No. No voy a hablar del presi. ¿Vaya corte, eh? Esta vez me refiero al sabio refrán y a Solbes.
Con su tono de viejo profesor sabihondillo, no apto para los duros de oído y los que pasan mala noche, es quizás de los pocos miembros del gobierno intelectualmente solvente en su área de competencia. Menos cuando se ve tentado, o quizás obligado, a hacer política partidista. Entonces, la solvencia de Solbes se disuelve. Y hace el ridículo.
Al nuevo deporte nacional de disparar al bizarro Pizarro, también se apuntó ayer el vicepresidente. Además de retarle a un debate, que algunos esperamos expectantes, dijo que sus ideas eran muy simples y que la realidad es más compleja.
Sólo sería una opinión más dentro de la lucha política si quien hace esa afirmación no hubiese dicho, nada menos que en el Congreso, que no hay problemas importantes en nuestra economía, empleando argumentos tan serios como invitar a sus señorías a darse una vuelta por los bares o las autopistas los fines de semana. O que la inflación se debe a que no hemos interiorizado el valor del euro porque dejamos muchas propinas.
Algunos no distinguen las ideas simples de las ideas tontas. Otros, ni siquiera han tenido una idea en su vida.
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