Cuando terminó de ordenarlos eran ya las dos de la madrugada y el sueño despabilaba su cansancio. Cerró con un suave pestañeo la cajita donde los guardaba y la posó con mimo sobre la esponjosa almohada que espiró, sin apenas quejarse, un agradable olor a limpio. Al mediodía, el reposo lo despertó. Sentado en el rellano de su angustia, abrió inquieto la cajita. Comprobó con sorpresa que unos ya no estaban, otros habían cambiado de color y algunos nuevos habían llegado. Ilusionado, comenzó a ordenarlos de nuevo.
(Dedicado a mi querido aguaó, que acaba de cumplir un cuarto de siglo)
9 comentarios:
Preciosa cajita mágica.
Lo haces divinamente. Que sepas que tengo una interpretación, pero no la voy a poner que se pierde la magia....pero me quedo con las ganas...al borde del precipicio......que no, que no lo pongo.
Mi felicitación de nuevo. Besos, Pilar.
Felicidades aguaó
Pilar
Muchas gracias a los dos.
Y Pilar, si no quieres quedarte con las ganas ni destrozar el relato en público, detalle que te agradezco, puedes enviarme lo que quieras a mi correo, que está en mi perfil.
Besos
Que bonito detalle para un amigo bloguero.
Saludos
Muy sugerente, no sé si imaginar o quedarme con las ganas.
Todos puede regarte una caja pero no todos saben regalarla.
Lo leí en su momento. Me emocioné en su momento. Me ha gustado siempre. Y el mensaje que transmite... cambió el mismo día que publicas la entrada. Fue ese mismo día cuando todo cambió, y ahora tengo que volver a ordenar la cajita mañana tras mañana.
Muchísimas gracias querido Tato. Gracias de corazón. Por esto... y por tantas otras cosas.
Un fortísimo abrazo.
P.D. Gracias a los parroquianos también.
En julio es mi cumpleaños, no se te olvide...
Precioso texto y precioso detalle.
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