jueves, 27 de noviembre de 2014

Un cabrón con pintas...

Iba ayer escuchando en la radio del coche una de esas tertulias vespertinas en las que los tertulianos parecen expertos en todo y sientan cátedra, y escuché algunas barbaridades -no sé si producto de la manipulación informativa o de la simple ignorancia-, que me llamaron poderosamente la atención.

El asunto iba sobre desahucios. Y los expertos eran una periodista catalana, un profesor de Historia y un escritor, todos bastante conocidos. Aunque la tertulia, que pueden escuchar completa aquí, duró casi tres cuartos de hora, las dos cuestiones que más me llamaron la atención las tienen ustedes editadas aquí.

La primera, los datos aportados como preámbulo de la tertulia. Se afirmaba, con datos publicados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que pueden ustedes encontrar aquí, que se han realizado 21.178 ejecuciones hipotecarias en el segundo trimestre de 2014, un 4,2% más que el mismo periodo del año anterior -el segundo trimestre de 2013-, en el que hubo 20.323, y se concluía que la cosa estaba fatal y que iba a peor.

Sin embargo, no se aportaba el dato del trimestre inmediatamente anterior -el primer trimestre de 2014-, en el que hubo 24.226 ejecuciones hipotecarias, un 14,4% más, o del anterior -el cuarto trimestre de 2013-, en el que hubo 24.076, un 13,7% más, y que parecen indicar que la cosa, aunque esté jodida, dista mucho de ir a peor. Parece más razonable, sobre todo cuando no hay cuestiones de estacionalidad de por medio como es el caso,  comparar un periodo con los inmediatamente anteriores para presentar la evolución de una variable, y no con el mismo periodo de hace un año. Tampoco se dijo cuántas de esas ejecuciones hipotecarias corresponden a vivienda habitual. Porque no es lo mismo que a uno le deshaucien una finca, un local comercial, una segunda o tercera vivienda, que su vivienda habitual.

Después, aportando datos del Banco de España que parecen sacados de aquí, se afirmaba que entre 2012 y 2013 habían perdido su vivienda unas 100.000 familias, para concluir a continuación, refiriéndose a otras fuentes que no concretaba, que en España se había superado ya la barrera psicológica de los 100.000 desahucios al año. Sería interesante saber cómo daba ese salto de los 100.000 desahucios en dos años del Banco de España, a esa misma cifra, pero anual.

Y la guinda la puso la señora Otero cuando remató, encantada de dar la estocada definitiva marcando paquete, que "es lo que tienen los datos, que no se pueden discutir, son datos". Pongamos entonces todas las cifras sobre la mesa y juzguen ustedes si pueden o no discutirse esos datos.

Según un informe del Banco de España de hace un par de semanas, el número de entregas de vivienda debido a ejecuciones hipotecarias en el primer semestre de 2014 ascendió a 26.549, de las cuales 19.565 eran viviendas habituales, lo que arroja una cifra esperada anual de unas 39.000 viviendas habituales, en definitiva, familias que se quedan sin su hogar. Por otro lado, si tenemos en cuenta que en España había 18.331.400 viviendas familiares en el segundo trimestre de 2014 según el INE, los desahucios esperados suponen un 0,21% de esas viviendas. El problema es, sin duda, grave, fundamentalmente para las familias afectadas, pero parece claro que estamos muy alejados de esos datos indiscutibles, de esas 100.000 familias desalojadas de sus viviendas cada año. Es lo que tienen los datos, que no se pueden discutir, que diría la señora Otero.

Una segunda cuestión que me llamó la atención fue escuchar al escritor tertuliano -consolidado cuentista, en el sentido literario del término-, afirmar con absoluta rotundidad que el origen de todo el problema estaba en el art. 579 de la Ley de Enjuiciamiento Civil aprobada en el año 2000, que es el que permite a los bancos seguir embargando los bienes de los deudores hasta cubrir los créditos hipotecarios concedidos. También dijo que en Francia o Alemania, la entrega de la vivienda extingue la deuda. Es fantástico, porque ambas cuestiones son absolutamente falsas y reflejan una ignorancia difícilmente compatible con la contundencia y seguridad con que hizo y reiteró esas afirmaciones. Ni en Francia o Alemania existe la dación en pago por ley, ni un precepto puramente procesal es el responsable de que los españoles respondamos de nuestras obligaciones con todos nuestros bienes, presentes y futuros, sino el art. 1.911 del Código Civil.

¿Que las leyes se pueden cambiar? Sin duda alguna. Siempre que estemos dispuestos a asumir las consecuencias de esos cambios. Como ya dije hace algunos años, si estamos dispuestos a perjudicar al 97% para proteger al 3%, si asumimos el encarecimiento y limitación del crédito hipotecario, adelante. Pero estaríamos errando el tiro. Nada hay más legítimo que legislar en nombre del pueblo, ni menos democrático que hacerlo perjudicando a la mayoría.

Y por cierto, volviendo al caso que sirvió de pie a la tertulia -el de la pobre anciana desahuciada porque su hijo pidió un préstamo que no pagó-, es interesante subrayar que el préstamo fue solicitado a un prestamista particular, no a una entidad financiera, porque esta última, con buen criterio, se lo denegó por el alto riesgo de impago a pesar de poder avalarlo con la vivienda. Parece claro que al hijo nadie le engañó. Y también que es un cabrón con pintas.


2 comentarios:

Dyhego dijo...

Gracias, señor don Tato, por sus análisis. Normalmente nos quedamos con lo que oímos sin pararnos a analizar los datos. ¡Menos mal que hay personas como usted, rigurosas!
Salu2.
Ponga usted algo caliente, que hace fresco.

Er Tato dijo...

Espera, que le echo más leña al fuego...

Saludos