"El pecador, arrodillado, pidió ser absuelto de sus horrendos crímenes. El confesionario se tragó su alma, escupió sus huesos y luego volvió a dormirse entre sonoros ronquidos."
"Los duendes hambrientos esperaron su momento agazapados bajo la cama. Cuando ella despertó, estaba sola. Otra vez."
"La víctima se indignó al reconocer a su asesino. Pensaba matarlo él mismo aquella tarde."
"Las voces en su cabeza siempre le habían dicho a quién matar. Fue un placer conocerlas personalmente tras la ejecución."
"- ¡Julieta! ¡Estás viva! - exclamó un avergonzado Romeo subiéndose las mallas."
"La piel de la joven era blanca como la nieve y suave cual terciopelo. Por desgracia, también era dos tallas más pequeña."
(El artista de estas pequeñas joyas: Alfredo Álamo)
4 comentarios:
Son geniales. Si no es mucho preguntar querido Tato ¿de dónde las has sacado?.
Son muy buenas todas, pero la segunda, la tercera y la quinta me han hecho abrir los ojos hasta casi desorbitarlos. Ese tío es un crack.
Un abrazo.
Las he sacado de aquí y en esta página tienes más cositas por el estilo.
Me alegro de que te hayan gustado.
Un abrazo, mi querido aguaó
Gracias por los enlaces.
Magníficas. La del asesinado indignado me trae a la cabeza a los etarras protestando porque, al pegarle un tiro a alguien en la cabeza, le manchan de sangre la camisa de marca Sabino Arani que tanto les costó comprar con el dinero conseguido con el chantaje a los empresarios.
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