Así como en el terreno jurídico nuestra Constitución consagra el principio de presunción de inocencia, en el terreno político es democráticamente insano invocarlo. ¿Se imaginan que para ejercer su función de control, para poner en marcha una comisión de investigación o para que le entreguen un expediente con el que poder verificar la legalidad de una determinada actuación del ejecutivo, los partidos de la oposición tuvieran que demostrar previamente que el gobierno es culpable? Ya sé que no necesitan imaginarlo, pero en fin.
En todo caso sería saludable distinguir entre ambos planos, el de las responsabilidades civiles o penales, y el de las responsabilidades políticas, porque las reglas de juego no debieran ser las mismas. En el primero, uno tiene derecho a no aportar pruebas que le incriminen y en el segundo, está obligado a aportar pruebas que le eximan. En el primero, uno actúa en nombre propio, y en el segundo, en nombre de los ciudadanos, a los que debe lealtad.
Presunción de culpabilidad pues para aquellos gobernantes que, ante la más mínima sospecha de delito o inmoralidad, se enrocan reclamando la presunción de inocencia, negando la información disponible a los representantes legítimos de los ciudadanos y vetando los instrumentos políticos de investigación existentes. ¿Por qué un gobernante bajo sospecha no salta como un resorte para poner a disposición del Parlamento toda la documentación disponible, con luz y taquígrafos? Porque es culpable.
6 comentarios:
Ese último párrafo de tu entrada, querido Tato, lo voy a enmarcar.
Un abrazo.
¿Culpable yoooo, con las elecciones que he ganado?.
No olvides esta "revolusionaria" prueba documental -los votos son papeles, claro- que ningún partido se olvida de aportar cuando le ve la oreja a la presunción.
Mi impresión es que el jurado popular está a la altura de los autores intelectuales. ¿Cómo, si no, se entiende que entre nuestros más costosos letrados tengamos a quien presenta, en su alegato, como un hecho histórico para el futuro del planeta una entrevista entre el presidente de Estados Unidos y el de España?. No digo los nombres por ser testigos protegidos.
Ya lo has dicho y de varias maneras, de donde no hay…
Tato, estoy de acuerdo contigo, pero añado una segunda derivada ¿por que los posibles casos salen siempre a la luz cuando hay votos de por medio? ¿solo se investiga para ese momento o simplemente se guarda para utilizarlo entonces?, en cualquiera de los dos casos me parece lamentable. En primer lugar deberia de existir una supervisión permanente y en segundo lugar en cuando se sospeche de alguna anomalia deberia de ponerse cuanto antes en manos de las autoridades competentes en la materia. Saludos.
Hombre Juanma, gracias, pero tampoco es para tanto. Es lo que pensamos casi todos, sólo que algunos no miramos el color del perro para reconocer sus pulgas y otros no ven las pulgas de su perro aunque lo lleven en volandas.
En efecto Canalsu, de donde no hay... Y si no pasa lista: Pajín, Blanco, Aído, Zapatero, Erchaves, Pizarro, Zarrías, Rajoy, Trillo..., mejor paro ya.
Imagino que son preguntas retóricas ¿no Cibeles?
Besos y abrazos
Efectivamente Tato. Saludos
Yo no deduciría tan tajantemente que el que no presenta pruebas de su inocencia es culpable. Ni siquiera un político. Eso no demuestra nada.
Y no basta que un político del partido contrario lance una sospecha para que esta sea verdadera. Calumnia, que algo queda. El político que lance una calumnia, un palo a su cuenta corriente (multa), y verás qué rápido se les quitan las ganas.
El ciudadano precisa conocer la verdad. El político está obligado a presentar pruebas, como cualquier hijo de vecino, y el ciudadano precisa saber si esas pruebas existen o no; si es inocente o culpable de lo que se le acusa.
Así lo veo yo.
Publicar un comentario