domingo, 24 de enero de 2010

Dudas existenciales (XXI)

¿Es justo que quienes son donantes de órganos, llegado el caso de necesitar uno, no tengan prioridad respecto de quienes no lo son? ¿Por qué es ilegal el comercio voluntario de órganos? ¿El típico argumento de que, si fuera legal, sólo los más desfavorecidos comerciarían con sus órganos, no desautoriza ipso facto a un Estado incapaz de garantizar a los más pobres la cobertura de sus necesidades básicas? ¿Acaso ese Estado tiene derecho a impedir el uso de la libertad individual cuando no es capaz de garantizarla? ¿Y si el que vende su riñón tiene sus necesidades cubiertas y quiere el dinero para comprarse un coche de lujo? Aquí les dejo un interesante artículo respecto de todo este complejo asunto.


10 comentarios:

Capitán dijo...

No tengo respuesta, pero creo que el sistema español funciona mejor que ninguno, sobre todo gracias a las restricciones, si no las hubiese muchos donantes se lo pensarían, seguro.

En este caso soy partidario de las restricciones, mal que me pese.

mangeles dijo...

Juer Tato..yo siento verdadero rechazo solo de pensarlo. No se puede comercial con órganos humanos...ya está..no sé porqué..pero sé que no se puede.

He conocido gente que hasta ha vendido sangre para poder comer..pero...pero...no puedo aceptarlo...es ...

És algo que visceralmente me produce un rechazo tremendo...y sé que mi cerebro, sabe la razón lógica ...pero...ahora no sé explicarlo...

Nunca, jamás, se puede mezclar la salud y el dinero..porque el ser humano pierde seguro....


Besosss

Er Tato dijo...

Bueno, en España también hay lista de espera, mi Capitán,y gente que muere antes de que le llegue el turno. Además, la mía es una reflexión general, no me refería a ningún país concreto. ¿Por qué no incentivar la donación? Hay muchas formas de hacerlo. Con toda seguridad, seguirá habiendo gente que done sus órganos por simple generosidad, como sigue habiendo gente que dona su tiempo libre para trabajar por los demás a pesar de que pueda venderlo por un salario.

La salud y el dinero vienen mezclándose desde hace siglos, mi querida Mangeles, y aquí estamos. A mí, lo que me produce rechazo no es que alguien venda su sangre, sino que se vea en la obligación de hacerlo para comer, porque entonces no estamos hablando de hacer uso de su libertad individual.

Besos

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

No he podido leer la referencia, esta tarde lo haré.
De todas formas de principio estoy de acuerdo contigo, lo malo no es vender un organo o un fluido por si. Lo malo es tenerlo que vender por tener que cubrir necesidades perentorias.
Ponme un cafelito por favor.

Zapateiro dijo...

La respuesta a tu duda es tan sencilla como que la vida está concebida como un bien jurídico de tal magnitud que merece la mayor portección de nuestro ordenamiento jurídico. Si no, ¿a santo de qué se prohibiría la libre disposición sobre nuestra vida (suicidio, utanasia, etc.)?

Otra cosa es que estés de acuerdo con este principio, pero entonces estaríamos hablando de construir un sistema judicial basado en principios que, hasta ahora, no existen.

En cuanto a lo de tener prioridad, no lo veo claro, sinceramente. Si todos debemos ser iguales.... Las desigualdades dentro de una supuesta igualdad no es que esté muy bien visto, que digamos.

Saludos.

Er Tato dijo...

Ahí va ese cafelito, Rafael.

Sin duda que la vida merece la mayor protección, querida Zapateiro. En eso estamos absolutamente de acuerdo. Quizás, a la vista de tu comentario, no lo estemos tanto en que esa protección sólo debiera implicar la prohibición absoluta de que un tercero acabe con mi vida o la ponga en peligro sin mi consentimiento, no la limitación de mi libertad individual para disponer de ella como me venga en gana. Yo no admito la autoridad del Estado para coartar mi libertad, aunque no me quede más remedio que acatarla por la fuerza. La hipocresía del Estado en este asunto -y en otros muchos-, es tal, que en nombre de mi propio bien me prohíbe suicidarme mientras me permite fumar o beber alcohol. Y por supuesto que esos otros principios existen. Cosa bien distinta es que a nuestro sistema jurídico no le parezcan admisibles. ¿Y quién dice que todos debamos ser iguales? El concepto de igualdad es uno de los más prostituidos. La igualdad no consiste en tratar a todos igual -de hecho, ese planteamiento no es más que un generador de desigualdades-, sino en tratar desigualmente situaciones desiguales.

Besos y abrazos

Zapateiro dijo...

La igualdad implica igualdad de oportunidades, claro que estamos hablando de términos imperfectos a todas luces.

Y no he entrado a valorar personalmente la protección que de la vida hace el ordenamiento jurídico, de hecho hay cosas que compartiríamos seguro, sólo he hecho una afirmación certera. Si se cambian los principios que sustentan nuestro sistema judicial hablaríamos en otros términos pero eso, a día de hoy, es una entelequia.

Saludos.

Juan Carlos Garrido dijo...

Existen casos en los que la realidad le saca muchas cabezas a las leyes: este estuno.

Saludos.

Panduro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Er Tato dijo...

Ambos, quien se hace donante de órganos y quien no, tienen igualdad de oportunidades, Zapateiro. Pueden libremente hacerse donantes o no. Por tanto, habiendo decidido libremente ¿habría que tratarlos igual si ambos necesitaran un riñón?

En efecto, Juan Carlos, existen muchas leyes irrespetuosas con el ser humano y sus realidades. Unas, por falta de adaptación, y otras por incoherentes y contradictorias.

Saludos