Recién desembarcado de un carguero danés en el puerto de Sevilla, entró en la taberna por primera vez hace ya más de treinta años preguntando cómo se llegaba a la Plaza de Pumarejo. Dicen que sólo se le entendieron los signos de interrogación. Y porque Pascual el Dientoro, que sirvió como voluntario en la División Azul, los tradujo al cristiano con esa cara de guasa que deja en el rostro un tajo de bayoneta en la comisura de los labios. Buscaba una puta que le ordeñase el escroto y le habían hablado de una tal Erika, una bávara paisana suya. Pelirroja, pecosa, larga y ancha de lomo y natural de Utrera. Su verdadero nombre era Enriqueta, hasta que descubrió que si se tatuaba una esvástica hilvanada por entre las rosadas pecas de su pubis y escupía su nombre masticando chicle a dos carrillos y dejaba de afeitarse la celulitis y el bigote, el morbo ajeno hacía cola a las puertas de su negocio de entrepierna.
Bautizado sobre la marcha como Sven el Pichita por la obviedad de su bragueta, Pascual el Dientoro hizo una seña al rubio alemán para que lo siguiera mientras le señalaba la puerta de la casa contigua y el balcón que sujetaba el letrero en negro y negro de la taberna. Dicen de ella que aquélla fue la primera vez que le escocieron las entrañas de puro gusto y que atrapó su corazón de un mordisco en el último momento, justo antes de que se le escapara por la boca a galope tendido. Dicen que se escuchó durante toda la noche el tintineo de las pecas cayendo al suelo tras cada espasmo de Enriqueta. Y que aún se estremece cuando recuerda aquel largo y concienzudo beso en los labios mientras bebía a morro de la botella de vodka. A la mañana siguiente apareció por la taberna con ojeras color noche de bodas a tomarse el carajillo del desayuno. Doble, para suavizar el diminutivo y burlar con disimulo la abstinencia. Fue, muchacho, amor de último tren. Aquella misma tarde los casó en la taberna Pepe el Papa, del que cuentan que truncó su brillante carrera en el Vaticano un día que... Pero esa es ya otra historia.
11 comentarios:
Hola Tato aver yo no bebo, la cerveza con olerla me dobla las piernas, imagínate QUÉ SERÍA DE MI CON UN RON CON COCACOLA... adorno mis visitas con refreskitos y los sufridos cafelitos, pero mira que te digo Sevillano Resalao... por esta vez, ponme un tintito de verano, poco cargao, porque tital... ya salgo de tu taberna muy ebria con la esencia de tus letras....
jajajaja y así es. asique con tu forma de contar y relatar... merece la pena, dar tumbos de contento como una idiota.
Un abrazo Vecino.
Eso es la vida de la vida....yo tengo unos vecinos, que todos los sábados cumplen como Dios manda....todo el patio se estremece ante los gemidos de la moza....y algunas, ya más que setentonas, intentan calmar la noche con un schhhhhhhhhsssssssssss, que no es escuchado....hasta las 8 de la mañana, se la escucha suspirar, no se sabe, si por costumbre o por gusto....
Vidas de sexo y amor.
Buen escrito amigo Tato. Besostes de lunes...ufff..hoy dormimos
Lo alucino del todo. Te escribo con prisas, desde el trabajo. Mañana a primera hora, desde mi casita, me paro y te vuelvo a decir.
Pero lo alucino del todo...me estás picando (me pico yo solito) y alguna historia de estas va a caer.
Un fuerte abrazo.
P.S: "sólo se le entendieron los signos de interrogación"...digno del mejor Alvite. De maestro.
Ojú Tato, vaya como empieza la mañana.
Ponme una copa de lo más fuerte que tengas, que no sea "sulfuman" o "lejía", para ver si alguna vez se me pueden venir a la cabeza cosas tan hermosas como las que tú escribes.
Felicidades, saludos.
Menuda descripción de los personajes, espero que esto desemboque en serie larga, cada capìtulo tabernero lo espero con ansia.
Bueno Karol_a, como algo excepcional te pondré ese tinto de verano con algún Rioja Crianza del 2004 que tengo por ahí sin abrir. Espero que no me metan en la cárcel por el sacrilegio de echarle hielo y casera, pero para una vez que me acepas una copa...
Imagino que el patio se estremecerá de envidia, querida Mangeles. ¿O no?
Juanma, ¿tú estás siempre trabajando, macho? Que conste que la historia era un poquitín más bestia, pero mi mujer, que es la que cuida de mi imagen, me ha dicho que vais a pensar que soy un viejo verde. Aunque le he lanzado una mirada lasciva a la hora de la siesta que confirmaba sus sospechas, he suavizado un poquitín el texto. Y gracias.
¿Qué tal una copita de Arenas extraseco, que es el que le gusta al Letri, Rafael? Aunque ya es hora de unas cervecitas heladas y unas sardinitas con tomatito aliñao.
Muchas gracias a todos y un par de rondas de besos
No sé por qué no estaba tu comentario cuando yo he hecho el mío, mi Capitán. Muchas gracias por tu comentario y yo también espero que desemboque en una serie larga y periódica. Y que os guste.
Un abrazo
¡Ya te digo Tato¡ envidia y mucha envidia....
Ah..y que no te preocupes, aunque te ha quedado de perlas y en un tono justo y equilibrado...si alguna vez nos pones uno más picante no te preocupes...ya protestaremos si te pasas, ...incuslo si te quedas corto ...
Otro beso
¡ Caramba que relato tan interesante ! Yo también tengo pecas...¡ pero no llego a tanto! jeje
Un abrazo
Cuento con ello, Mangeles. Y ya sabes, si no puedes con ellos, únete a ellos.
Pues sí que es interesante. ¡Mi querida Veridiana también tiene pecas...! ¡Uhmmm!
Besos acalorados, guapetonas
Gracias Tato, pero para que tú no vayas a la cárcel, anda ponme una copita de ese del 2004 que hay que celebrar algo, yo también tengo pecas, pero aún me queda mucha vida para que se desprendan jaja, bueno chikillo ave si un día te pasas por mi casa, no es un bar pero tengo un agüita bien fresquita y pura llena de ternura.
Un abrazo Don...
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