Como íbamos diciendo, nadie habla de ella, pero haberla hayla. A la deuda pública me refiero, a quién si no. El Estado debía a Noviembre de 2008, trescientos cuarenta y cinco mil ciento diez millones de euros. A esta deuda hay que sumarle las emisiones de comunidades autónomas y entidades locales, que a Septiembre de 2008 sumaban otros noventa y tres mil setecientos veinte millones de euros. En total, cuatrocientos treinta y ocho mil ochocientos treinta millones de euros, algo más de setenta y tres billones de pesetas. Como nuestro PIB asciende a poco más de un billón de euros, la deuda total suponía a finales de 2008 aproximadamente el cuarenta por ciento. Éstos son sólo datos. Que cada cual saque sus propias conclusiones sobre lo que se nos avecina.
Lo dejo así, en letra, porque acojona menos. Y porque la entrada me cunde un poco más. Y para que no sólo las letras de cambio tengan mala fama. Y porque yo también sé jugar con las letras. Y para que los de letras se enteren mejor. Y para que los de ciencias lean un poco más. Y porque los disgustos, entran mejor suavitos, que hoy es jueves quince, día del buen rollito.
4 comentarios:
Bueno, esto tiene fácil solución. Acordaos de la deuda pública española antes de que entráramos en el euro, peor que la de ahora. Nos pusieron deberes en Maastricht, nos aplicamos y ¡fuera deuda! Cuando salgamos de ésta, lo único que hay que hacer en Europa es volver a cambiar la moneda, y así en cada crisis.
Fuera de bromas, ¿cómo va a actuar el Estado contra la crisis si no asume deuda? Cosa distinta es que estemos o no de acuerdo, pero miro a mi alrededor y pocas voces se levantan contra la intervención estatal, todos se agarran a esta tabla de salvación. 62 años después de muerto, Mr. Keynes sigue triunfando.
Menos mal que es el día del buen rollito, que si no, para echarse a llorar, amigo Tato. Mañana lo haremos, que hoy no toca.
Gracias por la mención.
La verdad es que a mí me da igual que me lo cuenten con números o con letras porque me “acojona” siempre. La economía para mí es una ciencia de crípticas ecuaciones cuyo resultado es invariablemente el mismo: el acojone. Si la inflación es alta, malo; si es baja, también; si el petróleo sube, lo mismo; si se abarata, tan igual como lo mismo; si se calienta, peligro; si se enfría, vértigo similar… Los mensajes triunfalistas y desastrosos los oigo de los políticos segun pinte; los economistas siempre hablan de tormentas; en el horizonte o en el cenit. Y la única ley que cumple con el rigor determinista que desean las ciencias es que “siempre pierden los que pierden mientras ganan los que ganan siempre”. El margen de error de este enunciado es mínimo.
Es evidente que no entiendo nada, por eso soy un náufrago acojonado, aunque todavía sea jueves 15.
Un abrazo.
No critico la deuda, amigo José Miguel, sólo informo y subrayo lo que nuestros políticos obvian en sus discursos o dicen con la boca pequeña. Para no repetir mi postura al respecto de la bondad o no de la deuda pública, al primer enlace de la entrada me remito.
Es lo que tienen las dosis de realidad en vena, querido profe. Pero vamos, que conste que lo he escrito de buen rollito.
Amigo Antonio, no te preocupes, los economistas tampoco nos enteramos, pero nos enseñaron a disimularlo mejor que los que no lo sois. De hecho, los economistas han predicho 9 de las últimas 5 recesiones.
Gracias por vuestros comentarios y un abrazo a todos
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