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La patronal catalana de las micro, pequeñas y medianas empresas y los autónomos de Cataluña", como ellos mismos se definen, ha realizado un interesentísimo
estudio sobre la distribución del personal al servicio de las Administraciones Públicas. Vamos, de aquéllos a los que pagamos el salario con nuestros impuestos. Y con los suyos, claro.
Sólo son cuarenta y cinco páginas, pero con letra hermosa, muchos dibujitos y muchos colorines. Anden, no me sean vagos y léanse al menos las tres páginas -de la cinco a la siete, ambas inclusive-, del resumen ejecutivo. ¿No se las quieren leer? Bueno, vale, les haré un resumen del resumen. Pero después no me acusen de demagogo.
En el conjunto del Estado, excluida Cataluña, el 14,71% del total de asalariados lo son de la Administración Pública. En Cataluña, el 9,26%.
El porcentaje medio en el periodo 2004-2009 de empleados públicos sobre el empleo de la propia Comunidad es del 23,3% en Extremadura, del 15,6% en Andalucía y del 8,3% en Cataluña.
Y finalmente, por si alguien piensa que el factor población o tasa de paro -por aquello de que en los datos del párrafo anterior andan camuflados en el denominador-, puede arrojar una foto interesada, añadiré que la ratio media de empleados públicos por cada 1.000 habitantes en el periodo analizado es de 82,8 en Extremadura, de 58,4 en Andalucía y de 38,1 en Cataluña.
¿Es casualidad que Cataluña sea de las regiones más dinámicas y ricas del Estado, y que Extremadura y Andalucía anden siempre reptando entre rastrojos a ras de suelo? Aliñen los datos anteriores con algunos otros, como la cultura de las subvenciones o los modelos y colores de los gobiernos existentes en cada caso desde que se instauró la democracia en nuestro país, y si siguen creyendo en las casualidades, es que son ustedes unos benditos. Además de cómplices de la situación, claro.