (Impuesto Renta no Residentes, Impuesto sobre el Patrimonio y otros impuestos menores).
El IRPF es un impuesto progresivo, no proporcional. ¿Qué significa esto? Pues significa no sólo que los que más ganan pagan más, ya que eso se conseguiría simplemente con que fuera proporcional, sino que los que más ganan pagan progresivamente un porcentaje mayor de sus ingresos. Las rentas que se tienen en cuenta para calcular la cuota del impuesto, de mayor a menor importancia, son las del trabajo (80%), determinadas actividades empresariales (9%), rentas mobiliarias (p.e. intereses, dividendos de acciones, 4%), rentas inmobiliarias (p.e. rentas de alquileres, 2%) y algunas partidas menores que no merece la pena mencionar.
El IS es un impuesto proporcional que supone, a grandes rasgos, pagar un porcentaje fijo sobre el beneficio de las empresas. Ese porcentaje puede variar por determinadas deducciones y entre distintas formas societarias, pero eso no anula su carácter esencialmente proporcional.
Los Impuestos Indirectos son aquellos que van ligados al consumo y no tienen en cuenta la capacidad económica del contribuyente. Tanto consumes, tanto pagas. Los dos fundamentales son el IVA y los Impuestos Especiales (alcohol, tabaco, hidrocarburos....) que suponen más del 96% de la recaudación de los II. Estos son los más injustos desde el punto de vista de social, puesto que suponiendo que el coste de las necesidades básicas sea igual para todos (alimentos, ropa, vivienda...), los más pobres tendrán que gastar una mayor proporción de su renta para adquirirlos que los más ricos.
Es con la totalidad de estos impuestos (ID+II) con los que se financian los Presupuestos Generales del Estado y se pagan los salarios de los funcionarios, se hacen las carreteras, se construyen colegios, se paga el desempleo, etc.... Sólo a título aclaratorio y a grandes rasgos, el gasto correspondiente a las jubilaciones (pensiones contributivas) y a las bajas por enfermedad (ILT) no se pagan con estos impuestos, sino mediante un mecanismo independiente a partir de los ingresos que la Seguridad Social obtiene de las cotizaciones de empresas y trabajadores.
Clarificado, o eso espero, el mapa impositivo de nuestro país, y antes de analizar en qué medida cada grupo social contribuye al sostenimiento del Estado de Bienestar, aportaré el dato de la suma de lo recaudado en 2.004 entre Impuestos Directos e Indirectos: 141.000 millones de euros (161.000 en 2005).
No existe, o al menos yo no lo he encontrado, un estudio que muestre explícitamente quiénes soportan en mayor proporción la cruz de los impuestos, así que a partir del análisis de los datos que se pueden encontrar en este enlace, me puse manos a la obra hace ya algún tiempo por mera curiosidad y ahora desentierro aquellas conclusiones para compartirlas con ustedes.
Puesto que los impuestos indirectos se aplican a todos por igual, parece razonable pensar que los más ricos sean también los que más aporten en este capítulo por ser lo que más capacidad de consumo tienen. Al no existir información disponible que permita identificar la cantidad de impuestos indirectos pagados por tramos de renta, debemos dar por buena esa conclusión sin entrar en análisis adicionales que tendrían necesariamente una alta dosis de subjetividad.
En cambio, la necesaria identificación del contribuyente inherente a la naturaleza de los impuestos directos permite disponer de una gran cantidad de información.
Respecto del IRPF, el número total de autoliquidaciones (declaraciones) en 2.004 fue de 12.126.271. De ésas, el 11,34% (1.374.917) correspondían a contribuyentes con rentas anuales entre 40.000 euros y más de 600.000 euros que pagaron un 52,18% del total recaudado. Cerrando un poco más la horquilla para comprobar la concentración de la aportación en las rentas más altas, el 1,57% (190.634 declaraciones) correspondían a contribuyentes con rentas anuales entre 90.000 euros y más de 600.000 euros (clase alta y ricos) que pagaron un 22,09% del total recaudado por este impuesto.
En cuanto al IS, el 93% de las empresas sujetas a este impuesto en 2.004 fueron Sociedades Anónimas (10,38%) y Sociedades de Responsabilidad Limitada (82,97%). Parece razonable pensar que los propietarios de una parte importante de estas empresas tienen un nivel de renta alta y que, además de tributar por los beneficios de su empresa, tributarán en el IRPF por los salarios que tengan asignados o por la percepción de dividendos o beneficios.
A modo de conclusión. Si los impuestos indirectos (46% de la recaudación total) son pagados en mayor medida en términos absolutos por los más ricos, si el 11% de los que pagan el IRPF aportan más de la mitad de lo recaudado por este impuesto (18% de la recaudación total) y al menos la mitad de las empresas (estimación propia y subjetiva) sujetas al IS pertenecieran a contribuyentes con rentas altas, nos encontraríamos con que nuestro sistema impositivo tiene un marcado carácter socialdemócrata que permite afirmar que los que más tienen pagan, en términos relativos, bastante más que los que menos tienen y que en este país los ricos también pagan impuestos. Otra cuestión bien distinta será si tanto la distribución como la intensidad de esa carga fiscal es la más adecuada para la economía y la sociedad de un país o si la aplicación presupuestaria que se hace de esa recaudación es la más idónea.
Este asunto daría para mucho más, pero quizás no sea éste el lugar más adecuado para tratar estos temas. No obstante, si he conseguido que alguien haya entendido algo o se haya interesado un poco por estos asuntos que, queramos o no, forman parte de nuestra vida cotidiana, me daré por satisfecho. A veces me resulta inconcebible que un alto porcentaje de ciudadanos no tengan ni la más mínima idea de cómo funciona, aunque sea de forma elemental, la economía de un país o nuestro sistema político, tributario y jurídico. A nadie se le ocurriría ponerse a jugar un partido de baloncesto sin conocer las reglas del juego, pero mucha gente va por la vida sin saber cómo interpretar su nómina, que un contrato verbal es plenamente válido, que no pueden disponer libremente de su herencia, por qué y para qué paga sus impuestos o la diferencia entre el poder legislativo y el ejecutivo.¡¡Y esas son las reglas del juego de la sociedad moderna!! No todos podemos ser Gasol, pero sí deberíamos saber jugar un partidillo entre amigos sabiendo por lo menos que no podemos darle con el pie a la pelota, que no podemos dar más de dos pasos sin botarla o que una canasta puede valer 2 ó 3 puntos.
16 comentarios:
Sr. Tato:Vivimos y estamos en el pais de la picaresca,nadie quiere pagar y menos al Estado,que normalmente se le relaciona con el partido que está en el poder.Yo creo que en una gran mayoria nos estamos mentalizando que para hacer todas esas cosas que usted dice como hacer carreteras,nominas de funcionarios etc,habrá que pagar.Pero lo que verdad molesta es que todo esto no valga para que la seguridad en las calles exista,para que las calles esten limpiasy demas.De que vale que haya un superavit economico si hay un deficit social de infraestructuras y cosas cercanas al ciudadano.Seguiremos
Hacienda seremos todos, pero hay veces que uno no alcanza a comprender.
Se el caso de una señora, empresaria, con casa en Montequinto con magnifica piscina, Audi TT, televisión de 3000 Euros, cocina de Siematic, etc, etc, etc, a la cual Hacienda le devuelve dinero todos los años por no sé que maniobra legal, y escatima las nóminas de los empleados entre los que alguien muy cercano a mí se encuentra incluido sin más "remedio".
Querido Tato, un abrazo.
Reconozco que hay parte del texto que he tenido que leer un par de veces, porque como bien sabes, los números no son mi fuerte. Sin embargo, llevas mucha razón en los pocos conocimientos que posee mucha gente sobre el tema, y la necesidad de que la sociedad sea consciente de lo que paga.
Un fuerte abrazo.
1º.- Lo has explicado todo muy bien. Pero esa no es la cuestión. No es un problema técnico, sino filosófico y teórico.
2º.- Los impuestos son inmorales desde que Moisés bajó con las Tablas de la Ley de Dios donde se pone: No robarás. Es quitarle a unos para dárselos a quién el Estado le da la gana.
3º.- La analogía del baloncesto no es válida. Gasol juega al baloncesto por su voluntad. Aquí nadie juega a nada. El Estado es un dato dado. ¿O a tí te han preguntado si quieres pertenecer a España o no?.
4º.- El tema de que a todos les tenga que costar igual las cosas es algo que nunca he entendido. ¿Por qué no se iguala el precio del Jamón de Jabugo?. ¿Por qué los garbanzos sí y las cigalas no?. Eso es absurdo de todas todas. A mí me gustan los libros: ¿por qué me tiene que ayudar a mí a comprar libros el que tenga menos que yo?.
5º.- Si la solución son los impuestos, con ellos se pueden hacer carreteras, hospitales, etc, etc., entonces es muy fácil: demos todos los impuestos al Estado y que él los gestione.
6º.- El individuo, la familia, sabe gestionar mejor sus recursos que el propio Estado. Porque a él le suda el dinero en la mano hasta que lo gasta.
7º.- Si se bajan los impuestos, er Tato, Dama, bogar, etc, tendrán más dinero recursos disponibles e invertirán los mismos buscando la eficiencia. Un ejemplo: si los zapatos ahora valen 10 € y se consigue por medio de la libre competencia bajarlo a 5, Bogar por ejemplo, podrá comprarse los zapatos y una chaqueta: estará haciendo una distribución de su renta. El Estado por contra, protegerá el producto, subirá los precios y redistribuirá el dinero en función de sus necesidades: la corrupción. Y bogar sólo se podrá comprar los zapatos.
Saludos.
En algunas de tus respuestas del intenso debate del post "Parasitando la palabra ajena.....", me decías: "Bajemos al mundo material y no al de las ideas..." En mis sucesivas respuestas intenté hacerlo, al igual que en este artículo.
Ahora dices que no es un problema técnico, sino filosófico y teórico. No tengo inconveniente en aclararte también mi posición en ese terreno.
Para mí, la existencia de los impuestos no sólo es imprescindible, sino que tiene un alto componente ético y moral. Yo parto de la base de que, en el terreno social, lo que no haga el Estado a base de recaudar impuestos de forma coactiva no lo va a hacer la sociedad motu proprio. Se trata de una fuerte convicción personal, basada lógicamente en mi experiencia y el conocimiento de que dispongo. Como no puedo creer que un católico practicante defienda que cada cual se busque la vida, incluidos los más desfavorecidos, imagino que tú partes de la base de que la sociedad podría suministrar más o menos la misma solidaridad que el Estado de manera voluntaria y organizada, sin coacción. Como partimos de convicciones distintas, llegamos a conclusiones distintas. Fin del análisis filosófico y teórico.
Respecto del resto del comentario, compruebo que me he debido explicar muy mal a pesar de tu generosa apreciación inicial.
Un cordial saludo
La "gente" no sabe porque no quiere saber. Lo veo a diario. No quieren saber interpretar una nómina o como se hace la declaracion de la renta. La "gente" va a lo fácil. Miran el total: "a devolver", estupendo, "que tengo que pagar", esto va fatal…, el país… el gobierno… la justicia… etc..
Otra cosa es que la manera de recaudar y como se aplica lo recaudado sea lo mas apropiado pero en eso yo no voy a entrar, aunque tenga mi opinión.
En cuanto a si la gente conoce la separación y diferencia que existe entre el poder legislativo, ejecutivo y judicial, tenemos un claro ejemplo en la prensa (sobre todo ayer y hoy). Si los que entienden o piensan que entienden, creen lo que escriben, ¿que puede pensar el resto?
Tato, un texto sin contexto es un pretexto. Puse:”Bajemos al mundo material y no al de las ideas (¡Platón sigues venciendo!).” No voy a entrar a explicar el chorismós platónico: desviaría el tema. No tiene nada que ver lo que dije allí, con lo que digo aquí. Creo que no me has entendido, pero como he dicho no voy a entretenerme a explicar la diferencia entre Platón y Aristóteles. Simplemente te acusé de platonizante. Nada más.
Claro que no es un problema técnico: yo te puedo explicar perfectamente la técnica del asesinato. Sin embargo lo que se discute es sobre si es bueno o malo matar.
« Yo parto de la base de que, en el terreno social, lo que no haga el Estado a base de recaudar impuestos de forma coactiva no lo va a hacer la sociedad motu proprio». ¿Por qué?.
«Como no puedo creer que un católico practicante defienda que cada cual se busque la vida, incluidos los más desfavorecidos». Mira esto me cabrea, por varias razones:
Primera: porque utilizas argumentos ad hominem.
Segundo: te inventas cosas que no he escrito ni he dicho.
Tecero: Además lo haces a sabiendas.
Cuarto: Porque yo piense, argumente y razone que el Estado no es capaz de hacer eficientemente los hombres libres, no quiere decir que yo piensa que hay que aplastar al débil. Quiere decir que pienso mejor la no intervención del Estado y que, éste se dedique a lo que tiene que hacer. Tu silogismo está mal construido.
Cristiano es aquél que se ha encontrado con Cristo y lo sigue. Es el que confiesa que Cristo es el Hijo del Dios Vivo, Segunda Persona de la Trinidad. Y se mueve por la Caridad. Por cierto, ¿sabes lo que significa Caridad?. Caridad no es solidaridad. La solidaridad es una pseudovirtud.
Por otro lado, acabas cayendo en una irracionalidad. Yo digo que tus principios son erróneos. Tú dices que yo parto desde unos términos y tú de otros. Pero no disciernes lo mejor. El subjetivismo te lleva al irracionalismo.
Pero mira, a pesar de todo esto, lo que más me ha molestado es que digas una falsedad con la intención de engañar. Que en definitiva, me acuses de algo que no he dicho ni se trasluce de mis palabras. Yo pensé que aquí se podía debatir con buena voluntad. Veo que buscas vencer, no convencer. Yo no soy un sofista.
Así que, me quito las sandalias, sacudo mis pies y me voy.
Saludos.
Pues yo creo que te has explicado bastante bien, o al menos creo que he entendido lo que querías decir. Yo confieso mi relativo desconocimiento de las "reglas del juego", aún siendo consciente de su importancia. Un profesor mío dijo una vez que las noticias más importantes de un periódico están en las páginas de economía, y estoy de acuerdo totalmente con él. Son la clave para entender mejor el resto de noticias.
En cuanto a la discusión con San Isidoro, hay mucho en lo que no estoy de acuerdo con él, y bastante en lo que coincido contigo, así que, en vista de que parece que abandona la discusión, y que no quiero que esto se convierta en uno de esos comentarios kilométricos (que tanto se llevan por aquí últimamente, no voy a entrar en profundidad. Sin embargo, quería señalar que me sorprende que se sienta ofendido por el comentario del Tato, y sea él quién acusa de mentir y tratar de engañar. Dice que el Tato busca vencer y no convencer, pero no veo que él actúe de forma diferente.
Una última cosa. Entre la caridad y la solidaridad elijo siempre la última.
Señores tranquilidad:Tato y San Isidoro dejemos a Platón y los sofismos y bajemos a la calle.Los dos teneis vuestras razones,pero los dos quereis llevarla.La razón es como el culo(con perdon),todo el mundo tiene uno.Estos blogs,creo que se hacen con la intencion de debatir y no de combatir.Ah,por cierto,Sr. Ludwig constantine,usted prefiere la solidaridad a la caridad,puesel caritativo es solidario pero la solidaridad noes ser caritativo solo es ser generoso.Lo dicho calma y sosiego y un paseito por el Parque que los magnolios de Glauca ya estan mas contentos.
Ludwig, no iba a entrar (acabo con esto, pero te leo y veo que insinuas que miento y engaño. ¿Te puede preguntar en qué?. Si he puesto algo que Tato no ha dicho, rectifico y punto. ¿Le llamo a él mastuerzo por pensar que el intervencionismo es bueno?. No. Entre otras cosas porque no lo conozco. No se si por las tardes se dedica a prohijar distintas causas caritativas, a alimentar abejarrucos o simplemente a la folganza. No lo conozco de nada. Pero él si insinua que por yo querer menos Estado soy un ferviente seguidor de una selección natural que manda a la cuneta al más débil.
En fín, tu verás.
Por cierto, creo que tu imagen es la de V, ¿no?. Pues que quieres que te diga, de Alan Moore me gustó más Watchmen y Miracleman.
Vale.
Ah,por cierto,San Isidoro tengo un 43 de pie,lo digo por los zapatos y calmate que veo que no.
San Isidoro, creo que me has entendido mal, o bien yo no me he expresado bien, que también puede ser. Yo no insinúo que mientas, lo que decía es que tú acusabas al Tato de decir "falsedades con intención de engañar". Nada más.
A mí también me gusta más Watchmen que V de Vendetta, pero le sigue de cerca. Miracleman no tanto, prefiero La liga de los hombres extraordinarios.
Me ha encantado leer este artículo, porque lo he entendido.
Yo soy de las que me gustaría saber cómo calculaban mi nómina (estoy en paro) y a qué se va el dinero con el que yo contribuyo con mi nación, pero me resulta muy difícil el acceso a esa información por varios motivos.
1) De los políticos no me fio porque cuando hablan de los tantos porcientos nunca se sabe sobre qué total los aplican y generalmente los utilican a beneficio personal.
2) A los economistas no les entiendo porque me falta la terminología básica para entenderles.
3) No tengo un cerebro económico, no me lo dio Dios y no voy a discutirle si fue bueno o malo que no me lo diera. No soy una lumbrera, pero tampoco soy tonta. Sin embargo, el esfuerzo que me supone enterarme de estos temas me resulta tan grande y además ¡tan prosaico!, que generalmente lo dejo para el final.
No sé si hago bien o mal, pero es lo que hago.
Si encontrara alguien o algún libro que me explicara con términos sencillos estos temas, me encantaría.
En la radio escucho a economistas y a veces les entiendo, explican las cosas en términos conocidos.
Lo único que tengo claro es que no dejo de pagar servicios al ayuntamiento a la vez que pago impuestos, con lo cual, tengo la sospecha de que son los demás los que disfrutan de mis impuestos.
Ahora cobro el paro, con lo que estoy más tranquila porque veo que "recupero" algo de lo "invertido".
Respecto a la discusión sobre si es el estado el que debe repartir o no... es difícil de saber. Los humanos somos como somos. El que puede se aprovecha de la solidaridad de los demás, y esto es inevitable. Los "listillos" no se extinguen, al contrario, son una especie en vias de ser plaga.
Dejar la solidaridad a la iniciativa personal, creo que no serviría para proteger a todos los débiles, aunque quizás sí para no alimentar a los caraduras. Como casi todo, lo mejor es un mitad y mitad. Es mi opinión, sujeta a error.
Estimado San Isidoro (hay que ver lo que me hace decir la cortesía):
Reconozco que no tenía intención de seguir respondiéndote tras comprobar que tienes serias dificultades para entender lo que lees, pero la carne es débil. Tus continuas referencias a elementos de la lógica filosófica me hacen pensar que tu actual etapa de estudiante de filosofía te condiciona y no te permite seguir un argumento sin hacer un concienzudo análisis de premisas mayores, premisas menores, premisas medias, falacias... Yo no escribo pendiente de si un silogismo está bien construido o si el proceso resultante es inductivo o deductivo, entre otras cuestiones, porque algunas de mis premisas son opiniones y convicciones personales difíciles de encorsetar en un esquema tan rígido y otras son simplemente datos objetivos.
Sólo escribo este comentario para aclarar algunas de las acusaciones que me imputas y no para continuar con el debate de fondo, pues entiendo que ése está ya agotado entre nosotros.
Dices que empleo argumentos ad hominem; es decir, que intento utilizar tu condición de católico para desvirtuar y atacar con malas artes tu discurso. Cualquiera que lea el párrafo al que te refieres podrá comprobar que hago precisamente lo contrario. En él asumo que tu condición de católico no me permite creer que desees perjudicar a los más desfavorecidos. Te adjudico una presunción de bondad, sin conocerte, por el simple hecho de declararte católico. En cierto modo, empleo un argumento ad hominem, pero en positivo.
Dices que me invento cosas que no has escrito ni has dicho. Y dices que lo hago a sabiendas y con intención de engañar, añadiendo a la acusación de mentiroso, mala fe y premeditación.
Si relees el párrafo, te resultará evidente que no pongo en tu boca mis afirmaciones. En mi razonamiento, PRESUMO (no afirmo que tú lo hayas dicho) que, como católico que eres, no puedo creer que desees el mal a los más necesitados para, partiendo de esa premisa, IMAGINAR o suponer que, al no querer que sea el Estado el que administre los recursos que aportamos para ejercer la función de protección social y presumir tu bondad derivada de tus creencias, sólo cabe pensar que estás convencido de que la sociedad puede hacerlo mejor.
Por otro lado, en el siguiente comentario que haces tras haberte sacudido las sandalias y haberme dejado el blog hecho un cristo, caes directamente en el insulto descarado y chabacano disfrazándolo de retórica, además de afirmar que pienso que el intervencionismo es bueno. Espero que esa afirmación sea producto de no haber leído la mayoría de los artículos de mi blog. Pero no te preocupes, seguirás siendo bienvenido por estos lares, porque ya sabes, no ofende quien quiere, sino quien puede. Y tranquilízate un poco hombre, que te veo algo alterado.
Finalmente, pido disculpas a mis invitados por la extensión y cariz que ha tomado este debate. No es habitual en los blogs que su autor se enzarce en discusiones con quienes realizan comentarios a sus artículos, pero tampoco pretendía que este blog fuera un modelo de ortodoxia. La declaración de intenciones que en él hago debería bastar para que nadie se sorprenda.
Un cordial saludo
No quería que la discusión cayese en una diatriba sobre el lenguaje (lo avisé), pero.....
- Dices: "Dices que empleo argumentos ad hominem", para a continuación indicar: "En cierto modo, empleo un argumento ad hominem, pero en positivo.". Átame esa mosca por el rabo. O los usas o no. Ni en positivo ni en negativo.
Tienes razón en una cosa: he cogido el rábano por las hojas. Pero in dubio pro reo: si no lo piensas, no lo pongas. No eches el manto de la duda sobre mí. Entre otras cosas porque en todas las intervenciones que he realizado en tu casa, ni siquiera se trasluce eso. Es más, he intentado dar razones que defiendan mi postura, además de atacar las tuyas, no tu persona.
Dices que no defiendes el intervencionismo. Si nos atenemos a si has escrito "yo defiendo el intervencionismo", es cierto, no lo has hecho. Pero sí has dicho: "Yo parto de la base de que, en el terreno social, lo que no haga el Estado a base de recaudar impuestos de forma coactiva no lo va a hacer la sociedad motu proprio".
- Dices: "caes directamente en el insulto descarado y chabacano disfrazándolo de retórica". Yo he escrito: "¿Le llamo a él mastuerzo por pensar que el intervencionismo es bueno?." No es un insulto disfrazado de retórica, porque no he tenido la intención de insultar. Pero si piensas que ha podido serlo, te pido perdón. Era un ejemplo donde quería decir que yo no dudo de tu bondad por pensar que el Estado era eficiente. Y reconóceme una cosa: mastuerzo no es chabacano.
Lo siento, pero no me gusta que insinúen siquiera algo que no he dicho. Muchas veces he hecho referencia a una doctrina de Pablo. Cito el texto: " El que robaba, ya no robe; antes bien, afánese trabajando con sus manos en algo de provecho de que poder dar al que tiene necesidad", Ef 4,28. Es decir, el trabajo no es sólo algo con lo que obtenemos nuestra subsistencia, sino que además sirve para ayudar al que no tiene. Ese valor añadido del trabajo, ese mandato, nunca lo podrá ni proponer ni imponer el Estado.
Sin embargo yo si creo que el Estado tiene dos funciones básicas: la seguridad de los ciudadanos y la justicia. Precisamente las dos que incumple (¿cómo es posible que haya habido un incremento tan grande de empresas de seguridad privada?).
Esta es mi última intervención. Creo que todo ha quedado claro, por lo menos por mi parte. Pienso que por la tuya también.
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