jueves, 9 de agosto de 2007

Quien no madruga.........se queda sin periódico

Y como no madrugué, sin periódico me quedé. Eso que dice Rosa Regás de que cada vez se leen menos periódicos no es cierto, al menos en las zonas de veraneo, salvo que la escasez de los mismos a las 11 de la mañana sea producto de la poca oferta y no de la tempranera demanda.

Hoy me he quedado sin periódico y, en el tranquilo desayuno que saboreo cada mañana en la terraza del bar de la esquina, sólo he podido leer el diario deportivo que todas los días le compro a mi hijo y que engulle inmediatamente en cuanto vuelvo de mi paseo matutino.

Me aburre este tipo de prensa repetitiva y casi siempre mal redactada, pero con un buen zumo de naranja recién exprimido, media "tostá" con aceite y jamón y toda la mañana por delante para saborear tan exquisito desayuno, quién se resiste a hojear y ojear un periódico. Hasta uno deportivo si es menester. Si no, el desayuno no sabe igual.

En escasos segundos ya había pasado las páginas de fútbol que, dicho sea de paso, son casi todas. Me planté en un plis plas en las seis o siete últimas que hablaban de otros deportes. Como no era plan de dar fin a la lectura de "prensa", antes incluso de que el pan comenzara a empaparse del precioso manto verde con el que acababa de cubrir su torso desnudo y sobre el que reposaría segundos después una hermosa manta de jamón, con más voluntad que convicción comencé la lectura de la zurrapa que aún quedaba por consumir de ese revuelto de papel y tinta.

Con el nivel intelectual de este tipo de prensa, no es extraño encontrarse con alguna perla que despierte la imaginación adormecida por el estío y aporte alguna idea para mantener, más o menos vivo, este blog contagiado de la falta de actividad vacacional.

Resulta que un tal Vilarasau, presunto periodista deportivo, titula su columna "No son deportistas, son esclavos", refiriéndose inicialmente al fútbol, para rematar con la F1 que es el objeto real de su artículo. Habla este buen señor de acoso laboral y de que, en estos casos, deberían existir facilidades para romper la relación contractual, se entiende que por parte del supuesto deportista sometido a tan infame esclavitud. También habla de contratos leoninos sin escrúpulos y plagados de cláusulas impensables para el mundo libre en el que vivimos. Pero olvida este buen señor varias cuestiones.

En primer lugar, que esos contratos se firman libremente y, por tanto, están sometidos a la aceptación voluntaria de las partes y a la legislación en vigor, civil o mercantil según el caso, por lo que causa risa leer que "lo que ocurre con los contratos deportivos sólo es equiparable a lo que sucedía en las no tan lejanas épocas de la esclavitud". No se trata pues de un contrato laboral que firma un trabajador, entrampado con la hipoteca hasta las cejas, con una familia a la que alimentar y que debe recibir la adecuada protección legal en su relación contractual con el patrón, sino de señores que ganan en un año lo que 10 de esos trabajadores juntos ganan en toda su vida.

En segundo lugar, hablar de acoso laboral referido a alguien que gana entre 1 millón de euros al año, el que menos, y 20 millones en el caso de Alonso, resulta una obscenidad. Este tipo de contrato ata a ambas partes. El patrón tiene que pagar todo el contrato y el "deportista" tiene que cumplirlo. Insinuar que quien ha firmado el contrato, asesorado por una legión de abogados bien pagados, lo ha hecho sin conocimiento de causa sólo es posible tras un ejercicio de cinismo.

Y por último, cobrar esa barbaridad para hacer lo que a uno le gusta y, según dicen ellos mismos, divertirse en su trabajo, no creo que se corresponda con ninguna forma de esclavitud. Al menos con ninguna a las que se refiere este "periodista".

En resumen, a mí no me producen la más mínima compasión estos "acosos en el trabajo" ni estas situaciones de "esclavitud laboral". Y que alguien pida protección para estos privilegiados respecto de sus condiciones "laborales" es el colmo de la estulticia.


2 comentarios:

canalsu dijo...

Siempre se ha dicho que hay cárceles de oro. De ahí a decir que son esclavos, hay un túnel excavado con cortauñas que cruza cuatro pueblos.

No hay dinero en el mundo que evite el sentimiento de acoso, frustración o temor, pero, como todo el mundo sabe, consuela bastante. Otra cosa es la de muchos deportistas que apenas pueden conseguir un contrato, sólo volátiles patrocinios que en demasiadas ocasiones dependen de una marca, de un tiempo…y su vida deportiva es tan corta como la de esos que cobran 2000 millones de las antiguas pesetas por darle patadas a un balón. Mira que me lo han explicado veces, pero no lo entenderé nunca. O es que no me parece bien, por mucho que me gusta el fútbol.

Híspalis dijo...

Cuánta razón tienes...estoy contigo amigo.