Vaya por delante que si la Guardia Civil ha cometido alguna irregularidad en la detención de los etarras Sarasola e Igor Portu, deben depurarse las correspondientes responsabilidades. Caiga quien caiga. Esa es una de las muchas diferencias entre ellos y nosotros. Y debe subrayarse porque nos otorga una superioridad moral indudable.
Ahora bien, la misma presunción de inocencia que solicita el entorno de ETA y el cada vez más radicalizado PNV para los detenidos, debería ser exigida también para los agentes que los detuvieron. Quienes añaden el calificativo de presuntos a Sarasola y Portu y se lo niegan a los agentes, llevan en el pecado la penitencia. En su inicua contradicción pierden toda credibilidad y decencia. Más aún si tenemos en cuenta que a los primeros se les encontraron armas, documentación, pruebas que les relacionan con el atentado de la T4...
Y para ponerle la guinda al pastel, ahora sale a la palestra un vecino de Arrasate, con alcaldesa de ANV, que en un irresistible ataque de civismo comparece voluntariamente en el juzgado de guardia, asistido de letrado, para declarar "que no es cierto lo que ha escuchado en los medios de comunicación sobre la hora de la detención, sobre que era un control rutinario y sobre la resistencia de los chicos a la detención". Raro, raro, raro.
1 comentario:
Menos raro parece la fiel coincidencia entre la declaración de uno de los asesinos y el testigo. Es más habitual en ese entorno.
Lo mismo reniegan de una sentencia con años de investigación y miles de folios de sumario que de la presunción de inocencia. Y siempre a favor de los mismos. No extraña que sean los únicos que viven seguros en Euskadi.
No sé si algún día tendrán un Estado de Derecho, con sus garantías jurídicas, capaz de procesar incluso a miembros de las fuerzas de seguridad si delinquen, pero que estén tranquilos, aún con sus defectos, en España sí lo tenemos.
Feliz cumpleaños, con retraso no porque tengo un año entero para felicitarte, chavalín.
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