martes, 25 de marzo de 2008

Y al fin descansó

Jamás había corrido tanto para estar permanentemente en el mismo sitio. Para no dar un paso atrás. Desconectó la cinta de andar mientras se secaba el sudor y se apeaba del mundo.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vuelvo de leer los enlaces que dejastes en la anterior entrada y me encuentro con que me has leido el pensamiento...

Eres genial.

Un beso.

Er Tato dijo...

Espera, que me subo otra vez al mundo para darte un beso.

el aguaó dijo...

Querido Tato. Genial. Eso he hecho yo. Volverme a subir. Ha sido un comienzo de semana trepidante.

Un fuerte abrazo.

Juan Antonio González Romano dijo...

Después de media hora en una cinta estás en el mismo sitio, pero no eres el mismo: por el sudor que has largado y por la peculiar satisfacción que dan algunos esfuerzos físicos (son mejores los horizontales, pero bueno).