viernes, 6 de agosto de 2010

Historias de la taberna (IX)

Hacía años, desde que enviudó de su tercer divorcio, que Antolín no aparecía por la taberna. Por eso, cuando asomó su lentitud de cementerio por el viejo portalón, Pepe el Papa dio un respingo y se persignó con tal entusiasmo que le faltó poco para saltarse un ojo con la uña esmaltada del bordón. Antolín era enterrador y tartaja, y malvivía en un corral de vecinos junto a la plaza de San Marcos a la que volvía todos los días casi de madrugada tras su peregrinaje tabernario para avivarse el ánimo. Primero, junto al cementerio, en la vecina Venta de los Gatos a la que siempre llegaba con cara de guasa dando recuerdos de parte de Bécquer, aquel ilustre parroquiano de antaño a quien acababa de saludar en su osario, y donde se sacudía el olor a muerto con un par de copas de manzanilla y una larga y silenciosa charla con Anselmo. Después, en el Tendío 11, frente al Hospital de las Cinco Llagas, donde se trasegaba un mosto que resucitaba a los muertos y remataba a los vivos. Y terminaba, ya redivivo, cruzando la puerta de la Macarena hasta la Plaza de Pumarejo, en la Taberna del Tato, a donde llegaba con el verbo engrasado para cantar gregoriano por bulerías abrazado a la guitarra de Pepe el Papa.

Pero aquel día Antolín no apareció como hacía años, con su mono manchado de cemento y tristeza ajena, luto en las uñas y la lengua ágil del trasiego del camino. No. Aquel día apareció sereno, con traje y corbata negros, camisa blanca, la mirada en busca y captura, y palabras alejandrinas, anchas, espaciosas, con ruidosos puntos suspensivos entre sílaba y sílaba. Venía de enterrar a Anselmo y en la cara traía las huellas culpables del pecado inesperado de los que se creen descreídos. Cuentan que pagó un par de rondas a la salud de Anselmo y se encerró en el retrete con Pepe el Papa tras pedirle confesión, y que a la media hora salió a por una botella de aguardiente para desatascar su elocuencia y poder pasar del sin pecado concebida. Dicen que le confesó que aquella mañana, mientras la familia del difunto al que estaba enfoscando el saloncito de su eternidad apenas podía contener el desconsuelo, alojó a Anselmo de polizón en el nicho sin que nadie se percatara. Y que los familiares, al verlo llorar con tanto entusiasmo tras el último golpe de palustre, le dieron una generosa propina por acompañarlos en el sentimiento sin necesidad. Cuentan que cuando Pepe el Papa intentó consolarlo de sus remordimientos por haber profanado aquella tumba, Antolín le gritó desabrido y de un tirón, ¡que se joda dios!, mi único pecado, si es que tal cosa existe, ha sido permitir que mi querido gato Anselmo haga un viaje tan largo con un extraño.


27 comentarios:

Juanma dijo...

Impresionante el final. Absolutamente masticable la historia, su ambiente y sus cosas.
No hacía mal recorrido tabernario Antolín y, por descontado, es tremendo ese trasiego del camino.
Los puntos suspensivos entre las sílabas, el aguardiente para poder pasar del sin pecado concebida...Bueno, de verdad, Tato.

Me voy pal Puma...de trasiego, por supuesto.

Un abrazo.

Juanma dijo...

Puñeteras comas, cómo nos lo cambian todo. Debí escribir: bueno de verdad, Tato.

Er Tato dijo...

Al final resulta que Antolín era un blasfemo descreído. O no, mi querido Juanma. Anda que no he echado yo horas extras en el Tendío 11 los viernes por la tarde al salir del trabajo... Tanque y chochitos, tanque y chochitos, y tertulia, y más tanques y más chochitos, y más tertulia ¡Coño, Juan!, ¿ya son las doce? ¡Ea, pos vámonos pal pumarejo!

Un abrazo aún más generoso que tu comentario, artista.

P.S.: Que bien te salen las cursivas. Por cierto, las negritas son igual pero con la b, en lugar de la i. ¿Y las negritas cursivas?

Juanma dijo...

las negritas también las controlo...las negritas cursivas no, so cabrón

Juanma dijo...

por cierto, amigo mío, mi cambio de blog mucho no te ha gustado, ¿no?

prueba, a ver qué sale

Ah, y que lo de "cabrón" es cariñoso, no vayamos a liarla.

Er Tato dijo...

Pues no mucho, Juanma, para qué vamos a andarnos con tonterías. Pero vamos, que tampoco vayas a hacerme mucho caso. Y lo de cabrón... En fin, que ya nos conocemos, so mamón, y no hay que andarse con mariconadas ;-)

Prueba una combinación de los códigos de cursiva y negrita al principio y al final de la palabra. Es decir, i,b al principio y /b/i al final, encerrados en sus correspondientes <>.

Un abrazo

mujer prevenida vale por dos dijo...

IMPRESIONANTE soy más lista que la perra Lassye! se hacer negrita y cursiva a la vez!!!

mujer prevenida vale por dos dijo...

IMPRESIONANTE ES EL RELATO

Juanma dijo...

ojú, ojú

Juanma dijo...

al final me estoy cargando los comentarios a la historia tabernaria

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Es lo que suele pasar cuando se entierra a un amigo de verdad.
También me ha encantado el detalle del camino recirrrido y que éste termine expresamente en mi barrio.
Ya tengo otro detalle para alegrarme de donde vivo ahora: la taberna del Tato en el barrio.
Un abrazo.

Naranjito dijo...

Las mejores historias las he escuchado en las tabernas. Puedo propeter y prometo que visitaré esta mas a menudo si su distingida clientela me permite sentarme para escuchar las del Tato

Er Tato dijo...

Pues muchas gracias, mujer prevenida. Veo que eres más lista que el Juanmita, pero es que sois dos contra uno, y así no vale. ;-)

Besos y berberechos

Er Tato dijo...

Es que tu barrio, Rafael, es mucho barrio.

Un abrazo

Juan "El Manteca" dijo...

Querido Tato, disculpa al Juanma, que está el pobrecito perdido. O ido, sin más

¿Para cuándo cierras un día y nos damos ese paseíllo? No sé, a lo mejor nos confunden con un par de banderilleros retirados y triunfamos esa tarde. Al menos, una puñetera tarde.

Por cierto, recuerdo una ocasión en la que Antolín comenzó una frase, un simple sujeto al que sólo cabía acoplar un simple predicado, y nos costó una botella entera de aguardiente conseguir que la terminara. Los complementos circunstanciales ya los tuvimos que improvisar entre todos.

El relato es magnífico. Ponme algo con alcohol y estraza, que quiero recitarlo.

Un abrazo.

Er Tato dijo...

Hombre, un colega del gremio. Bienvenido a la taberna, Naranjito y a la primera, como ya es costumbre, invita la casa, así que pasa y ponte cómodo. Y si te gustan estas historias, échale un vistazo a la serie completa, preferiblemente en orden.

Y ahora me voy a echarle un vistazo a tu bodeguita, que ya veo que dominas las cursivas y las negritas ;-)

Saludos

Er Tato dijo...

Es que el Juanmita es así, Manteca. Y habla por ti, canalla, que yo, de vez en cuando, todavía corto orejas con el rabo, aunque ya no sea capaz de repetirme tanto como el Antolín. Por cierto, ¿qué haces tú despierto a estas horas?


Ahí va una manzanilla fresquita con un papelón, de estraza por supuesto, de caña de lomo con el pellejito quitao

Un abrazo

P.S.: Ya podía el Juanma aprender de to cómo se pintan de negro y se doblan las letras. Ni el Antolín, vamos. Si es que...

Naranjito dijo...

Joé Tato, me acabo de tragar de un tirón las Historias de la Taberna. Y ahora porque tengo que ir a casa de mis suegros, que si nó me tomaba un tintito con una de chicharrones (sin premio) en tu taberna. Me has dejado alucinaillo.
Gracias.

Er Tato dijo...

Nada, Naranjito, nada, lo primero es lo primero... así que ahora mismo te pongo ese tintito con chicharrones ;-) No te puedes ir a ver a tus suegros después de la cara que se te habrá quedado tras tragarte del tirón las historias tabernarias. Si es que eres un bestia...

Por cierto, un puntazo ese Gambrinus en el escudo de Andalucía.

Saludos

El alegre "opinador" dijo...

Eres un auténtico maestro... Sin palabras.
Un abrazo.

Juan Carlos Garrido dijo...

En este cuento le salió la vena lírica, aunque esté en prosa.Y la metáfora "manchado de cemento y tristeza ajena", me hizo recordar alguno de los cuentos de Prada.

Saludos.

Er Tato dijo...

Recuérdame que te mande el jamón del que habíamos hablado, alegre. ;-)

Muchas gracias y un abrazo

Er Tato dijo...

Es que he decidido -no sé si aguantaré- que hasta Septiembre, nada de política, economía, etc.., Juan Carlos. Por cierto, sólo he leído un par de novelas de Prada y no me han gustado demasiado, pero si tú me recomiendas algún libro suyo de cuentos -ya imaginarás que es un género que me encanta-, me lo leo encantado.

Saludos

Reyes dijo...

Desde los caracoles de Mariano, no había salído nada mejor del Pumarejo.

Una vez más, espectacular.

PD: (Mi familia esconde una antigua historia de amor que se desarrolla en uno de los bares de su relato. Alguna vez se la contaré en petí comité)

Er Tato dijo...

Una vez más, gracias, querida Dama.

Besos trasegados

P.S.: Soy todo gmail... A lo mejor sale una fantástica Historia de la Taberna de ahí.

Elisa dijo...

Anda, pues no sabía yo que era vecina de Antolín y casi vecina de la taberna del Tato.

Er Tato dijo...

Buen barrio Elisa, buen barrio. Lamentablemente, no eres casi vecina del tabernero de carne y hueso, sino sólo del virtual.

Besos