miércoles, 17 de junio de 2009

De arte

Como ya habrán escuchado en los telediarios del mediodía -el parte, como decía mi abuelo-, nuestro presidente ha presumido en el Congreso de bajar los impuestos tras haberlos subido. No me digan que no tiene mérito el asunto.

Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido uno de los argumentos que ha utilizado para defender esa presunta bajada, a saber, la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio. Resulta que la desaparición de ese impuesto ha supuesto dejar de recaudar mil ochocientos millones de euros a los ciudadanos más ricos, cogerlos de los impuestos de todos los ciudadanos, y pagárselos a las comunidades autónomas como compensación por la supresión de dicho impuesto, tal y como se aprobó en el último Consejo de Ministros. ¿Qué tal de coherencia, señor Presidente?

No me digan que el asunto no es de arte. Vamos, para hacerle un óleo y colgarlo en el cuarto de baño como un Miró que yo me sé. Y no crean que esto acaba aquí, que la fiesta la tenemos que pagar entre todos los que estamos y los que aún habrán de venir, aunque cuando lleguen sólo queden matasuegras pisoteados y restos de serpentina por el suelo.


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