martes, 11 de diciembre de 2007

La culpa es de Christopher Sholes

Cuando hoy he visto varias faltas de ortografía en la prensa, he pensado que la disposición de las letras B y V en el teclado a lo mejor era cosa del gobierno. Por aquello de aprovechar en su propio beneficio ése del que a veces es acreedora la duda, concluyendo que es la cercanía de esas teclas junto con la obesidad dactilar o la velocidad estelar de nuestra manos la que nos hace trocar las bes en uves o, como diría el faltón de turno, las ubes en ves.

Así, la bondad del lector descartaría que la causa fuera el abuso del corrector ortográfico, incapaz de ver un error en la palabra grabar cuando de impuestos se escribe o en la basta campiña cuando es su enormidad la que se alaba. Tampoco pensaría que el presunto escribidor padezca de escasez de comprensión lectora que le induzca a confundir grafías en las que un simple palitroque haga tal estropicio semántico. No. Sin duda atribuiría el error al extraño criterio que colocó las teclas donde están, dejando a salvo la sapiencia del errante, fruto sin duda de la buena gestión de nuestros gobernantes.

Claro que inmediatamente he caído en la cuenta de que la disposición de las teclas es heredada del mundo anglosajón de finales del XIX. Si es que algunos, con tal de enmierdar al gobierno, ven fantasmas donde no los hay.


1 comentario:

convidado con el rostro de piedra dijo...

No te voy a decir que la culpa sea del PISA... Pero sí que ha dejado de importar escribir bien o mal. No le importa a las empresas periodísticas, no le importa a los responsables de la formación, no le importa a nadie... Y si eso, que es fácil corregir, ha dejado de ser importante, no quiero pensar en otras cosas