jueves, 27 de agosto de 2009

Historias de la taberna (V)

Aún conservaba ese tonillo escolástico cuando estaba sereno y todavía su lengua era capaz de seguir el compás sin quedarse atrás ni sentirse ajena. En las raras ocasiones en las que alzaba la voz para cagarse en Dios, se persignaba tres veces de urgencia y se dirigía al trote hasta el retrete haciendo extraños aspavientos. Entonces, si se aguzaba el oído, se le escuchaba canturrear gregoriano entre sollozos hasta que finiquitaba sus disculpas místicas con un sonoro bramido de mocos y una ronda de aguardiente para disimular los ojos llorosos. Dicen que a quien alguna vez creyó de veras y cree volverse descreído, se le enquista para el resto de su vida en la conciencia un síndrome de Estocolmo como una catedral. De una familia tan pobre que ni el hambre se molestaba en visitarla por temor a que le hincaran el diente, Pepe el Papa fue un zagal guapo y espabilado. Tanto, que desde muy jovencito intuyó que las faldas le solucionarían la vida y se alistó en la Iglesia de monaguillo raso. Cuentan que a las pocas semanas ya le escribía los sermones a don Miguel y que, sin que los feligreses lo notaran salvo por la mala leche que se gastaba en las penitencias, sustituía al viejo cura en el confesionario siempre que la sangre de Cristo se le agolpaba en la cabeza. Así fue como a los doce años acumuló ya un capital en miserias ajenas como para existir tres vidas sin repetirse. Y así fue también como se enteró de que su padre no era su padre ni su madre una santa. Y de que aquello de fregotear conciencias tenía futuro porque a la gente, lo que de verdad le gusta, es pecar sobre el cojín mullido de la amnistía general. Cagarle el remordimiento al cura como si fuera un mojón y tirar de la cadena cada mañana.

Cuando ingresó en el seminario llevaba ya celebradas tres bodas, dos bautizos y varias misas de difuntos en lo que el obispo tardó en reemplazar a don Miguel, fallecido en extrañas circunstancias de una coz caprina en sus partes. Doctorado cum laude en Derecho y Teología, y ordenado sacerdote en apenas un lustro, fue requerido de inmediato por el Vaticano, donde hizo una fulgurante carrera que le hubiese conducido directamente al cardenalato de no ser porque la vocación y la fe se le enredaron en las faldas de dos hermosas gemelas, bastardas de un poderoso purpurado, a las que dejó preñadas. Excomulgado y con lo puesto, apareció por la taberna a las tres de una madrugada de hace ya cuatro décadas con una tranca enorme colgada del ánimo y pidiendo confesión. Cuentan que el tabernero improvisó un Ave María Purísima y que Pepe el Papa le soltó una retahíla en latín antes de caer redondo al suelo. Durmió la mona en la bodega de la taberna durante dos días completos con sus noches, y cuando despertó, se dirigió en silencio al tabernero, lo abrazó y le besó las manos antes de que consiguiera retirarlas acharado.

20 comentarios:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Joé Tato, te he dejado un comentario de respuesta al tuyo en la anterior entrada y coincide con la historia que cuentas de Pepe el Papa.
Mi padre decía que para blasfemar bien había que creer o haber creido mucho en Dios. Siempre tengo dudas de si es verdad esta afirmación.
Al final a Pepe el Papa le pesaron más las cuitas de otros que las suyas propias y eso también suele suceder en muchas ocasiones.
Un abrazo.

Capitán dijo...

Las Historias van a más, y a más, qué barbaridad, pero está descripción de la confesión: "Cagarle el remordimiento al cura como si fuera un mojón y tirar de la cadena cada mañana." es antológica.

Parece que el Arenas cada día trae nuevas sorpresas.

Juanma dijo...

Qué buena idea estas "Historias de la taberna". Qué buen refugio para los enemigos del sol y los amantes de las penas. Genial lo de "monaguillo raso", la mala leche en las penitencias, la "coz caprina" y el beso en las manos al tabernero (quien supongo que le habría dado tiempo a soltar el paño de secar los vasos).
Como siempre, para quitarse el sombrero en caso de llevarlo puesto.

Un abrazo, querido Tato.

P.S.: ah, y una sugerencia que me disculparás y que no me puedo callar. Donde pone "Tanto, que desde muy jovencito intuyó que...", yo cambiaría la coma y lo dejaría así: "Tanto que, desde muy jovencito, intuyó que..."

mangeles dijo...

Jooo con Pepe el Papa, mira que dejar embarazadas a las dos ...es mala suerte ehhh...La Divina providencia.

Genial.

Besitos.


Pd.: Me estoy copiando en un cuaderno (muy bonito por cierto), las Historias de la Taberna del Tato.

Juanma dijo...

Por cierto, yo juraría que esa guitarra no puede ser de otro que no sea BB King...pero me despitan las voces. ¿Podría usted decirnos?

mangeles dijo...

He buscado "acharado", para confirmar, ya que por el contexto se entendía el significado. Y aunque la REal Academia de la Lengua no la registra, si se encuentra su significado: turbado...

¡Me gusta aprender palabras nuevas'.

Otro beso

Er Tato dijo...

Pues creo que tu padre tenía razón. Quien no cree, se caga en Dios como el que se come un paquete de pipas, sin darle más importancia, pero cuando lo hace el que cree, es que debe tener razones muy importantes. Sólo en éste úlitmo caso es realmente una blasfemia porque para injuriar a Dios es necesario creer en su existencia previa.

Me alegra de que te gusten, mi Capitán. Sin duda es una aliciente más para continuar la serie.

Nada hay que disculpar, amigo Juanma. Es más, tal y como lo dices, pareciera que te has callado sugerencias más de una vez. Y eso no está bien. Las sugerencias, se acaten o no después, siempre son bienvenidas en la taberna porque siempre son enriquecedoras. En cuanto al caso concreto, te diré que, curiosamente, en la revisión final de mis textos siempre hay puntos, comas y puntos y comas que cambian varias veces de lugar. Unas veces, porque afectan al significado de lo que pretendo transmitir y, por tanto, se trata realmente de erratas. Otras veces, las más, porque, no alterando el sentido del texto, los uso como un recurso
estilístico, para aumentar o reducir la sensación de velocidad, para hacer que al lector le falte el aire en una escena comprometida, para marcar un determinado ritmo... Curiosamente, la frase que indicas fue escrita inicialmente tal y como tú sugieres, pero en una relectura posterior me parecieron zancadillas en una historia a la que le viene bien llegar justito de fuerzas al final de las frases. De hecho, si te fijas, a diferencia de mis hiperbreves, donde abundan frases cortas y mucho punto -en los varios sentidos del término-, en estas historias procuro usar frases largas con pocas comas, las gramaticalmente imprescindibles, para que el lector sólo pare cuando le falte el oxígeno o él lo decida. Y te acabo de soltar un parrafada sobre algunas de mis manías al crear un texto. Para que
veas lo que da de sí una sugerencia. Y para terminar, sólo añadir que jamás he recibido ningún curso de escritura, que mi forma de escribir es totalmente intuitiva y autodidacta y que, para explicarte lo que te acabo de explicar, he tenido que pararme a reflexionar sobre cómo escribo realmente. Algo así como si te pidieran que describieras cómo conduces y te tuvieras a parar a pensarlo para explicarlo.

¡Ay, Mangeles, qué piropo más bonito para un escritor aficionado! De todas formas, si quieres, te las puedo enviar por email en Word. Salvo que te haga ilusión copiarlas, claro. Y por cierto, la palabra sí la registra la RAE, lo que ocurre es que los participios no figuran como entrada. Si buscas el infinitvo, acharar, lo en contrarás. Es un término muy andaluz. Para que luego digan que en mi tierra nos expresamos mal...

En cuanto a la canción, en efecto, es Three O'Clock Blues de Eric Calpton y BB King en el Riding With the King, amigo Juanmma. Buen oído.

Y bueno, no puedo más que enviaros un jamón a cada uno, muchos besos y abrazos, y agradeceros de veras vuestros comentarios.

Juanma dijo...

¡¡Joder!! ¡¡Eric Clapton!!...vale, buen oído, pero no reconocer a uno de mis reyes, ¡¡y en un tema que he escuchado un millón de veces!! En fin, sería muy temprano.

Vuelvo a leer. Y ya lo hago de otro modo, con esa coma dichosa cumpliendo la misión que tú le has encomendado. Perfecto. Y no, amigo, nunca tuve otras sugerencias que decidiera callarme. No podría hacerlo, no puedo, es superior a mí. Cada vez que sugiero algo a alguien, del modo que lo hice contigo, lo hago con mucha cautela. No siempre pueden ser bien recibidas. Quien escribe puede ser vanidoso. A mí, por ejemplo, me las pueden hacer, que las tomo prácticamente igual que lo has hecho tú. Pero no todo el mundo es buena gente. Dicho lo cual, insisto, no me puedo callar cuando lo pienso, cuando lo veo.
Y tampoco yo he recibido jamás un curso de escritura. No sé, no creo que se trate de eso. Aprender a escribir no es aprender a conducir. Las reglas, sin ir más lejos, se pueden saltar en uno y no se deben saltar en lo otro.

Ea, con dios, que ya se acerca la hora de la servesita.

mangeles dijo...

Muchas gracias, Tato, pero prefiero copiarlas a mano. Como escribo tantísimo "a máquina" por mi trabajo, un día descubrí que apenas era capaz de escribir a mano. Que me cansaba enseguida. Y comencé a escribir un diario (nada interesante y ya destruído) con la finalidad de no perder definitivamente la forma de escribir a "mano". Esto fué hace unos 7 u 8 años. Luego con lo de los blogs, aburrida del diario estúpido....comencé a copiar escritos y poesías de los amigos blogueros que me gustan. Tengo el Alfeizar de Dédalus totalmente copiado a mano en cuadernos.....

Bueno...que necesito escribir a mano, y que además, decubrí, que como cuando estudiaba, el hecho de escribir algo, hace que lo disfrute más, y me llegue más, que sólo leerlo.

Y todo este rollo, para decirte, que muchas gracias por el ofrecimiento, pero que sigo copiando.

Eso sí...estaría genial...que si las Historias de la taberna, alcanzar un número significativo en el futuro...las edites en el Bubook ese...o de otra forma...pero...tiempo al tiempo no?

Dos besos.

Juan Carlos Garrido dijo...

Magnífica y divertida semblanza. Enhorabuena.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Me encantaría dormir la mona en tu taberna, con esos invitados de lujo.

mangeles dijo...

Javier el Concejal de Cultura...., y Rafa el ¡mi arma¡ el municipal apartado del cuerpo, jejeje jeje..

Lo siento...se me ha ocurrido...


Besos a los tres.

José Miguel Ridao dijo...

Me ha gustado mucho el relato, Tato. Toda la serie es muy buena. ¿Llego tarde al jamón?;-)

Lo decía en serio. Respecto a lo que dice Juanma, no lo veo mal como está, aunque yo personalmente quitaría la coma simplemente, la veo rara después de un adverbio. En realidad, es algo personal.

Abrazos.

Er Tato dijo...

Entendido, Mangeles y gracias por la explicación.

Muchas gracias, Juan Carlos.

Hecho Javier. Un día de estos nos cojemos una buena cogorza y nos echamos la siesta debajo de los barriles.

Besos y abrazos

Er Tato dijo...

Me temo que te quedas sin jamón, amigo Ridao. En realidad, sólo era para los que jalearan mi texto aunque no les gustara, pero a ti se te ve sincero, se nota que te ha encantado, así que echarme flores no tiene ningún mérito y te quedas sin jamón.[;-P] Inténtalo de nuevo cuando escriba una entrada que sea una mierda.

Un abrazo

P.S.: Bueeeeenoo, veeeeenga, ahí va una manzanillita fresquita con un platito de paleta reserva.

Karol_a dijo...

Me ha encantado el relato, tiene un fondo de ternura que me ha emocionado, me gustan mucho tus relatos tato, me doy cuenta en ellos cuantas personas y cuantas vidas tienen lo suyo y nos quejamos los demás por nada.
Un abrazo escribidor.

Er Tato dijo...

Muchas gracias Karol_a. Yo escribo porque me hace feliz pero si además os hace odiar, o reir, o llorar, o rabiar, o... en definitiva, os hace sentir, entonces...

Un beso agradecido

pilar dijo...

Me encanta tu taberna....como para no gustarme. En estas cinco historias nos has dado argumentos sobrados para no irnos nunca de ella....bueno, en agosto...pero después de las vacaciones ya estamos preparados. Enhorabuena, Tato. Besos, Pilar

Er Tato dijo...

Muchad racias Pilar. Me alegra de que te hayan gustado.

Besos tabernarios

Anónimo dijo...

Buscando a Juan el Manteca desde la radio de los blogueros he llegado hasta aquí y me he encontrado con estas historias fantásticamente bien escritas. Espero que haya más, Tato. Enhorabuena.

Saludos