sábado, 25 de agosto de 2007

La paja en el ojo ajeno

Anoche estaba viendo con mi contraria el programa "Callejeros" en la Cuatro y en una de las pausas publicitarias, hice lo que hacemos todos, aprovechar para comprobar que todos lo botones del mando a distancia funcionan correctamente antes de que expire la garantía.

La bolita de la ruleta se paró momentáneamente en un programa del corazón en el que estaba el padre de un famoso torero, más famoso que torero, todo sea dicho. El buen hombre, con una cara de guasa que permitía intuir la pasta gansa que le habían pagado por contar lo que hace un día cualquiera, acababa de anunciar una primicia para el programa. Me caso a primeros de Octubre, dijo con satisfacción.

Uno de los periodistas (¿?) le increpó diciéndole que cómo se le ocurría dar esa noticia en televisión sin que ni siquiera lo supieran sus hijos, que si él fuera uno de ellos no acudiría a la boda y que era un impresentable. El papá del famoso torero contestó al periodista que él estaba allí por lo mismo que él, por dinero. Los periodistas que participaban en el circo del que ellos mismos formaban parte, saltaron como fieras en un ataque de corporativismo vergonzante, indignados al comprobar el descaro con el que un famosete de pacotilla osaba compararse con ellos.

En ese momento, el periodista que le hizo el reproche inicial retomó la palabra y le manifestó su agradecimiento por la exclusiva que acababa de dar en el programa, pero volvió a insistir en los reprobable de su conducta, en que si él fuera su hijo no iría a la boda y bla, bla, bla, bla.......

Aquello me pareció kafkiano. A un "señor" le pagan por contar exclusivas de su vida privada, unos periodistas (¿?) cobran por formar parte de un circo que se dedica a convertir artificialmente en noticia lo que, en condiciones normales, jamás lo sería, y cuando les recuerdan que ellos son tan payasos en el espectáculo como el famosete y que comen del mismo pesebre ¡van y se ofenden! Lo que no entiendo es cómo pueden mantenerse erguidos con lo que tiene que pesar la viga que tienen en el ojo.


2 comentarios:

Ludwig Constantine dijo...

Lo peor es que luego la gente piensa que el periodismo sólo es esto, y cuando se imaginan a un periodista se imaginan a uno de estos y no a un reportero de guerra, por ejemplo. Y lo más triste es que (te lo digo con conocimiento de causa) este simulacro de periodismo es lo que da dinero.

Reyes dijo...

Esas interrogantes lo dicen todo.
Me imagino que será el padre del torero de los sujetadores, los tigres, las dos palabras y la horrible cancioncita...
A mi hace poco me ocurrió algo parecido con Irma Soriano, la presentadora (¿?). Se había divorciado y era feliz con un nuevo amor entre otras cosas, 15 años más joven que ella.
Eran tantas las gilipoyeces que decía que no salía de mi asombro, tan flipada estaba, que al cambiar, ya había perdido el hilo de la película que estaba viendo.