"La cuestión para nosotros tampoco es si el mercado es una fuerza del bien o del mal. Su poder para generar riqueza y expandir la libertad no tiene rival, pero esta crisis nos ha recordado a todos que sin vigilancia, el mercado puede descontrolarse y que una nación no puede prosperar durante mucho tiempo si favorece sólo a los ricos. El éxito de nuestra economía siempre ha dependido no sólo del tamaño de nuestro Producto Nacional Bruto, sino del alcance de nuestra prosperidad, de nuestra habilidad de ofrecer oportunidades a todos los que lo deseen, no por caridad sino porque es la vía más segura hacia el bien común."
Estas palabras las pronunció ayer el nuevo presidente de los Estados Unidos en su toma de posesión. Ése al que tanto admira Zapatero. Y Pepiño. Y Pajín. Y hasta el ministro Sebastián el ocurrente.
¿Como se nos puede pedir a los ciudadanos que consumamos más con la que está cayendo? ¿Cómo se nos puede pedir que prioricemos la compra del producto nacional frente al foráneo? Es sencillamente inaudito. Uno, que se creía vacunado contra el asombro, asiste estupefacto y realmente preocupado a estas ocurrencias. Cuando Solbes afirmaba el otro día que ya habían utilizado todo el margen que tenían contra la crisis, quise entender que se refería a recursos económicos, pero ahora queda claro el verdadero alcance de aquella afirmación. No me extraña que no hayan entendido nada del discurso de Obama. A lo mejor por eso lo alaban tanto.
Este país tiene un problema infinitamente más grave que la crisis.
2 comentarios:
El artículo de hoy de José Aguilar habla muy bien de este asunto.
¿Falta de entendimiento?
Quizás.
Un abrazo querido Tato.
Publicar un comentario