lunes, 5 de enero de 2015

Por si todavía queda algún ingenuo...

"La propuesta de creación de una banca pública por parte de nuestro gobierno parece sugerir que, o se piensa que la valoración del riesgo que hace la banca privada es errónea, o el Estado está dispuesto a asumir riesgos que el mercado ha decidido no asumir"

"Hasta ahora, la competencia entre bancos privados ha demostrado sobradamente que no suelen equivocarse por exceso en la evaluación del riesgo, es decir, asignando a un negocio más riesgo de su riesgo objetivo, sino más bien al contrario. Sólo hay que echar un vistazo a los créditos concedidos a los promotores, sobre todo por parte de las Cajas de Ahorros. Por lo tanto, el incremento del crédito que promete la nueva banca pública sería consecuencia de una política de riesgo mucho más laxa que la de la banca privada, lo que implicaría necesariamente una morosidad muy superior a la del mercado"

Estas cosas escribía este humilde tabernero -sin más mérito que el sentido común-, hace ya casi cinco años, cuando al señor Zapatero se le ocurrió la idea de iniciar una línea de crédito directo a las empresas, ICO-Directo, asumiendo el Estado el riesgo de impago -banca pública pura y dura-, y saltándose la estrategia clásica del ICO, en la que el riesgo de impago lo asumía el banco privado que comercializaba sus fondos.

Pues bien, como era lógico suponer, de los 551 millones de créditos concedidos a través de ICO-Directo, casi 200 millones son de dudoso cobro, un 35% de morosidad. Casi el triple de la morosidad del sistema financiero y seis veces la morosidad del propio ICO. Doscientos millones que habrá que retraer de nuestros impuestos y que si hubiesen sido prestados por la banca privada, hubieran pagado sus accionistas.

Aun así, algunos seguirán defendiendo la banca pública. Dirán que un banco público bien gestionado no tiene por qué incurrir en pérdidas. Pero olvidan que la razón de ser de un banco público consiste en correr riesgos que el mercado no está dispuesto a asumir, proveer de crédito a quien no posee suficiente solvencia para devolverlo, y todo ello, a tipos de interés asumibles por el deudor. ¿Puede estar bien gestionado un banco que actúe bajo esas premisas? ¿Un banco público bien gestionado? ¡Menudo oxímoron!  

Espero que tomen nota la señora Susana y sus ratones coloraos. Y también los andaluces.

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