Disparates de un adolescente casi cincuentón

Cuando el extremismo -machista, feminista, religioso...-, obceca hasta el punto de vaciar de sentido común las propias decisiones, el resultado suele ser preocupante. Si además, esas decisiones trascienden la esfera personal y afectan a toda una nación, se convierten en altamente peligrosas.

Más allá de la opinión que merezca la nueva Ministra de Defensa como gestora de la cosa pública, hay razones absolutamente objetivas que hacen desaconsejable su nombramiento. Y ninguna de ellas tiene que ver con su sexo. Por más que muchos quieran ver machismo en lo que no es más que sentido común. Así se expresa, con toda razón, el editorial de El Mundo al respecto de este asunto:

"....el gran problema que se va a plantear a corto plazo para que la ministra pueda asumir sus responsabilidades con continuidad es su embarazo y su próxima maternidad. Es absurdo que pueda plantearse una situación límite como el derribo de nuestros helicópteros en Afganistán, el asesinato de los agentes del CNI en Irak o la muerte de los soldados en el Líbano con una ministra de baja maternal.No estamos criticando el hecho de que Zapatero haya nombrado a una mujer porque hay numerosos ejemplos de ministras de Defensa en países de la OTAN que han ejercido de forma brillante el cargo."

".....incluso lo del embarazo no pasaría de ser una contraindicación provisional si estuviéramos ante una especialista en asuntos de Defensa o ante una gestora excepcional. Pero Carme Chacón lo ignora todo sobre un tema tan complejo como es la política militar, no podrá asistir durante muchos meses a las reuniones de sus colegas en la OTAN, estará impedida por su embarazo para visitar a los soldados españoles que operan en misiones internacionales y sumirá a su departamento en una fase de provisionalidad mientras se pone al día y compatibiliza la tarea ejecutiva con la atención de su bebé."

Si al hecho de no sumar capacidades profesionales al cargo -más bien restar-, se le añaden sus circunstancias personales, que no por coyunturales son menos trascendentes, es imposible entender la decisión tomada. No puede ser la necesidad de demostrar su obsesión por la igualdad entre mujeres y hombres a porrazo limpio, pues ya lo ha hecho hasta el exceso. Tampoco un supuesto guiño a los del PSC, que esos no se conforman con tan poco precio. Menos aún la ausente brillantez de la susodicha en la gestión de su anterior ministerio. ¿Entonces? Sólo se entiende por el peligroso infantilismo de un gobernante cada vez más grotesco.