Mientras salía del cementerio, pensaba que aquello parecía una fiesta. Sólo se acordaban de sus muertos, de forma tan visible y folclórica, cuando el cruel calendario se lo ordenaba.
Allí estaban los vivos. Y en el más allá, los muertos. Entre ellos, sólo el tiempo que se transmuta en distancia cuando filtra el recuerdo y anestesia el dolor. Nunca supe qué se siente al perder a un ser querido porque nunca quise a nadie. Tampoco nadie me quiso nunca a mí. Ni siquiera los que creían quererme.
Mientras buscaba el dichoso disfraz, recogí mis huesos antes de que el tumulto los pisoteara. Maldita osteoporosis, mascullé en voz baja mientras los colocaba cuidadosamente en el orden correcto. La última vez, las prisas me jugaron una mala pasada ¡todavía me dan arcadas cuando lo recuerdo! A pleno sol, algún transeúnte se quedaba mirando con descaro al verme salir del cementerio renqueante, la cara de un pálido marfil hueso, la capa polvorienta, las botas exageradamente grandes. ¡Qué pasa! ¿es que nunca has dormido la mona en un cementerio después de una fiesta de disfraces?, le grité al primero que osó increparme por mi falta de respeto.
Me alejé del camposanto lamentando amargamente cuán bajo había tenido que caer: la parca escondida bajo una resacosa juerguista, disfrazada de Capitán Alatriste decapitado para pasar desapercibida.¡Qué vergüenza! Mi jefe y sus disparatadas ideas para mantener al personal en su caverna particular. El próximo año sólo me compro la gomilla y que me despida si quiere.
5 comentarios:
Un cambio radical querido tabernero.
PD.Me encanta el cuento.
Bajo mi humilde punto de vista, deberías crear más historias como esta. Magnífica, sutil y curiosa.
Me descubro ante vos.
Un abrazo querido Tato.
Muchas gracias a ambos, pero eso es que me leéis con buenos ojos.
En cuanto a lo del cambio mi querida Glauca, se trata más de ampliar la variedad de tapitas en la taberna que de un cambio radical, como tú dices. El jamón, el queso y las gambitas seguirán siendo la especialidad de la casa, pero de vez cuando, cuando surja, cuando las musas se dejen sobar o cuando detecte cierto hastío en la parroquia, me pelearé con los fogones y prepararé algún plato especial, que no significa necesariamente que me salga rico, rico.....
Besos
Me rindo a sus pies querido tato,ahora si que me gustado,no todo es politica.Hay muchas cosas que nos rodean,de las cuales podemos hablar y comentar.
Gracias por la dedicación.Volveré a entrar en su humilde posada.Principalmente a hechar un trago.
Carlos Tirillas.
Amigo Tirillas, es posible que no hayas entendido el cuento. Y probablemente tampoco la dedicatoria, pero me alegro de que te haya gustado.
Saludos
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