Cuarenta y ocho horas después, nuestros políticos no han estado definitivamente a la altura.
El presidente del gobierno no ha sido contundente en la vuelta hacia el Estado de Derecho. Ha sido, es, suave, ambiguo y, con sus gestos y sus palabras medidas, transmite la sensación de que sigue creyendo que el final feliz del "proceso" aún es posible. Se le reprocha al PP que sea el único partido que no ha cerrado filas en torno al gobierno. Y yo me pregunto ¿por qué en lugar de reclamar apoyo al PP para no se sabe muy bien qué, no dice claramente qué es lo quiere que el PP apoye? ¿se puede exigir a una formación política que sea compañera de viaje sin decirle cuál es el destino ni el medio de transporte? Sí, si lo que realmente se quiere obtener es un no por respuesta para seguir culpando al adversario del fracaso propio. Del fracaso del "proceso" sólo hay un culpable: los terroristas. De la pérdida de prestigio de algunas instituciones, cuya fortaleza depende precisamente de aquél, de la presencia de los terroristas en las instituciones, de la inyección financiera que les ha supuesto y de la recuperación de base social del entorno etarra, el responsable ha sido el gobierno. A cada uno lo suyo. No es admisible cubrir con el manto de las buenas intenciones los graves errores cometidos, ni asignarle a los asesinos más responsabilidades de las que tienen, que son todas respecto de los asesinatos cometidos y los que pretendan cometer.
¿Actuó el PSOE, en los días que transcurrieron entre el atentado del 11M y las elecciones, como le lleva exigiendo estos años al PP respecto del terrorismo? ¿Fue el PSOE leal al gobierno de entonces tras la tragedia, aparcando los errores cometidos y apoyándolo incondicionalmente?¿Fue fiel al pacto antiterrorista propuesto y firmado por ellos, manteniendo conversaciones secretas con ETA antes y después de estar en el gobierno? Con estos antecedentes, no parece que el presidente tenga pertrechos morales suficientes para exigir confianza ciega. Lo mejor que podría hacer para promover la unidad contra el terrorismo es dejarse de reproches, decir alto y claro que la nueva estrategia es derrotar a ETA (¿alguien ha escuchado a nuestro presidente emplear esta palabra?) y llamar a Rajoy inmediatamente (¿para qué esperar hasta el lunes?) a la Moncloa para decírselo.
Por su lado, el PP debería mantener silencio. No intentar permanentemente sacar rédito político de los errores cometidos. No estar constantemente con el "ya te lo dije" en la boca y subrayando las tímidas rectificaciones del gobierno.
La situación tiene difícil solución. Mientras no se sienten los ¿líderes? de ambos partidos y decidan romper el círculo vicioso de acusaciones mutuas, el daño a la democracia y al Estado de Derecho puede llegar a ser irreparable. Espectáculo lamentable el que nos ofrecen, día sí y día no, estos tíos hechos y derechos, a los que se les supone altura mental e intelectual suficiente para no comportarse como autistas.
1 comentario:
Ya lo dije en una ocasión y en este mismo sitio, nuestros políticos están más preocupados en echarse tierra encima que unirse contra el enemigo común.
Me recuerda un poco a la Vida de Brian, cuando se encuentran el Frente Popular de Judea y el Frente Judaíco Popular, que en lugar de unirse contra Pilatos terminan peleándose en los bajos del palacio.
Que triste.
Un abrazo.
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