Muy entretenido, sí señor. Los payasos, los equilibristas, los viejos leones desdentados, magia potagia y abracadabras....
Me divertí más que en el anterior. Porque sólo fue eso, diversión. Yo creo que con cinco o seis de estos seguidos para que se desfoguen y se suelten un poquitín, al séptimo podríamos empezar a llamarlo debate. Por supuesto, incorporando como picadores a algunos periodistas incómodos, valga la redundancia teórica. Así que de momento, y en el mejor de los casos hasta dentro de cuatro años, sólo circo. Ni una palabra de reformar el sistema electoral. Pierde la democracia. Perdemos los ciudadanos. Una vez más.
Eso sí, lo del libro blanco me tiene en ascuas. Buen golpe de efecto. Ahora sólo falta que lo cuelgue de verdad en la red, porque a estas horas todavía no está. En cuanto al fondo del asunto, pues más de lo mismo. Pueden leerse el resumen que hice cuando el circo llegó a la ciudad y así me ahorro de repetirlo. Tal como vino se marchó. Sólo dejó tras de sí polvareda y un descampado de bolsas huecas bailando al viento, latas vacías, colillas y suciedad.
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