Pedro, el oculista, ha salido corriendo asomado a sus gafas de cerca y desarmando con la prisa el periódico que ojeaba cuando Lola ha entrado. Últimamente se pone nervioso al verla, con esos ojazos negros, limpios, brillantes. Aún recuerda la primera vez que acudió a su consulta, tan presumida y pagada de sí misma como hermosa, para comprar unas lentillas de colores. Ora unas verdes, ora unas azules, no, mejor estas violetas, como la Taylor, decía. Hasta que sufrió aquel accidente fatal con los prismáticos. Ahora, impaciente, lo acosa a diario para interesarse por el pedido de sus dos nuevos ojos de cristal de Swarovski.
El asombro de Adán
Hace 7 horas
7 comentarios:
Variaciones o desvariaciones???
Mejor hablar del color de los ojos que de nuestro ZP...
Aynsssss
Anna
Osú, lo dicho. Después de leer al Ridao me encuentro contigo que también parece que has bebido lejía.
Ea, me desconecto y después veré si cuando pasé la caló estáis más centraitos.
Adiós.
Era puñetero el comienzo de esta semana, vaya con Pedro el oculista.
Lola quita la respiración!
Pedro Ximenez... lo que usté diga... que no quiero mirar a nadie hoy a los ojos...
Desvaríos, Anna, desvaríos. No sólo de política y economía vive el hombre...
No sé yo si lo nuestro tiene remedio, Rafael. ;-)
La verdad es que daba poco juego para el estilo de micros que me gusta escribir, pero eso también es un reto, Elisa.
Así se llama mi mujer, mujer prevenida. Y sí, quita la respiración... dejémoslo ahí. ;-)
Besos y abrazos a discreción
Muy coqueto el relato, jajaja. Me ha encantado. Besos, ya nos contarás en una variación lo que pasó con los prismáticos......¿por qué dirán que éstos son los desvaríos????????
Porque no saben apreciar mi arte, Pilar. ;-)
Besos guapa
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