No parece que la calidad de la enseñanza sea realmente el motor de las últimas movilizaciones de los docentes. Y no lo parece porque si así fuera, hace ya años que tendrían que estar movilizados, cuando atábamos a los perros con longanizas. No sé si mi apreciación es la correcta, pero es la que es.
En el colectivo de docentes de la enseñanza pública, como en todas las profesiones, habrá vagos y gente especialmente brillante y laboriosa, extremos ambos que probablemente sean minoría, y junto a ellos, una amplia mayoría que cumple dignamente con su tarea. Obviando esos extremos y centrándonos en esa mayoría, es objetivamente incontestable que su jornada laboral es privilegiada, incluso en comparación con el resto del funcionariado: entre 1.200 y 1.300 horas anuales. Una jornada semanal de 37 horas y media -de 35 horas en Andalucía-, de las que unas 18 horas son lectivas y el resto -algunas incluso que no requieren presencia en el centro educativo-, dedicadas a otras tareas tales como tutorías, preparación de clases, corrección de exámenes... Hagamos algunos números.
Si en la Comunidad de Madrid hay unos 25.000 funcionarios docentes en la enseñanza pública no universitaria, y trabaja cada uno 37 horas y media a la semana de las que 18 son lectivas, entre todos trabajan 937.500 horas a la semana, de las cuales 450.000 son lectivas. Si además hay unos 2.800 interinos, éstos trabajarán a la semana 105.000 horas, de la cuales 50.400 son lectivas. Si se incrementan las horas lectivas de los docentes que son funcionarios en dos horas a la semana a costa de las horas que no son lectivas, se cubrirían las horas lectivas de los interinos.
Es cierto que las horas no lectivas de los interinos -54.600 horas a la semana-, no las cubriría nadie pero, ¿hasta qué punto afectan a la calidad de la enseñanza esas tareas? También se argumenta que habrá profesores que tendrán que impartir clase sobre materias para las que ni están capacitados, ni tienen por qué estarlo. En este caso lo tienen fácil: niéguense a hacerlo y denúncienlo. Encontrarán el apoyo de todos nosotros.
En el colectivo de docentes de la enseñanza pública, como en todas las profesiones, habrá vagos y gente especialmente brillante y laboriosa, extremos ambos que probablemente sean minoría, y junto a ellos, una amplia mayoría que cumple dignamente con su tarea. Obviando esos extremos y centrándonos en esa mayoría, es objetivamente incontestable que su jornada laboral es privilegiada, incluso en comparación con el resto del funcionariado: entre 1.200 y 1.300 horas anuales. Una jornada semanal de 37 horas y media -de 35 horas en Andalucía-, de las que unas 18 horas son lectivas y el resto -algunas incluso que no requieren presencia en el centro educativo-, dedicadas a otras tareas tales como tutorías, preparación de clases, corrección de exámenes... Hagamos algunos números.
Si en la Comunidad de Madrid hay unos 25.000 funcionarios docentes en la enseñanza pública no universitaria, y trabaja cada uno 37 horas y media a la semana de las que 18 son lectivas, entre todos trabajan 937.500 horas a la semana, de las cuales 450.000 son lectivas. Si además hay unos 2.800 interinos, éstos trabajarán a la semana 105.000 horas, de la cuales 50.400 son lectivas. Si se incrementan las horas lectivas de los docentes que son funcionarios en dos horas a la semana a costa de las horas que no son lectivas, se cubrirían las horas lectivas de los interinos.
Es cierto que las horas no lectivas de los interinos -54.600 horas a la semana-, no las cubriría nadie pero, ¿hasta qué punto afectan a la calidad de la enseñanza esas tareas? También se argumenta que habrá profesores que tendrán que impartir clase sobre materias para las que ni están capacitados, ni tienen por qué estarlo. En este caso lo tienen fácil: niéguense a hacerlo y denúncienlo. Encontrarán el apoyo de todos nosotros.
Seguro que mi análisis es simplón y que le faltan matices. Seguro.
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11 comentarios:
Ti avevo avvertito. Domani avrà una testa di cavallo nel tuo letto. Avete le ore contate...
Eh, que sono io, te he mandado un anónimo para acojonarte más.
Un abrazo corleónico.
Buscando la cabeza de caballo entre las sábanas...
Un abrazo, acojonado (esta vez con coma) ;-P
Bueno, Anónimo, acabo de borrar tu comentario. No voy a consentir que insultes a quienes entran a comentar en mi blog. Hasta ahí podíamos llegar.
Permitir que se mantengan tus comentarios cuando sólo me insultas a mí es una decisión mía, pero nadie más que yo mismo tiene por qué aguantar tus impertinencias, ni tu educación barriobajera. A continuación reproduzco tu comentario literal -incluidas faltas ortográficas y gramaticales-, una vez eliminadas las referencias insultantes a otros comentaristas. La próxima vez, el comentario se borrará íntegro:
¿Que tu análisis es simplón, o le falta matices? ¡Por favooor, como puedes pensar tamaña estulticia! Claro que pensándolo bien, ¿tú eres estulto?.
Te olvidas, o pasas de largo, de cosas que pienso, no deberías hacerlo; como por ejemplo: Ni un simple comentario sobre la lindezas que lanzó a los profesores, la más decerebrada de los dirigentes del PP, y eso que que en éste partido hay donde escoger. Tú, que te declaras eterno estudiante (no me extraña dado tu nivel de lectura de cualquier acontecimiento) no te parece aberrante que se queden en la calle tantos profesores, profesores que si a personajes como tú, tanta falta le hace, te puedes imaginar a los niños. ¿No te parecería mejor empezar a recortar gastos, de otras partidas del presupuesto, y nunca de educación, sanidad, o ayudas sociales? Te digo esto porque nada dices de ello. Haces un malabarismo ¿estúpido? de cuentas de horas para acabar afirmando que: si los profesores creen que la falta de interinos les obliga a impartir asignatura que no dominan, que protesten. ¿cuando tengan el problema encima, o ahora, que aún hay tiempo de soluciones? Claro que, quizás es que ellos ven las cosas más elementales, las que van a pasar (las de cajón,vamos), y tú menos.
Se ve que lo de eterno estudiante de mi perfil te ha llegado al alma porque no paras de repetirlo. A lo mejor, si te aplicaras el cuento...
Bueno, a ver como me sale a mi dar 6 horas de Geografía e Historia a 1º de la ESO este año. Lo peor es nuestra dignidad....sabemos que lo podemos hacer, y de hecho yo llevo con un horario saturado años, pero estas cuentas tuyas son incompatibles con la calidad. La cantidad la has cubierto pero la calidad se pierde. Por mucho que yo sepa de Geografía e Historia, mi trabajo siempre va a ser peor que el de un compañero especialista en la materia, y mira que yo me voy a preparar y voy a tratar de hacerlo dignamente, pero mis recursos van a estar más limitados....y si se enteran los padres que no soy de la especialidad, no me van a comprender, como tú dices, me van a sumar a las causas del fracaso escolar de sus hijos-as.....¿no?
Sí es hora de que hagamos algo, por lo menos manifestar nuestro malestar.
En algo te doy la razón, en que nuestras movilizaciones debían haber empezado hace un montón de años.
Lo de Espe ha sido una falta de respeto en toda regla a un colectivo en el que, como bien has dicho en tu entrada, en su mayoría, la gente trabaja con mucha dignidad y con mucho respeto.
Otro día hablamos del dinero que nos quitan mensualmente (a nosotros y a otros funcionarios) y de nuestras extras y que ponemos en las arcas por solidaridad y sin rechistar ¡Y que nos hace tanta falta!
Ojú como vengo de caldeá este verano....
Besos, Pilar
Bueno, Pilar, imagino que estarán reguladas por ley las asignaturas que cada profesor puede impartir en función de la especialidad con la que aprobara la oposición. Sin duda, quien pueda impartir Geografía e Historia porque su especialidad así lo permita, pero lleve años sin impartirla, deberá hacer un esfuerzo inicial que no habrá de hacer quien lleve años impartiéndola, pero esa circunstancia es similar a la de cualquier otro trabajador que, teniendo una formación determinada que le permita desarrollar distintas funciones, lleve años sin desempeñar alguna de ellas. Cuestión distinta es la de imponer a un profesor que no está cualificado para impartir una materia -porque no deba estarlo, no porque se le haya olvidado-, que la imparta, y a eso me refiero cuando digo en la entrada lo de negarse a impartirla, porque eso sí que va claramente contra la calidad de la enseñanza.
En cuanto a lo de Esperanza Aguirre, creo que ha pedido disculpas pero, en todo caso, tengo la convicción personal de que ni quiso decir lo que dijo, ni lo piensa, pero si realmente lo pensara, tienes toda la razón, es una falta de respeto -por decirlo suavemente-, en toda regla y tendríais todo el derecho del mundo a indignaros.
Besos y no te sofoques, chiquilla.
Ya ves, amigo Tato, si te pasas por mi blog , que coincidimos bastante en algunas cuestiones. Allí, además, en los comentarios, hay jugosos análisis de distinto signo. Yo también hablo de la mala oportunidad escogida para la protesta. Además, las horas afines existen no solo en Madrid: en todas partes, con 18 o con 20 horas lectivas.
Por otra parte, es evidente que hay muchos otros lugares para recortar y que los políticos tienden siempre a lo fácil. No se recortan diputaciones, ni asesores, ni tantos cargos a dedo en las administraciones públicas, eso ni hablar. Si se hubiera empezado por ahí, las protestas no habrían sido tantas, porque todo formaría parte de un plan global. Por otra parte, también parece claro que se protesta más cuando las medidas las toma un gobierno del PP. Supongo que es muy simplista lo que voy a decir, pero los gobiernos socialistas derrochan sin mesura y cuando los del PP deben poner coto a tales desmanes, la gente se les echa encima. Pero ¿quiénes son los responsables de que haya que acometer estos recortes?
Un abrazo, querido Tato.
Vengo de echar un vistazo a los comentarios de tu blog. Ahora te comento por allí, pero antes te respondo por aquí.
Seguramente en este asunto es más lo que nos une que lo que nos separa -¿a que parezco un politicastro de tres al cuarto?-, pero echo en falta algo más de imaginación en vuestra protestas. No puede ser que uno de los argumentos que se usen es que hay muchos otros lugares de los que recortar porque, siendo absolutamente cierta y obvia esa afirmación, de ella no se puede colegir que racionalizar el gasto en educación debe estar en ¿tercer lugar? ¿en el quinto? No mi querido amigo, no es ése el argumento que os cargaría de razón. ¿Qué tal esos encierros, esas manifestaciones, esa indignación, para acoger de buen grado un ligero empeoramiento de vuestras condiciones de trabajo, pero exigiendo a cambio y a grito limpio el cierre de las televisiones públicas, la desaparición de la administración pública redundante, la reducción de subvenciones...? Dime sitio, fecha y hora en la que vayáis a hacer una manifestación de ese tipo y allí me tendréis, a mí, que además jamás he ido a una manifestación por mi excesivo sentido del ridículo.
Y desde luego, cualquiera que me lea asiduamente -¿verdad anónimo?-, recordará las veces que he planteado desde esta taberna la austeridad y el recorte de los excesivos gastos de este Estado hipertrofiado, así que me parece que tengo cierta legitimidad para hablar del asunto. Por ejemplo aquí, o aquí, o aquí, o aquí, entre otras muchas.
La situación del país es verdaderamente preocupante, y no sólo por cuestiones meramente económicas.
Un fuerte abrazo, querido profe (ya sabes Juan Antonio que para mí siempre serás el profe)
Esas protestas son campaña electoral encubierta.
Saludos.
Sin duda lo son, Juan Carlos, es inevitable que lo sean.
Saludos
Por aquí dejo un interesante artículo que he leído hoy en uno de los blog que visito habitualmente. Por si a alguien le interesa.
Saludos
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