Le sudaban las manos. Treinta años antes, aquello sólo hubiera sido un simple trámite. Un examen más. Claro que entonces, su vida estaba presidida por el orden y el estudio. Por el respeto al trabajo y al esfuerzo. Hasta que un día, el placer se mudó al sótano de su monótona existencia. A horcajadas, espoleó el tiempo, que resoplaba exánime por la falta de costumbre.
¿Mereció la pena, a pesar de aquel final? Necesitaba pensar que sí. Había dejado de creer hacía mucho tiempo cuando, treinta años antes, colgó los hábitos en aquel convento de clausura. Ahora, en su lecho de muerte, le sudaban las manos mientras hacía examen de conciencia y rezaba. Por si acaso. Nunca se sabe si habrá aprobado general.
7 comentarios:
Al fin y al cabo, todos somos mortales, algunos más buenos y otros menos.
Lo peor sería si se estaría preguntando qué he hecho de mi vida...
Un besazo.
Últimamente me tienes asombrado. Deberías recopilar tus microrelatos...
Tu micro relato consiguecomprimir toda una vida en ocho lineas... estoy de acuerdo Néstor.
Excelente lo del "aprobado general": es, exactamente, lo que piensa ahora casi todo el mundo, no sé por qué, pues Jesús nos dice varias veces que habrá examen final, y que no será fácil.
F.
¡Ay, dama, dama! Que levante el dedo el que no haya seguido tarareando la canción de marras... Sólo era para arrancarte una sonrisa, que te has puesto muy seria y estás más guapa cuando sonríes.
Ya puedes cerrar la boca, Néstor, que no es para tanto, aunque los elogios animan. Y por cierto, ya están recopilados aquí y aquí ¿Qué mejor sitio que vuestra taberna? ;-P
Tú sí que sabes echar piropos a un relato, querida Glauca.
Ahora sí que me has dejado preocupado, Fernando ¿de verdad va a haber examen final? ¿Y no convalidan ninguna? ;-)
Dos cajas de besos fresquitos para las damas y un par de abrazos -que corra el aire que hace mucho calor, ¿eh?-, para los damos.
P.D.:Espero que no te ofendas, Fernando. Reconozco que es un chiste fácil, pero no he podido resistirlo.
Querido Tato:
Ya sé que lo decías en broma, y que seguro que al hacer el post te acordabas de Lucas, 13, 23-27:
"Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. «Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: "¡Señor, ábrenos!" Y os responderá: "No sé de dónde sois." Entonces empezaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas"; y os volverá a decir: "No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!"
F.
El microrelato de Lucas, regulín regulán. Le falta lo que, según mi querido profe, los críticos pedantes llaman Epifanía.
¿Lucas tiene blog? Más que nada por echar un vistazo. A lo mejor es que tuvo un mal día -nos pasa a todos de vez en cuando-, y en su blog tiene otros relatos más conseguidos. Ya sabes, uno nunca está seguro de saber distinguir entre ficción y realidad. Entre relato e Historia.
Saludos ;-)
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