¡Ya está bien por hoy!, pensó mientras cerraba su portátil. La pantalla se recostó suavemente sobre el teclado. Piel con piel. En la intimidad, le devolvió en cada beso los signos de interrogación, los de admiración, los guiones.... y todas las letras. Una a una. Como todas las noches.
El sufrimiento de un genio
Hace 5 horas
7 comentarios:
La unión más fuerte mediante bisagras, no cibersexo simplemente.
Hiperbueno.
Lo mecánico se vuelve poesía. Genial.
Gracias querido Tato, un fuerte abrazo.
Mi ordenador es de sobremesa.
Es un amor imposible entre el teclado y la pantalla.
¡que bonito!
sobre todo el amor imposible de Maese Rancio.
Ahí te he visto fino, maese, sí señor. Y a los demás, muchas gracias por vuestros comentarios. Me alegro de que os haya gustado.
Besos a las damas y saludos a todos.
El silencio, la oscuridad, esa quietud... son circunstancias que promueven la complicidad. ¿Y qué es el amor sino algo así?
Al final, era lógico que sucediera. Y fue estupendo que tú lo registraras...
Salud, Tato.
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