Yo es que sigo viniendo por el vino y por los altramuces, pero me pongo en un extremo de la barra y a veces no hablo y paso desapercibido... por eso parece que no estoy.
Hay un bar muy pequeño en Sevilla, Dama, cerca de la calle Ardilla. Disculpa que no te dé más explicaciones, no conozco bien la ciudad. El rebate para entrar al servicio de caballeros ya era alto, el orinal imposible.
Al Tato le encanta provocar. Por eso ha abierto esta taberna desde la que vierte sus opiniones, cuenta sus vivencias o reflexiona sobre lo humano, que lo divino le queda algo lejos. Acodado en la vieja barra de madera ennegrecida con aroma a vino rancio, barrica y salitre de altramuces, espera curioso la polémica, el comentario o la opinión de alguien que discrepe, que para alabanzas ya tiene uno su ego.
4 comentarios:
a mi, mientras no me suban el mostrador...
(eso lo diría el enano, entiéndase...)
Yo es que sigo viniendo por el vino y por los altramuces, pero me pongo en un extremo de la barra y a veces no hablo y paso desapercibido... por eso parece que no estoy.
Un abrazo.
Hay un bar muy pequeño en Sevilla, Dama, cerca de la calle Ardilla. Disculpa que no te dé más explicaciones, no conozco bien la ciudad. El rebate para entrar al servicio de caballeros ya era alto, el orinal imposible.
Aún me duele la vejiga de recordarlo.
Canalsú, ¿cómo se llama el bar? o al menos díganos como se llega. Gracias.
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