El primer ministro heleno ha dicho que los griegos deben elegir entre la catástrofe y el sacrificio. Esperemos que elijan el sacrificio, aunque eso tampoco les garantice librarse de la catástrofe. Allí, como aquí, se ha reaccionado tarde y la cuestión no es si Grecia quebrará, sino cuándo lo hará. Y sus ciudadanos, tan irresponsables como sus gobernantes, no parecen asumir su cuota de responsabilidad y se lanzan a quemar las calles. ¿Contra quiénes?
Algo parecido nos espera a nosotros. En la fiesta del trabajo, como si hubiera algo que celebrar, los representantes sindicales han dicho que habrá un conflicto laboral de alcance -¿acaso no lo es más de un 20% de paro?-, si se recorta el gasto público, se flexibiliza el mercado laboral y se retrasa la edad de jubilación. Entre la catástrofe y el sacrificio, algunos parecen haber elegido ya. Y resulta provocador que sean precisamente quienes no tendrían que sacrificarse.
Fíjense, por ejemplo, cómo la ignorancia supina de nuestros gobernantes minimiza la falta de confianza en nuestro país. No se trata de la credibilidad que le merezca S&P a Zapatero, sino de la que le merece al mercado. El recorte de la calificación le va a suponer al Estado un sobrecoste de 2.500 millones en intereses de la deuda, un 30% más de lo que dicen que van a recaudar de más por la subida del IVA. Y encarecerá los créditos privados. Sólo queda por ver si cuando acabe la fiesta limpiaremos la suciedad y recogeremos ordenadamente los vasos, o los estrellaremos con rabia contra la pared del vecino mientras echamos la culpa del dolor de cabeza a la ginebra de garrafón.
1 comentario:
El hecho de que unos pocos (que no saben cuánto dinero tienen) pasen a tener mucho más es la causa (y no la consecuencia) de lo que ocurre allí.
Saludos.
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