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miércoles, 28 de enero de 2015

Sólo eso, ya debiera ser suficiente...

Como decíamos ayer, a los empresarios, a los malos empresarios, no les gusta el libre mercado. Y por eso a mí me encanta...

Así empezaba una entrada de la taberna de hace ya casi dos años. Una entrada que, como casi todas las que escribo, pretendía provocar la reflexión, e incluso la indignación de aquellos que, sin aportar jamás un solo argumento, disparatan contra el libre mercado. Y como otras muchas entradas, se quedó hueca de comentarios. Debo reconocer que me sorprendió, porque con ese título y con la que le estaba cayendo por entonces, afirmar -y argumentar-, que el libre mercado, el culpable de todos nuestros males, es de izquierdas mientras lo vituperaba de hecho la izquierda oficial y lo machacaba de derecho la derecha, dizque liberal, prometía un buen debate que se quedó en eso, en promesa de político.

En fin, que con el mismo leitmotiv de aquella entrada, escribo ésta. La actual Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), antigua Comisión Nacional de la Competencia (CNC), ha sancionado con 98,2 millones a una serie de empresas por trampear el mercado.

La capacidad de la CNMC para vigilar las prácticas colusivas es escasa, yo diría que casi testimonial, pero al menos sirve para recordarnos de vez en cuando, a modo de pepito grillo, que ni a los empresarios ni al poder político les gusta el libre mercado. 

Sólo eso ya debiera ser suficiente para que a los ciudadanos nos debiera encantar.


jueves, 5 de septiembre de 2013

Desmontando mantras, argumentando lo obvio...

Sobre la famosa Ley del Suelo de Aznar ya hemos tenido algunos debates en la taberna, en muchos casos con argumentos claramente sectarios y faltos del más mínimo rigor.

Lo he dicho en los últimos años y lo repito una vez más. Ni la Ley del Suelo de Aznar fue la culpable de la burbuja porque nunca llegó a entrar en vigor de forma plena ni durante el tiempo suficiente como para influir en el mercado, ni la liberalización del suelo -de la que se la acusa, sin demasiados merecimientos por cierto-, hubiera provocado una burbuja inmobiliaria. Por puro empirismo económico.

Ahora, la Comisión Nacional de la Competencia dice, entre otras, cosas como éstas:

"La intervención urbanística en España configura una oferta de suelo rígida, que a su vez contribuye a generar una oferta de vivienda rígida en comparación con la de otros países. Esta rigidez favorece un mayor crecimiento de los precios, exacerba el ciclo inmobiliario de la economía española, y contribuye a aumentar la inestabilidad macroeconómica."

Muy sintéticamente, viene a decir que la intervención urbanística tiene un impacto negativo sobre la economía y el bienestar social, y que es necesario intensificar la competencia, o sea, liberalizar el suelo. Si no se lo creen, pueden echarle un vistazo al resumen de prensa o al informe completo. Si les apetece, claro

Y de postre, un vídeo de la Consejería de Fomento y Vivienda de Andalucía colgado esta misma semana que repite el mantra. ¡Qué nivelazo...!


martes, 6 de agosto de 2013

El manto de Penélope...

"Los dos principales enemigos de la sociedad libre o de la libre empresa son los intelectuales [en román paladino, los de la ceja], por un lado, y los hombres de negocio por el otro, y por motivos opuestos. Todo intelectual cree en la libertad para sí mismo, pero se opone a la libertad de los demás. Cree que debería haber una oficina de planificación central que establezca las prioridades sociales. El empresario es justo lo contrario. Todo empresario está a favor de la libertad de todos los demás, pero cuando se trata de él la cuestión cambia. Él es siempre el caso especial. Él debería tener privilegios específicos del Gobierno: una aduana, esto, aquello…" (Milton Friedman)

Y como diría nuestro presidente, fin de la cita. ¡Qué arte...!

Ya hemos hablado por aquí en alguna ocasión de alguno de los enemigos del libre mercado, y también de la Comisión Nacional de la Competencia quien, pese a sus escasos medios y al gobierno, ha vuelto a dar un mandoble a algunos sinvergüenzas. No debe ser fácil destejer por las noches el manto que el gobierno teje con ahínco durante el día, y por eso la labor de la CNC se antoja más bien simbólica, cuando no un simple instrumento de marketing que pretende ocultar el puedo y no quiero de un Estado, de un gobierno, sumido en su interesada esquizofrenia.

En todo caso, aplaudamos otra pírrica victoria.


martes, 30 de abril de 2013

El libre mercado es de izquierdas...

Como decíamos ayer, a los empresarios, a los malos empresarios, no les gusta el libre mercado. Y por eso a mí me encanta.

La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) ha impuesto multas millonarias a un cártel -vamos, a una panda de mafiosos que se dedicaban a amañar el mercado para repartirse los cromos-, que fabricaba sobres. No tengo noticia de que Bárcenas sea socio de ninguna de esas empresas, pero no es descartable.

El expediente sancionador tiene 341 páginas, pero en uno de los blog de la pizarra que hay al fondo de la taberna a la izquierda se lo han leído y nos lo ofrecen debidamente masticado para que podamos digerirlo sin que se nos indigeste. De todas formas, resulta interesante echarle un vistazo a los ingredientes originales.

Para que vean ustedes lo caros que nos salen a los ciudadanos, a los consumidores, los mercados intervenidos. Mayores precios, freno a la innovación, tamaños no óptimos de las empresas, menores cantidades intercambiadas en el mercado, menos puestos de trabajo, enriquecimiento injusto de una de las partes... Y por si alguien lo ha pensado, no, la CNC no interviene el mercado, lo regula. O al menos lo intenta a pesar de los escasos recursos de los que dispone. Porque no sólo no es lo mismo intervenir -o sea, distorsionar el mercado para que no sea libre-, que regular -o sea, vigilar para que se respeten las reglas del libre mercado-, sino que pretenden exactamente lo contrario.

Y si está tan claro, ¿por qué los gobiernos no impulsan la regulación en lugar de la intervención en los mercados? Porque la libertad difumina el poder y el intervencionismo manipula la libertad y concentra el poder en unas pocas manos: políticos, sindicatos, grandes empresarios y banqueros...  

Por ello, el libre mercado debería ser defendido con vehemencia por quienes aspiramos a la igualdad de oportunidades, aspiración que debiera ser el fin último de la izquierda.


martes, 5 de abril de 2011

La cofradía de Monipodio

Digan lo que que digan, a los empresarios no les gusta el libre mercado. Y es normal. El ser humano es egoísta y ambicioso por naturaleza. Si por ellos fuera, intentarían que sus respectivas empresas pudieran fijar el precio de venta de sus productos, o la cantidad que venden, o los salarios que pagan. Vamos, que de monopolios y monopsonios iría la cosa y, de hecho, de eso va en algunos sectores.

Pero seamos justos. Una de las diferencias entre buenos y malos empresarios es que los primeros aspiran legítimamente a dominar el mercado con esfuerzo e innovación, y los segundos con trapicheos y maniobras orquestales en la oscuridad. Por eso, porque el libre mercado, allá donde exista, anda siempre amenazado por empresarios sin escrúpulos y gobernantes liberticidas, el Estado tiene que ser firme y contundente en su labor de árbitro, de garante de las reglas del juego.

Y para muestra, un botón.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Ayudas perversas

Probablemente esto no le importe a casi ningún parroquiano, pero creo que es interesante traer aquí de vez en cuando lo que dicen algunos organismos públicos, como la CMT o la CNC, cuya misión es velar por la eficiencia de los mercados. Acaba de publicarse el segundo informe anual sobre los efectos de las ayudas públicas sobre la competencia y su primer párrafo reza así:

"La concesión de ayudas públicas por parte de las Administraciones constituye una forma de intervención pública en la economía que, sin perjuicio de la persecución de ciertos objetivos de interés público, puede alterar el funcionamiento de los mercados, introduciendo distorsiones al juego competitivo y a la eficiencia de los mismos. El establecimiento de mecanismos de control, seguimiento y revisión del impacto de las ayudas públicas contribuye al funcionamiento eficiente de los mercados, disminuyendo o evitando el intervencionismo injustificado por parte de los poderes públicos, intervencionismo que conduce, según demuestra la experiencia, a una reducción de la competitividad de las empresas, al debilitamiento de las economías y, en última instancia, al perjuicio sobre el bienestar económico general y del consumidor en particular."

Incluye también un análisis de los efectos del Plan 2000E de ayudas a la compra de automóviles entre cuyas conclusiones (pág. 123) se dicen cosas como ésta:

"El diseño del programa ha sido deficiente en la medida en que no ha incluido los elementos necesarios para precisar y controlar el cumplimiento de la condición del descuento de precio por fabricantes o importadores. En particular, el hecho de que en el Real Decreto de entrada en vigor del Plan 2000E no se haya establecido a que período de tiempo debe corresponder el precio de referencia para aplicar dicho descuento, puede haber permitido a los fabricantes/importadores incrementar el precio en la cuantía del descuento."


jueves, 10 de diciembre de 2009

¡Vaya plan...!

Fíjense lo que escribe, e imagino que piensa, un miembro de la Oficina Económica de Presidencia, órgano que asesora a nuestro presidente:"...cambiar en profundidad el modelo productivo no es solo cuestión de dinero, de recursos. Transformar de verdad el modelo implica cambios muy profundos. Sustituir una política económica de acompañamiento del mercado (liberal, en definitiva) por otra que dirija el proceso de desarrollo económico en una determinada dirección." Escribe muchas más cosas y todas ellas muy reveladoras, pero dejémoslo ahí. ¿Les suena a ustedes cómo terminan los países con un sistema de economía planificada?

Y para muestra un botón. ¿Recuerdan que hace unos días hablaba de las enormes subvenciones al carbón? Pues la Comisión Nacional de la Competencia publicó ayer un interesantísimo informe al respecto donde afirma cosas como éstas:

"Sin embargo, el Proyecto de Real Decreto supone una contradicción con el principio rector de la LSE (Ley del Sector Eléctrico), en la medida en que distorsiona gravemente la toma de decisiones de los agentes económicos en libre competencia y los mecanismos de organización de los mercados eléctricos en España"

"[el Proyecto de Real Decreto]...distorsiona el proceso de formación de precios en el pool eléctrico que ya no se determina por criterios de mercado y de eficiencia."

"...es previsible que el Real Decreto proyectado afecte de manera adversa sobre la competencia efectiva en los mercados energéticos españoles, al reforzar a los agentes mayores e incumbentes frente a los agentes más pequeños y nuevos entrantes."

"El Real Decreto proyectado supone una distorsión significativa de los procesos de funcionamiento de los mercados energéticos en España y de los mecanismos de formación de precios."

"...es previsible que se produzca un encarecimiento del precio de la electricidad en los mercados mayoristas como resultado de la alteración del orden de mérito económico y del incremento de los costes de operación."

"El sobrecoste total en caso de que se generase el máximo de energía previsto en el PRD superaría los 1.200 millones de euros."

"[el Proyecto de Real Decreto]...genera determinadas ineficiencias y distorsiones a la competencia efectiva que, en opinión de esta Comisión, resultan injustificadas y extraordinariamente lesivas del bienestar general."

En fin, que parece que a la CNC no le gustan demasiado los efectos de la economía planificada. Por cierto, se acerca una nueva subida de la electricidad ¿Se acuerdan del déficit tarifario? Pues cada día más hermoso, chiquillo.