El otro día me preguntó un amigo qué significaba, en román paladino, eso del PIB, el déficit exterior y los modelos de crecimiento. No paro de encontrarme estos conceptos en la prensa diaria, en ocasiones con interpretaciones contradictorias según de qué pie cojee el medio en cuestión, y me inquieta no enterarme de algo que puede terminar afectando a mi forma de vida, me dijo muy serio.
Mi amigo es un tipo inteligente, pero de "letras" puras, así que ante la perspectiva de tener que explicarle a palo seco el equivalente a media asignatura de segundo de económicas en plan "cuento de caperucita" y sin emplear una mísera expresión matemática, me entró la risa tonta, le quité importancia al asunto y le dije que ni caso, que se limitara a no gastar más de lo que ganaba y que si pedía algún préstamo, si se endeudaba, que fuera para invertirlo y no para irse de parranda todos los días, que siguiendo ese consejo no necesitaba saber nada más.
Se me quedó mirando con esos ojos sonrientes y socarrones que ponen los adolescentes cuando detectan que un "adulto" no quiere entrar al trapo de una conversación delicada. Mira Tato, me dijo, si no sabes explicármelo sin necesidad de recurrir a jeroglíficos indescifrables que sólo entendéis los que aspiráis a que no se os entienda como seña de prestigio, me lo dices, pero no me trates como a un imbécil. ¡Cómo me conoce el "cabrito"!, pensé. Supo al instante que mi frustrada vocación de enseñante no iba a ser capaz de encajar el golpe y admitir mi posible incapacidad de simplificar asuntos de cierta complejidad para ponerlos al alcance de profanos en la materia.
De acuerdo, le dije, pero quiero dejarte claro que, en aras a la simplicidad, será necesario obviar algunos matices, técnicamente importantes para un análisis "fino" del asunto, pero conceptualmente insignificantes para una comprensión global, a vista de pájaro, de estos aspectos de la economía de un país. Y ya puestos, escríbelo en tu blog para que pueda consultarlo de vez en cuando ZP, que parece que el par de tardes que le dedicó su amigo Jordi Sevilla no le cundieron demasiado, me contestó. Dicho y hecho.
Supongamos una comunidad de cien personas, en una isla solitaria en medio del océano, sin relación con ningúna otro colectivo. Supongamos también que esos cien individuos tienen profesiones variadas (agricultores, panaderos, científicos, cocineros, políticos....), que poseen una tecnología y unos recursos naturales que permiten un nivel de vida similar al de un país moderno. Al no mantener intercambios comerciales con ningún otro país, se dice que tienen una economía cerrada, sin sector exterior. En esas condiciones, todo lo que se produzca en la isla a lo largo de un año tendrá un valor económico determinado: las toneladas de pan fabricadas, los coches producidos, los servicios prestados.... Ese es el PIB, el Producto Interior Bruto. Lógicamente, hay diversas formas de calcular este valor, pero la más intuitiva es a través de la denominada "vía de la demanda". Para calcular el valor económico de todo lo producido en la isla bastaría con saber cuánto dinero se han gastado a lo largo del año los cien habitantes en compras de bienes y servicios y cuál es el valor de los bienes aún no vendidos al final del periodo, las existencias finales. Si sumamos esos dos valores, obtenemos el PIB. No es preciso para entender el concepto pero, ya puestos, no viene mal un poco de culturilla económica, por lo que añadiré que los bienes se suelen dividir en bienes de consumo (pan, productos agrícolas, televisores, servicios de restauración.....) y bienes que se utilizan en los procesos productivos que permiten fabricar otros bienes por parte de los empresarios (edificios, maquinaria....). Al valor adquirido de los primeros se le denomina Consumo (C) y al valor de los segundos, junto con los bienes de ambos tipos producidos y no vendidos (existencias finales), se le denomina Formación Bruta de Capital (FBC). De esta forma, el PIB será igual al Consumo más la Formación Bruta de Capital en una economía cerrada como la del ejemplo. En este caso no tiene sentido hablar de déficit o superávit exterior. No existe Balanza de pagos porque no existe sector exterior.
Mi amigo es un tipo inteligente, pero de "letras" puras, así que ante la perspectiva de tener que explicarle a palo seco el equivalente a media asignatura de segundo de económicas en plan "cuento de caperucita" y sin emplear una mísera expresión matemática, me entró la risa tonta, le quité importancia al asunto y le dije que ni caso, que se limitara a no gastar más de lo que ganaba y que si pedía algún préstamo, si se endeudaba, que fuera para invertirlo y no para irse de parranda todos los días, que siguiendo ese consejo no necesitaba saber nada más.
Se me quedó mirando con esos ojos sonrientes y socarrones que ponen los adolescentes cuando detectan que un "adulto" no quiere entrar al trapo de una conversación delicada. Mira Tato, me dijo, si no sabes explicármelo sin necesidad de recurrir a jeroglíficos indescifrables que sólo entendéis los que aspiráis a que no se os entienda como seña de prestigio, me lo dices, pero no me trates como a un imbécil. ¡Cómo me conoce el "cabrito"!, pensé. Supo al instante que mi frustrada vocación de enseñante no iba a ser capaz de encajar el golpe y admitir mi posible incapacidad de simplificar asuntos de cierta complejidad para ponerlos al alcance de profanos en la materia.
De acuerdo, le dije, pero quiero dejarte claro que, en aras a la simplicidad, será necesario obviar algunos matices, técnicamente importantes para un análisis "fino" del asunto, pero conceptualmente insignificantes para una comprensión global, a vista de pájaro, de estos aspectos de la economía de un país. Y ya puestos, escríbelo en tu blog para que pueda consultarlo de vez en cuando ZP, que parece que el par de tardes que le dedicó su amigo Jordi Sevilla no le cundieron demasiado, me contestó. Dicho y hecho.
Supongamos una comunidad de cien personas, en una isla solitaria en medio del océano, sin relación con ningúna otro colectivo. Supongamos también que esos cien individuos tienen profesiones variadas (agricultores, panaderos, científicos, cocineros, políticos....), que poseen una tecnología y unos recursos naturales que permiten un nivel de vida similar al de un país moderno. Al no mantener intercambios comerciales con ningún otro país, se dice que tienen una economía cerrada, sin sector exterior. En esas condiciones, todo lo que se produzca en la isla a lo largo de un año tendrá un valor económico determinado: las toneladas de pan fabricadas, los coches producidos, los servicios prestados.... Ese es el PIB, el Producto Interior Bruto. Lógicamente, hay diversas formas de calcular este valor, pero la más intuitiva es a través de la denominada "vía de la demanda". Para calcular el valor económico de todo lo producido en la isla bastaría con saber cuánto dinero se han gastado a lo largo del año los cien habitantes en compras de bienes y servicios y cuál es el valor de los bienes aún no vendidos al final del periodo, las existencias finales. Si sumamos esos dos valores, obtenemos el PIB. No es preciso para entender el concepto pero, ya puestos, no viene mal un poco de culturilla económica, por lo que añadiré que los bienes se suelen dividir en bienes de consumo (pan, productos agrícolas, televisores, servicios de restauración.....) y bienes que se utilizan en los procesos productivos que permiten fabricar otros bienes por parte de los empresarios (edificios, maquinaria....). Al valor adquirido de los primeros se le denomina Consumo (C) y al valor de los segundos, junto con los bienes de ambos tipos producidos y no vendidos (existencias finales), se le denomina Formación Bruta de Capital (FBC). De esta forma, el PIB será igual al Consumo más la Formación Bruta de Capital en una economía cerrada como la del ejemplo. En este caso no tiene sentido hablar de déficit o superávit exterior. No existe Balanza de pagos porque no existe sector exterior.
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