miércoles, 16 de enero de 2008

A vueltas con las rotondas

Aunque no entiendo muy bien por qué, cada vez que entro en una rotonda, algunos conductores que circulan detrás de mí o a mi lado se ponen a hacer aspavientos con las manos, golpean de forma insistente el claxon y hacen unos extraños movimientos con los labios. Como si estuvieran gritando. No termino de entender muy bien lo que me quieren decir, pero seguro que no es a mí.

Algunos incluso, apoyando un codo en el pito, sacan las dos manos por la ventanilla con las palmas hacia mí, rojos como tomates, los ojos saltones, abriendo y cerrando rápidamente los dedos estirados. Mis amigos me aseguran que están intentando decirme que para qué coño quiero los intermitentes y que quién cojones me ha enseñado a conducir, mientras me llaman gilipollas y le dan un repaso a mi familia. Pero yo no lo creo. ¡Si yo voy circulando tan tranquilo por mi carril sin meterme con nadie! Seguramente es que llevan puesta en el emepetres del coche la canción esa de Mª Jesús y los pajaritos y van tarareándola, llevando el ritmo con el pito y haciendo la coreografía. Que no es que sea muy correcto hacer eso con lo peligroso que es mientras se conduce, pero de ahí a insultarme y pegarme una bronca del quince.....Cuando les contesto esto a mis amigos también se ponen rojos y me dicen que chorreo ingenuidad. Y que tenía razón el del Seat León rojo, que soy un gilipollas.

Caricaturas aparte, resulta chocante que tan poca gente sepa circular por las glorietas. Olvidan que cuando se entra en una glorieta no se debe poner el intermitente para continuar girando por la misma, siempre que no se vaya a cambiar de carril. Olvidan que, como en cualquier otra vía, el intermitente sólo debe usarse para cambiar de carril, cediéndole el paso al vehículo que ya circula por el carril al que pretendemos incorporarnos porque tiene preferencia. Olvidan que no deben situarse en el carril interior y bronquear al que va tranquilamente circulando por el central o el externo por el simple hecho de que le dificulte su maniobra de tomar la siguiente salida. Olvidan en definitiva, si es que alguna vez lo han sabido, que dentro de una glorieta, las normas son idénticas a las que habría que aplicar si estirásemos la glorieta y la convirtiéramos en una recta con dos, tres o diez carriles.

Y hoy ha sido ya la apoteosis. Esta mañana me ha bronqueado un profesor de autoescuela, con alumna incorporada, por no poner el intermitente izquierdo mientras giraba en una glorieta manteniéndome en mi carril y por no cederle el paso mientras él pretendía pasar del carril interior al exterior de una tacada. Ha sacado medio cuerpo del coche y me ha hecho la coreografía completa de los pajaritos, aunque para mí que no se sabía la letra porque la ha cambiado entera. Su alumna, futura conductora, heredera de su educación y su sabiduría, me echará la bronca dentro de unos meses cuando me la encuentre en cualquier glorieta. Y lo que es peor, estará convencida de que lleva razón y de que yo soy un inútil.

Ante estas situaciones, uno se siente como la madre del viejo chiste que, cuando fue a ver a su hijo jurar bandera, asumió que toda la compañía llevaba el paso cambiado menos su hijo. Al final, algunos se plantearán cambiar el paso para no dar la nota o no tener un accidente, aunque desde luego no seré yo. Eso sí, consciente del riesgo, circulo por las glorietas con un extra de precaución. No hay nada más peligroso que estar convencido de que todos actuarán como uno porque es la única forma correcta de actuar. Porque es como actúan todos. Sin cuestionarse al menos si es uno el equivocado.


6 comentarios:

el aguaó dijo...

Llevas toda la razón. La glorieta es una vía. Sin más. No hay que buscarle cinco pies al gato (o tres, al gusto del consumidor).

Según el reglamento de Tráfico, el intermitente sólo es necesario cuando el vehículo se va a desplazar. Mientras, el intermitente debe estar apagado. Por lo tanto, mientras estamos en una glorieta (aún dando 20 vueltas sin parar, al estilo de los tiovivos antiguos), no debemos poner el intermitente. Eso sí, cuando vamos a tomar una salida, entonces sí es necesario señalizar.

No te preocupes querido Tato. Yo también me encuentro muy a menudo con seguidores de María Jesús.

Un fuerte abrazo.

M. Andréu dijo...

Lo que pasa es que en esta Sevilla nuestra los gobernantes cogieron un día un saldo de glorietas, las compraron todas y las ditribuyeron por la ciudad.

Así le va al tráfico... y a nosotros los conductores.


PD.: Me he permitido añadir un enlace a su página en mi blog.

Reyes dijo...

En mi curriculum intachable como conductora, figura una anécdota acontecida el día que servidora se examinaba del práctico.
Casualidades de la vida, mi exámen discurrió por los alrededores del Glorioso estadio ¿Benito Villamarín?, ¿En 1999 era aún Villamarín o platillo volante?, bueno, llegamos a una rotonda cercana, no sólo no respeté el ceda al paso sino que casi atropello a una viandante que cruzaba por un paso de peatones.
Lo curioso del caso es que justamente después el profesor me dijo que aparcara, y que estaba aprobada.
En cuanto a las rotondas, una de las que más frecuento, (Carrefour Macarena), constantemente me pregunto dónde va la gente y porqué no señalizan correctamente...
Ay...

Anónimo dijo...

No tiene guasa la rotanda "der Carrefú"...

Er Tato dijo...

Faltaría más M. Andréu. Gracias por enlazarme.

En justa correspondencia, yo también colgaré tu foto en mi taberna.

Saludos

el aguaó dijo...

La del Carrefú es pa tirarse de los pelos.

Ya estoy dentro.
Vaya tela.
Aquí no es... bueno, a ver si puedo moverme.
Pongo el intermitente.
¡¡UICH!!
Casi me da er colega...
A vé... que estoy avanzando y voy a tené que dá una vuelta entera.
A vé si me dejan...
Ea... ya me he metio... ahora el intermitente par vacie...
Giro y... ¡¡¡OTRO!!! Si vas a seguir p'alante... ¿¿¿por qué no te metes por el carril de dentro???
UUUFFFF por fin salí...
Anda... si estoy otra vez en Alcalde Manuel del Valle... ¿?¿?¿?