miércoles, 5 de diciembre de 2007

La otra cara del informe PISA

Muchas cosas se han dicho y escrito en los últimos días sobre la situación de la enseñanza en España a raíz de la publicación del tercer informe PISA correspondiente a 2006.

No voy a repetir aquí lo que han dicho unos y otros. Además de resultar aburrido, la mayoría de esos análisis son sesgados e interesados. Por otro lado, mi opinión sobre el nivel académico y de exigencia de la enseñanza en nuestro país la he expresado ya en varias ocasiones. Mucho más interesantes me parecen en cambio algunos datos y conclusiones que arroja el informe.

Como cuestión previa, es preciso subrayar que en cada uno de los tres informes PISA realizados se ha optado por primar el análisis de un área concreta dedicándole un 55% del tiempo de evaluación. En el primero (2000) fue la lectura, en el segundo (2003) fueron las matemáticas y en éste (2006) han sido las ciencias. Esto implica que hay que tener cuidado al comparar la evolución de un país a lo largo de los tres informes para una misma materia. Y ahora veamos algunos de esos aspectos de los que casi nadie ha hablado y sobre los que el informe aporta abundantes e interesantes datos.

A partir de las respuestas se elabora un índice instrumental denominado ESEC (índice de Estatus social, Económico y Cultural) que tiene en cuenta tres componentes: el nivel más alto de educación o formación de los padres, el prestigio de la profesión más alta de lo padres y el nivel de recursos domésticos (espacio para estudiar, internet, libros,....). España se sitúa por detrás de 38 países (pág. 52 y siguientes). En todos los informes PISA se ha constatado la fuerte correlación entre este índice y el rendimiento educativo. En el último, la diferencia de puntuación entre alumnos cuyos padres tienen menos formación y los hijos de universitarios es de 85 puntos. En ese sentido, los malos resultados de Andalucía podrían encontrar una explicación en la herencia recibida del pasado en forma de bajos niveles educativos alcanzados por los padres de los alumnos actuales. Pero cuidado, porque Galicia, con un condicionante similar, se encuentra sistemáticamente por encima de la media española en ciencias, lectura y matemáticas. Por otro lado, la diferencia entre alumnos de hogares que tienen menos de 10 libros y los que tienen más de 500 es de 135 puntos.

Se analiza también la variabilidad o dispersión de los resultados obtenidos por los alumnos dentro de un mismo centro y entre distintos centros. El resultado para España es que la variabilidad dentro del mismo centro es 6 veces mayor que la existente entre alumnos de distintos centros, lo que implica que las diferencias son más debidas a circunstancias de los propios alumnos que a las diferencias entre los distintos centros educativos, mientras que por ejemplo en Alemania la variabilidad se debe más a diferencias entre los centros educativos que a aspectos relacionados con los alumnos.

En cuanto a las diferencias de rendimiento por sexos, tanto en matemáticas como en comprensión lectora existe un clarísimo sesgo hacia uno de ellos en casi todos los países, hacia los varones en el primer caso y hacia las mujeres en el segundo, mientras que en ciencias está bastante repartido.

Cuando se analizan los resultados según el tipo de centro, se observa que en España un 35% de los alumnos estudian en centros privados, muy por encima de la media de la OCDE que se sitúa en el 16%. También se observa que la diferencia entre el rendimiento de alumnos de centros privados respecto de los que estudian en centros públicos es de 35 puntos a favor de los primeros. Ahora bien, hay que tener en cuenta que las familias de los alumnos de centros privados tienen un ESEC superior, lo que explicaría parcialmente ese mejor rendimiento por causas distintas a la titularidad del propio centro. Para eliminar la influencia del estatus social y económico, se hace una corrección con objeto de eliminarla y que los datos reflejen lo más fielmente posible las diferencias debidas a las características del centro. El resultado obtenido permite observar que las diferencias se reducen hasta el punto de no resultar estadísticamente significativas.

La atenta lectura del informe completo es altamente recomendable. Sus conclusiones y matices son mucho más ricos de lo que he reflejado en estas pocas líneas, seguramente excesivas para algunos, que sólo pretenden llamar la atención sobre el empobrecimiento del debate que supone quedarse sólo en la discusión sobre el puesto que ocupa España dentro de la OCDE.


1 comentario:

bogar dijo...

Tato,comentas que el 35% de los alumnos estudian en centros privados.A las pruebas me remito el Sr.Chaves mandó con sus ahorros a estudiar a sus hijos al extranjero.Creo que eso significa que ni ellos mismos confian en la politica educativa que hacen.
P.D. Como veras sigo ejerciendo de pesimista.Saludos