sábado, 29 de diciembre de 2007

El conejo de la Lole

No, no sean ustedes graciosillos y mantengan a buen recaudo la letrilla que ya les chorrea por esa lasciva sonrisa. La Lole es la carnicera del barrio que se ha quedado sin conejo ante la avalancha de ciudadanos obedientes. Sin conejo de corral, aclaro antes de que aflore de nuevo la sonrisilla.

En las últimas fechas se han vendido un millón doscientos mil conejos semanales y hasta se han dejado pedidos sin atender por falta de oferta. Extrapolen el episodio a otros aspectos del comportamiento ciudadano y tendrán un interesante caso de estudio para la psicología clínica.


lunes, 24 de diciembre de 2007

Morir de éxito o vivir del canon

No parece que la cuestión sea tanto si los creadores deben cobrar por su trabajo, como que sea adecuado que deban hacerlo de manera indiscriminada, al margen de si ha sido su obra concreta la presuntamente perjudicada o de si el ciudadano que paga es el que realmente ha causado dicho perjuicio.

¿Cómo sabe la SGAE qué obra se ha copiado? ¿Y si el autor no es socio de la SGAE?¿Qué ciudadano ha usado realmente los soportes y equipos gravados para copiar una obra que pertenece a un autor de la SGAE? La imposibilidad de responder a todas estas preguntas deja clara la perversión del sistema. El mismo argumento empleado por los defensores del canon de que no es posible identificar las obras copiadas y los autores de las copias, sirve también para confirmar su injusticia.

El gobierno ha optado por el camino más fácil. Los que le han apoyado también. Contentar a la SGAE robando a los ciudadanos no es bueno para los creadores. Ni todos los autores se merecen vivir de sus obras, ni deberían ser ellos los que decidiesen quiénes deben hacerlo. Tampoco el oscurantismo de la SGAE sobre los criterios con los que reparte el canon ya existente y el que se acaba de aprobar, les ayuda en su tarea de defensa a los creadores. ¿Qué creadores deben cobrar? ¿Son más copiados los que más venden? ¿O al contrario? Los que vendan su producto con sistema anticopia ¿recibirán también una parte del canon? ¿Y si copio a Mozart, a quién le van a pagar los 0,17 euros del CD? ¿A los Mojinos Escozios o al Koala?

El asunto tiene muchas más aristas, pero lo dicho es suficiente para justificar mi posición. La creación debe ser remunerada si así lo quiere su autor. Desde el momento en que se convierte en objeto de comercio, su remuneración debe ser acorde con su calidad y su éxito en el mercado. Si el Estado decide que la parte de esa remuneración que ya reciben a través de subvenciones debe ser incrementada, que sea vía impuestos, con base imponible y sujeto pasivo definidos, una causalidad clara y un mecanismo de asignación trasparente y público. El denominado canon digital no cumple ninguno de esos requisitos y huele mal. Muy mal.


domingo, 23 de diciembre de 2007

Invita la casa. Hoy: algo más que palabras

Felicitar la navidad es fácil. Casi siempre es gratis. Y no sólo hablo de dinero. En general, manifestar buenos deseos hacia los demás en fechas señaladas no requiere más esfuerzo que el de ser amable o, como mucho, simularlo.

Néstor se decidió por algo más incómodo pero menos ambiguo. Más rotundo. Y Carmen, Isabel, Ana, María.... Felicidades. De verdad.


Pregunta sospechosa

Cuenta Gregorio Peces-Barba que, durante el debate de la ley del aborto, el rey le preguntó que por qué él no tenía derecho a veto. Lo que faltaba.


Ojalá lo fuera, pero no es un cuento.

Un Parlamento. En el atril, el portavoz de una iniciativa legislativa popular respaldada por cincuenta mil firmas. Una mayoría de diputados, entre los que se encuentra el propio gobierno, saliendo ruidosamente del hemiciclo cuando la voz de esos cincuenta mil ciudadanos se disponía a hablar. La entrada, algún tiempo después, de esos mismos diputados para votar en contra de una propuesta que no habían tenido la decencia de escuchar.

Lo de menos es el asunto del que se trataba. Ni siquiera si eran diez mil o setenta mil firmas. Lo grave es que ocurrió hace unos días en un Parlamento de nuestro país. Lo dramático es el desprecio hacia las ideas ajenas de quienes dicen representarnos. Lo desesperanzador es que todavía haya quienes se sientan representados por ellos.

Felices fiestas a todos. Bueno, a todos no....pero dejémoslo ahí.


miércoles, 19 de diciembre de 2007

Directamente de la huerta a la mesa

El pasado 26 de Octubre, el grupo parlamentario popular registró para su posterior debate una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados. En la misma se pretendía que el Congreso, la representación de la soberanía popular, instara a las instituciones la retirada de aquellos símbolos que rindieran honor a los miembros de la organización terrorista ETA.

El debate se produjo ayer y la proposición fue rechazada con los votos en contra de todos los grupos parlamentarios, excepto los del PP. Ese debate pueden leerlo en la página 15325 y siguientes del Diario de Sesiones del Congreso.

Resultan curiosos los argumentos que cada cual usa para justificar su voto en contra. Alta demagogia y cabriolas imposibles para rechazar una iniciativa de la que nadie dice discrepar en el fondo, pero de la que echan pestes sólo porque la ha propuesto el Partido Popular. O a lo mejor es que sí discrepan y son tan cobardes que no se atreven a decirlo. No es conveniente retratarse en plena campaña electoral, pensarán.

No traigo este asunto aquí porque me preocupe en exceso, ni porque me haya causado sorpresa. Lo hago, quizás un poco ingenuamente, lo reconozco, con la esperanza de que algunos se sientan tentados de asomarse de vez en cuando al Congreso y comprueben lo ilustrativo que puede resultar hacerlo. Oler lo que allí se cuece. De primera mano y sin intermediarios, que para eso es nuestra casa y los políticos unos alquilados. O al menos deberían serlo.


martes, 18 de diciembre de 2007

(D)Evaluación continua (II)

Bueno, se confirman los cambios en el criterio de evaluación para los alumnos andaluces a partir del próximo trimestre. Y la confirmación viene con sorpresa.

Pendiente aún de que me confirmen el sistema en la ESO, el que se va a poner en marcha en Primaria tiene la siguiente ponderación: 40% examen, 40% trabajo en clase-trabajo en casa y 20% comportamiento-actitud.

Si tenemos en cuenta que el cero zapatero ha desaparecido de las calificaciones, lo menos que se puede sacar en un examen es un uno. Si el alumno se porta bien y hace todos los trabajos, ya tiene un notable.

El alumno, poco brillante pero trabajador, que hasta ahora se esforzaba hincando codos para aspirar a ese notable, dejará de esforzarse. El alumno brillante, poco motivado hasta ahora, perderá la poca motivación que le queda cuando compruebe que el diferencial entre su nota y la de un alumno simplemente aplicado es despreciable.

Parecía que nuestra enseñanza no podía deteriorarse más. Miedo me da imaginar cuál será el siguiente paso.


Periodismo valiente

El ministro de Interior de Venezuela, Pedro Carreño, fiel al refrán ése que gusta tanto a los políticos y que dice "tú haz lo que yo te diga, pero no lo que yo haga".






La culpa es del chachachá

Resulta curioso escuchar a Llamazares, la Espe y otra fauna variada echarse las manos a la cabeza porque el Gobierno culpa a los ciudadanos de los problemas de comprensión lectora de nuestros adolescentes o de las subidas de precio de los productos básicos.

Dicen que cómo tiene tanta cara Zapatero. Es curioso, porque estos personajes que en plena campaña electoral salvan a la ciudadanía de la quema, son los mismos que el día después de perder las elecciones dicen que el pueblo es soberano y que, si ha decidido equivocarse votando a otros, él sabrá.

Pues lo siento por quienes se rasgan ahora las vestiduras. El Gobierno tiene razón. Los responsables últimos de que ellos gobiernen son los ciudadanos. Los que les votaron son corresponsables de sus decisiones. Faltaría más.


lunes, 17 de diciembre de 2007

(D)Evaluación continua

Según me cuenta mi hijo, el sistema de evaluación va a cambiar en su instituto a partir del próximo trimestre. Al parecer, el peso de la nota de examen será del 51% y el del comportamiento, aplicación del alumno en los trabajos de clase y, en fin, toda esa parafernalia de la falsa evaluación continua, un 49%.

Reconozco que no me ha dado tiempo aún de informarme exhaustivamente, pero lo haré. Mientras tanto, aun a riesgo de meter la pata si el asunto no es exactamente así, no me resisto a dar mi opinión como si realmente lo fuera.

Todos los que nos hemos tenido que enfrentar a pruebas objetivas que midan nuestros conocimientos sobre determinadas materias, sabemos que en ocasiones un suspenso no representa desconocimiento, ni un aprobado suficiencia en el dominio de la materia en cuestión. Pero también sabemos que más allá de un examen mal elaborado (preguntas-trampa que buscan el suspenso general para incrementar un absurdo prestigio docente, preguntas sobre cuestiones accesorias para "pillar" al alumno obviando lo fundamental.....) o de un día de mala suerte, hoy por hoy, el único sistema objetivo para evaluar los conocimientos de los alumnos es el examen de toda la vida.

Implantar un sistema que evalúe el aprendizaje, que no otra cosa es un examen, en el que si eres un buen chico y haces los deberes en casa (o te los hacen) es suficiente para aprobar y pasar de curso, no es más que una nueva vuelta de tuerca al ya de por si deteriorado sistema de enseñanza.

Sacando un dos en el examen y no haciendo el cafre en clase, puedes superar todas las asignaturas sin problemas. El aprobado general está garantizado. Los informes que miden el fracaso escolar por el número de repetidores van a arrojar resultados espectaculares. La escasa motivación que aún conservan algunos alumnos para hincar los codos saldrá por la ventana mientras la ignorancia entra por la puerta.

Y si alguien tiene la tentación de intentar convencerme de las ventajas del sistema de evaluación continua frente al sistema basado en el examen, le diré que se ahorre el esfuerzo. No tiene que convencerme de que un sistema en el que fuera posible evaluar diariamente la evolución de los conocimientos y el trabajo de todos los alumnos sacándolos a la pizarra, debatiendo los temas en clase o examinando con profundidad los trabajos de casa, convertiría el examen en un elemento de evaluación accesorio y secundario. Claro que eso implicaría aulas de no más de diez alumnos, menos vacaciones y más horas lectivas. Pretender aplicar la evaluación continua en un sistema que ni siquiera es capaz de realizar adaptaciones curriculares efectivas a alumnos con dificultades o con capacidades extras, es escupir hacia arriba y quedarse mirando con una estúpida sonrisa cómo nos cae el escupitajo en un ojo.

No quisiera caer en apriorismos injustos. Hasta estoy dispuesto a hacer el esfuerzo de creer que a nuestros políticos les guía la buena fe y no el deseo de que la ignorancia e incultura de sus gobernados incremente su poder sobre estos. Pero no me lo pongan tan difícil.


viernes, 14 de diciembre de 2007

Cuento: La cómoda de mis abuelos

Pasados ya los ochenta, mi cuerpo se negaba con descaro de prófugo insolente a acatar la disciplina militar que me había hecho famoso en mis años de Coronel de Infantería. Ahora, en las escasas ocasiones en que pretendía subir la empinada escalera que conducía a la vieja buhardilla, el óxido de la vejez interfería las comunicaciones con el Estado Mayor e impedía a mis piernas recibir nítidamente sus órdenes. Hasta que el amor propio, en un acto de heroísmo suicida, conseguía restablecerlas. El asma, que con su corneta desafinada e imprevisible tocaba unas veces fajina, otras diana, y las más, un desconcierto de pitos, al segundo escalón ya entonaba retreta con impertinente insistencia.

Ese día, doblegado el enemigo y ganada la batalla, me regalé una merecida tregua en el descansillo antes de abrir la puerta de la buhardilla. Desde el pequeño ventanuco que lo iluminaba, se podía observar la presumida veleta remozada, centinela de la ciudad, haciendo guardia sobre la soberbia torre que mostraba sin pudor los tatuajes que en su piel dejó la historia de la Isbilya musulmana y la Sevilla cristiana. El olor a azahar, pugnando por hurtar protagonismo a la embriagadora luz de aquella mañana de principios de Mayo, llegó a lomos de una leve brisa y descabalgó de un salto levantando en vilo mi ánimo.

Recuperado el resuello, traspasé el umbral de la vieja puerta. Esa tarde iba a visitarme mi nieto y quería regalarle una vieja condecoración que me mantuviera vivo en su memoria cuando, más pronto que tarde, ocurriese lo inevitable. La encontré y la guardé en mi bolsillo. Me disponía a salir cuando reparé en la antigua cómoda heredada de mis abuelos que descansaba en un rincón. Había encanecido rápidamente desde la última vez que le quité el polvo. En sus cuatro enormes cajones dormitaban viejos ejemplares de novelas de aventuras, mapas militares, relatos de batallas, ensayos de filosofía, libros de historia....Todos rescatados de la librería que regentaba el padre de mi abuelo, mi bisabuelo, hace casi dos siglos. Su historia siempre me pareció tan fantástica como irreal. Siendo muy niño, una grave infección lo dejó ciego. De mayor, fueron famosas tanto su extraña habilidad para deambular por la librería ordenando libros, como su genialidad para el arte del ajedrez, en el que era invencible a pesar de su ceguera, sin que nadie llegase a explicarse nunca cómo distinguía unos libros de otros o cómo había conseguido aprender y dominar aquel milenario juego. O al menos eso contaba mi padre. Claro que ya se sabe, el cariño y la progresiva opacidad de los años son un magnífico abono para la mala hierba del bulo y la exageración.

Un impulso inexplicable me llevó a dirigirme hacia la cómoda y abrir el cajón superior. Aunque en la penumbra de la buhardilla apenas se podían distinguir las apagadas letras en la cubierta de aquellos libros, alineados en prieta formación con los lomos a la vista, mis cansados ojos consiguieron leer algunas palabras sueltas. Cuando me disponía a coger uno de ellos para comprobar unas extrañas muescas que tenían en su parte superior, mi mano rozó accidentalmente una pequeña palanca oculta al fondo de la cómoda, justo detrás del cajón que acababa de abrir. En ese momento, la pequeña tablilla frontal situada a la altura de mis ojos, con adornos tallados en madera, se desplazó unos centímetros hacía mí. Era un cajón oculto, tan ancho como los demás, pero con sólo un tercio de su altura. Sorprendido, tiré de la tablilla y apareció ante mí un libro enorme, de algo más de medio metro de lado. Tanto su tapa como sus páginas estaban en blanco. No contenían letra alguna, aunque al tacto se podían apreciar unas extrañas rugosidades que mi deteriorada vista no alcanzaba a distinguir. Desconcertado, lo puse bajo mi brazo, salí de la buhardilla, bajé las escaleras y me senté en el salón, ausente y pensativo. El descubrimiento de aquel extraño libro, escondido en un cajón secreto desde hacía más de siglo y medio, debía significar algo.

No sé cuánto tiempo estuve así, pero sonó el timbre de la puerta y di un respingo. Tras unos segundos de desorientación, recordé que mi nieto venía a merendar esa tarde. Me levanté y me dirigí hacia la puerta. Tras dos cariñosos besos, agarró mi brazo para que le guiara hasta el sofá. Me apenaba que aquella extraña enfermedad le hubiese dejado ciego hacía más de veinte años y, aunque no necesitaba de mi ayuda para moverse con soltura por la casa, siempre solicitaba mi brazo haciéndose el desvalido. De esa forma, él disfrutaba haciéndome sentir útil y yo era feliz haciéndole creer que no me daba cuenta de su fingimiento. Lo dejé cómodamente sentado en el amplio salón mientras iba a la cocina a preparar el café y las torrijas que había comprado esa misma mañana en la magnífica y longeva confitería de La Campana.

De pronto oí su voz. ¡Abuelo, es espectacular! ¿Éste era el regalo sorpresa?, gritó desde el salón. Metí la mano en el bolsillo. La condecoración seguía allí. Entonces ¿a qué se refería mi nieto? Caí en la cuenta de que había dejado el misterioso libro encima del sofá. Seguramente sus manos tropezaron con él y creyó que era ése el regalo por el que le había hecho venir. Pero ¿qué tenía de espectacular aquel libro?¿cómo sabía lo que significaba? Cuando volví al salón, lo encontré entusiasmado recorriendo nerviosamente sus páginas con sus manos abiertas y las yemas de los dedos correteando sobre aquellas rugosidades, como barajando con habilidad de mago las fichas de dominó antes de una partida. ¿Qué es tan espectacular?, le inquirí impaciente. Este Tratado Moderno de Ajedrez de mediados del XIX escrito en Braille, contestó. Es una verdadera joya y te ha debido costar una fortuna, sentenció emocionado. En ese momento lo entendí todo.


(Dedicado a mis abuelos, cuya cómoda aún conservo)

martes, 11 de diciembre de 2007

La culpa es de Christopher Sholes

Cuando hoy he visto varias faltas de ortografía en la prensa, he pensado que la disposición de las letras B y V en el teclado a lo mejor era cosa del gobierno. Por aquello de aprovechar en su propio beneficio ése del que a veces es acreedora la duda, concluyendo que es la cercanía de esas teclas junto con la obesidad dactilar o la velocidad estelar de nuestra manos la que nos hace trocar las bes en uves o, como diría el faltón de turno, las ubes en ves.

Así, la bondad del lector descartaría que la causa fuera el abuso del corrector ortográfico, incapaz de ver un error en la palabra grabar cuando de impuestos se escribe o en la basta campiña cuando es su enormidad la que se alaba. Tampoco pensaría que el presunto escribidor padezca de escasez de comprensión lectora que le induzca a confundir grafías en las que un simple palitroque haga tal estropicio semántico. No. Sin duda atribuiría el error al extraño criterio que colocó las teclas donde están, dejando a salvo la sapiencia del errante, fruto sin duda de la buena gestión de nuestros gobernantes.

Claro que inmediatamente he caído en la cuenta de que la disposición de las teclas es heredada del mundo anglosajón de finales del XIX. Si es que algunos, con tal de enmierdar al gobierno, ven fantasmas donde no los hay.


lunes, 10 de diciembre de 2007

El CIS pregunta y el pueblo habla

¿Qué ciudadano normal se lee los resultados de las encuestas del CIS? A la vista de la pregunta, ya se imaginarán que yo soy uno de los que le echa un vistazo de vez en cuando. Soy así de rarito.

Como no es plan de desguazar la encuesta, me quedo sólo con la posición que ocupa la educación ante la pregunta de cuál es el principal problema que existe actualmente en España. Según los encuestados, que se supone forman una muestra representativa, la educación ocupa el puesto dieciséis de veintiocho.

Parece que la sintonía entre el pueblo y nuestros políticos es evidente. Muerto el perro, se acabó la rabia. No obstante, habrá que estar atento a los resultados de la encuesta que se realice tras la publicación del informe PISA.


sábado, 8 de diciembre de 2007

Si es humor, sin duda es negro

Lo leí por ahí hace algún tiempo. Se asomó hace un par de días a mi cabeza. Sin avisar.

- ¿Qué es peor, la ignorancia o la indiferencia?
- Ni lo sé, ni me importa

Dicen que es un chiste. Es posible. Pero tan real que las ganas de reír nunca llegan.


jueves, 6 de diciembre de 2007

País de pandereta, polvorones y zambombas

Debe ser cosa de la comprensión lectora, que no afecta sólo a los chavales de quince años.

Nuestro presidente dice que quiere derrotar a ETA, pero no insta la ilegalización de su entorno, ni permite la revocación del mandato parlamentario para negociar con los asesinos. Ya saben eso que dicen de la mujer del César. Sobre todo si es público y notorio que ha sido una puta.

Nuestro ministro de Exteriores desmiente que le haya trasladado a Chávez las felicitaciones (¿?) del rey tras el referéndum del domingo, ni que haya propuesto un encuentro con el príncipe para transmitirle un mensaje personal de su padre. Del de Felipe, se entiende. Un día después, el ministerio de Exteriores confirma que el ministro Desatinos dijo todo eso en una conversación con el embajador de Venezuela.

Nuestro presidente autonómico, Manolo Chaves, afirmó con rotundidad en un programa de televisión que el montante de sus ahorros, tras muchos años de vivir de la cosa pública con salario y prebendas de privilegiado, sólo ascendía a tres mil y pico euros. También dijo que nunca había heredado nada y que si mentía dimitiría en veinticuatro horas. Pues sí había heredado. Y sí tenía más de tres mil y pico euros. Y no. No ha dimitido. Y tampoco ha liquidado, que se sepa, el preceptivo impuesto de donaciones por todas esas "ayudas" que ha prestado a sus hijos para que estudien y se emancipen. Ayudas que, según él mismo dijo en el programa, justificaban sobradamente su escaso patrimonio.

Los famosos "ocupas" del sevillano barrio del Pumarejo, tras pretender saltarse la ley a la torera y apropiarse de lo que no les pertenece, intentan usar esa misma ley que no respetan para denunciar a quienes, según ellos, se la han saltado. Igualico, igualico que ellos. Un poquito de coherencia, por favor.

En fin, que a ver si mejoramos la comprensión lectora. Que no es lo mismo el informe PISA, que una informe pizza de tomate, queso, champiñón, cebolla, pimiento y atún. Aunque algunos no distingan unos de otras.

Dichosa comprensión lectora.


miércoles, 5 de diciembre de 2007

La otra cara del informe PISA

Muchas cosas se han dicho y escrito en los últimos días sobre la situación de la enseñanza en España a raíz de la publicación del tercer informe PISA correspondiente a 2006.

No voy a repetir aquí lo que han dicho unos y otros. Además de resultar aburrido, la mayoría de esos análisis son sesgados e interesados. Por otro lado, mi opinión sobre el nivel académico y de exigencia de la enseñanza en nuestro país la he expresado ya en varias ocasiones. Mucho más interesantes me parecen en cambio algunos datos y conclusiones que arroja el informe.

Como cuestión previa, es preciso subrayar que en cada uno de los tres informes PISA realizados se ha optado por primar el análisis de un área concreta dedicándole un 55% del tiempo de evaluación. En el primero (2000) fue la lectura, en el segundo (2003) fueron las matemáticas y en éste (2006) han sido las ciencias. Esto implica que hay que tener cuidado al comparar la evolución de un país a lo largo de los tres informes para una misma materia. Y ahora veamos algunos de esos aspectos de los que casi nadie ha hablado y sobre los que el informe aporta abundantes e interesantes datos.

A partir de las respuestas se elabora un índice instrumental denominado ESEC (índice de Estatus social, Económico y Cultural) que tiene en cuenta tres componentes: el nivel más alto de educación o formación de los padres, el prestigio de la profesión más alta de lo padres y el nivel de recursos domésticos (espacio para estudiar, internet, libros,....). España se sitúa por detrás de 38 países (pág. 52 y siguientes). En todos los informes PISA se ha constatado la fuerte correlación entre este índice y el rendimiento educativo. En el último, la diferencia de puntuación entre alumnos cuyos padres tienen menos formación y los hijos de universitarios es de 85 puntos. En ese sentido, los malos resultados de Andalucía podrían encontrar una explicación en la herencia recibida del pasado en forma de bajos niveles educativos alcanzados por los padres de los alumnos actuales. Pero cuidado, porque Galicia, con un condicionante similar, se encuentra sistemáticamente por encima de la media española en ciencias, lectura y matemáticas. Por otro lado, la diferencia entre alumnos de hogares que tienen menos de 10 libros y los que tienen más de 500 es de 135 puntos.

Se analiza también la variabilidad o dispersión de los resultados obtenidos por los alumnos dentro de un mismo centro y entre distintos centros. El resultado para España es que la variabilidad dentro del mismo centro es 6 veces mayor que la existente entre alumnos de distintos centros, lo que implica que las diferencias son más debidas a circunstancias de los propios alumnos que a las diferencias entre los distintos centros educativos, mientras que por ejemplo en Alemania la variabilidad se debe más a diferencias entre los centros educativos que a aspectos relacionados con los alumnos.

En cuanto a las diferencias de rendimiento por sexos, tanto en matemáticas como en comprensión lectora existe un clarísimo sesgo hacia uno de ellos en casi todos los países, hacia los varones en el primer caso y hacia las mujeres en el segundo, mientras que en ciencias está bastante repartido.

Cuando se analizan los resultados según el tipo de centro, se observa que en España un 35% de los alumnos estudian en centros privados, muy por encima de la media de la OCDE que se sitúa en el 16%. También se observa que la diferencia entre el rendimiento de alumnos de centros privados respecto de los que estudian en centros públicos es de 35 puntos a favor de los primeros. Ahora bien, hay que tener en cuenta que las familias de los alumnos de centros privados tienen un ESEC superior, lo que explicaría parcialmente ese mejor rendimiento por causas distintas a la titularidad del propio centro. Para eliminar la influencia del estatus social y económico, se hace una corrección con objeto de eliminarla y que los datos reflejen lo más fielmente posible las diferencias debidas a las características del centro. El resultado obtenido permite observar que las diferencias se reducen hasta el punto de no resultar estadísticamente significativas.

La atenta lectura del informe completo es altamente recomendable. Sus conclusiones y matices son mucho más ricos de lo que he reflejado en estas pocas líneas, seguramente excesivas para algunos, que sólo pretenden llamar la atención sobre el empobrecimiento del debate que supone quedarse sólo en la discusión sobre el puesto que ocupa España dentro de la OCDE.


domingo, 2 de diciembre de 2007

A este paso no se va a poder decir ni Pio

En plena polémica sobre el deseo de algunos, concretamente de la más rancia izquierda liberticida de este país, de que Pio Moa termine en la cárcel por sus teorías y opiniones, el Tribunal Constitucional ha rechazado que el denominado negacionismo, la negación de la existencia del holocausto como hecho histórico, sea penalmente reprochable.

Negar la realidad, ensalzar ideologías repugnantes o declararse acólito de personajes indeseables no debería inspirar más que lástima. Pretender hacer callar a quienes manifiestan opiniones que no compartimos, por muy peregrinas que éstas sean, con la fuerza del Estado y no con el desprestigio social empleando como únicos instrumentos la educación y la cultura, es de totalitarios. Claro que de eso, las izquierdas y las derechas de nuestro país saben mucho.


viernes, 30 de noviembre de 2007

Cuento: El emepetrés

Desde que me había comprado aquel emepetrés de última generación, mi vida había cambiado por completo. Al principio sólo lo usaba para aislarme del mundo, pero poco a poco comencé a apreciar otras virtudes accesorias de ese mágico aparatito. Una música para cada estado de ánimo, viceversa, una excusa para ignorar a la pesada vecina en el ascensor, una forma de escuchar conversaciones ajenas sin parecer una cotilla, un chivato que advierte del exceso de cerumen....

Un día, como siempre andaba corriendo tras el tiempo sin atraparlo, le pedí a mi hermano que en sus ratos libres se encerrase en su cuarto, leyese en voz alta el libro de Introducción al Derecho y lo grabase. Para hacer la prueba, durante toda una semana me puse los auriculares en cuanto me levantaba y no me los quitaba hasta que caía rendida en la cama. En el metro, por la calle, en el trabajo mientras fregaba los suelos de las oficinas o las escaleras, en el almuerzo, en el gimnasio. Después recopilé todas las preguntas relativas a esa materia que habían aparecido en las oposiciones de los últimos treinta años y me puse manos a la obra. Las clavé todas. Y sin hincar un sólo codo. Al día siguiente le entregué a mi hermano los diez libracos, casi once mil quinientas páginas, para que los convirtiera en verbo y los encerrase bajo llave en el emepetrés.

Dejé mi trabajo. Durante los dos años siguientes, aquel pepitogrillo sabihondo se convirtió en un apéndice más de mi cuerpo. Apenas hablaba con nadie, ni leía, ni veía la televisión, ni salía con mis amigos..... Ni siquiera pisaba ya mi adorada biblioteca. Sólo escuchaba una y otra vez aquellos libros que la voz de mi hermano había desintegrado para recomponerlos en una eterna sucesión de segundos, minutos, horas. Muchas horas.

Llegó el esperado día. Repartieron los folios con las preguntas y me dispuse a contestarlas con la estúpida arrogancia de quien se sabe invencible. Cuando posé mi mirada sobre el papel, pensé que aquello debía ser una broma de mal gusto. Miré a mi alrededor y todos estaban ya escribiendo a destajo en sus respectivos exámenes. No entendía aquellos símbolos tan raros. Ni siquiera era capaz de escribir mi nombre en la cabecera. Una serpiente de angustia comenzó a subir por mi pecho hasta enroscarse en mis cervicales. Como un cilicio que traspasaba mi nuca para abrazar un cerebro a punto de estallar. El pánico, remojado en sudor frío, terminó empujándome con violencia contra la realidad. Lo peor no era suspender el examen. Tampoco haber encerrado entre absurdos paréntesis dos años de mi vida. El drama era que había perdido, quién sabe si para siempre, la llave de aquellas mágicas puertas que me habían permitido, antes de aquella locura, vivir otras vidas desde el viejo sillón orejero que dormitaba en un rincón de mi modesta biblioteca. No reconocía las letras. Ya no sabía leer.


(Para Reyes, dama de sevillano nombre, con afecto. Espero que la dedicatoria no tenga derechos de autor)

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Cuestión de suerte

Ayer, mientras cruzaba en taxi la capital de una magnífica isla en una noche espléndida, iba como siempre, pensando en mis cosas y sin echar mucha cuenta ni al trayecto, ni al taxista.

Cuando estábamos llegando al hotel, con el dulce acento de esa tierra que no pierde musicalidad ni cuando el instrumento es una ruda voz masculina, el buen hombre volvió la cabeza y me dijo algo que no entendí bien. ¿Perdone?, le dije. Que seguro que es usted un hombre con suerte, me contestó alegre. Me quedé descolocado y, mientras pensaba que en efecto soy un hombre con suerte, algo en mi cara debió indicarle que no sabía muy bien a qué venía eso. ¿No se ha dado cuenta?, inquirió con una sonrisa. Hemos atravesado la ciudad con todos los semáforos en verde y es la primera vez que me ocurre, aclaró por fin.

Sonreí y le contesté que me alegraba de que opinara eso. Había comprado esa misma mañana cuatro décimos de lotería para el sorteo de Navidad. Y acabados en trece. Antes de despedirnos me deseó suerte. ¿Más aún?, pensé. Le di una buena propina. Él no lo sabe, pero tengo apuntado su número de licencia. Si cae el gordo, a lo mejor se lleva una sorpresa.

En el avión de vuelta, subido a ese duermevela que braceando bordea la realidad para no caerse al precipicio de la fantasía, se me apareció un cuento. O lo soñé, porque cuando bajé de las nubes, de las reales y de las otras, se me había olvidado por completo. Y les aseguro que era espectacular.


sábado, 24 de noviembre de 2007

Simplemente genial

Olor a chimenea en el salón y racimos de flores en la dama de noche. Por cierto, olían hasta hace tres días sin necesidad de pilas ni de escupir cada nueve, dieciocho o treintaseis minutos. Sí, tengo un Air-Wick en casa. Cosas de mi mujer. Finales de Noviembre, el principio del fin del año. Sábado gris, pizza de teléfono, sobremesa de pistachos y rioja.

Hojeando la prensa me topo con un delicioso artículo sobre el torero Rafael el Gallo. En una de esas genialidades que algunos artistas, casi sin querer, sueltan de vez en cuando, el Gallo retrató con absoluta maestría la condición humana. En esta época de Historia a la carta, de buenos y malos, malos y buenos, buenos y malos.....cobra absoluta vigencia la respuesta que dio cuando un amigo le preguntó qué opinaba sobre nuestra guerra civil. El maestro respondió:

-Pues no sé qué decirte. La gente de un lado y la del otro están haciendo unas cosas, que ya no sé quiénes son los malos y quiénes son los míos.

Simplemente genial.


viernes, 23 de noviembre de 2007

Por si no os habéis enterado.......

En nuestra ciudad se está celebrando un evento nacional sobre el mundo de los blogs. Aquí tenéis el enlace por si os apetece daros una vuelta por allí.

Igual ya lo sabíais, pero por si acaso.


Cuestión de fe

- ¿Me da un mapamundi, por favor?
- ¿De dónde?


(Tal cual me contó mi hijo que le pasó. Las segundas y sucesivas interpretaciones son de exclusiva responsabilidad del lector)

jueves, 22 de noviembre de 2007

Cuento: Videoconferencias

Sin duda, mi doctorado en ingeniería, aunque ya no ejerciese desde hacía décadas, me permitía apreciar mejor los matices, inapreciables para los profanos, de esas auténticas obras de arte que la fantástica imaginación de mis colegas ponía al alcance de cualquiera. Nunca estaré suficientemente agradecida a los avances tecnológicos. Hasta hace pocos años, era impensable mantener una conversación cara a cara con familiares o amigos que estaban lejos, muy lejos. Y cuando una está sola en el mundo, el frío del desamparo, con sus greñas, su suciedad y sus vaqueros rotos, se asila en el alma con la impertinencia de un okupa, engullendo con avaricia tus ilusiones y defecando desesperanza sin el más mínimo pudor.

Por eso desde hace algún tiempo, no recuerdo bien cuánto, me impuse la obligación de mantener una videoconferencia diaria con algún ser querido. No estaba dispuesta a que la distancia se convirtiera en una goma de borrar recuerdos o en una sordina que alejase poco a poco sus voces. Cuando por fin pudiera reunirme de nuevo con ellos, no quería encontrarme con extraños a los que amar por obligación, sino abrazarlos con un cariño esculpido a golpe de cercanía. Todos los días me sentaba delante del televisor. Tenía un horario de videoconferencias muy estricto que casi siempre se cumplía escrupulosamente. Lunes y miércoles a las diez de la mañana, mi abuelo materno. Martes y viernes a la una de la tarde, mi madre. Y los jueves a las nueve de la noche, aquel amigo de la infancia que se marchó hace ya veinticinco años. Los sábados y domingos preferí no ocuparlos por si hacía planes de fin de semana, aunque me estaba planteando muy seriamente ampliar mi plan semanal de cariño telemático a esos días.

Aquel jueves, cuando llegó el momento, mi amigo no apareció. Esperé casi una hora, pero nada. La pantalla se mantuvo en negro y se me agotaba el tiempo. A los pocos minutos sucedió lo inevitable. Irrumpieron en la sala de recreo los celadores, los enfermeros y los médicos. Sacaron el mando a distancia que siempre guardaban bajo llave, encendieron el televisor, pulsaron el cinco y se sentaron, agitados y ansiosos, a esperar el inminente comienzo de Gran Hermano. Nunca entendí por qué mi psiquiatra insistía en que no debía olvidarme de tomar mis pastillas y en que no me quitaran la camisa de fuerza. Al fin y al cabo, yo sólo hablaba con mis seres queridos frente a un televisor apagado, mientras que aquel rebaño de presuntos cuerdos perdían su dignidad frente a uno encendido.

(Con cariño para Glauca)


miércoles, 21 de noviembre de 2007

Sincera impudicia

No sé yo si tanta sinceridad es buena. El nuevo capítulo de ayer de "Tengo una pregunta para usted" tuvo como estrella estelar, valga la redundancia, a nuestro presidente autonómico, que no autónomo. Tengo que reconocer que a mitad de programa lo quité porque me dió un ataque de vergüenza ajena, pero he leído que dijo tener sólo 3.400 euros ahorrados.

Teniendo en cuenta que tiene todas sus necesidades, las básicas y las extras, generosamente cubiertas y que gana 60.000 euros netos al año, no sé yo. Insisto. No sé si es buena tanta sinceridad. Si es verdad, mal asunto que un gestor de la cosa pública no sepa gestionar eficazmente su patrimonio.

Dejémoslo ahí, no me vaya a caer una querella.


lunes, 19 de noviembre de 2007

Ojo al dato

La prensa se ha hecho eco de un informe realizado por un portal inmobiliario en el que, entre datos de tamaños medios de vivienda, precios medios de venta, precios medios de alquiler y otra información por el estilo, se afirma que alquilar es la mitad de costoso que comprar. O dándole la vuelta a la frase, que comprar es el doble de caro.

Incluso en medios digitales de cierto prestigio, alguno de ellos con el término "finanza" en su nombre, se dice en titulares que se acabó el dilema entre el alquiler y la compra, en el sentido de que ya interesa más alquilar que comprar.

Los datos de los que parten para tal afirmación son que las características de la vivienda media en alquiler y en venta son similares, que el precio medio de alquiler de la misma es de 965 euros/mes y que el precio de venta es de 299.959 euros. Con esos datos, tomando como periodo de amortización treinta años y el tipo de interés actual, la cuota de la hipoteca ascendería a 1.690 euros/mes. De esta forma, llegan a la conclusión de que al cabo de treinta años, habremos pagado unos 348.000 euros de alquiler y unos 608.000 euros en cuotas hipotecarias. Conclusión: interesa más alquilar que comprar.

Pues no señor. En el análisis se comete un error de bulto: el valor del dinero y de los activos varían con el tiempo. Así, si partimos de ciertos supuestos más que razonables, incluso optimistas a favor del alquiler, tales como que el IPC anual en los próximos treinta años sea del 2%, que los tipos se mantengan en los niveles actuales, que los activos inmobiliarios se revaloricen sólo el IPC, es decir un 2%, y tenemos en cuenta el factor temporal al valorar los pagos y los activos, las conclusiones serían otras. Prescindiremos del necesario requisito de la conversión de euros corrientes a euros constantes para poder comparar y sumar magnitudes homogéneas por simplicidad en los cálculos. Y porque, aunque altera el resultado monetario, no altera el sentido del análisis. Vamos a ello.

Puesto que el propietario querría subir al menos el IPC anual en la cuota de alquiler, el importe pagado a lo largo de los treinta años sería de unos 470.000 euros y no de 348.000 euros. Para el caso de la compra, al cabo de los treinta años habré pagado los 608.000 euros y dispondré de un activo que se ha revalorizado hasta los 533.000 euros (a razón de un 2% anual). Es decir, que he pagado 260.000 euros más que alquilando, pero dispongo de un patrimonio de 533.000 euros, lo que arroja un saldo a favor de la compra de 273.000 euros (si hubiésemos trabajado con magnitudes constantes actualizando valores, la diferencia real hubiese sido de unos 192.000 euros de los de ahora). Otra cuestión bien distinta es que no dispongamos de la liquidez mensual necesaria para comprar y nos veamos obligados a alquilar.

Moraleja: hay que leer los periódicos con espíritu crítico.


Ahí queda eso

"Los dos principales enemigos de la sociedad libre o de la libre empresa son los intelectuales, por un lado, y los hombres de negocio por el otro, y por motivos opuestos. Todo intelectual cree en la libertad para sí mismo, pero se opone a la libertad de los demás. Cree que debería haber una oficina de planificación central que establezca las prioridades sociales. El empresario es justo lo contrario. Todo empresario está a favor de la libertad de todos los demás, pero cuando se trata de él la cuestión cambia. Él es siempre el caso especial. Él debería tener privilegios específicos del Gobierno: una aduana, esto, aquello…"

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"Estoy a favor de legalizar las drogas. Según mi sistema de valores, si la mayoría de la gente quiere matarse a sí mismos, tienen todo el derecho de hacerlo. La mayoría de los problemas que vienen de las drogas son porque éstas son ilegales. "

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"Mucha gente quiere que el gobierno proteja a los consumidores. Un problema mucho más urgente es proteger a los consumidores del gobierno. "

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"El poder centralizado no se vuelve inofensivo por las buenas intenciones de quienes lo crearon."


(Milton Friedman, Premio Nobel de Economía)


domingo, 18 de noviembre de 2007

Cuento: Paronomasia

Aún no había llegado nadie. Ni siquiera el terapeuta. Me agobiaba cuando era el primero en llegar y encontraba aquel salón vacío, con un semicírculo de mesas y sillas solitarias en el centro y varios fluorescentes haciendo guiños a mi tragedia. Bueno, a la que había sido mi tragedia hasta hacía dos meses. Por culpa de mi adicción había perdido familia, trabajo y amigos. Amigos de los normales, porque de los otros, de los que compartían tormento conmigo, tenía muchos. Pero no era lo mismo.

Un día, el único amigo normal que aún me aguantaba, quizás porque en una ocasión le salvé el pellejo impidiendo que un virus en su ordenador le estafara cuarenta mil euros de su cuenta corriente, me habló de la asociación. Recuerdo que le dije que me dejara en paz, que era incapaz de vencer mi adicción y que además no quería hacerlo. No quería quedarme vacío. No quería perder lo único que le daba ya sentido a mi vida. Lo había perdido todo y no quería desprenderme también de aquellos breves e intensos momentos de felicidad que obtenía varias veces al día, cuando estallaba en mil pedazos el sinsentido en que se había convertido mi existencia para recomponerse fugazmente como un mágico zigurat. No entendía cómo unos pocos fogonazos de ilusión diarios podían hacer soportables los somnolientos días y las insomnes noches. Pero así era, un día y otro. Su insistencia, que nunca agradeceré lo suficiente, y mis ya escasos cuarenta kilos de peso a pesar de mi metro ochenta, me animaron a intentar salir de aquella bruma permanente.

Tras dos meses de terapia diaria, allí estaba yo, esperando el inicio de mi última sesión. Una sonrisa, casi una mueca, se abrió paso a codazos entre la melancolía de lo vivido y la esperanza del porvenir, mientras recordaba con cierto pudor mi primer día. Se había fijado en mi memoria como la típica escena de alcohólicos anónimos en una vieja película. Inolvidable y espeluznante. Me encontraba de pie, rodeado de una treintena de personas que me observaban como suplicándome que les devolviera la mirada que algún día perdieron. No sabía qué hacer, así que tiré de guión, dije mi nombre y pronuncié tras él la frase que todos esperaban escuchar. Los nervios debieron impedirme vocalizar bien, a la vista del interrogante en que convirtieron sus muecas, y tuve que repetirlo. Tras un embarazoso silencio, el terapeuta preguntó, todo amabilidad, ¿Que eres drogadicto, dices? Me dio un vuelco el corazón. Compararme a mí con esa basura, con esos desgraciados, con esos débiles mentales. ¿Acaso tenía yo pinta de drogadicto? ¡Por supuesto que no soy drogadicto!, exclamé indignado alzando la voz. ¡Mi nombre es Juan Velázquez y soy blogadicto!¡Blo-ga-dic-to! repetí a grito limpio. ¡Ah, de los raritos!, respondió uno de los de la mirada perdida, como si acabara de encontrarla junto con su dignidad. Y remató, escupiendo en el suelo con todo el desprecio del que fue capaz, con un ¡eso es en el cibercafé de la segunda planta!


sábado, 17 de noviembre de 2007

¿El padre que nos parió?

Quizás debería, pero no me avergüenza reconocer que no tengo ni puñetera idea del pensamiento de Blas Infante. Deben ser los efectos secundarios de mi aversión a los nacionalismos. Dicen que es el padre de la patria andaluza y así lo han reflejado en el nuevo estatuto. Si ellos lo dicen....

Los recientes insultos de Vidal Cuadras hacia Blas Infante lo han puesto de moda. Por lo que leo por ahí, no sé si su figura ha salido ganando o perdiendo tras algunos aspectos de su pensamiento que han salido a la luz a raíz de esa polémica. Por ejemplo, yo desconocía que se había convertido al islam, o que su ideal de sociedad miraba a África y no a Europa, o que afirmaba que fuimos sometidos por la rudeza y fanatismo de los castellanos durante la reconquista, o que somos una nación sojuzgada.

Últimamente soy bastante escéptico con las distintas versiones de nuestra historia, así que casi todo lo que leo de manera fragmentaria lo suelo dejar en el congelador hasta que consigo tener tiempo para documentarme con más calma. Siempre, claro, que me interese el asunto lo suficiente como para asignarle una parte de mi escaso tiempo. Como no es el caso, me limitaré a dejar un par de enlaces sobre el tema que, por huir de las versiones políticamente correctas, me han parecido interesantes. Aquí está uno y aquí el otro. Que cada cual saque sus propias conclusiones.


viernes, 16 de noviembre de 2007

Una mañana cualquiera

Tengo que reconocer que no soy de los que les gusta que el taxista le dé palique más allá de un breve intercambio de palabras de cortesía. Obviamente, el que me llevó esta mañana a hacer unas gestiones a Hacienda no lo sabía. Ni tenía por qué saberlo. En el primer semáforo por el que pasamos empezó a despotricar de un negro que estaba vendiendo pañuelos. Que si no debían permitirles la entrada en el país, que qué hacía el gobierno que no lo evitaba, que si eran un foco de delincuencia.... Si no fuera por el tono que empleaba, hasta podría estar de acuerdo con sus afirmaciones como punto de partida para una reflexión seria sobre el asunto.

Así estuvo, erre que erre ante mi indiferencia, que él debió entender como una señal de asentimiento porque avivó su discurso. Terminó, cuando estábamos a punto de llegar a mi destino, con un ¡ésta es la democracia!, rematado con un signo de admiración en forma de suspiro resignado. Jugando con esa ambigüedad que te permite ser educado diciendo lo que piensas, le espeté que la democracia era eso y muchas más cosas. Cuando contestó entusiasmado ¡claro, claro, y muchas cosas más!, sonreí satisfecho. Dije lo que pensaba y él pensó lo que quiso.

Me bajé del taxi justo cuando pasaba el tranvía. Seguro que su conductor no tenía que soportar negros en los semáforos ni sus viajeros una conversación no buscada. Sobre todo por aquello de prohibido hablar con el conductor. Cuando llegué a Hacienda me senté a esperar mi turno. Justo detrás de mí había varias mesas para que quienes tuvieran que rellenar formularios o impresos pudiesen hacerlo cómodamente. Dos chavales de unos dieciocho o veinte años que estaban sentados en una de ellas haciendo lo propio, me tocaron el hombro. Oiga ¿qué es un municipio?, preguntaron. Les miré un poco descolocado. Pelos amarillo pollo, tornillería facial varia, manos descuidadas y sucias, ropas extravagantes y un respeto fingido en el habla, como de falta de costumbre. Es lo que tiene el traje, que regala dignidad por fuera aunque uno sea un cretino por dentro. ¿Un municipio? ¿cómo que qué es un municipio?, pregunté a modo de respuesta. Tan poco pudor mostraron ante su ignorancia, que no terminaba de estar seguro de si me estaban tomando el pelo. Sí, un municipio, que qué es, reiteraron. Vamos a ver, ¿tú donde vives?, le pregunté a uno de ellos. En San Juan de Aznalfarache, respondió. Pues ése es el municipio, sentencié. En esta ocasión renuncié a mis principios. En lugar de enseñarles a pescar, les pesqué la pieza, se la cociné y se la serví en su punto. Si no consiguieron enseñarles lo que era un municipio en dieciocho años, no lo iba a hacer yo en cinco minutos. Y mucho menos si el M006 de mi número estaba ya parpadeando en la ventanilla dieciséis.


El tino de Moratinos

Para una vez que dice algo con sentido común, la que le están dando. Sí, ya sé que es muy fácil defenderlo cuando se está de acuerdo con él, pero no se crean que este ministro es santo de mi devoción. Como diría Aznar, el protagonista involuntario del culebrón, lo cortés no quita lo valiente.

Instado a ser firme con Chávez, ha respondido que "la firmeza ya la ejercieron el Rey y el presidente del Gobierno y sin esos gestos de firmeza, absolutamente justificados (¿?), no estaríamos en la situación en la que estamos".

Y ahora dirán ustedes que la culpa de todo la tiene Chávez, que si no hubiera insultado a un presidente y a nuestra democracia no hubiera habido necesidad de responder de esa forma y no se habría generado esta crisis. Sin duda no les falta razón, pero olvidan que las cabriolas de un mono son impredecibles y que lo que sí depende de uno es decidir quedarse debajo del mono para que le caiga encima o quitarse de en medio para ir a comprar un tranquilizante que lo atonte. Y a ser posible, no ponerle la inyección en público.

O eso, o teníamos que haber sido firmes de verdad hace ya tiempo, no ahora de boquilla con un porqué no te callas, asumiendo todas las consecuencias. Todas.


jueves, 15 de noviembre de 2007

El gnomo

El gnomo que habitaba feliz desde hacía dos lustros bajo la tecla de la letra "Ñ", no se percató hasta que fue demasiado tarde, de que Jean-François Revel, propietario del ordenador, había comenzado un curso de español.


miércoles, 14 de noviembre de 2007

Quién os ha visto y quién os ve

Dice CCOO que el tremendo subidón de los precios en Octubre no se ha debido únicamente al incremento del precio del petróleo, compensado parcialmente por la apreciación del euro, sino que también tiene mucho que ver "con un proceso de formación de precios deficiente".

Y ahora es cuando viene la sorpresa. Conociendo la ideología del sindicato, uno espera una diatriba sobre la necesidad de que el Estado intervenga fijando y regulando precios para corregir los perversos errores del libre mercado y el obsceno capitalismo. Pero no. Resulta que abogan por mayor competencia, más libre mercado, para mejorar el proceso de formación de precios.

Ya sólo les falta entender que los salarios son precios y que su proceso de formación padece de similares deficiencias. A ver si se aplican el cuento y piden más libre mercado también para este bien.

Si siguen así, a lo mejor hasta me afilio al sindicato. Y no pueden hacerse una idea de lo que me ha costado escribir esto último. No obstante, permítanme ir entrenándome en utopías varias por si al final tuviese que afiliarme.

Y mientras, Sarkozy pidiendo en el Parlamento proteccionismo para la industria europea. ¡Para que después abran los ojos con asombro los que nos llaman incoherentes a los liberales de izquierda!


martes, 13 de noviembre de 2007

Cuento: Instinto animal

Casi mediados de Noviembre y el día marceaba con un descaro que rayaba la soberbia. Salí a la calle como todas las mañanas. Había que estirar los músculos, hacer algo de ejercicio y tomar el aire. Todo el día encerrado en ese piso de cincuenta metros te deja los músculos vagos, la vista corta y el ánimo agrio.

Al salir del portal y doblar la esquina, Juani, la vecina del cuarto be, recostada en el tronco de una enorme tipuana y con un sólo pie apoyado en el suelo, estaba colgándole los adornos navideños al árbol genealógico de no sé quién. Al ver su tacón de aguja, provisionalmente deformada su afilada punta por una diminuta croqueta, y cubierta su suela por una oscura hamburguesa que rebosaba hasta reposar sobre la blanca piel que su elegante y escaso zapato dejaba al aire, lo comprendí todo. Había pisado una mierda. Por su tamaño y consistencia parecía de persona, pero no, era de perro y la familia, la viva y la muerta, en la que se estaba ciscando en ese momento era la de su dueño.

Aquel día lo comprendí todo. A partir de entonces, cada vez que veía a alguien con una bolsita de supermercado a modo de improvisado guante en una mano y en la otra una correa rematada en su otro extremo por un perro, sabía que no era la limpieza de la acera la que le guiaba, como yo ingenuamente creía, sino la de la memoria de sus difuntos y progenitores. Un verdadero sentimiento de cariño y respeto por los suyos, que incluso vencía el asco que sus caras reflejaban cuando, en el mismo instante en que la mano asía la cosa, su calidez, desagradable reminiscencia de su origen, traspasaba el fino plástico.

Absorto iba, pensando en lo retorcidos que eran los humanos, cuando un brusco tirón de mi cuello me recordó que aún no había hecho mis necesidades y que mi dueño tenía prisa. Miré hacia él con cierta pena. No llevaba ninguna bolsa en la otra mano.


lunes, 12 de noviembre de 2007

Y ahora los empresarios (y II)

A pesar de que el objetivo del informe colisiona frontalmente con el sistema de convivencia que nos hemos dado voluntariamente los españoles, no me resisto a hacer algunos comentarios respecto de su contenido.

En primer lugar, agradecer a la patronal catalana que haya incluido los datos de Andalucía aunque su intención real sea la de compararse con Madrid. ¿Por qué la CEA no ha dicho ni pío sobre el hecho de que la inversión por habitante en Andalucía haya sido claramente inferior a la realizada en Cataluña y Madrid en el periodo analizado?

En segundo lugar, resulta llamativo que se hayan tomado periodos distintos para analizar las inversiones presupuestadas y las liquidadas (las realmente ejecutadas). Si intentamos aproximar los dos periodos para que el análisis sea más coherente, al tomar el periodo 1.997-2006 para las inversiones liquidadas, los resultados son curiosos. Por ejemplo, en las inversiones por habitante, Andalucía pasa de tener 11 euros más de media que Cataluña a tener ¡19,6 euros menos!.

En tercer lugar, el rigor económico que se le supone a una asociación empresarial, brilla por su ausencia. En ningún sitio se dice si los euros de los que se habla son corrientes o constantes. Para los menos familiarizados con los conceptos económicos, el término "corriente" significa que la valoración de cada año se ha hecho con el valor del euro en ese año que, como todos sabemos, es distinto al del año siguiente y al del anterior por efecto de la inflación. Cuando hacemos un análisis temporal de una variable económica, es preciso trabajar con euros "constantes"; es decir, corrigiendo cada año el valor del euro por la inflación. Si no se hace así y sumamos magnitudes de distintos años o las promediamos, estamos sumando o promediando peras y manzanas. Este grave error podría dar al traste con las conclusiones de cualquier informe económico.

En cuarto lugar, ¿a qué se han dedicado los políticos catalanes en el periodo 2002-2006 permitiendo que el porcentaje de ejecución de las inversiones estatales en Cataluña esté en un 74%, el quinto por la cola? ¿O es que toda la culpa siempre es del otro?

Y por último, para no aburrir al personal. Se ha obviado la comparativa de la distribución de las inversiones en función de otras variables como la extensión del territorio, la dispersión de la población o la pobreza relativa, todas ellas contempladas en la LOFCA como criterios obligatorios para la asignación de recursos públicos.


Y ahora los empresarios (I)

La patronal catalana, Fomento del Trabajo Nacional que se llama la criatura, presentó la pasada semana un informe sobre las inversiones reales del Estado en cada Comunidad Autónoma.

En la presentación, además de comparar entre sí las inversiones del Estado en Madrid, Cataluña y Andalucía según tres ratios (en porcentaje sobre el total, en inversión por PIB y en inversión por habitante), su presidente ha solicitado la publicación de las balanzas fiscales. No es necesario que se publique lo que ya sabemos. Como ya analicé en mi trilogía sobre las balanzas fiscales (I, II y III), al margen de las dificultades de cálculo allí expuestas, es obvio que las regiones ricas tendrán una balanza fiscal negativa. ¿Y qué?. Probablemente el señor Juan Rosell también la tenga negativa y su vecino del cuarto, que está en el paro, positiva. En eso consiste lo que exige nuestra Constitución en su artículo 31.

Se confunden gravemente quienes plantean la cuestión desde el punto de vista territorial, afirmando que tal o cual región aporta más de lo que recibe. Es una cuestión de ciudadanos y no de regiones. Quienes están constantemente pidiendo la publicación de las balanzas fiscales sólo pueden tener un objetivo: exigir su equilibrio porque les beneficia. ¿Y cuál será el siguiente paso? ¿Que la Cataluña rica exija también el equilibrio contra la Cataluña pobre? ¿O alguien cree que esos desequilibrios no se reproducen a cualquier escala (que le pregunten si no al vecino parado de Juan Rosell)? Esa es la naturaleza de nuestro sistema fiscal y una de las bases de nuestra convivencia. Si nos lo cargamos, no nos queda casi nada.


domingo, 11 de noviembre de 2007

Un ciudadano más, pero para siempre

Reconozco que ha sido un gustazo escuchar al rey espetarle un por qué no te callas al orangután de Chávez. Claro que yo no soy más que un simple ciudadano que tiene derecho a ser vulgar y a exteriorizar mis bajos instintos cuando tiene delante a un energúmeno. Sólo me represento a mí mismo y no a una nación.

Nuestro presidente me ha sorprendido gratamente en esta ocasión. Ha defendido el honor de un presidente de su país elegido democráticamente, a pesar de la conocida aversión personal que se profesan mutuamente. Y lo ha hecho correcto en las formas y contundente en el fondo.

No puedo decir lo mismo del rey. Lo siento de veras. No estaba en una partida de dominó con unos amigotes, ni en una taberna tomándose unas copas. Y además, le ha dado pólvora al interpelado para contestar, con una cierta razón mal que me pese, que ningún Jefe de Estado puede mandarlo callar. Y menos aún uno que no ha ganado tres elecciones como él.

Si el rey quiere ser un ciudadano más y decir lo que le apetezca, por mí encantado.


viernes, 9 de noviembre de 2007

Cuento: Cincuenta centímetros

Siempre había llevado una vida recta, sin dobleces. En mi trabajo, ésa era una cualidad imprescindible. Y yo era la mejor. Al menos sobre el papel. No en vano llevaba más de treinta años siendo el apoyo de aquellas manos temblorosas, cuyos dedos recuperaban mágicamente el pulso firme de su juventud cuando, como una prolongación de sus extremidades, iniciábamos un nuevo proyecto juntos.

Fui testigo del lejano nacimiento de aquel estudio de arquitectura, Alberto&Asociados. Su larga carrera de éxitos había comenzado exactamente el día en que él, recién licenciado, entró en aquella tienda especializada y decidió que saliésemos juntos de allí. Desde entonces, se había ido pegando a mi piel, como un tatuaje invisible, el recuerdo de las miles de líneas que la imaginación de Alberto había convertido en edificios, museos, fábricas.... Bastaba que me tomara entre sus manos para que me sintiera útil. A veces, sentado ante su mesa de dibujo, me miraba sin verme, me acariciaba sin tocarme, absorto, dando suaves golpecitos con su lápiz sobre mi espalda mientras hurgaba distraídamente en su nariz a la búsqueda de inspiración. Como si su dedo quisiera usar aquel angosto pasillo para atrapar las musas que, jugando al escondite entre los pliegues de su cerebro, le hurtaban aquella idea genial que siempre le había dado un toque mágico a cada uno de sus proyectos.

Aquel fatídico día llegó al estudio con aspecto cansado. Bajo sus ojos, la cara oculta de dos medias lunas gritaban con su silencio lo que era evidente. Otra noche sin dormir. Y ya era la tercera. Se dejó caer en el taburete, apoyó los codos sobre su mesa de dibujo y me miró. De repente, cambió la expresión de su cara, la ira se asomó al balcón de sus ojos haciendo aspavientos, me cogió con una mano y me estrelló violentamente contra el brazo del viejo flexo. Mis cincuenta centímetros de veteranía quedaron reducidos en un instante a dos trozos de plástico de alta calidad. En uno de ellos aún se podían apreciar, medio borrados por el paso del tiempo, dos caballeros medievales en plena lucha sobre las palabras Faber-Castell. Y allí quedé, tirada en el suelo, rota e inservible. Sin saber por qué.


La verdura es saludable, por eso quiero el sombrero

Quizás no se lo crean, pero un tal Joan Ridao de ERC ha presentado una campaña con pancartas en las que se puede leer "He vuelto a llegar tarde al trabajo por culpa de Renfe. Por eso quiero la independencia". No he llegado a ver la pancarta, pero supongo que eso lo dirá en catalán, por supuesto. Aunque quién sabe, porque cuando de amplificar el mensaje se trata, nada como el conocido pragmatismo catalán para renunciar a lo que sea menester, incluido su sagrado idioma, con tal de obtener los resultados apetecidos.

Supongo que estarán convencidos de que toda la responsabilidad sobre lo ocurrido es de lo que ellos llaman España. Del Estado español, del gobierno español, de los ciudadanos españoles que viven de su esfuerzo y les estafan con impuestos. También supongo que están seguros de que los políticos catalanes, a diferencia de los españoles, son unos magníficos gestores, honrados, trabajadores, transparentes, demócratas y entregados al bienestar de su amado pueblo.

Porque todo eso es lo que dice la pancarta. Eso sí, muy resumido que hay que ahorrar tela. Y es que mi capacidad de síntesis no se puede igualar a la del amigo Joan. O quizás sea una cuestión de lengua. Vamos, de idioma, ustedes ya me entienden.

¡Ah! Y absténganse de ir a la manifestación aquellos que ya llegaban tarde al trabajo cuando Renfe todavía funcionaba. Que hay mucho listillo suelto.


jueves, 8 de noviembre de 2007

No lo digo yo.......

Lo dice nuestra Real Academia de la Lengua. Nuestro presidente es un pazguato, un gaznápiro y un iluso. Eso no tendría la menor importancia si fuera un ciudadano más cuyas decisiones afectasen sólo a su entorno más inmediato.

Y es que nuestro presidente es muy feliz. Y yo que me alegro. Lo dijo ayer en el Congreso en un alarde de irresponsabilidad. Vale que un gobernante no tenga que transmitir pesimismo, pero con la que está cayendo en nuestra economía, por referirme sólo a un aspecto fundamental para la calidad de vida de los ciudadanos, hacer alarde de ese esperpéntico y exagerado optimismo que suena a falso es, como poco, irresponsable. Eso si realmente fue una pose, porque si además se lo cree, entonces es un drama.

Si a eso le sumamos que parece convencido de que la acción de gobierno no tiene nada que ver con la brutal subida de precios de los productos básicos, que paren el mundo que me bajo. Alguien de su entorno que sepa algo de economía debería avisarle antes de que diga tamañas sandeces. Con ser grave estar convencido de ello, lo más grave es lo que eso implica, a saber, que a futuro tampoco se van a tomar decisiones al respecto.


miércoles, 7 de noviembre de 2007

En pocas palabras: imaginación y originalidad (nanorrelatos)

"El pecador, arrodillado, pidió ser absuelto de sus horrendos crímenes. El confesionario se tragó su alma, escupió sus huesos y luego volvió a dormirse entre sonoros ronquidos."

"Los duendes hambrientos esperaron su momento agazapados bajo la cama. Cuando ella despertó, estaba sola. Otra vez."

"La víctima se indignó al reconocer a su asesino. Pensaba matarlo él mismo aquella tarde."

"Las voces en su cabeza siempre le habían dicho a quién matar. Fue un placer conocerlas personalmente tras la ejecución."

"- ¡Julieta! ¡Estás viva! - exclamó un avergonzado Romeo subiéndose las mallas."

"La piel de la joven era blanca como la nieve y suave cual terciopelo. Por desgracia, también era dos tallas más pequeña."

(El artista de estas pequeñas joyas: Alfredo Álamo)

martes, 6 de noviembre de 2007

¿Merecemos unos políticos que nos respeten?

La verdad es que me estaba resistiendo a escribir sobre el asunto. Demasiada mierda en las tuberías políticas que los fontaneros de cada partido, lejos de desatascar, decidieron arrojar al aire con ventilador en mano hace ya demasiado tiempo. Y por lo que se ve, han comprado ventilador nuevo.

Aquél fatídico día de hace ya casi cuatro años murieron asesinadas muchas personas. Demasiadas. Ésa es la única verdad incuestionable e inamovible. Todo lo demás, las supuestas mentiras del gobierno de aquella época en los días posteriores, la grave manipulación por parte del PSOE de unos hechos tan dramáticos para ganar las elecciones, el mal perder y el erre que erre del PP desde el 14M hasta hoy y los "repita conmigo que no fue ETA" de unos, contestados por los "repita conmigo que no fue Irak" de los otros hace escasos días, es discutible, pero casi tan dramático como el propio atentado.

Nuestra clase política, o al menos sus cabezas visibles, dan pena. No sé si el PP mintió los días siguientes al atentado, pero el sentido común me dice que no, que siendo tanta la confusión, era disculpable cualquier contradicción en los datos en esos primeros momentos. No sé si fue realmente el PSOE el que puso en marcha la operación de acoso y derribo aprovechando torticeramente la conmoción y la falta de reflejos de un gobierno momentáneamente noqueado, pero me da en la nariz que sí, que fueron desleales al gobierno, a la democracia y al Estado. Es mi opinión. Había que mojarse y me he puesto chorreando.

Lo que no parece discutible ni opinable es que quienes decidieron que el PSOE gobernara fueron los ciudadanos, que son soberanos para equivocarse, para dejarse engañar o para creer a quienes ellos decidan. A partir de ahí, el PP debería haber sabido perder y, tras la sentencia, ambos partidos deberían saber pasar página. Por su bien y por el nuestro. El asunto debería mantenerse vivo sólo en el ámbito judicial y policial, principalmente para clarificar todas aquellas cuestiones que nos permitan crear instrumentos de defensa contra el terrorismo, venga de donde venga.


lunes, 5 de noviembre de 2007

Cuento: El examen

Volví a comprobarlo por si había sido un sueño. Ya no quedaba nadie por los pasillos de la Facultad y pude plantarme con tranquilidad frente a la vitrina. A través del cristal, esmerilado por las huellas que la grasa de los ansiosos dedos de mis compañeros habían dejado sobre él unos minutos antes, se podía apreciar, borroso, mi nombre en la lista. Facultad de Filosofía de la Universidad de Sevilla. Asignatura, metafísica. Curso, cuarto. Nota, matrícula de honor.

Era el único aprobado de más de trescientos. No podía ser. Aquel día llegué con una resaca descomunal después de tres días consecutivos de juerga y dos noches locas con María. Entré al examen sólo porque soy un animal de costumbres. En los cuatro años que llevaba en la facultad, jamás había dejado de presentarme a ninguno. Y éste no iba a ser el primero.

Cuando me entregaron el folio con las preguntas, pensé que la falta de sueño y el vértigo de mi mente en blanco estaban jugándome una mala pasada. Sólo dos palabras y un inmenso desierto blanco bajo ellas que debía convertir en un vergel de ideas. Primera y única pregunta: ¿POR QUÉ? Estaba claro que iba a sufrir una dolorosa derrota en aquella batalla. Y el catedrático se había pasado tres pueblos. De original y de cabroncete. Recordé a María, su piel, su sonrisa enigmática, el olor a melocotón de su pelo, el mármol cálido de sus caderas, la alquimia de sus caricias. Me pareció oír que su voz sonriente susurraba algo a mi oído y, con el arrojo suicida que nos alquila la desesperación, casi sin darme cuenta, lo escribí en el papel: ¿Y por qué no? Firmé, entregué el examen y me fui a comprar los churros que le había prometido a María para el desayuno.

Amaranta Vargas, matrícula de honor. Asignatura, metafísica. Curso, cuarto. No me lo podía creer.


domingo, 4 de noviembre de 2007

Cuento: Como dos gotas de agua

Por fin había llegado el día. Casi un lustro urdiendo el meticuloso plan y de nuevo estaban allí aquel Sábado Santo, en el patio del convento. Entre las rendijas de la persiana de mi diminuta celda podía observarlo todo. El capataz, que acababa de terminar la "igualá", y los costaleros.

Nerviosos, tensos, sosteniendo el extremo de la faja del compañero unos, arrodillados sobre el costal otros. Y allí estaba él, con apenas veinticinco años. La una y media de la tarde. La hora convenida. Levantó la vista hacia mi ventana. No podía verme, pero mi corazón dio un vuelco y el vello de mi desnuda nuca se erizó bajo mi hábito. Salí rápidamente de mi celda y afronté el largo pasillo solitario. Todas las hermanas debían permanecer en sus celdas mientras hubiese hombres en el recinto sagrado. Al otro extremo apareció él y le urgí a que apretara el paso. Llegó junto a mí y nos deslizamos rápidamente al interior de mi celda. Nos abrazamos nerviosos.

En esta mañana de Domingo de Resurrección, mientras rezo en la capilla y procuro que el hábito no roce la dolorosa llaga de mi cuello, doy gracias a mi Señor por permitirme pasear sobre mis hombros a su Madre por las calles de Sevilla. Y también por haberme dado un hermano gemelo. Como dos gotas de agua.


(Con especial cariño para todos los semanasanteros y "tontos" del capirote, Paco Robles dixit, que suelen tapear por mi taberna)

viernes, 2 de noviembre de 2007

Sólo es otra opinión

Lo dice John R. Christy, miembro del IPCC, en el Wall Street Journal de ayer. Merece la pena leer el artículo entero titulado "My Nobel moment", pero para los más vagos, extracto los párrafos que me han parecido más interesantes.

The other half of the prize was awarded to former Vice President Al Gore, whose carbon footprint would stomp my neighborhood flat. But that's another story.
[.....]
There are some of us who remain so humbled by the task of measuring and understanding the extraordinarily complex climate system that we are skeptical of our ability to know what it is doing and why. As we build climate data sets from scratch and look into the guts of the climate system, however, we don't find the alarmist theory matching observations. (The National Oceanic and Atmospheric Administration satellite data we analyze at the University of Alabama in Huntsville does show modest warming -- around 2.5 degrees Fahrenheit per century, if current warming trends of 0.25 degrees per decade continue.)
[.....]
I haven't seen that type of climate humility lately. Rather I see jump-to-conclusions advocates and, unfortunately, some scientists who see in every weather anomaly the specter of a global-warming apocalypse. Explaining each successive phenomenon as a result of human action gives them comfort and an easy answer.
Sólo es otra opinión.


Cuento: All Hallow's Eve

Mientras salía del cementerio, pensaba que aquello parecía una fiesta. Sólo se acordaban de sus muertos, de forma tan visible y folclórica, cuando el cruel calendario se lo ordenaba.

Allí estaban los vivos. Y en el más allá, los muertos. Entre ellos, sólo el tiempo que se transmuta en distancia cuando filtra el recuerdo y anestesia el dolor. Nunca supe qué se siente al perder a un ser querido porque nunca quise a nadie. Tampoco nadie me quiso nunca a mí. Ni siquiera los que creían quererme.

Mientras buscaba el dichoso disfraz, recogí mis huesos antes de que el tumulto los pisoteara. Maldita osteoporosis, mascullé en voz baja mientras los colocaba cuidadosamente en el orden correcto. La última vez, las prisas me jugaron una mala pasada ¡todavía me dan arcadas cuando lo recuerdo! A pleno sol, algún transeúnte se quedaba mirando con descaro al verme salir del cementerio renqueante, la cara de un pálido marfil hueso, la capa polvorienta, las botas exageradamente grandes. ¡Qué pasa! ¿es que nunca has dormido la mona en un cementerio después de una fiesta de disfraces?, le grité al primero que osó increparme por mi falta de respeto.

Me alejé del camposanto lamentando amargamente cuán bajo había tenido que caer: la parca escondida bajo una resacosa juerguista, disfrazada de Capitán Alatriste decapitado para pasar desapercibida.¡Qué vergüenza! Mi jefe y sus disparatadas ideas para mantener al personal en su caverna particular. El próximo año sólo me compro la gomilla y que me despida si quiere.

(Dedicado especialmente al tirillas)


jueves, 1 de noviembre de 2007

¡Qué nivelazo!

Comenzó la intervención en el parlamento aragonés como portavoz socialista de Educación y la terminó como ex. No sé si quien decidió que fuera portavoz también es ya ex. Aunque viendo cómo funciona la política en nuestro país, supongo que no.

Si alguien no termina de entender en qué consiste el Principio de Peter, aquí tiene una clase práctica.




miércoles, 31 de octubre de 2007

Invita la casa. Hoy: la ley de la claridad

Ya escribí hace un mes un artículo en el que reflexionaba sobre el problema del separatismo, la necesidad de encontrar solución a un problema real que no se soluciona mirando para otro lado y las dificultades para encajar ese derecho en el seno de un sistema democrático.

Pues aquí hay una posible solución al problema. Lean con especial atención el sexto párrafo y el resumen de la conferencia a la que se refiere en el quinto. Además, en la red hay amplia información sobre la Ley de la Claridad para quienes estén interesados en profundizar más sobre ella.

Es posible que a muchos les aburran estas cuestiones. A mí me parecen cruciales para el futuro de nuestro país y nuestra convivencia.


martes, 30 de octubre de 2007

Me lo explique, oiga

Y es que más sabe el diablo por viejo que por Bermejo, o algo así. Mira que a este hombre se le entiende todo. Hasta cuando habla, fíjate.

Pero hoy no he conseguido enterarme de lo que quería decir cuando, hablando de la apertura del juicio oral contra Ibarreche y compañía, hizo suyo el símil de la fiscalía. Con esa media sonrisa socarrona y autosuficiente que le caracteriza, ha dicho más o menos lo siguiente:

"Si una persona encuentra a alguien muy borracho y éste le pide que le lleve en coche, es diferente llevarle a un hospital para que se recupere o a su coche para que lo coja y eche a andar. La conducta es la misma: llevar a un borracho en el coche. Sin embargo, cualquiera que dedique un segundo a pensar en la valoración social de esa conducta, no tiene nada que ver llevarle para que coja su coche y salga andando borracho o llevarle a un hospital"


¿Y quién se supone que es Ibarreche? ¿El que se encuentra al borracho o el borracho? ¿Y qué se supone que ha hecho? ¿Llevar al borracho al hospital o dejarlo conducir ebrio? Y si Ibarreche es el borracho ¿le pidió al buen hombre que le llevara al hospital o se empeñó en conducir borracho?

Venga señor Bermejo, no me deje usted así y alardee de esa vocación pedagógica de maestro de pueblo condescendiente, con perdón para los maestros, de la que hace usted gala siempre que tiene ocasión.


lunes, 29 de octubre de 2007

El lenguaje secreto de un libro de tablas logarítmicas

Cuando el otro día estaba aclarándole a mi hijo algunos conceptos estadísticos para un examen que tiene esta misma semana, me vino a la mente un artículo que Manuel Conthe (sí, el de la CNMV) escribió en Expansión hace ya algunos años. Por aquel entonces tenía una columna semanal muy interesante sobre asuntos que mezclaban hábilmente cuestiones matemáticas, sociales, económicas o políticas. Me las leí casi todas y guardé las que me parecieron más interesantes.

Me he puesto a husmear por mi disco duro y he encontrado el artículo en cuestión que data del ¡10 de julio de 2.001! Mucho debió impactarme su contenido para que me viniera a la memoria seis años después. Seguramente tenga algo que ver el hecho de que leyera hace unos días que acaba de publicar su segundo libro, "La paradoja del bronce: espejismos y sorpresas en el mundo de la economía y la política". En cuanto salga en edición de bolsillo, que será pronto porque se venderá poco, me lo compro.

Resulta que a finales del XIX, un matemático y astrónomo estadounidense llamado Simon Newcomb, observó que las tablas de logaritmos estaban más deterioradas y manoseadas por el principio que por el final. Los que ya tienen cierta edad y hayan tenido la suerte de poder cursar el bachillerato, recordarán que para el cálculo de los logaritmos se utilizaban unos libritos que contenían multitud de tablas. No recuerdo si por aquellos años ya existían calculadoras que permitieran calcularlos directamente, pero sí recuerdo que yo no la tuve hasta que comencé en la Universidad. Lo que es seguro es que en la época del amigo Simon no las había. Y tampoco parece que el jabón fuese muy popular.

Como en las tablas los números están ordenados de menor a mayor, nuestro avispado astrónomo concluyó que en la vida real abundan más los números cuya primera cifra significativa es el 1. Vamos, que son más frecuentes números como 0,13 ó 113 que números como 0,97 ó 932. Sacando su vena de matemático, quiso afinar su cálculo y estimar la probabilidad de que un número comience por un determinado dígito, llamémosle "d". Y lo consiguió. En 1.881 enunció una ley que estableció que dicha probabilidad era igual al logaritmo decimal de (1+1/d).

Pero parece que nadie le hizo mucho caso y su hallazgo pasó desapercibido, hasta que en 1.938 un ingeniero llamado Frank Benford descubrió de nuevo, de forma independiente, la misma ley tras recopilar gran cantidad de datos de diversas fuentes (apunte contables, pesos atómicos, números aparecidos en publicaciones.....). Según la Ley de Benford, como se la conoce actualmente, la probabilidad de que la primera cifra significativa de un número sea 1 es del 30,1%, de que sea 2 es del 17,6% y así sucesivamente (para el resto de dígitos será 12,5%, 9,7%, 7,9%, 6,7%, 5,8%, 5,1% y 4,6% respectivamente). Prueben, prueben.

Es importante subrayar que la Ley de Benford no es aplicable a números generados al azar, sino a aquellos que están sometidos a múltiples influencias como la población de ciudades, los números que aparecen en las páginas de un periódico, las cotizaciones bursátiles o ¡los datos de ingresos y gastos en una declaración de impuestos, a menos que alguien se los haya inventado!.

Esta ley tiene actualmente muchas aplicaciones, entre las que se encuentra la detección de fraudes fiscales o contables. Si están interesados, busquen por la red y se asombrarán.

Espero que en la nota del examen de mi hijo no se cumpla la Ley de Benford, salvo que se trate de un número natural de dos cifras.


domingo, 28 de octubre de 2007

Cuento: El instante

Suena el teléfono como una patada en el culo del silencio nocturno que le hace dar un respingo. Y a mí también. Adormilada, enciendo la luz. Las dos y diez de la madrugada. ¿Sí?, contesto de manera automática. Soy yo, estoy en el portal, déjame subir por favor.

En esta madrugada del 29 de Marzo, en vísperas de que todo termine de una vez, recuerdo lo que pensé hace ya cinco meses, a esa misma hora, en ese mismo instante. Un instante que se repetiría una y otra vez.

Aquella lejana noche del 28 de Octubre, cuando sonó el teléfono a las dos y diez, pensé que no podía ser. De nuevo él. Tenía claro que lo nuestro ya había acabado. También que si lo dejaba subir, terminaría metiéndose en mi cama otra vez. Lo pasaríamos bien. Y nada más. No. No era eso lo que a esas alturas de mi vida necesitaba. No era eso lo que quería. Y así se lo dije hacía ya una semana mientras me aseguraba, primero entre sollozos y después amenazante, que no podía dejarle, que se volvería loco, que sería capaz de cualquier cosa.

Esa tarde me había llamado para vernos en una cafetería del centro. Mi primer impulso fue colgar el teléfono, pero me suplicó que no lo hiciera, que sólo quería verme por última vez y ya no volvería a molestarme. Está bien, le contesté. Nos vimos, tomamos café, conversamos de manera civilizada y, antes de despedirnos definitivamente, me entregó un misterioso regalo que había mantenido en su regazo durante todo el tiempo.

Cuando llegué a casa, lo saqué de su extraño estuche. Era un precioso despertador antiguo. Lo coloqué en la mesita de noche. Cené algo ligero y me acosté temprano. Aunque me pareció absurdo, no sé por qué se me ocurrió preparar el despertador para que sonara a las tres de la madrugada. Esa noche, como todos los otoños, había que retrasar los relojes una hora. Me pareció una manera original de estrenar el regalo. Pero allí estaba yo, a las dos y diez de la madrugada, despierta, recordando nuestra ruptura de la semana anterior y la agradable charla que habíamos mantenido hacía apenas unas horas en la cafetería y en la que creía haber dejado clara la situación. Allí estaba, con el teléfono en la mano decidiendo si lo dejaba subir o no. En un impulso, me dirigí al videoportero y apreté el pulsador que abría el portal. Había que acabar de una vez por todas. Pero subió, me sedujo una vez más, y terminamos en la cama. A las tres, cuando sonó el obediente despertador, no recordaba qué demonios hacía allí ese reloj, ni por qué sonaba, ni qué hacía él dormido a mi lado. Cuando lo recordé, paré de un golpe seco el machacón sonido, giré las manecillas hasta marcar las dos en punto y volví a caer en un profundo sueño. Ya aclararía definitivamente las cosas por la mañana.

Sonó el teléfono de nuevo. Tenía la sensación de que no habían pasado más de diez minutos desde que el despertador me torturó. Encendí la luz. En efecto, eran las dos y diez. Confusa, cogí el teléfono y escuché al otro lado del auricular, soy yo, estoy en el portal, déjame subir por favor. Miré a mi lado. Estaba sola. En la cama no había nadie y el despertador estaba listo para gritarme a las tres que todo volvía a comenzar.

Aquella noche no comprendía nada de lo que ocurriría durante los cinco meses siguientes, noche tras noche. Mañana, cuando en la madrugada imponga su dictadura el horario de verano y se consuman en un instante los sesenta minutos en que quedaron encerrados mis días, puede que todo acabe. O puede que no.


(Dedicado a mi querido aguaó)


sábado, 27 de octubre de 2007

Espejito, espejito......(II)

Dice mi amigo Anasagasti en su blog que los fueros vascos no eran un privilegio, sino un simple derecho originario de autogobierno. Pues vale.

También dice que tras 28 años de su aprobación, el Estatuo de Guernica sigue sin cumplirse. Lo que no dice es por qué el gobierno vasco no demanda al gobierno español por incumplir la ley. ¿O es que no lo tienen tan claro?

Y también presume de que sin el PNV, Zapatero no tendría presupuestos. Se nota que el "gachó" es de Bilbao (porque los de Bilbao nacen donde les da la gana, claro). Menos mal que por lo menos no niega que se ha tratado de un intercambio de cromos. Eso sí, después de afirmar que "hay mucho cuento y mucha superficialidad en la política española" (sic). ¿En quiénes estaría pensando?


La oveja negra


En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra.
Fue fusilada.

Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una
estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.

Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran
rápidamente pasadas por las armas, para que las futuras generaciones
de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

(Augusto Monterroso)