domingo, 30 de noviembre de 2014

Un par de cositas, señor Sánchez...

Decía ayer Pedro Sánchez en la entrevista que le hicieron en La Sexta, que quiere reformar el art. 135 de la Carta Magna para que Rajoy no pueda seguir haciendo los recortes que está haciendo. Olvida, o quizás ni siquiera sepa -no sé qué es peor-, que los límites establecidos en la reforma del art. 135.2 CE y cuantificados en los artículos 11 y 13 de la Ley Orgánica 2/2012 que la desarrolla, no entrarán en vigor hasta el 1 de Enero de 2020, conforme al apartado tercero de la Disposición adicional única de la primera y de la Disposición Final Séptima de la segunda. Siendo así, difícilmente podría Rajoy estar utilizando para sus recortes un precepto que ni siquiera está en vigor.

También pidió a Podemos que explique sus cambios de criterio. Y eso está bien. El problema es que él no se aplica el cuento. Aún estoy esperando que explique este cambio de criterio de cuando era aspirante a Secretario General del PSOE. Se ve que ya apuntaba maneras Pedro el Intermitente.


sábado, 29 de noviembre de 2014

Invita la casa. Hoy: Un vistazo por el retrovisor...

Excepcional columna la de hoy de Enric González. Repito, excepcional. Le puso un espejo retrovisor al partido que sostiene al gobierno y el resultado es estremecedor. Un reflejo claro de por qué ocurre lo que está ocurriendo, de la desconfianza del ciudadano en el estilo político que él mismo ha fomentado con su voto. Fíjense que ni siquiera un partido recién nacido como Podemos, con escaso pasado y esperemos que ningún futuro, saldría bien parado de una mirada por su retrovisor, pero les siguen aplaudiendo.

Bueno, pues les dejo con Enric González y su columna. Y si no se fían de él y quieren comprobar que no quita ni pone coma alguna a los entrecomillados, pueden flagelarse echando un vistazo aquí.


jueves, 27 de noviembre de 2014

Un cabrón con pintas...

Iba ayer escuchando en la radio del coche una de esas tertulias vespertinas en las que los tertulianos parecen expertos en todo y sientan cátedra, y escuché algunas barbaridades -no sé si producto de la manipulación informativa o de la simple ignorancia-, que me llamaron poderosamente la atención.

El asunto iba sobre desahucios. Y los expertos eran una periodista catalana, un profesor de Historia y un escritor, todos bastante conocidos. Aunque la tertulia, que pueden escuchar completa aquí, duró casi tres cuartos de hora, las dos cuestiones que más me llamaron la atención las tienen ustedes editadas aquí.

La primera, los datos aportados como preámbulo de la tertulia. Se afirmaba, con datos publicados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que pueden ustedes encontrar aquí, que se han realizado 21.178 ejecuciones hipotecarias en el segundo trimestre de 2014, un 4,2% más que el mismo periodo del año anterior -el segundo trimestre de 2013-, en el que hubo 20.323, y se concluía que la cosa estaba fatal y que iba a peor.

Sin embargo, no se aportaba el dato del trimestre inmediatamente anterior -el primer trimestre de 2014-, en el que hubo 24.226 ejecuciones hipotecarias, un 14,4% más, o del anterior -el cuarto trimestre de 2013-, en el que hubo 24.076, un 13,7% más, y que parecen indicar que la cosa, aunque esté jodida, dista mucho de ir a peor. Parece más razonable, sobre todo cuando no hay cuestiones de estacionalidad de por medio como es el caso,  comparar un periodo con los inmediatamente anteriores para presentar la evolución de una variable, y no con el mismo periodo de hace un año. Tampoco se dijo cuántas de esas ejecuciones hipotecarias corresponden a vivienda habitual. Porque no es lo mismo que a uno le deshaucien una finca, un local comercial, una segunda o tercera vivienda, que su vivienda habitual.

Después, aportando datos del Banco de España que parecen sacados de aquí, se afirmaba que entre 2012 y 2013 habían perdido su vivienda unas 100.000 familias, para concluir a continuación, refiriéndose a otras fuentes que no concretaba, que en España se había superado ya la barrera psicológica de los 100.000 desahucios al año. Sería interesante saber cómo daba ese salto de los 100.000 desahucios en dos años del Banco de España, a esa misma cifra, pero anual.

Y la guinda la puso la señora Otero cuando remató, encantada de dar la estocada definitiva marcando paquete, que "es lo que tienen los datos, que no se pueden discutir, son datos". Pongamos entonces todas las cifras sobre la mesa y juzguen ustedes si pueden o no discutirse esos datos.

Según un informe del Banco de España de hace un par de semanas, el número de entregas de vivienda debido a ejecuciones hipotecarias en el primer semestre de 2014 ascendió a 26.549, de las cuales 19.565 eran viviendas habituales, lo que arroja una cifra esperada anual de unas 39.000 viviendas habituales, en definitiva, familias que se quedan sin su hogar. Por otro lado, si tenemos en cuenta que en España había 18.331.400 viviendas familiares en el segundo trimestre de 2014 según el INE, los desahucios esperados suponen un 0,21% de esas viviendas. El problema es, sin duda, grave, fundamentalmente para las familias afectadas, pero parece claro que estamos muy alejados de esos datos indiscutibles, de esas 100.000 familias desalojadas de sus viviendas cada año. Es lo que tienen los datos, que no se pueden discutir, que diría la señora Otero.

Una segunda cuestión que me llamó la atención fue escuchar al escritor tertuliano -consolidado cuentista, en el sentido literario del término-, afirmar con absoluta rotundidad que el origen de todo el problema estaba en el art. 579 de la Ley de Enjuiciamiento Civil aprobada en el año 2000, que es el que permite a los bancos seguir embargando los bienes de los deudores hasta cubrir los créditos hipotecarios concedidos. También dijo que en Francia o Alemania, la entrega de la vivienda extingue la deuda. Es fantástico, porque ambas cuestiones son absolutamente falsas y reflejan una ignorancia difícilmente compatible con la contundencia y seguridad con que hizo y reiteró esas afirmaciones. Ni en Francia o Alemania existe la dación en pago por ley, ni un precepto puramente procesal es el responsable de que los españoles respondamos de nuestras obligaciones con todos nuestros bienes, presentes y futuros, sino el art. 1.911 del Código Civil.

¿Que las leyes se pueden cambiar? Sin duda alguna. Siempre que estemos dispuestos a asumir las consecuencias de esos cambios. Como ya dije hace algunos años, si estamos dispuestos a perjudicar al 97% para proteger al 3%, si asumimos el encarecimiento y limitación del crédito hipotecario, adelante. Pero estaríamos errando el tiro. Nada hay más legítimo que legislar en nombre del pueblo, ni menos democrático que hacerlo perjudicando a la mayoría.

Y por cierto, volviendo al caso que sirvió de pie a la tertulia -el de la pobre anciana desahuciada porque su hijo pidió un préstamo que no pagó-, es interesante subrayar que el préstamo fue solicitado a un prestamista particular, no a una entidad financiera, porque esta última, con buen criterio, se lo denegó por el alto riesgo de impago a pesar de poder avalarlo con la vivienda. Parece claro que al hijo nadie le engañó. Y también que es un cabrón con pintas.


martes, 25 de noviembre de 2014

Porque el papel lo aguanta todo...

Tan inútil es derogar la reforma del art. 135 de la Constitución por quien la impulsó, como mantener la reforma que se hizo en su día.

En primer lugar, esa reforma no entrará en vigor hasta 2020, así que, de momento, no es culpable de nada de lo que nos ocurre.

En segundo lugar, diga lo que diga la Constitución al respecto -lo de antes, lo de ahora o lo de después-, la prioridad en el pago de la deuda es una exigencia de hecho, no de Derecho. Sólo habría que impagarla para comprobar cómo el Estado del Bienestar, eso que el señor Sánchez el Inermitente quiere proteger con su nueva ocurrencia, se va al carajo. Sencillamente porque no podemos pagarlo a tocateja.

Si la reforma sirvió para algo, lo hizo en su momento, transmitiendo al mercado, en una tesitura económica muy complicada para nuestro país, un compromiso claro del Estado con nuestros acreedores. Pasado ese efecto, que sin duda fue útil, esa norma es un mero adorno que se limita a constatar lo inevitable. Y siendo así, ¿qué necesidad tiene el señor Sánchez de reformar la redundancia? ¿qué necesidad tiene de lanzar al mercado el mensaje contrario al que se lanzó en su día? Que no tenga valor práctico ese precepto no significa que eliminarlo no produzca un desvalor indeseable.

Si el señor Sánchez no quiere elegir entre pagar las deudas y pagar la Sanidad o la Educación, que no se limite a retirar el maquillaje de nuestra Constitución con el mismo bombo y platillo con el que su partido y él mismo la maquillaron, que no se quede en la superficie como hace siempre, que no se limite a sus ocurrencias populistas. Si quiere un Estado de Bienestar sostenible, que haga propuestas más imaginativas y elaboradas para crear empleo y riqueza en el país, única vía para no tener que elegir.

Porque el papel, aunque sea de Carta Magna, lo aguanta todo...


lunes, 24 de noviembre de 2014

Sólo por recordarlo...

Hay quienes dicen que el impuesto del IRPF no es suficientemente progresivo, que los que más ganan deberían pagar aún más. Pero los datos son tozudos.

Según las últimas estadísticas del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas publicadas por la Agencia Tributaria correspondiente a 2012, en ese ejercicio se presentaron 613.754 declaraciones con rendimientos superiores a 60.000 € al año, que pagaron 21.700 millones de euros.



Dicho de una manera más gráfica. El 3,17% de las declaraciones aportaron el 32,43% de la recaudación total del impuesto.

Sólo por recordarlo...


lunes, 17 de noviembre de 2014

Probablemente, todo es más sencillo...

Cuando Monago dijo de inmediato, casi instantáneamente, que sus viajes privados se los pagaba él y que no recordaba cuántos viajes le pagó el Senado a Canarias, le creí. Uno puede olvidar cuántos viajes hizo a Canarias hace un lustro, pero siempre recordará si hizo algún viaje particular a costa del erario público, porque eso no se puede hacer sin querer, de eso se acuerda uno. Es como si me preguntaran cuántas comidas con clientes hice durante el último año a cargo de la empresa. No recuerdo cuántas, pero sí que nunca pasé el cargo a la empresa de ninguna comida con mi familia o con amiguetes. Porque, de haberlo hecho, lo recordaría. Esas cosas no se olvidan si uno no las hace nunca.

Después, cuando dijo que si hubiera algún viaje de los pagados por el Senado que se pusiera en cuestión, devolvería el dinero, la cosa empezó a chirriar. ¿Es que era posible que alguno de esos viajes pudiera ser cuestionado? La mera admisión de esa posibilidad resquebrajaba la solidez de la primera afirmación. Si uno duda en esas cosas, si uno piensa que pudo hacerlo, lo más seguro es que lo hiciera.

Lo que ha pasado después ya es de todos conocido. Papeles para arriba y papeles para abajo en su peregrinación televisiva, que si no los entrego porque son el fundamento de mi defensa, que si son viajes o vuelos, presunciones de inocencia dependiendo del pie del que se cojee, pruebas de austeridad vital del interfecto -¿cómo se puede vivir sin parabólica, alma de cántaro?-, la búsqueda de los tres pies al gato...

En mi opinión, todo es más sencillo que eso. El presidente extremeño le ha echado huevos a su partido con el asunto de la corrupción y su partido se ha hecho una tortilla con ellos. Porque en el mundo de la política, si vas a pisar callos, más vale que tengas el culito que se pueda comer en él.

Decía que, probablemente, todo es más sencillo. Se enamoró, y como tenía barra libre en el Senado, fue a ver a su amada todas las veces que pudo. Y seguramente no lo hizo por dinero -las dietas y otros emolumentos a los que dice haber renunciado teniendo derecho a ellos como presidente extremeño suman mucho más que esos billetes de avión-, sino por comodidad o vaya usted a saber por qué. Se equivocó, señor Monago. No pasa nada. Lo explica usted con claridad, devuelve el dinero, convoca elecciones y se presenta de nuevo. Si sus paisanos le vuelven a votar, borrón y cuenta nueva.


sábado, 15 de noviembre de 2014

De dimes y diretes...

Dice el Secretario General del Grupo Socialista en el Parlamento andaluz que en Andalucía se mantiene la gratuidad de los libros de texto para más de 920.000 alumnos. Hombre, gratuitos, gratuitos, lo que se dice gratuitos no son. Eso sí, la Junta lleva años ahorrándose una pasta con este cuento de la buena pipa. ¡Ah! ¿Que no lo saben? ¿Que quieren que les cuente el cuento de la buena pipa?

Dice Pedro Sánchez, el Intermitente, que no habrá recuperación si hay desigualdad y ha propuesto al PP subir el salario mínimo hasta el 60% del salario medio. Se equivoca dos veces, dos. La desigualdad no sólo es sana, sino que es inevitable. Lo insano es la pobreza. Y la recuperación tiene más que ver con ésta que con aquélla. Y suba, suba el salario mínimo hasta los 15.600 €/año y verá cómo se incrementa la desigualdad y la pobreza entre los más desfavorecidos -los trabajadores menos cualificados-, verá cómo se destruyen muchos puestos de trabajo.

Dice Juan Carlos Monedero que el Estado no es buen gestor y que va siendo hora de inventar un sector público no estatal. ¿Y éste qué se ha fumado hoy?

En fin, ya ven ustedes cómo está el patio de dimes y diretes...

martes, 11 de noviembre de 2014

¡Con dos cojones...!

Lamentable debate, casi una charla de amiguetes, entre Podemos y PSOE.

Por subrayar algo, las contradicciones y mentiras del eurodiputado López Aguilar, que se ha tragado el rosario y lo vomita cuenta a cuenta con los ojos en blanco. Como hacen casi todos, por otra parte.

Pueden ver el debate, por decir algo, íntegro en este enlace. Pero permítanme que les cocine una tapita, ensartando en un pincho, una detrás de otra, tres afirmaciones hechas por el señor Aguilar separadas por apenas unos minutos de conversación.







Primero dice que está en contra de esa política disparatada que ha impuesto la mayoría conservadora, y que ha tenido como consecuencia que en países como España se haya pasado de una deuda del 30% del PIB antes de la crisis, al 100%. Y después se queja de que la Comisión europea ha estado dominada ampliamente por una política austericida. Más allá del erróneo uso del término, ¿cómo es posible que se queje de lo uno y de lo contrario? ¿cómo se puede criticar que los países hayan seguido endeudándose, pasando de un 30% de deuda pública al 100%, y quejarse a renglón seguido de una supuesta política de austeridad? Tienen tan interiorizado el catecismo y tan desordenada la oración, que ni siquiera se percatan de que una política de austeridad jamás habría multiplicado por tres la deuda pública. Lo sueltan con las mismas entendederas con las que uno lee la factura de la luz.

Y lo último es ya de traca. Afirma que no ha sido la política sino la ausencia de regulación de las entidades financieras la causante de la crisis. No una nefasta regulación financiera, no la laxitud de los políticos en la aplicación de esa regulación, no la gestión de los políticos al frente de las cajas, no, sino la ausencia de regulación del sector económico más intervenido del mundo. ¡Con dos cojones...!


domingo, 9 de noviembre de 2014

Miedo me dan sus ocurrencias...

Dice Pedro Sánchez que en los próximos días pondrá encima de la mesa propuestas audaces en el ámbito económico y que aboga, entre otras cosas, por la intervención del Estado en la economía. También dice que durante la crisis económica se ha producido una concentración de poder en pocas manos, poniendo de ejemplos al sector financiero, el energético, el de las telecomunicaciones y todos aquellos sectores que afectan al día a día de los españoles.

¿Dónde ha estado metido este hombre en las últimas décadas? La ausencia de competencia real y de libre mercado durante toda la reciente etapa democrática española ha sido tan evidente, que resulta preocupante que quien pretende liderar la recuperación económica del país atribuya todo eso que dice a la crisis que se inició hace poco más de un lustro. Porque para que la crisis haya sido la responsable de tales consecuencias, la situación previa a la crisis debiera haber sido justo la contraria. Pero, ¿cuándo no ha estado concentrado el poder en unas pocas manos en este país? ¿cuándo ha habido competencia real en el sector financiero, energético, de las telecomunicaciones y en muchos otros?

El Estado lleva interviniendo en la economía desde hace décadas. Y por eso, entre otras razones, estamos como estamos en España y en Europa. ¿Y ahora llega el señor Sánchez a decirnos que la solución es la intervención del Estado en la economía, la democratización de la economía y de la riqueza, sea lo que sea tal sandez, o la limitación de salarios a los altos directivos de empresas privadas?

Dijo el fundador del PSOE, Pablo Iglesias, que “quienes contraponen liberalismo y socialismo, o no conocen el primero o no saben los verdaderos objetivos del segundo”. Otro ilustre socialista, Indalecio Prieto, en una conferencia pronunciada en Bilbao el 21 de Marzo de 1921 titulada "La libertad, base esencial del socialismo", decía cosas como ésta:

"Yo he de decir -ello ha de ser el eje principal de mi disertación-, que soy socialista a fuer de liberal. Es decir, que yo no soy socialista más que por entender que el socialismo es la eficacia misma del liberalismo en su grado máximo y el sostén más eficaz que la libertad puede tener. Soy socialista, fundamentalmente, porque entiendo que sin la plenitud de la libertad económica es imposible que en la vida real se dé la plenitud de la libertad política [...] La libertad política, la libertad humana, no puede tener la amplitud de su inmensa función sin descansar en la libertad económica. [...] Hoy no hay libertad, no puede haberla en toda la extensión del ejercicio de esa inmensa función ciudadana; no puede haberla mientras haya hombres sometidos por inferioridad de sus condiciones económicas a hombres constituidos en una posición privilegiada por razón de su categoría social."

Haría bien este hombre en leer a los suyos...


De bolos y papelones...

Los líderes de los dos partidos mayoritarios -con el permiso de Podemos-, anduvieron ayer de bolos, enardecidos por el pensamiento unidireccional de sus incondicionales que les jaleaban, ajenos a la nueva  realidad, enajenados en su papel de divinidades. Más o menos como siempre. Y como si nada hubiera cambiado. Pero ha cambiado. O eso espero.

El presidente del gobierno, que sólo se baja de la pantalla para recostarse en el cojín mullido de los pelotas que aplauden con ojos bovinos y baba dulce, participó en unas Jornadas sobre Buen Gobierno en Cáceres, rodeado de los suyos. Y apoyó al señor Monago que se echó una novia en Tenerife y estuvo más de dos años viajando un par de veces al mes para verla, a costa del erario público. Sobre lo primero, nada que objetar. Sobre lo segundo, todo. Él mismo ha dicho que sus viajes privados se los paga de su bolsillo. Y después ha dicho que devolverá el dinero de esos viajes pagados por el Senado. Luego esos viajes eran privados. No le queda otra que dimitir si realmente pensaba lo que decía estos días atrás sobre los corruptos. Se ve que sigue confundido...

El otro, el presunto líder de la oposición, anduvo por mi ciudad para apoyar al candidato socialista a la alcaldía y, de paso, sudar los sobacos de la camisa. Y como la corrupción es el tema del día mientras las cloacas sigan apestando, pues tuvo un mano a mano con su amiga Susana para ver quién de los dos se ducha más veces al día. Y parece que Susana no se había terminado de fregotear bien detrás de las orejas.

Vaya papelón el de estos dos líderes de paja. Todo el día diciendo que ya han llamado al camión cisterna para que baldee con agua fuerte y lejía la pocilga, y el uno se va con todo el séquito a un acto sobre el buen gobierno para apoyar públicamente a quien dice una cosa y hace la contraria, mientras que el otro se pone de barro hasta las cejas revolcándose entre EREs falsos, fraudes, zancadillas a la justicia e imputados que siguen en sus cargos.

Es difícil de entender que, si realmente tienen intención de limpiar la política, hagan estas cosas quienes debieran ser los adalides de esa limpieza. Y como es difícil de entender, sólo cabe concluir que esa intención es impostada. Y que sí, que son todos iguales. Unos porque trincan. Y otros porque dejan que trinquen pudiendo evitarlo.

viernes, 7 de noviembre de 2014

A ver si cunde el ejemplo...

Ya se ha dicho por aquí en multitud de ocasiones que el libre mercado, a quien beneficia de verdad, es a los consumidores. Y que a los malos empresarios les jode todo esto de la libre competencia, la libertad, la transparencia de precios. Y que parece mentira que los consumidores no seamos conscientes de nuestro poder cuando el mercado es libre y que sigamos pidiendo más Estado para que sea menos libre.

Viene esto a cuento de una iniciativa por parte de un grupo de médicos murcianos que han decidido no recetar fármacos del laboratorio Grünenthal, fabricante de la Talidomida. Es cierto que, desde el punto de vista legal, no hay nada que objetar. La interposición de una demanda por responsabilidad civil tiene unos plazos de prescripción -y está bien que los tenga-, y alguien no hizo bien su trabajo para defender los derechos de los afectados. Pero cuando el consumidor es soberano, puede decidir no comprar bienes o servicios a aquellos empresarios que no asumen sus responsabilidades si no es porque se las imponga la ley.

Cuando se habla de libre mercado, se habla de darle el poder al consumidor, al ciudadano en definitiva. Pero hay quienes prefieren que los gobiernos intervengan en la economía y concedan el poder a aquellos empresarios que mejor se mueven por las alcantarillas del Estado. Los mismos que después enarcan las cejas asombrados por la corrupción.

En fin, que un merecido aplauso a esta iniciativa. Y a ver si cunde el ejemplo. 


jueves, 6 de noviembre de 2014

Y él más... de lo mismo

Esta mañana, mientras venía al trabajo, escuchaba en la radio a un importante dirigente del PSOE andaluz respondiendo a preguntas de los periodistas sobre qué harán si Chaves y Griñán son finalmente imputados. La respuesta suena a viejo. Habrá que esperar a ver qué decide el Tribunal Supremo antes de que el partido tome una posición, contestaba.

Si han expulsado del partido de manera inmediata a gente por su mera imputación en un delito -y yo les alabo el gusto; ya saben aquello de la presunción de culpabilidad que ahora andan aplicando a la desesperada...-, ¿cómo es que no tienen clara su posición respecto de lo que ocurriría si los dos ex presidentes andaluces son imputados?

Si de verdad se está radicalmente, sin concesiones, por la regeneración democrática, es tan sencillo como responder al periodista que si son imputados serán expulsados de inmediato del partido.

Tal y como está el patio, esas respuestas de nadar y guardar la ropa se cargan de un plumazo la credibilidad de los porrazos que el señor Sánchez se pega en el pecho con su y yo más. Yo más contundente, yo más implacable, yo más ejemplar...

En fin, él, más de lo mismo...


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Ya no queda ni Esperanza...

Al parecer, Esperanza lo sabía. Y desde hace ya varios años. También la fiscalía, con denuncias que tenían cara y ojos.

Quizás debiera tomar nota nuestro internacional Antonio Banderas y acudir a clases de interpretación a donde quiera que las haya recibido tanto sinvergüenza como se nos ha colado en la élite del país. Y después dicen que no son todos iguales. Puede que sea cierto, ¡pero lo disimulan tan bien...!

No me digan que no es para hacer la maleta.


domingo, 2 de noviembre de 2014

El perdón de los pecados... ¿y para cuando la penitencia?

Hoy entrevistan en la prensa a Juanma Moreno -perdonen la confianza...-, y no dice nada nuevo porque nada nuevo sabe decir. Incluso queda mal consigo mismo en apenas veinte líneas, a tres preguntas de distancia, probablemente a dos minutos escasos entre la una y la otra.

Primero le preguntan que por qué el PP no ha hecho la reforma electoral. Y responde que por sentido de Estado, porque las grandes reformas sólo se pueden hacer con el respaldo de las dos grandes fuerzas políticas. Tres preguntas más tarde afirma que si estuviera en su mano, reformaría la ley con o sin el PSOE. O el señor Moreno no tiene sentido de Estado, o simplemente no tiene sentido. O la memoria no le alcanza más allá de apenas unos minutos. O, lo que es más probable, su ideario está construido de eslóganes deslabazados.

Pero no queda ahí la cosa. Tras la tumultuosa y corrupta semana, en la entrevista no se podía eludir el asunto de la corrupción. Y lejos de mostrar la contundencia -aunque sea verbal-, que ahora se ha puesto de moda entre nuestros políticos, culebrea. ¿Sobre la imputación del alcalde de Roquetas y presidente de la Diputación? Hombre, mejor esperar al 18 de Noviembre para ver si la cosa mejora. ¿Sobre el ex alcalde de Alhaurín el Grande, condenado por cohecho? Dice que tiene que hablar con no sé quien para tomar una decisión.

El que fuera presidente del PP andaluz hasta hace dos días, y antecesor del señor Moreno, decía en las redes sociales que no todos los políticos son iguales y que le da asco la corrupción. Nada nuevo bajo el sol. No hay político de cualquier color que no haya repetido ese mantra en los últimos meses. Y si no que se lo pregunten al señor Granados. El peligro de las redes sociales es que el ciudadano de a pie te contesta  Y el señor Zoido no resistió dos preguntas seguidas sobre el asunto antes de batirse en retirada con un esclarecedor silencio.






El problema de los actuales golpes de pecho de nuestros políticos cuando de combatir la corrupción se trata es que no son creíbles. Suena a aquello de que a la fuerza ahorcan. Se limitan a lloriquear y sonarse los mocos mientras sueltan, entre hipidos impostados, esa patética coletilla de que no son todos iguales. Sin duda, no son todos iguales. Unos se lo han llevado calentito mientras otros miraban para otro lado. Porque si los que mandaban en los partidos no se percataban de lo que, en la mayoría de los casos, era vox pópuli, es que son unos ineptos. Y si lo sabían y estamos como estamos, hasta las trancas de mierda, es que miraban para otro lado. Ninguna de las dos opciones les permite reprocharnos a los ciudadanos nuestra, según ellos, injusta generalización al gritarles que son todos iguales.

El ciudadano ya está pagando con creces y en sus propias carnes el error de confiar en ellos, aquello de la reponsabilidad in eligendo. No estaría mal, si quieren demostrarnos que no son todos iguales, que quienes dicen no serlo, asuman también su responsabilidad -in eligendo e in vigilando-, y no se limiten a sentirse escandalizados y a pedir perdón. Eso está bien a los ojos de Dios, pero es que algunos somos agnósticos.


De bilis y otros perfumes...

Espectacular Pedro Jota hoy en su "Carta de un arponero ingenuo". Es como una pelea de corrala pero en elegante. Como envasar la bilis en un fino perfumador egipcio. Y el final, ¡qué final de cristal egipcio hecho añicos...!

"¡Ah! y en relación a eso que dices de que no te gustaría que dentro de diez años la gente identificara a EL MUNDO como «el periódico de Casimiro», chico, nunca se sabe qué puede caernos del cielo, pero yo que tú tampoco me preocuparía demasiado. Francamente, ese peligro no lo veo."

Ahora, que si mérito tiene la carta, tanto o más lo tiene quien ha decidido acogerla en sus páginas. Aunque me da que conociendo al arponero, tampoco es que le quedara otra alternativa. Tenía que elegir entre susto o muerte. Y eligió susto por si algún ingenuo lo confundía con valentía.


sábado, 1 de noviembre de 2014

¡Es que es tan escasa...!

No estamos acostumbrados a que el mundo de la cultura le afee el gesto al poder a título individual. En rebaño, para pedir y siempre que salga gratis, sí. Pero a solas, de frente y renunciando a una pasta, no. Y eso ha hecho Jordi Savall.

Hay que aplaudir su coherencia. Critica la falta de subvenciones del gobierno al mundo de la cultura y cuando ese gobierno le premia, le responde alto, claro y de su bolsillo, que no quiere nada de él.

Uno, que abomina de las subvenciones estatales, incluso a la cultura, no está de acuerdo con lo que defiende Jordi Savall, pero sí con cómo lo defiende. Siempre he respetado y admirado la honestidad intelectual, máxime cuando hay que pagar por mantenerla erguida. ¡Y es que es tan escasa...!