Hoy he leído un magnífico artículo escrito por Javier Redondo en El Mundo llamado "Elogio del mérito". Recuerdo haber reflexionado en varias ocasiones en este blog sobre la calidad de nuestra democracia y haber vertido algunas opiniones que debieran haber generado un interesante debate e incluso algún que otro "insulto". Siempre me ha resultado extraño que cuestionar el principio de "un hombre un voto" o hablar de oclocracia no haya provocado reacciones airadas en el blog.
Quien espere que haga un resumen del artículo de Javier Redondo, se verá defraudado. Y quede claro que la tentación de reproducir varios párrafos del mismo es grande, pero eso sería tanto como traicionar el sentido último de la reflexión que hace su autor.
1 comentario:
En una ocasión me comentó un compañero de trabajo que gobernante podía ser cualquier ciudadano, porque democracia es el gobierno del pueblo para el pueblo.
Por supuesto le contesté que médico puede ser cualquier ciudadano, pero que ha de pasar por la facultad de medicina y que yo no me pondría en sus manos si no lo hubiera hecho. Y son médicos del pueblo y para el pueblo.
También es cierto que no existen los estudios de "político", por eso me gusta, aunque quizás sea utópico, la idea de los griegos del político-filósofo.
Muchas veces el político es un hombre con ambición de poder. Si uno, al amparo de los votos recibidos, se deja llevar de esa ambición, acaba pensando que es un Mesías enviado para salvar la sociedad con sus personales puntos de vista, y tratará de imponer esos puntos de vista de cualquier modo y manera. E incluso valiéndose de la democracia y la manipulación.
¿Dónde encontrar un pensador, amante del saber y honrado que nos gobierne como los hombres merecemos ser gobernados, es decir, en libertad?
Esto ha sido un brainstorming más que un análisis profundo del tema, pero coincido con Javier Redondo. Al final se concluye lo que decía aquella niña:"pero, la mayoría no siempre tiene la razón". Cierto, a veces tiene la sinrazón que le han inculcado.
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