Encuentros en la tercera fase

Lo dijo a grito limpio mientras se buscaba por los suelos. ¿Dónde estaré? ¿Dónde me habré metido? Corrió angustiado a la Puerta del Sol. No, por el centro no se encontró. Empezó a preocuparse. Pensó en pegar carteles con su cara por los árboles de la urbanización. A lo mejor algún vecino lo habría visto. Pero cambió de opinión. No le molaba mucho eso de estar pegado junto al cartelito de la última perra perdida por aquel barrio de gente bien. Además, si no le encontraron cuando hace un par de meses empapelaron el país con su careto....

Cuando miró a su alrededor estaba sólo. Se levantó del suelo. Definitivamente, se había perdido a sí mismo. O lo habían perdido. O lo habían tirado. El bolsillo, donde reposaba reconfortado por el suave calorcito del muslo, había desaparecido. Esta vez no eran las llaves o las gafas. Esta vez era peor. No lo encontraba. No recordaba dónde lo puso por última vez. Si en el cajón de la derecha, en el de la izquierda o bajo el fregadero de la cocina, donde el cubo de basura se traga lo que le echen sin rechistar. ¡Había perdido un partido entero!¡Se le escurrió cerebro abajo y lo escupió sin querer, sin pensar!

Lo dijo a grito limpio: "Si alguien se quiere ir al partido liberal o al conservador, que se vaya". ¡Que se vaya! La última frase se la devolvió el eco de la soledad tras la ensordecedora estampida.