sábado, 29 de septiembre de 2007

Separatismo y democracia: incompatibilidad de caracteres

Más allá de cuestiones legales, formales y estéticas ¿es democrático impedir a un pueblo que ejerza su derecho a la autodeterminación?¿qué ocurre cuando una sociedad decide pactar unas determinadas reglas de juego para su convivencia y, pasado un tiempo, una pequeña parte de ella decide pacíficamente que quiere apartarse y crear las suyas propias?

Se podría argumentar que debe ser la sociedad entera la que decida permitir o no la independencia de esa parte porque así lo imponen las normas que se han dado a sí mismos. En ese caso, sería prácticamente imposible la separación por vías pacíficas, dado que para cambiar las reglas sería necesario el apoyo de la mayoría que, en pura lógica, no accedería a cambiarlas si su interés es el de no permitir esa separación. No podrían llevar a cabo su proyecto porque la ley no les confiere legitimidad para decidir por ellos mismos cómo quieren organizarse. Tampoco pueden cambiar esa ley porque para hacerlo es necesario el acuerdo de la mayoría de la sociedad de la que quieren salir. Un círculo vicioso de difícil solución.

¿Condenamos entonces a ese pueblo a convivir dentro de una sociedad en la que no quiere hacerlo? ¿Dónde ponemos la raya para afirmar que esa pequeña parte de la sociedad desea separarse? ¿Basta que el 60% quiera hacerlo para imponer la separación al 40% restante? Si la respuesta fuera afirmativa ¿con qué lógica defenderían los separatistas la imposición de su nueva forma de convivencia a ese 40%, mientras afirman simultáneamente que el 97% de la sociedad no tiene derecho a imponerles su pertenencia a ella, aunque ellos sólo supongan un 3%? ¿Es justo, ético y democrático imponer la separación a un 40% de ese pueblo y no lo es imponer la pertenencia a un 3%?

Una clase magistral sobre la forma correcta de colocar el embudo que ilustra la insensatez de los nacionalismos, resultado de la inmadurez y el infantilismo de algunos pueblos. También un claro ejemplo de la incapacidad de la democracia para resolver determinados problemas.

Nota bene: Por si alguien se ha liado un poco con los números, la población vasca representa un 5% de la población total, por lo que si el 60% de aquélla está a favor de la independencia, sólo el 3% de la población total lo estaría.


7 comentarios:

Ignacio Díaz Pérez dijo...

No puedo estar más de acuerdo con tu análisis. Ocurre sólo que, en todo esto, existe un elemento que distorsiona gravemente el discurso y la realidad que expones: las armas, la violencia, el miedo, el terror. Cuando eso entra en juego, ya no se puede saber de verdad qué quieren unos y otros ¿independencia, separación... o el final de la violencia? ¿Es convencimiento o claudicación? ¿Qué pordentaje de ese 3% o 60% quiere el autogobierno y qué porcentaje quiere vivir tranquilo?
Un saludo

Er Tato dijo...

No he querido introducir el parámetro "violencia" en mi reflexión a propósito. Entre otras cosas, porque distorsiona cualquier análisis sereno de la cuestión.

Gracias por tu comentario. Por cierto, muy buenas las fotos de Jordania.

Saludos

bogar dijo...

Querido tato:Totalmente de acuerdo,la violencia distorsiona la realidad,pero es que lamentablemente la violencia existe y me da la impresion que un referemdun en la actualidad no seria justo.Discrepo un poco en dejar al margen las cuestiones legales,ya me habras leido otras veces decir que las leyes son las que son y unas nos gustan mas y otras menos.En el tema porcentajes,existen las verdades,las mentiras y las estadisticas no debemos de fiarnos de tantos por cientos.Mas saludos

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

La democracia es un proyecto común y por lo tanto contiene una legalidad de convergencia. No me opondría a una consulta a la población si el 80% de aquella sociedad quiere la independencia y hay ausencia de violencia. ¿Para que ponerle trabas al nacionalismo si esta dispuesto a acabar con la democracia que hay en este país? Me temo que ninguna de esas condiciones se da, por lo tanto la sociedad democrática española está obligada a decidir en razón con su sistema y el referendum solo puede existir en ausencia de violencia. Lo cierto es que no se está intentando sino crear una fractura ya no solo en la sociedad vasca también en la española. Lo cierto es que tal y como está el panorama hoy debemos tener más claro que nunca que hay que seguir luchando para que no se agredan los derechos de ningún ciudadano en nombre de los nacionalismos. Hay que luchar, según creo yo compañeros de debate, por la justicia y la democracia. Saludos.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo, creo que todos los españoles debemos ser consultados acerca de la segregación de regiones de nuestra Nación. Porque, por ahora, cuando voy a Bilbao, sigo en España, por lo tanto es parte de lo que yo reconozco como mi Patria.
Además yo añadiría un pensamiento que seguramente parezca infantil, pero que yo creo que no lo es.
Hace mil años las naciones luchaban por sus límites e invadían y reconquistaban territorios. Hemos llegado al momento en que ya no hay "casi" tierras de nadie y nos damos cuenta de que crear naciones artificialmente no es una buena idea. El estado de Israel, la URSS... Y tampoco conviene empecinarse por un Gibraltar, Ceuta y Melilla, el norte de Irlanda, las Malvinas... En definitiva, es mejor que las cosas sigan su curso sin violentarlas.
En el fondo ¿qué más da que el límite de un país esté aquí o mil metros más allá? ¿es tan importante que merece la pena eliminar vidas por ello? Yo creo que no. ¿Quién decía aquello de "las personas son más importantes que las cosas"?
Algunos me podrían decir "si no es importante, movamos las fronteras", yo les diría que no, justo como no es importante, hay que dejarlo estar. Porque siempre será en beneficio de unos y en detrimento de otros y estos otros pueden querer reconquistar su antigua situación. Hasta el infinito y más allá.
Mirar para atrás y querer volver a una antigua situación territorial es un error, porque probablemente los antiguos límites venían condicionados también por una antigua situación social que ahora no se da.
Lo que ocurre en León es de risa. Yo entendería que algunos quisieran volver al antiguo Reino de León, cuyos límites no sé hasta donde alcanzarían. Pero eso supondría tener un monarca propio, lo cual no gusta. Se han inventado el nombre de Llión, que no sé si es en bable, idioma que yo no he escuchado más que a los asturianos y puede que en las montañas limítrofes con Asturias. En León sabemos que el nombre proviene de la Legión romana aquí asentada (por cierto, podríamos también retrotraernos a aquella época). Como ven difícil separarse de la Autonomía de Castilla y León, ahora se les ocurre la idea de establecer dos regiones en esta Autonomía, la de Castilla y la de León... ¡como en tiempos del franquismo!.
Del pasado hay que aprender, pero mirar hacia atrás con nostalgia y querer retornar a una situación que "se supone mejor", porque no se ha vivido, es un error. Hay que mirar hacia delante, tanto en lo personal como en lo social.
¿Por qué no, en vez de cambiar las cosas radicalmente, como si así fuera a mejorar algo, intentamos que las Autonomías funcionen mejor? Es decir, que no haya diferencias, que las que están en peor situación económica, cultural... mejoren. Que sean solidarias unas con otras, que dentro de una autonomía no ocurra que en la provincia donde está situada la capital haya más crecimiento que en las otras. Que se fomente en cada provincia aquello que le es más propio y de donde se puede obtener mayor beneficio... no sé, lo normal.
Me parece más práctico y más pacífico. Y más democrático (aunque esta expresión vaya perdiendo sentido).

canalsu dijo...

La democracia es el gobierno de la mayoría. Fuera complejos, menos con los que han usado las competencias que han recibido de la Constitución para adoctrinar en escuelas y el dinero público para sufragar a elementos que apoyan a asesinos; los medios de comunicación públicos para excluir y manipular. La particular hipocresía del PNV sólo me permitiría votar a favor de su independencia en cuanto se compraran una isla lo más alejada de España. Y que se lleven a Madrazo, por favor.