jueves, 8 de noviembre de 2007

No lo digo yo.......

Lo dice nuestra Real Academia de la Lengua. Nuestro presidente es un pazguato, un gaznápiro y un iluso. Eso no tendría la menor importancia si fuera un ciudadano más cuyas decisiones afectasen sólo a su entorno más inmediato.

Y es que nuestro presidente es muy feliz. Y yo que me alegro. Lo dijo ayer en el Congreso en un alarde de irresponsabilidad. Vale que un gobernante no tenga que transmitir pesimismo, pero con la que está cayendo en nuestra economía, por referirme sólo a un aspecto fundamental para la calidad de vida de los ciudadanos, hacer alarde de ese esperpéntico y exagerado optimismo que suena a falso es, como poco, irresponsable. Eso si realmente fue una pose, porque si además se lo cree, entonces es un drama.

Si a eso le sumamos que parece convencido de que la acción de gobierno no tiene nada que ver con la brutal subida de precios de los productos básicos, que paren el mundo que me bajo. Alguien de su entorno que sepa algo de economía debería avisarle antes de que diga tamañas sandeces. Con ser grave estar convencido de ello, lo más grave es lo que eso implica, a saber, que a futuro tampoco se van a tomar decisiones al respecto.


4 comentarios:

bogar dijo...

Como bien sabes,soy un exceptico y pesimista convencido,pero con estas afirmaciones del Sr.Rodriguez Zapatero me confirmo aun mas.LOS POLITICOS VIVEN TOTALMENTE ALEJADOS DE LA REALIDAD.Saludos

Reyes dijo...

...lo dices tú, el mejor café:

Perdón por la broma, pero estaba loca por hacerlo.
El Sr. Zapatero merece todos mis respetos.

Er Tato dijo...

....Catunambú (tampoco me iba a quedar con las ganas de rematarlo)

Pues yo, tras comprobar cómo no se respeta ya ni a si mismo, hace bastante tiempo que se lo perdí.

Saludos

canalsu dijo...

No tiene conocimiento, sólo por respeto al esfuerzo que hacen los miles o millones de personas que viven con menos de 1000 euros debería haberse callado y aguantar por una vez el chaparrón. Pero no, es de los que prefieren quedarse encima aunque le cueste decir una estupidez. Tampoco es la primera vez, y con asuntos más desgraciados que el precio del pollo, encebollado además.