¿Por qué hay quienes quieren que sea delito no respetar un minuto de silencio o que se rotulen calles con nombres de terroristas?¿Dónde queda la libertad individual y el respeto a las decisiones de un consistorio que representa a la mayoría de sus vecinos?¿Por qué hay que ser decente por ley?¿Por qué algunas leyes son indecentes?
Jauría
Hace 1 día
15 comentarios:
Por qué,por qué.Pues por eso porque existen leyes y no existe justicia,simple y llanamente.Saludos
Si la gente fuera decente por naturaleza no harían falta leyes que la obligaran a serlo. Se trata de un problema moral: a mi juicio, es inmoral rotular una calle con el nombre de un terrorista, por lo que tiene de exaltación de la barbarie. Algunas leyes tienden a prohibir lo inmoral. Claro está, sólo si quien lo legisla lo considera inmoral. O, y esto es lo peor, si a quien legisla le interesa que sea considerado así. ¿Era inmoral rotular las calles con nombres de terroristas en la época del pacto y la tregua? ¿Es moral cambiar las leyes o exigir su aplicación en función de los intereses políticos? Vaya temita que nos has planteado hoy, Tato...
Quizás sea porque sobren leyes, amigo Bogar.
Y sí profe, sí. Vaya temita. ¡Si la gente fuera decente....!, dices. ¿Hay que hacer leyes para que sean decentes? ¿quién decide lo que es decente y lo que no? ¿las leyes deberían regular cuestiones éticas o morales? ¿no deberían regular sólo derechos que prescriban que los individuos y sus propiedades no pueden ser objeto de agresión? Si no hay libertad de elección, ¿a qué se reduce la moral?
Saludos
Las leyes, bien lo sabes, Tato, siempre han regulado cuestiones éticas. Por irnos a extremos, la corrupción de menores, por ejemplo, no fue delito en tiempos, ya que nada inmoral se veía en esas prácticas. ¿Cómo se decide qué es lo que causa agresión a los individuos? Porque alguien puede sentirse agredido si se rotula una calle con el nombre de un asesino. Por ejemplo, una víctima del terrorismo.
Por otra parte, la libertad de elección siempre existe: uno puede decidir actuar contra la ley o contra la moral, ateniéndose a las consecuencias. O al revés: uno puede decidir actuar moralmente, no porque la ley lo exija, sino porque esa es su elección. Si esto último se generalizase, muchas leyes dejarían de tener sentido...
En efecto, las leyes siempre han regulado, entre otras, cuestiones éticas que sólo afectan a los individuos como tales. Y lo siguen haciendo. Mi reflexión central apunta a si deberían hacerlo cuando no afecta a derechos de terceros.
Desde una postura liberal, el concepto de agresión es claro y objetivo. Consiste en usar la fuerza contra otro individuo (robo, violación, asesinato...) o amenazar con utilizarla. Lo que el liberalismo llama Derechos Negativos. Parece claro que cuando uno decide quitarse la vida, no ponerse el cinturón de seguridad, admirar u homenajear a un etarra, o casarse con cuatro mujeres a la vez, no está impidiendo ni coartando el ejercicio de derechos por parte de terceros, pero está cometiendo actos contrarios a las leyes. ¿Es razonable que así sea? Otra cuestión será la opinión moral que nos merezcan cada uno de esos actos.
Hablas de que alguien pueda sentirse agredido cuando se rotula una calle con el nombre de un asesino. ¿Habría que regular o prohibir todo aquello que pudiera suponer una agresión puramente subjetiva? ¿Te imaginas la cantidad de situaciones en las que una persona puede sentirse agredida en el sentido que tú apuntas?
Y no, querido Juan Antonio, cuando una ley prohibe u obliga, no se tiene libertad de elección. La libertad de elección debe llevar implícita la ausencia de castigo con independencia de la alternativa elegida. Creo que tú te refieres más al concepto filosófico de libre albedrío.
Sé que tengo la tendencia de debatir en exceso en mis propias entradas pero, aunque no lo parezca, lo que realmente me interesan son vuestros puntos de vista, así que me esforzaré en no entrar demasiado al trapo. Y por supuesto, agradeceros vuestra participación.
Saludos
Acaban de multar a unos padres por maleducar a su hijo.Es legal pero para algunos puede ser injusto,creo que ya que los menores no tienen responsabilidad penal hasta los 18 años,habrá que buscar soluciones para poner un poco de cordura en la sociedad.La pena es que todo se tenga que arreglar con dinero.Saludos
Me guata el debate, amigo Tato, y lo agradezco. En el fondo, no estamos tan lejos en cuanto a nuestras opiniones. Sigo, eso sí, manteniendo que sí me parece delictivo lo de rotular las calles, que es por donde empezamos. ¿Por qué? Porque supone proponer como modelo de conducta, digno de imitación, a un asesino, lo cual puede generar nuevos delitos. Dicho lo cual, la sociedad ideal sería aquella que menos leyes tuviera, síntoma inequívoco de la madurez de sus gentes.
Vaya Tabernero, menudo juego le has dado a cuatro preguntas, muy bien formuladas, dicho sea.
Como diría aquel :" las preguntas no se juegan , se contestan"... o no.
En fin.
Un beso
Ojú, que complicado, no se que decirte.
Quizás sea porque existe la justicia y la injusticia.
Un beso.
Amigo Tato:
Tiene que haber leyes porque hay conductas inmorales y, de algún modo, hay que tratar de regular la ética en estos aspectos; por supuesto, el sistema es imperfecto, pero, hasta que a alguien se le ocurra algo mejor, es lo que tenemos.
Nombrar a un asesino hijo predilecto de un pueblo es algo profundamente inmoral y, si la mayoría albergamos esta firme convicción, debemos tratar de impedirlo.
Por otra parte, la cantidad de leyes es una buena medida de la complejidad de una sociedad, y es posible que la nuestra esté sobrepasando los límites de la manejabilidad.
Saludos.
No te falta razón, no te falta razón...
Profe, ¿la simple proposición, que no imposición, de un modelo de conducta que a la mayoría le parezca inmoral debería ser prohibido? ¿debería existir el delito de opinión? No en mi nombre desde luego. Y en mi reflexión en ningún momento he pensado en sociedades ideales. La hago asumiendo que la sociedad y el individuo es como es: egoista e imperfecta. ¿O acaso debiera ser ilegal engañar a tu pareja con otro (u otros) porque a la mayoría nos parezca inmoral? ¿O es razonable que en su momento el adulterio fuera un delito y ahora no lo sea, quedando el castigo de la moralidad o inmoralidad de cada cual al arbitrio de las modas o las creencias? Ya sé que me dirás que el asesinato y el engaño no son moralmente comparables. Para nosotros, obviamente no. Pero ¿somos nosotros quienes debemos dictar la moral individual de los demás sólo porque somos mayoría? Si esa mayoría cambiase en sentido contrario ¿debería dejar de parecernos inmoral a nosotros?
Glauca y Dama, no os mojáis ni una migajita, aunque me quedo con los besos.
Amigo Sombras, es obvio que hay conductas inmorales. Tantas como opiniones. Tantas como formas de ver la vida. Y muchas de ellas son caminos de ida y vuelta. Pero insisto ¿hay que legislar la moralidad o sólo los comportamientos que agreden, en el sentido ya mencionado, a los demás? ¿aspiramos a tener leyes válidas en todo momento o leyes sujetas a la veleidad de las mayorías? Y has puesto el dedo en una de las llagas que produce la pretensión de regular los comportamientos individuales que sólo afectan a uno mismo: la enorme cantidad de leyes que en nombre de las mayorías pretenden asfixiar la libertad individual.
Y mi querido Híspalis, tú sí que sabes nadar y guardar la ropa.
Saludos para todos y besos para ellas.
Tato, tú mismo te contestas en parte: el engaño y el asesinato no son moralmente comparables, por lo que no veo el paralelismo entre el adulterio y la apología del terrorismo. No creo que deba existir el delito de opinión, pero tampoco creo que todas las opiniones sean respetables. Por ejemplo, no me merece ningún respeto la opinión del que piensa que matando conseguirá fines políticos. Y como esas opiniones acaban generando delitos (a las pruebas me remito), creo que sí, que es lícito prohibir esta actuación.
No son comparables para nosotros, querido profe. A aquellos que asesinan por amor -amor mal entendido según nosotros-, les parece más inmoral que su amada cometa adulterio que el asesinato de la adúltera. A todos nos viene bien de vez en cuando un ejercicio de alteridad. El paralelismo que no encuentras está en que ambas actitudes -pensar que matar es una vía adecuada para conseguir objetivos y pensar que el adulterio es plausible- promueven comportamientos moralmente reprochables, siendo esa inmoralidad e incluso el grado de reproche una cuestión subjetiva.
Y por supuesto que no todas las opiniones son respetables. Depende de a quién le preguntes. No obstante, recuerda que éste no es un debate sobre la respetabilidad o la moralidad de determinadas ideas y opiniones, ni sobre su gradación, sino sobre la idoneidad de que sea el Estado quien, a través del monopolio de la violencia y la coerción que entre todos le hemos otorgado, decida si las opiniones, e incluso actos que no agredan a terceros, deberían ser ilegales. E insisto, siempre que ese comportamiento individual no agreda a terceros.
En cuanto a tu posición de que aquellas opiniones que pudieran acabar generando delitos deberían ser prohibidas, me resulta poco consistente. Entre otras razones, por la enorme subjetividad en su aplicación. ¿Qué debería hacerse entonces con aquellos que piensan que es divertido estar todo el día borracho, o que defienden el uso de las drogas, o los que creen que todos deberíamos poder llevar armas libremente, o los que piensan que la mujer debe estar subordinada a los deseos del hombre, o los que....? No son las opiniones las que delinquen, sino quienes actúan contra la libertad individual de alguien. Situación bien distinta sería aquella en la que alguien no condena un atentado o le parece bien el asesinato y, simultáneamente, apoya a los asesinos (financiando, encubriendo.....). En ese caso hay una acción encaminada a cometer un delito y debería ser esa acción la punible.
Teóricamente, la moral y el derecho pertenecen a dos ámbitos diferentes, la moral marcada por la decisión autónoma (el individuo decide cuáles son las leyes que deben marcar su conducta) y el derecho por ser heterónomo (el individuo acata una serie de leyes que le vienen impuestas desde el Estado). No se deben confundir estas dos dimensiones. Aunque se legisla en torno a lo socialmente considerado como inmoral, la diferencia entre estos dos aspectos queda clara en los casos de objeción de conciencia: yo, un ser autónomo, me declaro incapaz de someterme a determinadas leyes que atentan contra mi moral.
No sé, a lo mejor sólo he metido más follón.....
Mi opinión es la de mantener unos "mínimos" ante los cuales las conciencias no tengan más remedio que decir SÍ. De este modo, lo legal e impuesto desde fuera se convierte en algo autónomamente asumible.
Besos a todos.
Pilar
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