sábado, 29 de diciembre de 2007

El conejo de la Lole

No, no sean ustedes graciosillos y mantengan a buen recaudo la letrilla que ya les chorrea por esa lasciva sonrisa. La Lole es la carnicera del barrio que se ha quedado sin conejo ante la avalancha de ciudadanos obedientes. Sin conejo de corral, aclaro antes de que aflore de nuevo la sonrisilla.

En las últimas fechas se han vendido un millón doscientos mil conejos semanales y hasta se han dejado pedidos sin atender por falta de oferta. Extrapolen el episodio a otros aspectos del comportamiento ciudadano y tendrán un interesante caso de estudio para la psicología clínica.


lunes, 24 de diciembre de 2007

Morir de éxito o vivir del canon

No parece que la cuestión sea tanto si los creadores deben cobrar por su trabajo, como que sea adecuado que deban hacerlo de manera indiscriminada, al margen de si ha sido su obra concreta la presuntamente perjudicada o de si el ciudadano que paga es el que realmente ha causado dicho perjuicio.

¿Cómo sabe la SGAE qué obra se ha copiado? ¿Y si el autor no es socio de la SGAE?¿Qué ciudadano ha usado realmente los soportes y equipos gravados para copiar una obra que pertenece a un autor de la SGAE? La imposibilidad de responder a todas estas preguntas deja clara la perversión del sistema. El mismo argumento empleado por los defensores del canon de que no es posible identificar las obras copiadas y los autores de las copias, sirve también para confirmar su injusticia.

El gobierno ha optado por el camino más fácil. Los que le han apoyado también. Contentar a la SGAE robando a los ciudadanos no es bueno para los creadores. Ni todos los autores se merecen vivir de sus obras, ni deberían ser ellos los que decidiesen quiénes deben hacerlo. Tampoco el oscurantismo de la SGAE sobre los criterios con los que reparte el canon ya existente y el que se acaba de aprobar, les ayuda en su tarea de defensa a los creadores. ¿Qué creadores deben cobrar? ¿Son más copiados los que más venden? ¿O al contrario? Los que vendan su producto con sistema anticopia ¿recibirán también una parte del canon? ¿Y si copio a Mozart, a quién le van a pagar los 0,17 euros del CD? ¿A los Mojinos Escozios o al Koala?

El asunto tiene muchas más aristas, pero lo dicho es suficiente para justificar mi posición. La creación debe ser remunerada si así lo quiere su autor. Desde el momento en que se convierte en objeto de comercio, su remuneración debe ser acorde con su calidad y su éxito en el mercado. Si el Estado decide que la parte de esa remuneración que ya reciben a través de subvenciones debe ser incrementada, que sea vía impuestos, con base imponible y sujeto pasivo definidos, una causalidad clara y un mecanismo de asignación trasparente y público. El denominado canon digital no cumple ninguno de esos requisitos y huele mal. Muy mal.


domingo, 23 de diciembre de 2007

Invita la casa. Hoy: algo más que palabras

Felicitar la navidad es fácil. Casi siempre es gratis. Y no sólo hablo de dinero. En general, manifestar buenos deseos hacia los demás en fechas señaladas no requiere más esfuerzo que el de ser amable o, como mucho, simularlo.

Néstor se decidió por algo más incómodo pero menos ambiguo. Más rotundo. Y Carmen, Isabel, Ana, María.... Felicidades. De verdad.


Pregunta sospechosa

Cuenta Gregorio Peces-Barba que, durante el debate de la ley del aborto, el rey le preguntó que por qué él no tenía derecho a veto. Lo que faltaba.


Ojalá lo fuera, pero no es un cuento.

Un Parlamento. En el atril, el portavoz de una iniciativa legislativa popular respaldada por cincuenta mil firmas. Una mayoría de diputados, entre los que se encuentra el propio gobierno, saliendo ruidosamente del hemiciclo cuando la voz de esos cincuenta mil ciudadanos se disponía a hablar. La entrada, algún tiempo después, de esos mismos diputados para votar en contra de una propuesta que no habían tenido la decencia de escuchar.

Lo de menos es el asunto del que se trataba. Ni siquiera si eran diez mil o setenta mil firmas. Lo grave es que ocurrió hace unos días en un Parlamento de nuestro país. Lo dramático es el desprecio hacia las ideas ajenas de quienes dicen representarnos. Lo desesperanzador es que todavía haya quienes se sientan representados por ellos.

Felices fiestas a todos. Bueno, a todos no....pero dejémoslo ahí.


miércoles, 19 de diciembre de 2007

Directamente de la huerta a la mesa

El pasado 26 de Octubre, el grupo parlamentario popular registró para su posterior debate una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados. En la misma se pretendía que el Congreso, la representación de la soberanía popular, instara a las instituciones la retirada de aquellos símbolos que rindieran honor a los miembros de la organización terrorista ETA.

El debate se produjo ayer y la proposición fue rechazada con los votos en contra de todos los grupos parlamentarios, excepto los del PP. Ese debate pueden leerlo en la página 15325 y siguientes del Diario de Sesiones del Congreso.

Resultan curiosos los argumentos que cada cual usa para justificar su voto en contra. Alta demagogia y cabriolas imposibles para rechazar una iniciativa de la que nadie dice discrepar en el fondo, pero de la que echan pestes sólo porque la ha propuesto el Partido Popular. O a lo mejor es que sí discrepan y son tan cobardes que no se atreven a decirlo. No es conveniente retratarse en plena campaña electoral, pensarán.

No traigo este asunto aquí porque me preocupe en exceso, ni porque me haya causado sorpresa. Lo hago, quizás un poco ingenuamente, lo reconozco, con la esperanza de que algunos se sientan tentados de asomarse de vez en cuando al Congreso y comprueben lo ilustrativo que puede resultar hacerlo. Oler lo que allí se cuece. De primera mano y sin intermediarios, que para eso es nuestra casa y los políticos unos alquilados. O al menos deberían serlo.


martes, 18 de diciembre de 2007

(D)Evaluación continua (II)

Bueno, se confirman los cambios en el criterio de evaluación para los alumnos andaluces a partir del próximo trimestre. Y la confirmación viene con sorpresa.

Pendiente aún de que me confirmen el sistema en la ESO, el que se va a poner en marcha en Primaria tiene la siguiente ponderación: 40% examen, 40% trabajo en clase-trabajo en casa y 20% comportamiento-actitud.

Si tenemos en cuenta que el cero zapatero ha desaparecido de las calificaciones, lo menos que se puede sacar en un examen es un uno. Si el alumno se porta bien y hace todos los trabajos, ya tiene un notable.

El alumno, poco brillante pero trabajador, que hasta ahora se esforzaba hincando codos para aspirar a ese notable, dejará de esforzarse. El alumno brillante, poco motivado hasta ahora, perderá la poca motivación que le queda cuando compruebe que el diferencial entre su nota y la de un alumno simplemente aplicado es despreciable.

Parecía que nuestra enseñanza no podía deteriorarse más. Miedo me da imaginar cuál será el siguiente paso.


Periodismo valiente

El ministro de Interior de Venezuela, Pedro Carreño, fiel al refrán ése que gusta tanto a los políticos y que dice "tú haz lo que yo te diga, pero no lo que yo haga".






La culpa es del chachachá

Resulta curioso escuchar a Llamazares, la Espe y otra fauna variada echarse las manos a la cabeza porque el Gobierno culpa a los ciudadanos de los problemas de comprensión lectora de nuestros adolescentes o de las subidas de precio de los productos básicos.

Dicen que cómo tiene tanta cara Zapatero. Es curioso, porque estos personajes que en plena campaña electoral salvan a la ciudadanía de la quema, son los mismos que el día después de perder las elecciones dicen que el pueblo es soberano y que, si ha decidido equivocarse votando a otros, él sabrá.

Pues lo siento por quienes se rasgan ahora las vestiduras. El Gobierno tiene razón. Los responsables últimos de que ellos gobiernen son los ciudadanos. Los que les votaron son corresponsables de sus decisiones. Faltaría más.


lunes, 17 de diciembre de 2007

(D)Evaluación continua

Según me cuenta mi hijo, el sistema de evaluación va a cambiar en su instituto a partir del próximo trimestre. Al parecer, el peso de la nota de examen será del 51% y el del comportamiento, aplicación del alumno en los trabajos de clase y, en fin, toda esa parafernalia de la falsa evaluación continua, un 49%.

Reconozco que no me ha dado tiempo aún de informarme exhaustivamente, pero lo haré. Mientras tanto, aun a riesgo de meter la pata si el asunto no es exactamente así, no me resisto a dar mi opinión como si realmente lo fuera.

Todos los que nos hemos tenido que enfrentar a pruebas objetivas que midan nuestros conocimientos sobre determinadas materias, sabemos que en ocasiones un suspenso no representa desconocimiento, ni un aprobado suficiencia en el dominio de la materia en cuestión. Pero también sabemos que más allá de un examen mal elaborado (preguntas-trampa que buscan el suspenso general para incrementar un absurdo prestigio docente, preguntas sobre cuestiones accesorias para "pillar" al alumno obviando lo fundamental.....) o de un día de mala suerte, hoy por hoy, el único sistema objetivo para evaluar los conocimientos de los alumnos es el examen de toda la vida.

Implantar un sistema que evalúe el aprendizaje, que no otra cosa es un examen, en el que si eres un buen chico y haces los deberes en casa (o te los hacen) es suficiente para aprobar y pasar de curso, no es más que una nueva vuelta de tuerca al ya de por si deteriorado sistema de enseñanza.

Sacando un dos en el examen y no haciendo el cafre en clase, puedes superar todas las asignaturas sin problemas. El aprobado general está garantizado. Los informes que miden el fracaso escolar por el número de repetidores van a arrojar resultados espectaculares. La escasa motivación que aún conservan algunos alumnos para hincar los codos saldrá por la ventana mientras la ignorancia entra por la puerta.

Y si alguien tiene la tentación de intentar convencerme de las ventajas del sistema de evaluación continua frente al sistema basado en el examen, le diré que se ahorre el esfuerzo. No tiene que convencerme de que un sistema en el que fuera posible evaluar diariamente la evolución de los conocimientos y el trabajo de todos los alumnos sacándolos a la pizarra, debatiendo los temas en clase o examinando con profundidad los trabajos de casa, convertiría el examen en un elemento de evaluación accesorio y secundario. Claro que eso implicaría aulas de no más de diez alumnos, menos vacaciones y más horas lectivas. Pretender aplicar la evaluación continua en un sistema que ni siquiera es capaz de realizar adaptaciones curriculares efectivas a alumnos con dificultades o con capacidades extras, es escupir hacia arriba y quedarse mirando con una estúpida sonrisa cómo nos cae el escupitajo en un ojo.

No quisiera caer en apriorismos injustos. Hasta estoy dispuesto a hacer el esfuerzo de creer que a nuestros políticos les guía la buena fe y no el deseo de que la ignorancia e incultura de sus gobernados incremente su poder sobre estos. Pero no me lo pongan tan difícil.


viernes, 14 de diciembre de 2007

Cuento: La cómoda de mis abuelos

Pasados ya los ochenta, mi cuerpo se negaba con descaro de prófugo insolente a acatar la disciplina militar que me había hecho famoso en mis años de Coronel de Infantería. Ahora, en las escasas ocasiones en que pretendía subir la empinada escalera que conducía a la vieja buhardilla, el óxido de la vejez interfería las comunicaciones con el Estado Mayor e impedía a mis piernas recibir nítidamente sus órdenes. Hasta que el amor propio, en un acto de heroísmo suicida, conseguía restablecerlas. El asma, que con su corneta desafinada e imprevisible tocaba unas veces fajina, otras diana, y las más, un desconcierto de pitos, al segundo escalón ya entonaba retreta con impertinente insistencia.

Ese día, doblegado el enemigo y ganada la batalla, me regalé una merecida tregua en el descansillo antes de abrir la puerta de la buhardilla. Desde el pequeño ventanuco que lo iluminaba, se podía observar la presumida veleta remozada, centinela de la ciudad, haciendo guardia sobre la soberbia torre que mostraba sin pudor los tatuajes que en su piel dejó la historia de la Isbilya musulmana y la Sevilla cristiana. El olor a azahar, pugnando por hurtar protagonismo a la embriagadora luz de aquella mañana de principios de Mayo, llegó a lomos de una leve brisa y descabalgó de un salto levantando en vilo mi ánimo.

Recuperado el resuello, traspasé el umbral de la vieja puerta. Esa tarde iba a visitarme mi nieto y quería regalarle una vieja condecoración que me mantuviera vivo en su memoria cuando, más pronto que tarde, ocurriese lo inevitable. La encontré y la guardé en mi bolsillo. Me disponía a salir cuando reparé en la antigua cómoda heredada de mis abuelos que descansaba en un rincón. Había encanecido rápidamente desde la última vez que le quité el polvo. En sus cuatro enormes cajones dormitaban viejos ejemplares de novelas de aventuras, mapas militares, relatos de batallas, ensayos de filosofía, libros de historia....Todos rescatados de la librería que regentaba el padre de mi abuelo, mi bisabuelo, hace casi dos siglos. Su historia siempre me pareció tan fantástica como irreal. Siendo muy niño, una grave infección lo dejó ciego. De mayor, fueron famosas tanto su extraña habilidad para deambular por la librería ordenando libros, como su genialidad para el arte del ajedrez, en el que era invencible a pesar de su ceguera, sin que nadie llegase a explicarse nunca cómo distinguía unos libros de otros o cómo había conseguido aprender y dominar aquel milenario juego. O al menos eso contaba mi padre. Claro que ya se sabe, el cariño y la progresiva opacidad de los años son un magnífico abono para la mala hierba del bulo y la exageración.

Un impulso inexplicable me llevó a dirigirme hacia la cómoda y abrir el cajón superior. Aunque en la penumbra de la buhardilla apenas se podían distinguir las apagadas letras en la cubierta de aquellos libros, alineados en prieta formación con los lomos a la vista, mis cansados ojos consiguieron leer algunas palabras sueltas. Cuando me disponía a coger uno de ellos para comprobar unas extrañas muescas que tenían en su parte superior, mi mano rozó accidentalmente una pequeña palanca oculta al fondo de la cómoda, justo detrás del cajón que acababa de abrir. En ese momento, la pequeña tablilla frontal situada a la altura de mis ojos, con adornos tallados en madera, se desplazó unos centímetros hacía mí. Era un cajón oculto, tan ancho como los demás, pero con sólo un tercio de su altura. Sorprendido, tiré de la tablilla y apareció ante mí un libro enorme, de algo más de medio metro de lado. Tanto su tapa como sus páginas estaban en blanco. No contenían letra alguna, aunque al tacto se podían apreciar unas extrañas rugosidades que mi deteriorada vista no alcanzaba a distinguir. Desconcertado, lo puse bajo mi brazo, salí de la buhardilla, bajé las escaleras y me senté en el salón, ausente y pensativo. El descubrimiento de aquel extraño libro, escondido en un cajón secreto desde hacía más de siglo y medio, debía significar algo.

No sé cuánto tiempo estuve así, pero sonó el timbre de la puerta y di un respingo. Tras unos segundos de desorientación, recordé que mi nieto venía a merendar esa tarde. Me levanté y me dirigí hacia la puerta. Tras dos cariñosos besos, agarró mi brazo para que le guiara hasta el sofá. Me apenaba que aquella extraña enfermedad le hubiese dejado ciego hacía más de veinte años y, aunque no necesitaba de mi ayuda para moverse con soltura por la casa, siempre solicitaba mi brazo haciéndose el desvalido. De esa forma, él disfrutaba haciéndome sentir útil y yo era feliz haciéndole creer que no me daba cuenta de su fingimiento. Lo dejé cómodamente sentado en el amplio salón mientras iba a la cocina a preparar el café y las torrijas que había comprado esa misma mañana en la magnífica y longeva confitería de La Campana.

De pronto oí su voz. ¡Abuelo, es espectacular! ¿Éste era el regalo sorpresa?, gritó desde el salón. Metí la mano en el bolsillo. La condecoración seguía allí. Entonces ¿a qué se refería mi nieto? Caí en la cuenta de que había dejado el misterioso libro encima del sofá. Seguramente sus manos tropezaron con él y creyó que era ése el regalo por el que le había hecho venir. Pero ¿qué tenía de espectacular aquel libro?¿cómo sabía lo que significaba? Cuando volví al salón, lo encontré entusiasmado recorriendo nerviosamente sus páginas con sus manos abiertas y las yemas de los dedos correteando sobre aquellas rugosidades, como barajando con habilidad de mago las fichas de dominó antes de una partida. ¿Qué es tan espectacular?, le inquirí impaciente. Este Tratado Moderno de Ajedrez de mediados del XIX escrito en Braille, contestó. Es una verdadera joya y te ha debido costar una fortuna, sentenció emocionado. En ese momento lo entendí todo.


(Dedicado a mis abuelos, cuya cómoda aún conservo)

martes, 11 de diciembre de 2007

La culpa es de Christopher Sholes

Cuando hoy he visto varias faltas de ortografía en la prensa, he pensado que la disposición de las letras B y V en el teclado a lo mejor era cosa del gobierno. Por aquello de aprovechar en su propio beneficio ése del que a veces es acreedora la duda, concluyendo que es la cercanía de esas teclas junto con la obesidad dactilar o la velocidad estelar de nuestra manos la que nos hace trocar las bes en uves o, como diría el faltón de turno, las ubes en ves.

Así, la bondad del lector descartaría que la causa fuera el abuso del corrector ortográfico, incapaz de ver un error en la palabra grabar cuando de impuestos se escribe o en la basta campiña cuando es su enormidad la que se alaba. Tampoco pensaría que el presunto escribidor padezca de escasez de comprensión lectora que le induzca a confundir grafías en las que un simple palitroque haga tal estropicio semántico. No. Sin duda atribuiría el error al extraño criterio que colocó las teclas donde están, dejando a salvo la sapiencia del errante, fruto sin duda de la buena gestión de nuestros gobernantes.

Claro que inmediatamente he caído en la cuenta de que la disposición de las teclas es heredada del mundo anglosajón de finales del XIX. Si es que algunos, con tal de enmierdar al gobierno, ven fantasmas donde no los hay.


lunes, 10 de diciembre de 2007

El CIS pregunta y el pueblo habla

¿Qué ciudadano normal se lee los resultados de las encuestas del CIS? A la vista de la pregunta, ya se imaginarán que yo soy uno de los que le echa un vistazo de vez en cuando. Soy así de rarito.

Como no es plan de desguazar la encuesta, me quedo sólo con la posición que ocupa la educación ante la pregunta de cuál es el principal problema que existe actualmente en España. Según los encuestados, que se supone forman una muestra representativa, la educación ocupa el puesto dieciséis de veintiocho.

Parece que la sintonía entre el pueblo y nuestros políticos es evidente. Muerto el perro, se acabó la rabia. No obstante, habrá que estar atento a los resultados de la encuesta que se realice tras la publicación del informe PISA.


sábado, 8 de diciembre de 2007

Si es humor, sin duda es negro

Lo leí por ahí hace algún tiempo. Se asomó hace un par de días a mi cabeza. Sin avisar.

- ¿Qué es peor, la ignorancia o la indiferencia?
- Ni lo sé, ni me importa

Dicen que es un chiste. Es posible. Pero tan real que las ganas de reír nunca llegan.


jueves, 6 de diciembre de 2007

País de pandereta, polvorones y zambombas

Debe ser cosa de la comprensión lectora, que no afecta sólo a los chavales de quince años.

Nuestro presidente dice que quiere derrotar a ETA, pero no insta la ilegalización de su entorno, ni permite la revocación del mandato parlamentario para negociar con los asesinos. Ya saben eso que dicen de la mujer del César. Sobre todo si es público y notorio que ha sido una puta.

Nuestro ministro de Exteriores desmiente que le haya trasladado a Chávez las felicitaciones (¿?) del rey tras el referéndum del domingo, ni que haya propuesto un encuentro con el príncipe para transmitirle un mensaje personal de su padre. Del de Felipe, se entiende. Un día después, el ministerio de Exteriores confirma que el ministro Desatinos dijo todo eso en una conversación con el embajador de Venezuela.

Nuestro presidente autonómico, Manolo Chaves, afirmó con rotundidad en un programa de televisión que el montante de sus ahorros, tras muchos años de vivir de la cosa pública con salario y prebendas de privilegiado, sólo ascendía a tres mil y pico euros. También dijo que nunca había heredado nada y que si mentía dimitiría en veinticuatro horas. Pues sí había heredado. Y sí tenía más de tres mil y pico euros. Y no. No ha dimitido. Y tampoco ha liquidado, que se sepa, el preceptivo impuesto de donaciones por todas esas "ayudas" que ha prestado a sus hijos para que estudien y se emancipen. Ayudas que, según él mismo dijo en el programa, justificaban sobradamente su escaso patrimonio.

Los famosos "ocupas" del sevillano barrio del Pumarejo, tras pretender saltarse la ley a la torera y apropiarse de lo que no les pertenece, intentan usar esa misma ley que no respetan para denunciar a quienes, según ellos, se la han saltado. Igualico, igualico que ellos. Un poquito de coherencia, por favor.

En fin, que a ver si mejoramos la comprensión lectora. Que no es lo mismo el informe PISA, que una informe pizza de tomate, queso, champiñón, cebolla, pimiento y atún. Aunque algunos no distingan unos de otras.

Dichosa comprensión lectora.


miércoles, 5 de diciembre de 2007

La otra cara del informe PISA

Muchas cosas se han dicho y escrito en los últimos días sobre la situación de la enseñanza en España a raíz de la publicación del tercer informe PISA correspondiente a 2006.

No voy a repetir aquí lo que han dicho unos y otros. Además de resultar aburrido, la mayoría de esos análisis son sesgados e interesados. Por otro lado, mi opinión sobre el nivel académico y de exigencia de la enseñanza en nuestro país la he expresado ya en varias ocasiones. Mucho más interesantes me parecen en cambio algunos datos y conclusiones que arroja el informe.

Como cuestión previa, es preciso subrayar que en cada uno de los tres informes PISA realizados se ha optado por primar el análisis de un área concreta dedicándole un 55% del tiempo de evaluación. En el primero (2000) fue la lectura, en el segundo (2003) fueron las matemáticas y en éste (2006) han sido las ciencias. Esto implica que hay que tener cuidado al comparar la evolución de un país a lo largo de los tres informes para una misma materia. Y ahora veamos algunos de esos aspectos de los que casi nadie ha hablado y sobre los que el informe aporta abundantes e interesantes datos.

A partir de las respuestas se elabora un índice instrumental denominado ESEC (índice de Estatus social, Económico y Cultural) que tiene en cuenta tres componentes: el nivel más alto de educación o formación de los padres, el prestigio de la profesión más alta de lo padres y el nivel de recursos domésticos (espacio para estudiar, internet, libros,....). España se sitúa por detrás de 38 países (pág. 52 y siguientes). En todos los informes PISA se ha constatado la fuerte correlación entre este índice y el rendimiento educativo. En el último, la diferencia de puntuación entre alumnos cuyos padres tienen menos formación y los hijos de universitarios es de 85 puntos. En ese sentido, los malos resultados de Andalucía podrían encontrar una explicación en la herencia recibida del pasado en forma de bajos niveles educativos alcanzados por los padres de los alumnos actuales. Pero cuidado, porque Galicia, con un condicionante similar, se encuentra sistemáticamente por encima de la media española en ciencias, lectura y matemáticas. Por otro lado, la diferencia entre alumnos de hogares que tienen menos de 10 libros y los que tienen más de 500 es de 135 puntos.

Se analiza también la variabilidad o dispersión de los resultados obtenidos por los alumnos dentro de un mismo centro y entre distintos centros. El resultado para España es que la variabilidad dentro del mismo centro es 6 veces mayor que la existente entre alumnos de distintos centros, lo que implica que las diferencias son más debidas a circunstancias de los propios alumnos que a las diferencias entre los distintos centros educativos, mientras que por ejemplo en Alemania la variabilidad se debe más a diferencias entre los centros educativos que a aspectos relacionados con los alumnos.

En cuanto a las diferencias de rendimiento por sexos, tanto en matemáticas como en comprensión lectora existe un clarísimo sesgo hacia uno de ellos en casi todos los países, hacia los varones en el primer caso y hacia las mujeres en el segundo, mientras que en ciencias está bastante repartido.

Cuando se analizan los resultados según el tipo de centro, se observa que en España un 35% de los alumnos estudian en centros privados, muy por encima de la media de la OCDE que se sitúa en el 16%. También se observa que la diferencia entre el rendimiento de alumnos de centros privados respecto de los que estudian en centros públicos es de 35 puntos a favor de los primeros. Ahora bien, hay que tener en cuenta que las familias de los alumnos de centros privados tienen un ESEC superior, lo que explicaría parcialmente ese mejor rendimiento por causas distintas a la titularidad del propio centro. Para eliminar la influencia del estatus social y económico, se hace una corrección con objeto de eliminarla y que los datos reflejen lo más fielmente posible las diferencias debidas a las características del centro. El resultado obtenido permite observar que las diferencias se reducen hasta el punto de no resultar estadísticamente significativas.

La atenta lectura del informe completo es altamente recomendable. Sus conclusiones y matices son mucho más ricos de lo que he reflejado en estas pocas líneas, seguramente excesivas para algunos, que sólo pretenden llamar la atención sobre el empobrecimiento del debate que supone quedarse sólo en la discusión sobre el puesto que ocupa España dentro de la OCDE.


domingo, 2 de diciembre de 2007

A este paso no se va a poder decir ni Pio

En plena polémica sobre el deseo de algunos, concretamente de la más rancia izquierda liberticida de este país, de que Pio Moa termine en la cárcel por sus teorías y opiniones, el Tribunal Constitucional ha rechazado que el denominado negacionismo, la negación de la existencia del holocausto como hecho histórico, sea penalmente reprochable.

Negar la realidad, ensalzar ideologías repugnantes o declararse acólito de personajes indeseables no debería inspirar más que lástima. Pretender hacer callar a quienes manifiestan opiniones que no compartimos, por muy peregrinas que éstas sean, con la fuerza del Estado y no con el desprestigio social empleando como únicos instrumentos la educación y la cultura, es de totalitarios. Claro que de eso, las izquierdas y las derechas de nuestro país saben mucho.