Desapareció el aroma. Se lo llevó el viento. Y el tiempo, impaciente, lo expulsó del presente. Ya no huele. Pero olió y algún día olerá. Triste, en silencio, completamente muda, se levantó, cogió su silla y se retiró discretamente cuando el paso del tiempo la hizo prescindible. ¡Dichosos verbos irregulares!, pensó mientras un inoportuno picor en la nariz le arrancó un sonoro ¡achís! antes de volver a enmudecer. Y es que algunas compañías la cambian a una.
El sufrimiento de un genio
Hace 5 horas
8 comentarios:
Simpático relatito metalingüístico.
Esperemos que el tiempo no retire nunca la hache muda, porque sino no va a ser lo mismo.
Sin H o Hache, muchos niños tendrían una orotgrafía perfecta.
Sutil relato querido Tato.
Un abrazo.
HHHHay que leerlo un par de veces para pillarlo...
Cierto, como "la musica callada" que diría el poeta.
PD. Al verificar la palabra no estaba la H...
Bravo, Tato.
Calladita pero con tanta historia...menos mal que los andaluces no estamos "jartos" de ella y de vez en cuando la tenemos presente.
Muy buen relato, Tato.
Gracias a todos.
Y bienvenida a la taberna María Azahar. Tómate lo que quieras que a la primera invita el tabernero.
Saludos
Muchas gracias, Tato; te he enlazado en mi blog, me ha encantado este espacio.
Saludos.
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