De prejuicios y otros histrionismos

Leo hoy en la prensa una entrevista al gran actor José Sacristán en la que, a preguntas de su entrevistador, responde lo siguiente:

R: No, no, no me gusta esto que vivimos. Se ha producido un desmantelamiento moral de la izquierda. Hemos estado mirando a no sé dónde durante demasiado tiempo. Hemos contribuido a alimentar el monstruo.

P: ¿Qué monstruo?

R: Este capitalismo salvaje que ha operado impunemente. Alguien tendría que haber alertado de que lo que se avecina es una Tercera Guerra Mundial disfrazada. Un conflicto con sus muertos laborales, civiles, éticos, sociales, inmobiliarios... Mientras vivamos de prestado no podremos avanzar. El socialismo de salón ha sido vergonzoso. Hemos llegado a una falta de autoridad moral increíble. No están dejando salidas al ciudadano honesto.

No es que me importe especialmente la opinión del señor Sacristán sobre estos asuntos -imagino que más o menos lo mismo que a él la mía-, pero si la traigo aquí es porque ilustra, una vez más, ese pensamiento único y mayoritario que está convencido de que todo lo que está ocurriendo es culpa del capitalismo, el libre mercado y el neoliberalismo imperante, y que la honestidad sólo es patrimonio de la izquierda. "No están dejando salidas al ciudadano honesto", afirma el señor Sacristán tras lamentarse de la situación de la izquierda. ¡Con dos cojones...!