Sólo lo vi a ratitos. A Rajoy ni eso. Y en esos ratitos en los que presté algo de atención, dos perlas que retratan a nuestro presidente a la perfección.
Una, rebosante de esa soberbia que le da el saberse apoyado por el pueblo haga lo que haga. Afirmar que entre sus planes no figuraba cesar a Bermejo, avalando explícitamente su nefasta gestión e impresentable talante, cuando no tenía necesidad de ello una vez dimitido.
Otra, que a lo mejor sólo es producto de mi imaginación, una muestra de que su cercanía al pueblo y a los problemas de los ciudadanos sólo es impostura. Titubear al ser preguntado por la visita que hoy le harán los padres de Marta, llamándola entre balbuceos dubitativos "esa persona". Al menos podía haber memorizado su nombre veinticuatro antes de recibir a sus padres.
¿Que mi entrada es pura demagogia? Puede. O puede que no.
5 comentarios:
Yo abogo por el "puede que no". Las opiniones, ya se sabe, son como los pompis: cada uno tiene las suyas y el suyo.
Un abrazo, querido Tato.
Abundo en tu opinión: soberbia, mucha soberbia.
No, yo no veo ninguna demagogia en tu entrada. La veo, eso sí, en el discurso diario de los políticos, pero de una manera tan profesionalmente asumida que a veces tengo la impresión de que la política es un monstruoso corral de comedias que representa incansable la misma insufrible pieza. La verdad es que a mí todos ellos me parecen irreales, un alarde “virtual” de los tiempos, un portentoso “Matrix”. Y no debe de ser así porque luego hay elecciones y votos que los aúpan. A no ser que éstos sean tan irreales como aquéllos. En la caverna de Platón pasan cosas así. Y en la cueva de Segismundo también.
Un saludo.
Me viene a la cabeza una frase que dice: "quien no aprende de sus errores esta condenado a repetirlos". Saludos
A mi me ha encantado la entrevista con Francino.
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