"También a los terroristas suicidas islámicos, a los etarras y a los del Ku-Klux-Klan los ha educado su familia. La escuela tiene que formar ética y moralmente a los alumnos. ¡No me voy a fiar de la educación moral que les den sus padres!"
"El objetivo de esta asignatura es quitar la educación de manos de los padres, que normalmente son muy reaccionarios, y de los curas desviacionistas"
Quienes así hablan refiriéndose a la asignatura de Educación para la ciudadanía son los filósofos José Antonio Marina y Fernando Savater respectivamente. Que esto lo digan personas que han demostrado mucho sentido común en otras cuestiones, no deja de sorprenderme.
Debe ser que en el Estado, todos castos y sin prole, no hay padres. O si los hay, cuando instruyen a nuestros hijos -programando asignaturas y contenidos o impartiendo las materias-, actúan como verdaderos progres, aunque como padres sean unos reaccionarios. Tanto, que prefieren confiar la educación ética y moral de sus hijos a terceras personas a las que ni siquiera conocen.
A pesar de todo, casi dos años después de escribir esto, leídos algunos manuales, escuchados argumentos de una y otra acera, y visto lo visto, no me muevo un ápice de lo que allí dije.
10 comentarios:
¿Pero de verdad alguien se cree que en la escuela se proporciona hoy día educación, para la ciudadanía ni para nada? La escuela actual es una guardería, y los niños donde se educan es en la televisión, en la calle y, algunas veces, en su casa.
Me sorprende la frase de Savater. Si no está fuera de contexto y, como entiendo, aplaude ese objetivo, es para que Zapatero le de un ministerio.
A mí también me sorprende lo de Savater, pero lo he leído en la prensa. Sí, ya sé que eso no es garantía ninguna, pero...
¿Está fuera de contexto? No lo sé. Me gustaría pensar que sí, pero al parecer está en el prólogo de este libro de texto. ¿Alguien puede confirmarlo?
Saludos
Tatoooooooooooooooooo que no quiero entrar que se me va la energia positiva ¡Que Savater es de las personas mas l´´ucidas y menos sospechosas del mundo!. Yo lo interpreto de buena fe como diciendo que el asunto de educar a los jovenes en el conocimiento de ciertos principios y ciertas normas es tan importante que debe llegar a la escuela para que se impartan de modo general y racional. La metafora de los padres de-formadores es una guinda que nos debe llevar a pensar....Ver´´as la que se va a liar. Me voy a coser...Besos, Pilar
Amigo mío, tendría tanto que decir sobre esta asignatura que necesitaría varios tomos, algo así como la Suma Teológica del Aquinate. Veamos si soy capaz de no agobiar. Vayamos, pues, por partes:
1. Como sabes, soy profesor de Filosofía y desde ese punto de vista me parece que el polémico debate sobre la susodicha materia es una cortina de humo “políticamente” interesante: permite que todos exhiban sus “aparentes” diferencias, en lo que a educación se refiere, con una alta rentabilidad de votos y una escasa inversión dialéctica. Porque… poco hay que decir, basta con sentencias como “esto es progre” y “aquello es reaccionario” para unos; o “aquello es demoledor” y “esto es edificante” para los otros. En el centro de todo queda la falacia, la inconfesada falacia de haber roto la Ética de 4º de ESO, que es edad más posible (aunque últimamente bastante menos que otrora) para ciertas reflexiones, repartiendo sus dos horas semanales con la “Educación para la ciudadanía” de 2º de ESO, que (según mi experiencia, claro) está a años luz de tan sutiles posibilidades. ¡Una hora a la semana para formar-deformar ciudadanos! Sé de “virtuosas” series (“Padre de familia”, por ejemplo, en la Sexta) que emiten a diario su basura para gozo y disfrute de púberes y adolescentes mientras almuerzan en su casa solos, porque los padres están currando para pagar el televisor entre otras cosas; o, lo que es peor, en compañía de sus padres, que tienen jornada de mañana y sonríen “solidaria y estúpidamente” con sus hijos. Sólo quien entra en un aula de 2º de ESO para hablar de los valores que sean, entiende plenamente lo que digo. Yo, por cierto, lo hago todas las semanas… ¡una triste hora!
2. ¿Las familias?... Pues, ya sabes, como en botica hay de todo; aunque, últimamente, más de lo que menos debiera. No voy a abrumar, pero sé de muchos alumnos “desarraigados” que encuentran en el Instituto lo más parecido a una familia. Pero, claro, allí sólo están el 25% de su tiempo diario, lo que es claramente insuficiente. Amén de inconveniente ya que las suplantaciones siempre son una chapuza que falsea y perjudica la realidad. Porque “la familia es el núcleo de la sociedad”, literalmente así aparece en el libro de “Educación para la ciudadanía” de José Antonio Marina (pg. 124, Ediciones SM. Por cierto, me gustaría conocer el total del texto de Marina que citas porque no cuadra ni con cola con el que ahora mismo tengo entre las manos). Y los núcleos no pueden sustituirse; todo lo más, complementarse.
3. Lo de Savater… Ni de coña, vamos: huelo a distancia la “ironía socrática” del resto del argumento. Basta con ponerle delante un “Naturalmente…” y añadirle al final un “…Pero, por favor, ¡no seamos paranoicos…!” para que el sentido cambie por completo. No digo que sea así, porque no conozco el texto; pero pondría la mano en el fuego por asegurar que es “irónico”.
4. Sólo una cosa más: no sólo no defiendo esta asignatura, sino que soy su detractor más enconado, aunque por razones que no tienen que ver con las que exhiben unos y otros. La educación, ahora mismo en España, es una criatura agónica y en breve será un cadáver maloliente. Explicar por qué me llevaría otros tantos tomos. No importa, no pasará nada. Desde Huxley sabemos que los mundos felices se hacen tomando “soma” y que pensar es algo prescindible. Pero como uno es amigo de “caballeros inactuales”, lamenta profundamente que lo que en la calle y la prensa (o al revés, porque aquélla es la clonación de ésta) preocupe es la estéril “horita” (como dice Juan Antonio el “profe”) de la “Ineducación para la ciudadanía”.
¡Uf!, perdona que “m’e passao”, como diría cualquier “ineducando” mío.
Un abrazo.
Bueno Pilar, ya dejo clara en la entrada y en mi anterior comentario, que me han causado sorpresa leer esas palabras de ambos. Tengo libros de los dos, y no uno ni dos, así que no creo ser sospechoso de intentar desprestigiarlos intelectualmente. Incluso empleo habitualmente una frase de Marina que me parece esencial y que comparto, aquéllo de que la tribu es una pieza fundamental para la educación.
En cuanto a lo que escribes, amigo Antonio, y empezando por el final, ¡a mí se me ha hecho cortísimo el comentario!
Respecto del contenido en sí, tú mismo lo dices en tu primer considerando, ¡una hora a la semana para formar-deformar ciudadanos! Y, lógicamente, a la vista de los mimbres que expones, la deformación es más que probable.
Sobre tus considerandos segundo y tercero, la frase de Marina se corresponde, al parecer, con el contenido de una conferencia que ofreció el 26 de Marzo de 2008 en el IES Maestro Juan de Ávila de Ciudad Real, según la información encontrada aquí y aquí. En cuanto a la de Savater, parece ser que figura en el prólogo del libro que incluyo en el enlace de mi primer comentario. Obviamente, y para ambas afirmaciones, sólo tengo referencias de terceros y a mí tampoco me encajan, sobre todo la de Savater, pero tampoco me encaja que él sea un defensor de esta asignatura tal y como se ha implantado y ya ves, sobre eso no hay dudas. La verdad es que me encantaría que alguien pudiera contextualizarnos las afirmaciones de ambos, sobre todo la de Savater. Y además, en este último caso, es tan fácil como consultar el prólogo del libro. ¿Alquien puede acceder a él?
Muchas gracias por vuestros comentarios.
Besos y abrazos
Una pequeña coda, amigo mío:
Con “formar-deformar” me refiero a lo que se creen los dos famosos bandos, no exactamente a mi visión. De tales bandos, uno dice que “forma” y otro asegura que “deforma”. Yo simplemente opino que no sirve para nada, que media hora de televisión, sin embargo, tiene un poder realmente demoledor en esas edades; bueno, a tenor de lo que uno ve, en todas las edades. Para que una asignatura llegase a tener la eficacia, perjudicial o beneficiosa, que le suponen, se tendría que luchar primero, enconadamente y aunando fuerzas, para que la educación recuperase ante la sociedad el prestigio que le corresponde y hace mucho perdió. En mi opinión, pesimista sin duda, para “ellos”, para “todos ellos”, la educación sólo es un arma arrojadiza que, por conservar la inercia de su importancia histórica en el hombre, hace un papel espléndido en las audiencias del voto. Luego es cuestión de chapucear un poco sobre las leyes y encandilar los titulares con las grandes palabras de los respectivos tópicos. Es como un iceberg: el peligro mayor está debajo del agua. Pero de ése no habla nadie.
Voy a ver si puedo hacerme con el texto de Savater, aunque insisto en mi personal certeza. Respecto al de Marina, el libro de la asignatura, que si tengo, repito que se da de tortas, cuando habla de la familia, con la referencia que pones. Cosa distinta es que ambos hayan defendido esta asignatura, pero no de esa forma. Teórica y filosóficamente, no es ninguna aberración defenderla. Pero argumentar esto, con los caldos de demagogia energúmena de algunos libros de texto que he sondeado y las pasiones viscerales que ha desatado en ambos bandos, me llevaría muchísimo. Y aparte de ser un abuso, digas lo que digas, me da muchísima pereza porque estoy convencido de que la verdadera herida de la educación está en otro costado.
Un abrazo.
Si no he entendido mal, Antonio, tu postura contraria a la asignatura nada tiene que ver con sus contenidos, sino con la imposibilidad de que esos contenidos, buenos o malos, beneficien o dañen a los alumnos dada la precaria situación de nuestro sistema educativo. Vamos, que niegas la mayor.
Pero, haciendo abstracción de esta lamentable circunstancia, que comparto plenamente, ¿eres partidario de que en el sistema público de enseñanza exista una asignatura que enseñe algunos valores discutibles y discutidos, presentándolos como valores inamovibles y universales, fijados por un Estado al que no cabe suponerle más capacidad de educar en valores que a los padres, sobre todo cuando los comportamientos de quienes lo rigen están a años luz de lo que una asignatura de ese tipo debiera enseñar?
Otro abrazo
Tatoooooooooooooooooooooooo que no quiero entrar y que te voy a tener que llevar a mi clase. Besos, Pilar
Mira que he dicho que me daba pereza… Voy con la síntesis:
1. No soy partidario –¡cómo podría serlo!– del adoctrinamiento “estatal” sobre esto o aquello, sino de la reflexión humana sobre cualquier cosa: si el hombre pierde el pensamiento, se convierte en un mineral elegante.
2. Ese adoctrinamiento existe, de modo mucho más eficaz, por otras vías que llegan a los educandos directamente unas veces, e indirectamente otras; a través de su propia familia que es “inteligentemente adoctrinada” por el Estado a través de los medios o el descarado secuestro del lenguaje. Las palabras-comodín existen y controlan. Si sobre una gilipollez cualquiera, un afamado gil… etc. dice que aquélla es “progresista”, al día siguiente puedes hacer una encuesta entre los ciudadanos “libres” y verás cuántos aseguran que, la gilipollez en cuestión, es “cosa fina de puro buena”. Piensa en el mismo gil… etc. diciendo de cualquier otra gilipollez que es facha y repite la encuesta. Pues bien, los de la encuesta son padres y madres de familia… ¿A que tengo razón?
3. Hace un par años existía la asignatura de “Ética” en 4º de ESO, con dos horas semanales, por cierto, mientras ahora sólo disfruta de una gracias a la incómoda “Educación para la ciudadanía”. La “gracia” es que no sólo se repartieron las horas, sino los contenidos. ¡Y nadie decía nada!
4. He conocido, en mi larga experiencia, a profesores de todas las materias (Religión incluida) que hacían de su materia cuña de los más variopintos intereses. A veces, un adoctrinamiento en toda regla, en muchos casos dañando los principios de su asignatura y hasta los de su designación (me refiero a algunos de Religión, que si se entera San Pablo… ¡para qué te voy a contar!).
5. El mal de una asignatura está en lo torticero de sus "traducciones". Pero esto pasa con todas. Absolutamente con todas. Por eso no entiendo, o sí, por qué el empeño mediático de hacer de ésta una “causa santa” cuando todos sabemos lo bien que resulta aquí aquello que decía Martín Fierro (o José Hernández), cito de memoria:
“De los males que sufrimos
hablan mucho los puebleros,
pero hacen como los teros
al proteger sus niditos,
que en un lao pegan los gritos
y en otro ponen los huevos.”
Saludos, no se vaya a pensar mal de tanto abrazo.
¿somos nosotros, los que nunca hemos tenido esta asignatura pero hemos sufrido otras similares, los que hablamos?.
Marina decía el fin de semana que la educación de los hijos es labor de todos. Pues mire usted, no. De todos, no.
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