sábado, 2 de enero de 2010

Dudas existenciales (XX)

Si los padres tuvieran que pagar directamente los gastos de escolarización de sus hijos, ¿disminuiría el fracaso escolar? ¿Serían tan poco exigentes con sus profesores? ¿Se preocuparían más por conocerlos? ¿Les exigirían más esfuerzo a sus hijos? ¿Acaso no sería más justo que los padres de los alumnos a los que no les interesa aprender fueran penalizados con la obligación de contribuir económicamente al gasto que supone la plaza escolar de su hijo? ¿Por qué son más exigentes con los resultados de un curso de inglés o de informática pagados de su bolsillo? ¿No debiera ser la gratuidad un premio selectivo al esfuerzo y a los resultados según la capacidad de cada cual, y no un derecho indiscriminado?


24 comentarios:

Antonio Azuaga dijo...

Sólo apuntar una idea: la educación antes de que la Historia la definiese como un “derecho” social, fue un “deber” natural de la especie; ni determinante genético ni proclamación convencionalmente universal, sólo obligación vital del hombre para cierto trascendente quehacer, que se le ha olvidado. Por lo tanto, antes que eficacia de “los trabajos y los días”, fue un postulado que heredamos para desarrollar el teorema de nuestra especie. Si consiguiéramos recuperar esta idea, la educación volvería a ser un valor pretendido por todos, y no el c*ñ* de la Bernarda en que se ha convertido. No nos engañemos, nuestro mundo no sabe de “valores”, pero entiende, y mucho, de “utilidades”. Y la educación está llena de un montón de inutilidades, por más que sean extraordinariamente valiosas. Por eso molesta y se cuestiona, por eso se legisla en su contra, por eso se distancia de sí misma. El sueño de nuestros días sobre la educación es proporcionar un prospecto sencillo de habilidades que se asimile en cinco minutos, entretenga a los cachorros durante doce horas y proporcione una alta rentabilidad en los resultados académicos y ocupaciones laborales. Y esto lo quieren todos, bueno, casi todos, los de pago y los “de gorra”… Y los políticos porque les da votos… Y las cadenas de televisión porque les regala audiencia…

Olvida tus dudas: hasta que no se restituya a la educación su valor, no hay nada que hacer.

Perdón, me he pasado. ¡Toda una descortesía! Lo siento…. ¡Te invito a un bourbon!

Un abrazo.

El alegre "opinador" dijo...

Tato. En este tema creo, con todo el cariño, que no has atinado. Te lo digo porque cuando los padres pagan, creen en más de una ocasión (y en más de diez) que los resultados se les deben "adjudicar" a los hijos en función de su aportación económica y no en función del esfuerzo de los hijos. Lo primero que tengo que decir es que yo no tengo hijos, pero creo que el problema está en la falta de tiempo y de deseo de muchos padres para seguir, potenciar e implicarse en la educación de los hijos, no en si es o no gratis.
Aparte de eso, soy un defensor a ultranza de la eduación universal pública, pero sí que me dejaría de monsergas y valoraría con claridad quién merece ayudas mayores o quién no ha dado lo suficiente para poder seguir... No el dichoso café para todos que tanto gusta en este país.
Un abrazo.

Karol_a dijo...

Bueno Tato, no seas así eh, esta vez no comparto todo el escrito, si algunos puntos, pero creo que la educación es un valor para todos, el reino o estado si quiere funcionar y labrar un futuro debe educar y enseñar a sus generaciones, y creo que la escuela pública en muchos centros superan con creces a las privadas, hay de todo con en la viña ¿no? pero eso no quiere decir que funcione bien, hay demasiada diversidad de opinión de como es la enseñanza y la misma educación, yo creo que los profesores en una buena parte, no toda, y menos mal, no despiertan en los alumnos mucho entusiasmo, y que no es fácil, despertarlo en una clase de 35 alumnos, todos distintos, por eso el maestro no es solo una profesión sino una verdadera vocación y una infinita paciencia y eso es difícil encpontrarla, la educación debe seleccionar a los maestros, que al fin y al cabo son los que educan a las generaciones del futuro, y pienso que nada tiene que ver que se la merezcan o no, todos tenemos derecho a ella, debemos aprender para ser capaces de comprender y pulirnos el maligno que llevamos dentro, otra cosa ya va en la persona, pero no se puede generalizar, bueno me enrollé... no se si me expliqué, pero esta vez no estoy de acuerdo contigo maestro.
Un abrazo.
Yo tengo muy buenos recuerdos de mis maestros desde la niñez, pero también malos de algunos otros y todos nos marcan en la infancia, en un futuro, como nos enmarca el entorno y las personas, son muy importantes en la actitud del niño, porque de todo aprenden de lo que les enseñan y de lo que sin enseñar para que aprendan, aprenden al verlo, el ejemplo como el que le da su vida familiar, hay que ser además de estudiado, muy especial... ay a estas horas tan seria... ..

Karol_a dijo...

Ah quería decirte otra cosa que no dije, aunque son muchas pero es demasiado complejo para delar en un comentario, pero es que a veces tus escritos lo requieren, porque al fin y al cabo,tú disfrutas de un don con la pluma que es eso que un profesor debe conseguir en sus estudiantes, "que vean la importancia de alguien o algo a lo que aferrarse, y que lamente sucumbe muchas veces, a golpe de corazón, sin olvidar la cabeza, entonces eso es algo especial, raro, por lo difícil y que muchos maestros no lo hacen, sobre todo en la adolescencia, ahora se va al instituto a los doce años, yo no, pero sí sé que a esa edad me sentía totalmente indefensa y muy niña chica, muchos maestros han pasado por el instituto en mi vida sin pena ni gloria, por fríos y deseando que termine la clase... los alumnos saben que es una obligación educarse, no han vivido otra cosa, pero el esfuerzo no es el mismo en todos, no por eso, no hay que darle la oportunidad de intentarlo, no todos son linces y necesitan más tiempo, pero nunca discrinatorio, sería totalmente injusto.

mangeles dijo...

Yo creo en la educación pública y gratuíta. Si los padres tuvieran que pagar la educación de sus hijos, una gran cantidad de niños no irian al colegio, y tendríamos una tasa de analfabetismo enorme. Cuatro millones de parados, más miles de familias hipotecadas de por vida, sin lugar a dudas, perdería la educación.

Por lo tanto, la educación debe segir siendo gratuíta, como la asistencia sanitaria. Es un mínimo de solidaridad al que debemos contribuir entre todo, por el bien de todos.

Un beso, Tato.

Er Tato dijo...

Empezando por el final, querido Antonio, -y con esto me refiero a todos los parroquianos que visitan la taberna-, tomarse la molestia de leer una entrada y hacer un comentario, sea cual sea, nunca es una descortesía. Si además ese comentario pretende aportar una opinión argumentada, su longitud es directamente proporcional a mi agradecimiento. Respecto del fondo del asunto, estamos básicamente de acuerdo, aunque mi reflexión iba más en la línea de si el Estado debería proporcionar enseñanza gratuita -no entro a valorar en esta entrada su calidad-, incluso a aquéllos que no la desean ni valoran, y si no deberían de ser los padres, responsables últimos de los actos de sus hijos a esas edades, los que sufragaran la desidia de sus vástagos, a la que ellos seguramente contribuyan, y no poco. No sé si eso mejoraría su rendimiento académico, pero al menos no les saldría gratis. Y espera, que el Jack Daniel´s te lo sirvo yo a ti y me pongo otro. Faltaría más.

Yo hace tiempo que no soy un defensor a ultranza de casi nada, amigo opinador. De todas formas ¿qué es la educación universal pública? ¿es aquélla que debiera ser gratuita para quienes desean estudiar y esforzarse y que obtengan unos resultados mínimos en función de sus capacidades? A esa me apunto. ¿O es aquélla del café para todos, que a ti tampoco te gusta aunque matices que sólo a partir de un determinado punto? A mí nunca me ha gustado el café para todos, pero no pongo rayas. Ya lo dijo Marx, que no era sospechoso de liberal, De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades.

Querida Karol_a, mi intención no era analizar nuestro sistema educativo, sino reflexionar sobre su gratuidad. Y no en el sentido de tu último párrafo, es decir, no en el de cuestionar si todos deben tener las mismas oportunidades, que en eso siempre me tendrás al frente de la manifestación, sino en el sentido de si esas oportunidades deben regalarse a quienes no las merecen.

No he debido explicarme muy bien en la medida en que casi todos planteáis mi reflexión en términos de educación universal gratuita sí, educación universal gratuita no. La clave de mi reflexión, querida Mangeles, está en la última pregunta: ¿no debiera ser la gratuidad un premio selectivo al esfuerzo y a los resultados según la capacidad de cada cual, y no un derecho indiscriminado?. Y subrayo lo del esfuerzo y los resultados según la capacidad de cada cual. La solidaridad tiene que merecerse, Mangeles. Y no es lo mismo la asistencia sanitaria -uno no decide ponerse enfermo-, que la enseñanza. Por otro lado ¿acaso no hay ya miles y miles de analfabetos, miles y miles de niños que van al colegio como si no fuesen?

Besos y abrazos a discreción

mangeles dijo...

Tienes razón, pero NO...hay miles de "analfabetos "que saben leer y escribir...y eso no es un analfabeto.


Eso, si lo garantiza la enseñanza pública...saben leer...aunque no más allá de lo textual..y saben escribir..aunque con faltas de ortografía...PARA MI ES SUFIENTE TATO...ya es suficiente, que sepamos leer y escribir...y a partir de ahí....pues a discrepción....


Hoy me han mandando un email genial...de poner los paises de Europa en un mapa mudo...he logrado un 73 % de acierto y 125 millas de error ¿???... te voy a mandar el email...mola un montón.

Besotes amigo...

Pd. Recuerda...algo es menos que nada, en educación...si consiguen saber hacer las letras y leerlas...ya vamos bien.

Compré unos libros de poesía de Siltolá...y un niñato de 20 años de mi despacho me dijo: Tú es que no te enteras Mari. La poesía es cosa del pasado...está fuera del mundo...eso es una antigualla...

No lo maté...lo juro.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Creo que el costo de la Educación debería ser inversamente proporcional al aprovechamiento del educando.
No sólo en la obligatoria sino hasta la superior e incluso universitaria.
No se debería permitir, como bien dices, la indolencia de los padres que desatienden la educación de sus hijos. Igualmente no se debería permitir el señor que tarda en sacar una Diplomatura diez años o así salvo que sea un estudiante a tiempo parcial.
En definitiva, que estoy totalmente de acuerdo contigo.
Un abrazo.

Panduro dijo...

Siempre me ha llamado la atención la naturalidad con la que se aceptan los exigentes requisitos para acceder a una beca en cualquier CAR (centros de alto rendimiento deportivos), y sin embargo se pone el grito en el cielo si se plantea algo similar para la Universidad.

Er Tato dijo...

Bueno Mangeles, yo aspiro a mucho más que a que sepan leer y escribir con faltas de ortografía y escasa comprensión lectora y, en todo caso, ese nivel ya se alcanza a los siete-ocho años. ¿Qué hacemos a partir de ahí? Por cierto, he hecho el ejercicio y he acertado un 87%. La repúblicas ex soviéticas me han machacado. ;-) Y tenías que haber matado a ese niñato, con lo poético que hubiese quedado...

Seguro que me das la razón porque tus hijos han sido buenos estudiantes ¿eh, Rafael? Es broma. En cualquier caso, siempre habría que tener en cuenta la capacidad de cada cual para evaluar correctamente el rendimiento.

Pues sí, Panduro. Ya sabes, valorar el mérito y el esfuerzo para premiarlos no está de moda y además es de derechas. Fijate que el fomento de la mediocridad, lejos de ayudar al desfavorecido, lo aleja de cada vez más de la posibilidad de vivir mejor. Igualar a todos -a todos los que no pueden pagarse una enseñanza de calidad-, en la mediocridad es impedir al desfavorecido que utilice lo único que le puede permitir progresar: su esfuerzo y su inteligencia. ¿Y eso es de derechas o de izquierdas?

Besos y abrazos

maile dijo...

Yo sólo agradezco la gratuidad de la educación que recibí. De haber sido privada, quizás, hoy no podría estar orgullosa de lo que me enseñaron. Claro, que me ví en otra época, que hoy es distinto, que los profesores eran "usted", y eso te hacía tomar en serio todo aquello que te contaban, que, posiblemente, no había tantas libertades pero las obligaciones eran tomadas en serio y nadie se planteaba ese "pequeño inconveniente" que suponía el hecho de no "servir" para estudiar.
Quizás tuve una suerte extraña porque mis profesores me enseñaron que el "saber" es una joya, la "opinión" un derecho y "discernir" una obligación. Aprender es lo que te hace merecedor de estas cosas.
Pero yo tuve suerte con mis maestros y con mis padres. Me regalaron la mitad del camino.

Ojalá hoy se asemejara en algo a todo aquello, al menos en la esencia.

Buena entrada caballero.

Cita Franco dijo...

Mas que dudas existenciales tendrian que ser preguntas a valorar seriamente... algunas ... jejeje pero lo que está claro es que el que no sabe valorar lo que tiene, que lo ceda.

Besos

Cita

Lisset Vázquez Meizoso dijo...

He probado educación pública y educación privada y si hay algo en lo que hay que hacer una distinción clara es que para mí, lo que uno aprende en un colegio es "Formación" y en casa, lo que uno aprende es "Educación" y esta última es de la que hace mucha falta, porque resulta que ya sea gratis o de pago el colegio, hay niños que no aprenden porque a sus padres tampoco les importa ni utilizan una parte de su tiempo en casa en averiguar cómo van, ni les ayudan con los deberes, ni leen con ellos, ni hablan mucho con ellos, ni nada de nada. Es así, y lo veo a diario. Si además el niño no tiene ninguna motivación por sí mismo, entonces está condenado a ser un lastre para los demás y para sí mismo durante toda su etapa escolar porque los profesores no pueden hacer milagros. En las horas que se está con un niño a diario, no se dispone de todo el tiempo para estar con él solamente, la media son unos 25 niños por clase, estás ahí, estás pendiente, sabes que él necesita más atención que otros, pero tampoco puedes ignorar a los demás. Si los demás van bien, añades nuevas cosas, más interesantes, pero él sigue detrás porque aún no entendió la anterior y se aburre. Es realmente complicado decidir quién tiene más derechos que otros, pero lo que sí que es cierto es que hay que empezar por educar a los padres en que se tienen que involucrar más en la educación de sus hijos. También sería de agradecer que los políticos dejaran de cambiar y reordenar el sistema educativo cada vez que entra un nuevo gobierno. Así que después de todo esto, le aseguro que hay padres que pasan de todo incluyendo los que pagan el colegio, porque además, muchos de ellos creen que por pagarlo ya merecen despreocuparse de todo que para eso pagan y que se las apañe el profesor.

mangeles dijo...

Lo he estado pensando, y estoy casi segura, de que si hubiese que pagar por la educación, miles de niños no serian escolarizados por sus padres. O, a los primeros suspensos dejarían el colegio.

Creo que hay muchos padres se ven desborados ante las exigencias de la educación a los hijos, y preferirian no tener que soportar esa tensión continua que es el fracaso escolar de los hijos.

Besos de lunes, Tato.

Er Tato dijo...

Bueno, Maile, estamos bastante de acuerdo.

Mis dudas existenciales, a veces, suelen ser preguntas retóricas, provocativas, amiga Cita.

Al respecto de lo que dices sobre formar y educar, te aporto el enlace de un entrada antigua de la taberna por si te interesa mi opinión. En cuanto a que hay padres que pasan de todo, pagando y sin pagar, sin duda alguna que sí, amiga Lisset.

Insisto, Mangeles, en que yo no estoy planteando que la enseñanza deje de ser gratuita, sino que deje de serlo para quienes no tienen interés alguno en ella. Y del fracaso escolar de los hijos somo responsables, en buena medida, los padres.

Besos

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Sé que es broma Tato, pero realmente no es por mis hijos ser buenos estudiantes.
La mayor, Rosa, con mucho esfuerzo por parte de la madre y mia terminó una formación profesional de segundo grado que después no ha ejercido. Es tremendamente inteligente y hubiese podido hacer la Carrera que quisiese.
El segundo, Rafael, ha terminado Derecho a base de trabajo y esfuerzo, como no muy motivado por nosotros. Con doce años, la Srta Prado del colegio público Teodosio, le preconizó a la madre que lo dedicara a chapa y pintura pues no llegaría a nada estudiando. La vista que tenía la mujer era estupenda. Rosa mi mujer, se lo recriminó en una ocasión que nos la encontramos y le deseo que Dios le conservara la vista profesional.
El chico, Jesús de Salud, será lo que quiera ser pues es un privilegiado de Dios. Tiene memoria fotografica desde chico, una inteligencia y saber estar desacostumbrada a su edad y una voluntad y capacidad de trabajo a prueba de bombas.
En fin que yo he tenido y tengo grandes satisfacciones con la condición de mis hijos sin embargo ha sido mucho el esfuerzo y dedicación de su madre y mia para la consecución lograda.
Adiós, un abrazo

Capitán dijo...

Una respuesta razonable a tu duda existencial me obliga a ser políticamente incorrecto. Y estoy encantado de serlo

un abrazo

Antonio Azuaga dijo...

¡Menudo follón has montado con tu “existencial dubitación”! Te acompañan, sin duda, expertos paladares que hacen honor a tus tapas con guindilla. Apunto un “sabor” que a mí me inquieta: el nene menosprecia porque la familia no aprecia. Cierto. ¡Pero la familia no aprecia porque la sociedad desprecia! No es un juego de palabras, es el “olor” que sale de la cocina de nuestros días, de lo que tienen la culpa ciertas “amargas recetas”. Estuve doce años en la enseñanza privada y llevo veinticinco en la pública. Defiendo la gratuidad y obligatoriedad de la educación, pero exijo que se “valore” (no que se le dé “importancia”, sino que se le restituya el “valor”) su fundamentalidad. Cuando la sociedad (y los que la cocinan) lo haga, las familias apreciarán y los nenes se esforzarán. Y entonces, si los “esforzados discentes” no llegaran, sería de justicia ayudarlos, económica y todos los demás "mente" que quieran pensarse.

Por eso decía yo que, hasta que esto no ocurra, deberían aparcarse tus “sabrosísimas” dudas.

Un abrazo.

Er Tato dijo...

¿Dónde está tu incorrección política, mi Capitan? ;-)

Entonces, si no te he entendido mal, Antonio, ¿la culpa es de la sociedad? ¿la culpa es del otro? Sí, ya sé que el todo no es necesariamente la suma de las partes, pero no me negarás que sin las partes no existe el todo. La sociedad se comporta así porque los individuos, en tanto que tales, también lo hacen y no al revés. En este punto, querido amigo, discrepamos. Los individuos deben asumir sus responsabilidades, y mientras no lo hagan, no deberían esperar solidaridades inmerecidas escudados en las inercias de la sociedad de la que forman parte.

Un par de abrazos y, a estas horas, también un par de bourbons con poco hielo.

Antonio Azuaga dijo...

No, la culpa es de las “amargas recetas”, de los grupos de poder, las malformaciones ideológicas, la incompetencia (o perversión) política, las consignas y modas de muchas dañinas “psicopedagogías”, el exceso de confortabilidad, el deterioro de la figura del profesor, la perversidad de ciertos “modelos humanos”, el “principio de economía” de Ockam, mal interpretado, para lo obtención del máximo beneficio con ningún esfuerzo… Por largo que sea el etcétera no abarca nunca la mayoría de la sociedad ni de las familias, que lo único que hacen es intentar no salirse de los arquetipos recibidos. Y no les quito responsabilidad ni las justifico; sólo explico por qué actúan como actúan. Y, por supuesto, es un círculo vicioso que se retroalimenta con el paso del tiempo. Por eso las sociedades envejecen y sucumben, se gastan, se vuelven decadentes…
Pero dejémoslo aquí: me enrollaría muchísimo y el modelo, sin embargo, seguiría deteriorándose. Así que no merece la pena.

Venga ese bourbon (el mío siempre sin hielo, por favor), y brindemos porque yo esté equivocado.

Er Tato dijo...

Vale, te quito el hielo y tomo nota. ;-)

Un abrazo

Juanma dijo...

Illo...no veas la que has líao...no te gusta na ni na.

Abrazos.

Juan Carlos Garrido dijo...

De lo que no me cabe duda, es de que disminuiría el número de escolarizados.

Por aquí somos mucho de "siendo gratis, cueste lo que cueste", pero cuando toca rascarse...

Saludos.

Er Tato dijo...

Sin duda, Juan Carlos. Pero existen mecanismos para garantizar que esa disminución no afecte a los que menos tengan, sino a los que menos se esfuercen.

Un abrazo