martes, 18 de septiembre de 2007

Oportunidades iguales, resultados dispares. Como debe ser.

Tengo dos hijos a los que quiero por igual, aunque ellos lo duden en los momentos de rabieta o cuando sufren los límites que les imponemos, imprescindibles para su formación como personas.

Ambos son distintos. Al margen de su carácter y su personalidad, desde el punto de vista académico tienen distintas capacidades. No han tenido opción de elegirla, por lo que no supone mérito ni demérito alguno. Su dotación intelectual inicial les ha venido dada, no es el resultado de sus esfuerzos. Son personas distintas y así debe ser.

Ambos estudian en el mismo colegio, con los mismos profesores y los mismos contenidos. Intentamos que reciban apoyo extraescolar conforme a sus necesidades o carencias. En casa, disfrutan las comodidades y padecen las restricciones impuestas por sus malvados padres por igual. En definitiva, tienen las mismas oportunidades. O al menos eso procuramos.

El mayor tiene una gran capacidad de aprendizaje que utiliza sólo en su propio beneficio. En lo que él entiende erróneamente que es su propio beneficio, claro. La emplea simplemente para obtener unos resultados "brillantes" sin esforzarse, olvidando que la brillantez es tanto menos luminosa cuanto más mediocre es la exigencia. Dilapida y despilfarra un talento que le ha salido gratis, que ha obtenido sin esfuerzo. Un regalo que debiera exprimir para devolvérselo multiplicado a sí mismo y a los demás. Si no rectifica, terminará siendo el tuerto en el país de los ciegos, pudiendo ser el Ferrari en un mundo de utilitarios.

La pequeña tiene una capacidad más bien normalita que podría compensar con esfuerzo y trabajo, pero no lo hace. Uno viene a este mundo con el equipamiento y el motor que le toca, pero nadie te impide después "tunear" el coche. La voluntad, el tesón y la constancia son las mejores herramientas para ello. Y si no, que se lo pregunten a la liebre de la célebre fábula. Al igual que su hermano, ha aprendido muy rápido cuáles son sus derechos, sin asumir que también tienen obligaciones y responsabilidades.

El entorno, contra el que sus padres intentamos luchar tragándonos a veces la hiel de reproches injustos en los que, en un claro chantaje emocional, cuestionan nuestro cariño, les sumerge en esa visión hedonista de la vida y es poderoso, pero no invencible. Urge cambiar el modelo de convivencia que se encuentran nuestros jóvenes a su alrededor. Y esa no es sólo tarea de nuestros gobernantes, que también, sino fundamentalmente de los padres, los abuelos, los vecinos, los maestros, la tribu en definitiva. Es insano transmitir que para conseguir resultados no es necesario esforzarse y sufrir, que todos terminaremos siendo iguales (en la mediocridad) y que este mundo es una continua fiesta.

¿Igualdad de oportunidades? Sí. ¿Exigencia? A cada cual según su capacidad. ¿Resultados? Los que uno obtenga con su actitud y esfuerzo.


3 comentarios:

Reyes dijo...

Totalmente de acuerdo, eres lo que TU MISMO has querido ser.
Y que me dejen de cuentos...

canalsu dijo...

Yo también tengo dos. Debe ser cierto que la mujer es especial. Los resultados brillantes de mi hija vienen también del esfuerzo. Salvo en el verano y los fines de semana que se despierta al almorzar, el resto de los días, después de almorzar se encierra en su habitación y no sale hasta que ella entiende que no hace falta más.

Mi hijo nació en el mismo mes que mi hija cinco años después. Desde el principio se vio que tenía bulla. Ella necesitó nueve horas el día en que se clausuraban los juegos olímpicos de Barcelona aunque nació a su hora, las ocho en punto de la tarde y él pasó olímpicamente de la simbología. Casi no llegamos al hospital. Un record.

Melón con jamón. Un gustazo amigo, y ahora ponle pegas.

Anónimo dijo...

Mis niños aun son pequeños (7,5 y dos de 2).Los dos mayores son muy parecidos a su padre... seguros, decidos, rapidos... con una habilidad especial para los idiomas,la informatica,pero con un nulo interes por desarrollar su oido musical.
Han tenido dos ejemplos en casa y han optado.