viernes, 5 de marzo de 2010

La banca pública y la resurrección de los muertos

Si el negocio fundamental de un fabricante de coches es vender coches, sería absurdo que éste decidiera voluntariamente no venderlos y, además, siguiera pagando las materias primas y los salarios a sus trabajadores. Si el negocio fundamental de un banco es conceder crédito a un precio determinado tomando a su vez dinero prestado por el que paga un precio menor, cabría preguntarse por qué los bancos habrían de decidir voluntariamente restringir el crédito, o sea, restringir sus ingresos, sus ventas, sus beneficios, su propia razón de existir.

Salvados desde hace tiempo los problemas de liquidez mediante las facilidades del BCE y de nuestro propio Estado, la restricción del crédito por parte de la banca sólo puede deberse a que tengan serias dudas sobre la capacidad de sus clientes para devolverles el principal y pagar los intereses. Más o menos como si el fabricante de coches decidiera no vendérselos a quienes no pueden pagarlos. Se podría argumentar que esas dudas de la banca sobre la solvencia de sus clientes son infundadas, lo que nos obligaría a concluir que son poco profesionales en la evaluación del riesgo, ellos, que viven precisamente de poner precio al riesgo. O podríamos pensar que les niegan el crédito a quienes objetivamente no aportan suficientes garantías para su devolución.

La propuesta de creación de una banca pública (pág. 14) por parte de nuestro gobierno parece sugerir que, o se piensa que la valoración del riesgo que hace la banca privada es errónea, o el Estado está dispuesto a asumir riesgos que el mercado ha decidido no asumir. Ya en su día, allá por Octubre del año pasado, el gobierno puso en marcha una iniciativa a través del ICO -Facilitador Financiero la llamó-, cuyo objetivo era incrementar el crédito a las PYMES y los autónomos intermediando entre ellos y el mercado. ¿Cuál ha sido el resultado? No lo sabemos. Nada se dice en la web del ICO sobre su gestión. Ningún informe que indique qué porcentaje de financiaciones rechazó o aceptó ese facilitador, pero son precisamente la ausencia de propaganda sobre su éxito y la nueva apuesta por una banca pública las que apuntan a un estrepitoso fracaso, bien porque los propios mediadores del ICO rechazaban la mayoría de las operaciones por ser inviables, bien porque sus argumentos no eran lo suficientemente sólidos como para convencer de la viabilidad de los proyectos empresariales, que ellos validaban, a los bancos que en última instancia debían conceder el crédito.

Hasta ahora, la competencia entre bancos privados ha demostrado sobradamente que no suelen equivocarse por exceso en la evaluación del riesgo, es decir, asignando a un negocio más riesgo de su riesgo objetivo, sino más bien al contrario. Sólo hay que echar un vistazo a los créditos concedidos a los promotores, sobre todo por parte de las Cajas de Ahorros. Por lo tanto, el incremento del crédito que promete la nueva banca pública sería consecuencia de una política de riesgo mucho más laxa que la de la banca privada, lo que implicaría necesariamente una morosidad muy superior a la del mercado, morosidad ésta última que, por cierto, no se cree nadie porque su bajo nivel se debe a que siguen renovando -¿hasta cuándo?-, créditos vencidos a empresas moribundas con tal de no reconocer fallidos que empeorarían sus resultados, cuando no las colocaría directamente en situación de quiebra.

¿De nuevo el Estado sustituyendo al mercado y generando riesgo moral con nuestros impuestos? Si la nueva banca pública aplica una política de riesgo menos rigurosa -lo contrario no tendría mucho sentido-, es seguro que un porcentaje de esos créditos va a concederse a empresas inviables a las que el mercado rechaza financiar y que habría que dejar morir. Cierto es que el crédito es la sangre de la actividad económica, pero es absurdo aplicar trasfusiones para resucitar muertos, en lugar de aprovecharlas para quienes cuidaron de su salud con prudencia y padecen apenas una gripe estacional. Porque siendo el excesivo endeudamiento de familias y empresas -y muy pronto del Estado-, junto con la falta de competitividad y el paro, uno de los más graves impedimentos que tiene nuestro país para salir de la crisis, habría que tener cuidado de no expandirlo, y menos aún con créditos de alto riesgo que, como el colesterol en la sangre, alimentan una bomba de relojería. Otra más.

Y para terminar, un dato escalofriante. Recuerden que nuestro PIB asciende a poco más de un billón de euros. ¿Saben cuánto debía en total el sector privado español -las sociedades no financieras y los hogares, excluyendo el sector financiero y el público-, a Enero de 2010? ¡Dos billones ciento noventa y ocho mil setecientos sesenta y dos millones de euros! Un 5% por ciento más que en 2007 y prácticamente la misma cifra que en 2008 y en 2009 en euros corrientes. ¿Se ha reducido el crédito tanto como para justificar la resurrección de la banca pública? ¿De verdad es ése el problema?


16 comentarios:

mangeles dijo...

Que un agnóstico hable de la resurrección de los muertos...pues...mal vamos...

Yo estoy segura de que los bancos están dando créditos, que hay compra de viviendas, que hay aumento importante de la venta de coches, y que se están creando empresas nuevas....

Fijate Tato, es algo extraño, de los cientos y cientos despidos y cierres de empresas que llevamos en mi Despacho y ¡no nos ha llegado un sólo procedimiento hipotecario¡¡¡, ni contra los trabajadores, ni contra las empresas...¡¡¡NI UNO¡¡¡

Yo creo que los bancos no están ejecutando las hipotecas...o que la gente y las empresas las están pagando...

Existen muchos procedimientos de concurso y quiebras en Madrid, y es posible que los bancos estén personados en ellos ..¿?

Del resto, ya sabes, que una es profana absoluta....asin que...no puedo opinar.

Un beso, y muy feliz fin de semana.

Juanma dijo...

Mángeles...eres admirable.

Y hoy, aunque nada diré porque me sigo enredando, sí que he logrado comprender, al fin, estas entradas tuyas sobre economía que, de verdad y aunque no lo suelo demostrar, leo siempre fascinado.

Abrazos.

mangeles dijo...

Juer, Juanma, pues si entiendes, ya vas aprendiendo más que yo jejejjeje...yo me pierdo que ni te imaginas...¡ya sé que el Tato, se desespera por enseñarme¡...Pero una es dura de mollera¡¡¡

Besos a repartir chicos.

Er Tato dijo...

Ya creía que esta entrada se iba a quedar limpia de comentarios. Probablemente se lo merece, pero me apetecía dar mi opinión al respecto y dónde mejor que en mi taberna aunque sea hablando solo. ;-)

Bueno, Mangeles, gracias a Dios soy agnóstico, no ateo. Lo que he querido decir, resumiéndolo mucho, es que en mi opinión el problema no es que falten ganas de dar crédito, sino destinatarios fiables de esos créditos. Sí, ya sé que he dado muchas vueltas para decir esa tontería, que además no camparte casi nadie salvo los bancos, pero es que si no, luego llega el amigo Anónimo y me dice que no argumento. ;-)

Siempre anima, querido Juanma -y querida Mangeles-, saber que hay alguien que lee estos ladrillos que me marco de vez en cuando, y en los que lo único que intento es ser didáctico con temas que no suelen dejarse. Si además de leérseme se me entiende, aunque sea de refilón, ya está más que justificado el tiempo empleado, un tiempo que, os aseguro, no me sobra en demasía. Pero mis parroquianos son mis parroquianos. ;-)

Besos

mangeles dijo...

Tato..un ateo, es un agnóstico con dos cojones y acojonado...

Vamos...si no sé si Dios existe..pues con dos..no existe...y veamos que pasa...

total, como dijo el gran profesor Tierno: ¡Dios no puede olvidarse de un buen marxista¡ jejje

Y seguro que Tierno nos echa una mano...y sino, mi madre..que anda por allí hace años...

Pues eso..sin miedo...

Besos

Er Tato dijo...

Bueno Mangeles, yo soy agnóstico con dos cojones y sin miedo ninguno. Cuestión de coherencia. Por la misma razón que no creo en Dios -nadie me ha demostrado su existencia-, tampoco lo niego -nadie me ha demostrado su inexistencia-, simplemente no sé si existe. Pero no me hagas mucho caso, debe ser la deformación mental de un ingeniero...

Besos

Karol_a dijo...

Yo creo que entidad bancaria, anuncia miles de millones en créditos preconcedidos a pymes y autónomos. El problema es que esos créditos tienen unos tipos de interés disparatados, que en algunos casos llegan hasta el 13% anual, cuando el precio oficial del dinero está en el 2% tras la última bajada del BCE en enero. Es una condición que a la gente les da miedo, y más sin seguridad ninguna al ver como está el mercado y todo lo demás, y yo de eso no entiendo, pero uno de los frenos que ponen puede ser no?

El alegre "opinador" dijo...

Lo nuevo del ICO me parece una pantomima, porque 200.000 euros son una calderilla para muchas empresas.
Me parece bien que los bancos hayan limitado la concesión de créditos al consumo o hipotecarios por el mayor riesgo de impagados, pero me parece un desastre que los han limitado casi a cero al tejido productivo. Tengo un caso sangrante para la construcción de una residencia de ancianos por parte de una empresa que tiene otras tres y lista de espera para llenar dos veces la nueva... Y los bancos no dan ni un euro.
Otro caso similar es el de un polígono industrial en tan buena situación que, incluso como están las cosas ahora, tiene más clientes apalabrados que parcelas disponibles... Y tampoco dan ni un euro.
Ni un caso ni otro se solucionan con 200.000 euros del ICO. Me da la impresión que esto es otra tomadura de pelo.
Un abrazo Tato.
P.D. A pesar de que tú habías hablado del tema, no he podido reprimir el escribir mi propia entrada sobre las declaraciones de Guillermo Toledo. Te invito a ver la entrada.

rilettillo dijo...

La pyme transportes Paco no va demasiado bien porque se está quedando sin pedidos. Sus clientes habituales, Puertas Martita y Helados Nicolás, han dejado de hacerle muchos de los pedidos que hace un par de años le hacían. La demanda de sus servicios ha bajado.Transportes Paco quiere comprar un camión nuevo que consume poca gasolina y así abaratar sus costes y poder ofrecer servicios más baratos a sus clientes. Pero como su volumen de negocio ha bajado, ha empeorado su calificación de riesgo. Mejoraría su calificación de riesgo (y podría comprar su camión al serle concedido el crédito) si la demanda de sus servicios aumentara. Pero como Puertas Martita y Helados Nicolás están en una situación muy parecida a la suya (sufren la poca demanda de sus productos), parece bastante difícil que esto ocurra.

Así que la poca demanda agregada produce un empeoramiento de la calificación de riesgo de las pymes en general. Ningún banco sensato al evaluar los riesgos de conceder sus créditos daría un duro a todas estas pymes. Pero esto puede deberse al círculo vicioso generado por una falta de demanda no de esta o aquella pyme, sino de las pymes en general. Un banco privado no concedería créditos a aquellos, por decirlo de alguna manera, cuya calificación de riesgo sea inferior a 10. Pero si se concediesen sistemáticamente créditos a los que tienen una calificación esté en 8, esto podría significar que las calificaciones de créditos de todas ellas pasasen a ser de 10. Esto se debería al hecho de que la concesión de créditos produciría un aumento generalizado de la demanda y una mejora en el volumen de negocios de las empresas.

Claro es que lo que no puede esperarse es que un banco privado haga la estupidez de darle un crédito aislado a una pyme que tiene una calificación de 8 (pues en ese caso sería un mal banco, no estaría haciendo bien su trabajo que consiste en evaluar riesgos y en función de ello conceder créditos). El problema no se soluciona dando créditos aislados a esta o aquella pyme. Pero sí podría tener sentido dar generalizadamente créditos a empresas con esa calificación, pues con ello se mejoraría la calificación de todas ellas.

Esta diferencia entre el crédito aislado y la concesión sistemática de créditos es lo que daría sentido a la intervención de una banca pública que pueda permitirse esta mirada de más largo alcance. Entiendo que éste es el sentido de estas propuestas keynesianas.

Esto no significa tampoco que el ICO tuviera que dedicarse a dar créditos indiscriminadamente sin ninguna evaluación del riesgo. Lo único que significa es que una evaluación del riesgo un pelín más laxa (y esto del pelín, por supuesto, exigiría una evaluación técnica muy detallada) podría mejorar la situación general de riesgo. Por eso tampoco creo que necesariamente estas políticas económicas conduzcan a un aún mayor incremento de los créditos de alto riesgo.

[Los franceses aprenden desde la escuela a escribir disertaciones. Una buena disertación es esa que sólo llega a una conclusión cuando ha expuesto en toda su fuerza las posiciones del contrario y ha sabido rebatirlas una por una. Leyendo esta entrada del blog, no se puede ni atisbar el mínimo de lógica que pudiera tener la decisión del gobierno. El razonamiento está bien hecho, pero no se pone en el lugar del otro, no intenta rastrear razones más o menos plausibles de la posición del contrario. Por eso, aunque es un placer leerla (como placentero es la lectura de argumentos y no de exabruptos), me deja un regustillo partidista. Quizá sea ésta la diferencia entre el liberalismo sólo económico y el liberalismo político].

Er Tato dijo...

Bueno Karol_a, el tipo de interés depende del riesgo que la entidad bancaria considere en la operación.

No sé muy bien qué contestar al caso concreto que planteas, alegre opinador, pero la exposición de la banca al mercado inmobiliario es muy alta, y aunque lo que cuentas va más allá de una inversión inmobiliaria, se han hecho demasiadas barbaridades en los últimos años en este país en ese sector. Y leí tu entrada sobre Toledo. Te tengo fichado en el Reader. ;-)

Un interesante cuento de la lechera, riletillo, sólo apto para la autarquía franquista. Ya sabrás que en macroeconomía hay pocas verdades absolutas. Según dices, la concesión de créditos produciría un aumento generalizado de la demanda. Claro que ello sólo sería así si existiera una relación de causalidad directa en el sentido crédito-->demanda agregada. El crédito sólo puede proceder del ahorro y de la creación de dinero, tanto real como bancario. Nada tan fácil entonces como darle a la maquinita de hacer billetes, o reducir el coeficiente de encaje de los bancos, o facilitar artificialmente el crédito (que no otra cosa haría la banca pública propuesta) para incrementar la oferta monetaria y, como consecuencia, la demanda agregada. ¿Cómo no se les ha ocurrido antes en lugar de gastar tantos miles de millones en Planes E para aumentar la demanda agregada? La correlación entre crédito y demanda agregada, siendo cierta, no implica necesariamente causalidad. En mi entrada se aportan algunos datos del Banco de España en los que se puede comprobar que prácticamente no se ha reducido el crédito al sector privado en los últimos dos años, pero el PIB se ha contraído un 3,6% en 2009. ¿Ha sido el crédito entonces el problema? ¿Y si la administración pública en todos sus niveles, que debe el equivalente a 2 Planes E, pagara las deudas a sus proveedores puntualmente? ¿Haría falta que se hicieran préstamos de riesgo a empresarios con nuestros impuestos? En cuanto al método argumentativo, tampoco se trataba de hacer un ensayo que, por otra parte, no le hubiese interesado a nadie de los que acuden a mi taberna, sino de manifestar mi opinión -consciente de que es minoritaria-, y argumentarla sin entrar en demasiadas cuestiones técnicas. Y muchas gracias por lo currado de tu comentario, riletillo.


Besos y abrazos a repartir

rilettillo dijo...

Creo que me expliqué bastante mal en mi comentario anterior. Comparto plenamente que lo que necesita la economía española no es más endeudamiento. También comparto el que una política monetaria expansiva que se base en la reducción de la tasa de encaje o en el quantitative easing (aunque entiendo que esto entra en las competencias del BCE) no soluciona los problemas. La reducción del tiempo que tardan las administraciones públicas en realizar sus pagos me parece además una medida mucho mejor orientada. Y también me suena bastante mal el intento de crear varios cientos de miles de puestos de trabajo en la construcción en un momento en el que la cantidad de viviendas sin vender ha alcanzado unas proporciones descabelladas. Más bien lo que me inquietaba era ver “defendidas causas justas con argumentos injustos”, como decía Kant.
Lo que yo no tenía tan claro es que la creación de una banca pública implicase “necesariamente una morosidad muy superior a la del mercado”. No pretendía afirmar, al distinguir entre la concesión aislada de créditos y el aumento generalizado de la oferta crediticia, que la medida fuese a ser automáticamente exitosa. Pero sí que, precisamente porque en macroeconomía hay pocas verdades absolutas, no había una relación causal “necesaria” entre la creación de una banca pública y el aumento de la morosidad. Por otro lado, no creo que de esta falta de necesidad se siga que haya que desechar todo tipo de planteamiento macroeconómico como cuentos de la lechera sólo posibles en regímenes autárquicos. Lo que habrá que hacer será pensarlos más cuidadosamente, buscando incluir todas las externalidades posibles en nuestros razonamientos. Pues allí donde las cosas no son ni perfectamente racionales ni absolutamente azarosas, lo que adquiere especial importancia es el buen juicio.
Respecto al método argumentativo, completamente de acuerdo con que cada foro tiene sus reglas y sus maneras. Lo que es apropiado en las tabernas no lo es en las academias, y viceversa. Y a esto se añadiría el hecho de que el forastero que entra de nuevas en una taberna, llena ya de parroquianos, está especialmente obligado a respetar la regla de cortesía que consiste en observar y comprender los modos y maneras del lugar antes de entrar a parlotear. Pero aunque la falta de detalle técnico no es preocupante en una taberna (aunque sí lo sería en una academia), lo que sí es inquietante en las tabernas es la falta de atención a la posición de los otros a la hora de argumentar. En una academia se puede (y se debe) hablar como si todo lo que se dice estuviese hilvanado deductivamente; en una taberna se discute con otros, y se ha de evitar el viejo truco tabernario consistente en hacer pasar al contrincante por un enemigo de paja.
Pero está claro que lo peor que hay en las tabernas es el típico tío pesado que se enrrolla como las persianas y parece que nunca va a dejar de hablar. Así que paro ya, que en saber tabernario no se puede competir con el dueño de ésta.

Er Tato dijo...

Comenzando por el final y subiendo, amigo rilettillo, a mí no me molestan los que se enrollan como las persianas si lo hacen con argumentos. Bien claro es al respecto el subtítulo del blog, Opiniones para discrepar. Otra cuestión es la intencionalidad que subyazca sobre las supuestas habilidades que atribuyes a un servidor en saberes y trucos tabernarios, pero dejémoslo ahí, que el beneficio de la duda haga el resto.

En cuanto a tu insistencia sobre mi "falta de atención a la posición de los otros a la hora de argumentar" para debilitar mi postura y desdeñar mis conclusiones, te diré dos cosas. Primero, para atender la posición de los otros, esos otros deberían haber hecho explícitos los argumentos sobre los que sostienen la decisión tomada. Si me dices dónde están esos argumentos los leeré con atención. Segundo, no estoy en absoluto de acuerdo en que la solidez de un razonamiento dependa de que ese razonamiento contemple la refutación explícita de todas y cada una de las posibles posiciones del contrario si éstas no son conocidas.

Sigamos subiendo. En este foro no hay reglas. Cuando hablaba de los intereses de los habituales de la taberna, lo que pretendía decir era que este blog no es un blog sobre economía, nunca pretendió serlo, por lo que quienes suelen venir por aquí no lo hacen en función de la rigurosidad académica con la que trato esos asuntos. Es más, son los asuntos que menos interesan a los que vienen por aquí, y si los trato es porque me gustan a mí, consciente de que en muchos casos espantan a mis parroquianos, razón de más para hacerlos lo menos engorrosos posible.

Continuemos. La bondad del planteamiento macroeconómico que indicabas en tu anterior respuesta, ése al que yo llamaba cuento de la lechera -sin más ánimo que el de ilustrarlo sintéticamente y desde luego sin pretender hacerte pasar por enemigo de paja-, sólo sería posible en una economía cerrada, sin sector exterior, pues en una economía abierta a intercambios de bienes, servicios y capitales, nos convertiríamos en un paraíso del crédito que daría al traste con el invento. Salvo que lo hicieran todos los países. Exactamente por la misma razón por la que tú indicabas que esa banca pública debía conceder créditos a todos los de calificación 8.

Por otra parte, ¿por qué una banca pública implicaría necesariamente una morosidad superior a la del mercado?. Por la propia razón de ser de su creación, amigo rilettillo. Si parto de que el cuento de la lechera no es viable en nuestro entorno económico, la banca pública se crearía para ofrecer un servicio que el mercado no puede ofertar porque no le resulta rentable. Como la eficiencia del sector público en general no es mejor que la del sector privado, en el mejor de los casos la morosidad se incrementaría en la misma medida en que lo haría en la banca privada si ésta bajara sus exigencias para conceder créditos. Y esa morosidad debería ser financiada con nuestros impuestos, consiguiendo además empeorar nuestro gravísimo problema de endeudamiento. Lo mismo ocurre cuando se establece por parte del sector público una línea de autobús deficitaria a un pueblo perdido que ninguna empresa privada está dispuesta a explotar, sólo que en este caso estoy encantado de que mis impuestos garanticen la libertad de movimiento de un paisano.

Por último, nada dices sobre el último párrafo de mi entrada. ¿De verdad hay un problema de falta de crédito? O dicho de otra forma ¿es la falta de crédito un problema? En mi opinión, la mayor parte de los problemas de financiación de nuestras PYMEs está en la desequilibrada financiación de su circulante, entre cuyas causas también está la morosidad de las administraciones públicas.

Un placer debatir contigo.

Saludos

Karol_a dijo...

Muy bien maestro, el que sabe sabe, y lo que yo aprendo aquí, qué, y además me divierto y encima nunca pago la copa, eres genial Tato, vengo porque me gusta el sitio, hay un ambiente fresco y despejado y cordial y todos los ingredientes que nos sirven enseñan, gustan y nos los bebemos y el maestro sabe servirlos con la botella delante y claramente por lo que aún el que no sabe, lo entiende así que maestro olé tu arte...un abrazote.

Juan Carlos Garrido dijo...

Los créditos ICO, desde el comienzo de la crisis, han sido muy parecidos a los billetes de quinientos (todo el mundo sabe que existen, pero apenas nadie los disfruta). Qué maravillosa casualidad que, desde que la ministra Mudita anunciase que el ICO iba a actuar sin los bancos, ahora todos los bancos (que hace unos meses te negaban el ICO) se afanan por ofrecértelo.

Y me consta que los bancos han confundido la causa con el efecto, esto es: no courre que los bancos no presten a insolventes, sino que el país entero se está volviendo insolvente porque no prestan.

En este país, las transacciones comerciales se realizan a 90, 120 e incluso 180 días. Si los bancos cierran el crédito (como lo han hecho) se cargan la economía.

Saludos.

rilettillo dijo...

Ay, el trabajo me impide contestar como se merecería el asunto (no es excusa: me muero de rabia por tener que apartarme del debate por causas externas al mismo). Aprendo con la discusión, amigo Tato, aunque siga sin estar de acuerdo. Pero como seguiré acudiendo a esta taberna, ya tendremos otra ocasión de charlar,¿no es verdad?

¡Saludos!

P.D.- No iba con segundas lo del "saber tabernario"; iba con el respeto hacia aquel con el que se puede discutir discrepando.

Er Tato dijo...

Bueno Karol_a, que se van a creer que me hablas así porque nunca cobro las copas. Y así, cualquiera. Más o menos como este gobierno -y todos-, que nos lo hace todo gratis. Que si el gobierno ha hecho esto, que si el gobierno ha hecho lo otro... No recuerdo quién dijo aquello de que todos quieren vivir a costa del Estado, sin percatarse de que es el Estado el que vive a costa de todos. Un par de besos, querida Karol_a.

O quizás, Juan Carlos, que sólo necesitan crédito los insolventes. Ayer leía esta noticia. Y por más que he buscado los datos en la página web del Banco de España, no los he encontrado. ¿Por qué estarán tan escondidos? Y por otro lado, ¿cuánto habrá bajado el crédito solicitado?

Todos aprendemos con este debate, rilettillo. Muchas gracias por tus aportaciones. Y sí, el tiempo, el dichoso tiempo...

Besos y abrazos a discreción